sábado, noviembre 14, 2020

NOTICIA 2003ª DESDE EL BAR: PALMARÉS ALCINE 50º Y LO QUE FUE PANTALLA ABIERTA

Alcine 50 llega a su final y este año no he podido escribiros en la mitad de su desarrollo, aunque sí en su comienzo. La cuestión es que por las mañanas he estado trabajando y por las tardes atendiendo a la asistencia al Corral de Comedias y al Teatro Salón Cervantes para ver los cortometrajes y largometrajes que como jurado del público debía juzgar. Fiel a mi compromiso voluntario desde 2000 esto hacía que al llega a casa por la noche ya no hubiera más tiempo material mas que para cenar algo ligero e irse a la cama a dormir, pues a las 5:45 a.m. había que levantarse para ir al trabajo. Sin embargo, hoy es sábado y os puedo comentar desde el cierre del festival. Como ya sabéis los premios de los cortometrajes y largometrajes a concurso fueron dados ayer, del mismo modo que ayer fue la gala de clausura, y ya hoy sábado y mañana domingo lo que queda es la proyección de los ganadores, más el concierto de clausura dedicado siempre a bandas sonoras de parte de la Orquesta Ciudad de Alcalá, y su dirección sinfónica por Vicente Ariño. Un año más me haré presente en tal concierto, que me encanta, y ya tengo mis entradas desde hace diez días atrás. Este año lo van a dedicar a Mozart y todas aquellas películas donde aparece su música y figura. El programa del concierto de mañana: por aquí, donde se nos recuerda que fue en 1908 cuando el compositor Saint-Säens introdujo la música clásica en el cine, en la película El asesinato del duque de Guisa (L’Assassinat du Duc de Guise), de André Calmettes. Dicho esto, procedamos a hablar de la valoración de esta edición que hacía cumplir el medio siglo al festival.

Si en la anterior entrada os comentaba que el festival comenzaba de una forma excepcional por la Covid-19 y que traería innovaciones para poder superarla con las medidas más adecuadas, pese a que en realidad hubo cuestiones no muy afortunadas (Noticia 2002ª), el desarrollo posterior tengo la impresión que fue mejorando a base de ensayo-error, o bien: observación-correcciones, más que de previsión reflexionada ante la realidad práctica más que la teórica. Si el tema de la distribución de los asientos parecían "penalizar" al solitario o al soltero en el Corral de Comedias, en el Teatro Salón Cervantes parecía que esto se arreglaba haciendo que simplemente en la platea se ocupara un asiento sí y otro no, igualando a todas las personas, pero dejando en una extraña paradoja a la gente que siendo pareja hacen toda su vida juntos y al llegar a Alcine debían sentarse con un asiento de por medio por salud a pesar de que antes y después de estar en la sala podían juntarse y abrazarse todo lo que quisiera por ser, precisamente, pareja conviviente. Entiendo que el asunto en esta ocasión fue para ser justos, solo que las parejas que se empeñaban en no usar este sistema tenían el recurso a tener asientos juntos, pero en los palcos laterales, lo que hacía parecer que los "penalizados" ahora eran las parejas. Reconozco que esta cuestión era difícil de resolver, quizá lo mejor hubiera sido o todos igual o ninguno mandado a los laterales por ser solitario o por ser pareja. De todos modos en el Teatro Salón Cervantes la organización funcionó muy bien, pero falló la empatía del público. Aunque en general todo el mundo se comportó correctamente, mientras que en el Corral de Comedias el personal organizaba a la gente para abandonar la sala, en el Teatro Salón Cervantes no se daba este caso. La gente se quedaba sentada en las filas a oscuras a final de película, impidiendo la salida de aquellas personas que estaban en los asientos interiores. Muchos no se iban porque quisieran leer los créditos, si no porque las luces estaban apagadas, esto se solucionó a media semana, encendiendo a media luz la sala al acabar la película, lo que hizo que efectivamente mucha gente se levantara y solo se quedaran quienes querían leer todos los créditos. El problema, no era tanto esto, sino que mucha gente optaba por salir de la sala al recibir del teatro y quedarse allí parados, ganando tiempo con los geles hidroalcohólicos de desinfección, dando pasitos cortos o esperando a alguien, peor cuando se paraban en mitad de las puertas de salida como esperando a alguien que simplemente no estaba allí. Impedían la correcta salida y favorecían los atascos de gente y aglomeración. Lo que es algo común en otros años, debía haber sido impedido a toda costa por el personal en este año excepcional de la pandemia. Eso sí, se puso un cartel donde se indicaba que por favor no se hiciera tal cosa, que salieran a la calle directamente.   

