Pues parece ser que me está siendo un Alcine accidentado este año. Ayer interrumpí mi asistencia a la segunda sesión de Pantalla Abierta porque hacia media película de la anterior comenzó a darme un gran frío y al terminar la película este iba en aumento e incluso me hacia perder algo de fuerzas. Hubo quien opinó que pudiera ser una bajada de tensión. Salí del Teatro Salón Cervantes con un amigo común en esto de ser jurado del público durante años, y cogí un taxi en la Plaza de Cervantes porque no me veía caminando a casa. También el taxista me notó la falta de fuerzas y el frío, aunque ayer no hacía un frío tan grande como otros días, y por supuesto dentro del teatro hay buena temperatura. En casa directamente me fui a la cama, donde mi gata decidió cuidarme al estilo gatuno, dando calor tumbándose al lado. El festival de toses broncas y estornudos fue durante toda la noche, más moquera. Muy evidentemente se trataba de una caída en un constipado de manera ultrarrápida, aunque algún estornudo me había acompañado desde el día anterior, lunes, en el que en el archivo donde trabajo estuve varias horas en los depósitos con un frío que parecía una nevera. Creo que tarde un día en que se materializara, lo sorprendente es cómo lo hizo de la nada a media película de la primera sesión de ayer y en el grado de bajada de fuerzas que me dejó y la friolera tremenda que me dio, que ni que fuera invierno y yo en camiseta. Hoy sigo con tos muy bronca, pero algo mejor de fuerzas. En todo caso he optado por interrumpir mi asistencia a las proyecciones de hoy. Si logro verlas por otro medio ejerceré el voto. En todo caso, he podido ver las primeras y esas ya están votadas. Creo que la de mañana podré ir, si me veo mejor y si es así, iré. No quisiera contagiar constipados.
No hace mucho leí que hay una serie de científicos australianos y británicos que hablan de una teoría de la deuda de la inmunidad. Esta es una teoría surgida a raíz de todas las medidas tomadas desde 2020 para combatir la Covid-19, especialmente los confinamientos y las mascarillas. Según esta teoría habríamos bajado la guardia inmunológicamente ante gripes, constipados y otras afecciones vía respiratoria que son comunes. Ellos creen que la salida de las medidas anti Covid-19 implicarán un repunte alto en estos contagios hasta que los cuerpos vuelvan otra vez a acostumbrarse y a ser lo fuerte que normalmente lo son ante ellos a estas alturas del siglo XXI. Es solo una teoría y hay científicos que dicen que en realidad eso se debe observar a partir de este invierno o bien hay otros que son contrarios a que eso pueda ocurrir. Como sea, ante lo de ayer, estuve pensando en ello mientras estaba con mis toses y la gata en mi cama. Desde luego fue una caída en un constipado totalmente extraña para mí.
De las películas juzgadas podría anotar algunas percepciones y reflexiones personales, pero como el periodo de voto está abierto aún, me abstengo para no influir a otros jurados del público que puedan leer esto.
De estos días destaco, eso sí, la sorpresa de haber visto a Christina Rosenvinge en persona. No me lo esperaba. Cuando era preadolescente, o adolescente, y me estaba empezando a adentrar más en mis propios gustos musicales, los estaba formando, me acuerdo que esta chica estaba de moda con una canción de radiofórmula y recuerdo que fue también una parte de mi despertar en cuanto a un paso a una edad más adulta, menos infantil. Siempre le he guardado gran respeto a esta cantante y actriz, aunque no he seguido especialmente su carrera. La vi el lunes y me pareció igual de joven que cuando la vi por primera vez allá en la primera mitad de los años 1990. Además descubrí en su discurso una persona bastante intelectual y con muy buen argumentario. Me gustó mucho verla. Me retrotrajo a mi juventud.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
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