lunes, junio 17, 2024

NOTICIA 2324ª DESDE EL BAR: EL ESTUDIO DEL DINERO Y LA FELICIDAD

Hace una semana escuché una noticia en televisión sobre la medición de la felicidad en base a los ingresos económicos. El estudio lo realizó The Wall Street Journal. Parece ser que el estudio indica que aquellos que cobran 102.000 euros al año son todos felices. Y lo son porque en el estudio, a partir de esa cifra, nadie respondía ser infeliz. Con cifras inferiores sí aparecían infelices confesos en diversos grados. Por otro lado, a comienzos de esta semana escuché en la radio que una asociación de psicólogos anunciaba que sigue creciendo el número de suicidas en España, cosa que ya de por sí estaba en aumento en diciembre de 2021 (Noticia 2100ª). Ellos denunciaban que el aumento de medidas, programas y leyes para la salud mental no es suficiente, y que la mayoría de los casos que vienen detectando se deben a depresiones agravadas o comenzadas por problemas económicos, por lo que una de las medidas para la prevención del suicidio debe venir precisamente no tanto del Ministerio de Sanidad, sino del Ministerio de Trabajo en colaboración con otros: debe mejorar las condiciones materiales de vida de las personas.

La cosa es que me sorprendió bastante la airada contestación en contra de una tertuliana que hablaba sobe la noticia de la felicidad en torno a los ingresos. Era una reacción totalmente desproporcionada ante lo que era una noticia más o menos ligera, anecdótica, y sobre cuyo enunciado todos podríamos decir algo, puesto que en España hay una gran cantidad de personas que sus ingresos anuales están sobre los 18.000 y los 20.000 euros (alrededor de 1.500 euros al mes, yo no los ingreso ni de broma). Aunque según el periódico Expansión, el salario medio en España es de 30.237 euros al año, lo que son 2.520 euros al mes. Lo que me hace sospechar que el reparto salarial en España está probablemente muy mal repartido, porque lo cierto es que no se encuentra comúnmente muchas personas con ese salario. Es otro tema.

Volvamos a la airada reacción de la tertuliana, que era del programa Más Vale Tarde, de La Sexta. Personalmente pensé que probablemente esa noticia había tocado algún tipo de tecla personal que desconocemos de su biografía privada. El resto de tertulianos, incluido su economista habitual, estaban de acuerdo en que el dinero no da la felicidad, por lo que el estudio les resultaba una tontería, pero como es un programa de debate había tertulianos defendiendo la importancia del dinero para poder tener felicidad, aunque realmente lo que decían era matizar que estaban de acuerdo con que el estudio era una tontería, pero que en todo caso ayudaba a estar feliz a la gente el saber que no tendrán agobios a final de mes en sus pagos. Se notaba que en realidad eran matices, porque sus ejemplos estaban en torno a si no te vas de vacaciones a un sitio te vas a otro... Sin llegar a comentar que hay personas que no se pueden ir de vacaciones, o que en España han aumentado las colas del hambre en las asociaciones que reparten ayuda a los necesitados.

A ver, insisto, a comienzos de semana una asociación de psicólogos relacionaban el aumento de suicidios con la falta de recursos, no como razón única, pero sí como una razón de peso últimamente. Algo tendrá que ver ingresos y felicidad. De hecho en 2022 ya lo decían en 20 Minutos Madrid.

Lo cierto es que el dinero es hoy por hoy importante incluso para alcanzar cierta felicidad o tranquilidad. Ya no sólo por los casos extremos de quienes se ven sin qué pagar comida, o están ante un posible desahucio de su hogar, o tienen la cuenta embargada por las deudas (por cierto, en esos casos la ley dice que no te pueden embargar dejándote a cero, te tienen que dejar los ingresos equivalentes al salario mínimo, por lo menos, aunque si llegas a un caso así es posible que no tengas ni esos ingresos). en casos no tan extremos lo cierto es que aunque hay muchas cosas que te pueden hacer feliz sin dinero, esto no es tanto así. Un hijo o hija te puede hacer feliz, pero implica gasto de dinero, necesitas dinero. Encontrar una pareja implica gasto de dinero, y mantener la relación también, mal que pese hoy día quien quiere estar en pareja quiere hacer con esta una serie de actividades que, más o menos caras, se necesita dinero. Bajar a tomar una aperitivo con amigos o vecinos, necesita dinero. A quien le guste el deporte, hasta este necesita algo de gasto, aunque sea poco. Vacaciones, aunque sean cerca, necesita dinero y si te quedas en casa o bien te abandonas a algo que todo el mundo ve bucólico (aprovechas para leer o pasear o lo que se suele decir pero en realidad el paso del tiempo puede terminar derrumbándote, más si vives solo, por lo que necesitas interrelacionar con otros, y eso, normalmente, implica dinero). En fin, creo que es evidente que el dinero sí es un factor de felicidad, no porque te la dé de manera directa, sino porque te permite una vida. Unos de un modo, otros de otro, pero una vida.

No hay que sobredimensionar el dinero, pero tampoco hay que infravalorarlo. También es cierto que el dinero no da la felicidad si tienes mucho, a pesar del estudio. Probablemente te da más oportunidades, pero el dinero en gran cantidad también puede provocar tragedias personales o grandes soledades. En 2018 el periódico La Vanguardia trataba de esto mismo. Según entonces, el 70% de los ganadores de grandes premios de lotería habían acabado arruinados a los cinco años y socialmente habían quedado descolocados de sus ámbitos anteriores y posteriores a su premio, por lo que se habían dado todo tipo de historias no muy felices, incluyendo rupturas de amistades o tratos familiares. 

También hay que tener en cuenta dónde coloca cada uno su grado de felicidad, lo que le hace feliz. Hay que saber vivir con lo que uno tiene, dicen algunos vecinos míos. El problema está cuando lo que tienes es inestable y sabes que puedes no tener nada, o lo que tienes no te permite hacer cosas muy básicas, ya no digo siquiera complejas, sino cosas básicas como por ejemplo plantearte si puedes o no puedes quedar con alguien para tomar un café. Yo por ejemplo, en muchos de mis periodos de desempleo suele ser habitual que ni siquiera vaya a Madrid, a treinta kilómetros de Alcalá, no porque no pueda pagar el billete, sino porque pagar el billete puede estar rascando mis ahorros tal vez de manera superflua en un periodo de paro que no sé cuándo va a acabar y que suele ser seguido de un empleo breve y sueldo no muy alto, pero suficiente para aguantar el siguiente periodo de paro.

Realmente me sorprendió bastante la reacción tan airada de aquella tertuliana.

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