El sistema de votaciones por Internet ya lo comenté en la entrada anterior. A mí no me convence, prefiero el ritual de la papeleta. Reconozco que tiene algunas ventajas, pero también inconvenientes. Uno de ellos es solucionable: la mayoría del jurado del público no sabía si había votado o cómo se votaba. Debería ser un sistema que dé garantías y seguridad de cómo se usa. Pero aparte, lo habitual es que muchos cineastas vengan a la ciudad, no así este año que muchos se quedaron en sus ciudades y pueblos por la pandemia, tanto en Europa como en España, la cosa es que el sistema te permitía este año cambiar el voto, y si bien esto es una ventaja al ver todo en bloque y poder hacer una valoración de conjunto, en lugar del sistema de votar en el acto tras ver un metraje, lo cierto es que en otras circunstancias muchos de los jurados terminamos juntándonos y conociendo a muchos cineastas en los bares de la ciudad, un sistema de cambio de voto así en unas circunstancias como estas puede provocar, muy evidentemente, votos no muy sinceros con la realidad de la valoración. Todo sea que este año esto ha sido más complejo de que ocurriera porque la gran mayoría no ha venido a la ciudad por fuerza mayor.

En cuanto a la innovación de poder ver los metrajes a través de Filmin, la verdad es que no estaba bien pensado ni dispuesto. Como jurado del público me planteé juzgar los cortometrajes del domingo del certamen europeo desde casa. Los jurados del público no pagamos entrada de cine, ya que juzgamos, me encontré que si deseaba cumplir ver los cortometrajes en Filmin para luego juzgarlos, debía pagar por ellos, o abrir cuenta en Filmin, lo que implicaba también el pago de un abono mensual. Cada cortometraje costaba 0'90 céntimos, había dos bloques con un total de nueve cortometrajes, lo que hubiera supuesto 8'10 euros, más caro que si hubiera ido a taquilla física a sacar las entradas en papel y verlos en la sala. Supongo que los largometrajes estarían más caros en Filmin. Evidentemente esto estaba mal organizado, por muy buena idea que fuera en este año Covid. Pero el problema no es, como dije, culpa de la pandemia. Las restricciones por el Covid-19 están en España desde el 14 de marzo, y estamos en noviembre, ha habido mucho tiempo para pensar plantearse todos los detalles del festival, tanto desde su teoría como desde su práctica.

Eso sí, hay que reconocer que la puntualidad la han tratado de respetar al máximo, lo que es de agradecer justo este mes que en el nuevo estado de alarma existe toque de queda, bajo amenaza de sanciones por parte de la policía si se incumpliera, y no todos vivimos en el centro ciudad para salir de las salas y estar en casa, necesitamos nuestros tiempos para llegar y para cenar aquellos que debemos madrugar.

Os comparto el palmarés abajo de esta entrada, después de reseñaros, como siempre, lo que me pareció personalmente cada largometraje de la Pantalla Abierta a los Nuevos Realizadores, solo anotaros que en líneas generales me ha llamado la atención que este año 2020, tan significativo y que nos marca a todo el planeta por la pandemia, solo haya habido, de lo que yo he visto, un metraje que hiciera mención a la Covid-19, y no la hace siquiera de manera directa, sino a través de una broma de enero de este año, pues el cortometraje trataba en realidad del Brexit, en una visión rural que en cierto modo nos muestra una realidad británica a la vez que la mira con cierto sarcasmo sutil, fue en Leavers (Kezia Zurbrügg, 2020). Por otro lado, los cortometrajes europeos mejoraron con mucho a partir de su segundo bloque, incluido. Se hicieron ágiles e interesantes. Por ello mismo no puedo aplaudir en absoluto, sino más bien lamentar a la vez que respetar, la decisión de haber dado hasta dos premios al cortometraje Bubota (Carlota Bujosa, 2019), un cortometraje con una estética feísta, donde se mezclan texturas de video deterioradas o deficientes, tanto de cinta magnética como digital con poca resolución, haciendo una retrospectiva autobiográfica de las memorias de una chica sobre su pasado familiar y su identidad respecto a sus progenitores, haciendo que las deficiencias de imagen y sonido recaigan allá donde su memoria no está muy clara. La idea es simplona y ramplona, mil veces vista y mil veces expuesta, no le encuentro al cortometraje nada que le haga destacar por sí mismo, nada que me haga pensar que esta idea aquí está tratada de manera especial, solo me dejó una sensación de cortometraje insufrible, pero está claro que hubo personas que supieron ver en este corto algo que yo no. Creo que ha sido sobrevalorado y que sus altas pretensiones han sido sobredimensionadas, pero mi opinión puede no ser justa y quizá deba revisarlo ya fuera de concurso. En principio, a fecha de hoy, no estoy de acuerdo en que haya sido premiado y nada menos que con dos galardones y uno de ellos es el tercer premio Alcine. Sí estoy totalmente de acuerdo con que el primer premio Alcine haya sido dado a Girl meets boy (Ferdinand Arthuber, 2020). En este cas no es un cortometraje experimental, como el anterior mencionado, es una historia bien narrada, bien producida y que hace que nos haga estar atentos e interesados por una historia que, hasta cierto punto, nos da un punto de esperanza y de mensaje positivo que le da vueltas a la antigua idea de que se debe aprovechar el momento. Este cortometraje también recibió dos premios, pues fue el ganador también del jurado del público, con lo cual coincidí con el resto de personas que en eso eran colegas del hecho de ser jurado. Es cierto que era una historia narrada más convencionalmente, pero estaba muy bien planteada y hecha y quizá esa seguridad era un poco lo que pedía los cuerpos este año.

Podría citar personalmente La mariée de Pantin (Aliza Muresan, 2020), que alude igual que los otros dos cortos mencionados a una carencia emocional basada en afectos ausentes, que en este caso se suplen con la provocación al otro y el sexo; Shakira (Noémie Merlant, 2020), que fue otra de las ganadoras y nos retrotrae a una historia ficticia ambientada en un problema real que hubo en París hace muy pocos años, que fue la ocupación de un antiguo viaducto por gitanos y emigrantes que eran un foco de mendicidad, insalubridad y delincuencia que acabó con la desocupación por la fuerza, en esta historia una chica trata de ayudar económicamente a su familia uniéndose a un grupo de ladrones, pero que mediante una ficción atractiva y con gancho nos presenta algo de nuestra actualidad; I am afraid to forget your face (Samee Alaa, 2020), otra historia de perdida de alguien, pero esta vez introduciéndonos en la realidad más íntima del islamismo más estricto en Oriente Próximo, una ficción también rodada con gran acierto de mantener la expectación del espectador atenta, y donde ha habido un notable trabajo para dirigir a una masa de figurantes, lo que no es fácil; Precieux (Paul Mas, 2020), una animación stop-motion que nos muestra otra vez una carencia emocional a través de dos niños con disfunción que de repente nos ubican en ese egoísmo de toda persona por buscarse las menos complicaciones sociales posibles con tal de salir indemne uno mismo; o bien algunos otros cortometrajes destacables, que este año han sido bastante buenos por bien planteados, insisto, salvo los del primer bloque de europeos, pero voy a citar como cortometraje documental a ver How to disappear (Robin Klengel, Leonhard Müllner y Michael Stumpf, 2020), un cortometraje documental de animación por ordenador que toma imágenes de un conocido videojuego de guerra, nos desgrana la realidad de la guerra en cuanto a la existencia de las personas que son mandados a la guerra sin que quieran combatir y, a través de eso, desmenuza y analiza el videojuego y todo lo que hay detrás de él o de otros juegos bélicos para convertir a la guerra en algo lúdico y deseable, moldeando de paso las mentes de los más jóvenes en potenciales individuos dispuestos a ir a una guerra real creyendo que todo será como en el videojuego, es incluso más complejo que eso y acepta muchas más lecturas, invito realmente a verlo, aunque los más forofos de estos videojuegos probablemente no tendrán buena opinión del metraje, ya que les apela directamente a ellos al analizar los comportamientos humanos más mezquinos pasados de una guerra real a una guerra ficticios y donde los protagonistas de esos comportamientos son los propios jugadores y quienes idean y ponen a disposición el videojuego

Sin más por esta parte, paso a comentaros cómo vi los largometrajes de los nuevos realizadores. Ha sido, un año más, un certamen totalmente centrado en el cine femenino. Había tramas que se puede entender que va más allá de lo femenino, que van a lo simplemente humano, pero si lo ponemos en el contexto de los certámenes más recientes de Alcine queda claro que quienes seleccionan últimamente tienen especial interés en aupar sobre todo voces femeninas. Coincide este año que leo Vindicación de los derechos de la mujer, escrito en 1792 por Mary Wollstonecraft, que también escribió previamente la Vindicación de los derechos del hombre. Al margen de ser una figura relevante en el pensamiento ilustrado, en la Revolución Francesa, en el comienzo de los ideales democráticos, es, evidentemente, la primera feminista militante tal como entendemos este concepto hoy día. A través de mi reflexión de este libro me pregunto si Wollstonecraft estaría de acuerdo con el hecho de esta manera de seleccionar metrajes en Alcine en los últimos años, ya que ella misma afirma que desde el mismo momento donde se da preferencia a uno de los dos sexos por su condición sexual misma, sea por buenas o por malas intenciones, y destaca lo de las buenas intenciones pues es una parte del libro en la que escribe sobre la condición otorgada a las mujeres como virtuosas y depositarias solo de todo lo bueno del ser, es sin duda una contribución a la perpetuación de la discriminación sexual, pues esa preferencia se basa en algo que no es cierto, sino que es una valoración sexual con juicios previos, o sea, con prejuicios. Wollstonecraft se decanta por un trato a mujeres y hombres como personas que en lo ético y lo moral parten desde la misma base, a pesar de que la educación es machista y es contra la educación afectada precisamente de lo mencionado, de prejuicios, contra lo que se debe ir. Como sea, mis valoraciones:

Las niñas (Pilar Palomero, 2020): Quizá era la película más esperada del festival en cuanto a largometrajes a concurso. La prensa la ha dado alas y muy buena publicidad, acompañada de innumerables entrevistas y de un halo de feminismo militante acorde con las épocas actuales. Dicho esto, la sala estaba totalmente llena el lunes 9. Personalmente no creo que realmente sea una película feminista, aunque muy evidentemente hay temas que caen dentro de las reivindicaciones feministas, pero esto es necesario, pues toda la historia es una trama sumergida en un mundo netamente femenino, por fuerza cae en la necesidad de tocar asuntos claramente de subyugación mental de la mujer, especialmente si atendemos al argumento. En todo el metraje, por otro lado, no saldrán más de tres o cuatro varones y no más de cinco minutos o menos, queda claro que se quería hacer una película femenina, aunque su historia trascienda a lo humano en general. Se trata de la historia de un grupo de amigas compañeras de clase en el colegio, en concreto de un colegio católico regentado por monjas, por lo que entendemos también que es un colegio privado. Muchos de los personajes que salen además entendemos por ambientación que son personas de clase media acomodada, pero cuidado, porque la madre de la niña protagonista es madre viuda, o aparentemente viuda, podría ser soltera, lo que hace que su vida sea menos acomodada económicamente porque, además, la ubicación temporal de la historia implica una mentalidad social y un estado social de algunos casos sociales que en 2020 son muy diferentes y eso que no estamos lejos de la fecha que voy a citar: 1992. Este grupo de chicas están en el momento de sus vidas que pasan de niñas a mujer, siendo que sus mentalidades y apetencias están en pleno cambio, mezclando el mundo infantil con actitudes adultas, mientras que sus cuerpos siguen siendo de niñas. En medio de este ambiente preadolescente ocurren cuestiones mentales no solo sexuales, sino también de cuestionamiento de la verdad religiosa, la autoridad jerárquica emanada de las monjas o la familia, así como ocurre el planteamiento de la realidad de su origen mismo, y por tanto de la verdad que conoce, por parte de la niña protagonista hacia su madre y su orfandad. La justificación del año 1992 solo se debe a que algunos de estos planteamientos no se podrían dar del mismo modo en 2020, ya que algunos ya no se dan, por el conocimiento a través de las nuevas tecnologías, tampoco existen algunas relaciones sociales dentro de la familia del modo como se ven en  la película, o no hay algunas líneas rojas sociales que en 1992 aún eran dolientes de airear en público. Personalmente también fui adolescente en los años 1990, pero ni estudié en un colegio religioso, ni soy mujer, ni tengo el planteamiento familiar que aquí hay. Podría haberme atraído la película si el director o el guión hubiera recurrido a una construcción de la narración que realmente me hiciera preguntarme y solidarizarme con la niña protagonista, pero como ni sus inquietudes hormonales, ni las religiosas, ni las familiares terminan de ahondar y todo queda a medias, sinceramente, llegó un momento que la narración me dio soberanamente igual. No me interesaba y se me hizo larga la película por aburrimiento. Reconozco eso sí una muy buena dirección, una buena ambientación artística (probablemente es la película que mejor ha retratado una parte de los años 1990 tal como los recuerdo -sí, tenía amistades en los salesianos y no soy desconocedor total de esa realidad, ni mucho menos de la realidad de la música del momento-), y desde luego cuenta con una excelente interpretación novel por parte de sus actrices. En parte la película invita más bien a  recrearte en los detalles de lo que ocurre para ir desde la primera secuencia atravesando un camino para llegar a la última secuencia, donde se cierra un círculo metafórico sobre la realidad y las imposturas y la necesidad de superar fases que a la vez se asentarán las fases nuevas de la vida por venir.   

El arte de volver (Pedro Collantes, 2020): La película del martes 10 se me apareció de una manera más ilusionante que Las niñas. No podríamos decir que es una historia fresca y nueva. Sería mentir. Es una historia mil veces repetida en el cine de todos los países a lo largo del tiempo. Una chica que se ha ido a vivir fuera de su país dejando todo a medias, regresa a su ciudad de origen por causas mayores y en ese regreso se reencuentra con familiares y amigos encontrando que la realidad que ella dejó no es la realidad que ella reencuentra, así como que el tiempo pasa y no espera por ti. El director explicó que la había rodado en solo once días con un presupuesto muy bajo, sin embargo, viendo la producción nadie diría que tenía pocos medios y solo once días de rodaje. Así pues, es una buena dirección. Acierta muy bien en la luz natural para la fotografía. La actriz y el resto de intérpretes están acertados. Y el guión, dentro de ser una historia mil veces revisada, sabe volvernos a hablar de este asunto metiendo elementos que nos hacen estar atentos, ahora bien, algunas escenas tenían un final previsible. El problema de este metraje es que si el director lo hubiera cerrado antes, hubiera hecho una película acabada por todo lo alto, pero justo donde creemos que va a acabar no acaba, deja un metraje bien hecho justo en el siguiente momento donde creemos que va a acabar, pero tampoco acaba ahí y prolonga la historia un poco más dejándola en un punto en el que la película se ha hecho larga innecesariamente. Es como un tobogán de montaña rusa, tiene buenos momentos álgidos que de repente quedan aligerados por otros momentos que quizá se han prolongado mucho, por no hablar de una escena que parecía darle sentido a la historia y termina siendo en un elemento por el cual preguntarse por cual es su sentido de que haya sido montado en el resultado final. Aún con todo, es una película que yo recomendaría para ver, aunque no vaya a ser la película de tu vida. Está bien. En cierto modo trata de esas personas con miedo al compromiso, con las carencias afectivas y emocionales, y con lo real y lo impostado. Con aquello de quienes creemos ser y quienes somos en los ojos del otro.

El inconveniente (Bernabé Rico, 2020): La primera película del miércoles 11 fue la ganadora del premio del jurado del público de este año, se veía venir, porque fue la única película que recibió un aplauso. Además, los comentarios de otros espectadores iban por la tónica de que en un año de restricciones, tragedias, dramas y seriedades, ya estaba bien que alguien nos trajera algo para hacernos reír un poco. Así pues, imagino que de cara a un premio del público este año la mejor idea no era presentar dramones, pues la gente estaba cansada en general de sus dramas particulares y los de las personas cercanas de cada cual en la vida real. Personalmente yo no la voté ganadora aunque nada más escuchar la reacción del resto de la gente supe al levantarme del asiento que esa era la que iba a ganar... es lo que tiene tanto tiempo de jurado. La película, eso sí, me gustó bastante. Me hizo reír, y una comedia que te hace reír cumple su función de comedia y eso, siempre, son puntos a favor, pues no todas las comedias hacen reír. Muy partidario de ver esta película y de recomendarla, pero no la di ni la daría por ganadora, de hecho es un poco decepcionante que haya sido la ganadora, aunque lo comprendo. Hay actores que están muy bien en su papel, como Carlos Areces, que siempre es un actor cómico muy recomendable y que en este metraje nos sorprende con una gran sensibilidad cantando, o como Daniel Grao, con un papel muy breve pero perfectamente realizado. Luego hay actrices y actores que tienen papeles donde a veces están perfectamente creíbles y otras partes donde parecen impostados, como actores de teatro no muy afinados, es el caso de las dos protagonistas, Juana Acosta y Kiti Mánver, y, lamentablemente, uno de los actores que creo que han ido ganando con los años, José Sacristán. ¿Cómo pueden hacer estos tres intérpretes, que nos tienen acostumbrados a lo mejor, caer en ese fallo? Solo me lo explico por una dirección equivocada, mal realizada. El guión está bien hecho, es una comedia y hace reír. La recreación de la casa se ajusta a lo que pide la historia. El problema viene de la dirección y en consecuencia de las interpretaciones. Básicamente, una mujer mayor decide vender su casa con la cláusula de ser ella la usufructuaria de la vivienda, siendo que la nueva propietaria recibirá la casa cuando ella fallezca. Por una serie de circunstancias estas dos personas, de personalidades muy fuertes cada una y muy diferentes, terminarán conociéndose a fondo a fuerza de tener algo en común: la soledad. Protagonizan una revisión de lo que podría ser La extraña pareja (Gane Saks, 1968) bajo un punto de vista intergeneracional de dos mujeres en diferentes estadíos de la vida, una anciana y otra joven. No cuento nada más, por no romper los posibles chistes del guión, emplazo al lector a ver la película, no es una película rechazable en absoluto. Una frase de la película, del marido de la chica joven a esta cuando sabe que ha comprado una casa que solo puede usar cuando muera la anciana que la habita, a pesar de que ella le dice que es un favor mutuo entre ellas: "desearlo no está bien".

La innocència (Lucía Alemany Compte, 2019): Para mí la ganadora indiscutible fue esta película, que fue la segunda de aquel miércoles 11, pero claro, ese día el resto del público ya tenía el muy buen sabor de boca de haber pasado un  muy buen rato con la comedia anterior. Esta no es una comedia, es una ficción dramática rodada en catalán, valenciano o mallorquín, no lo tengo claro y no quiero herir sensibilidades lingüísticas, quede esta mención para hacernos a la idea de su lengua. Su dirección es impecable, la interpretación de las jóvenes actrices también lo es. Ambientación rural perfecta. Captación del ambiente y de la sociedad que retrata innegablemente verosímil y cercana a la realidad. Argumento: atractivo. Será la gran competidora de Las niñas en los Goya a  celebrar el año que viene, no me cabe duda. Se trata de un grupo de amigas de un pueblo del interior de Cataluña, Valencia o Baleares, no me quedó claro, aunque lo mencionan, pero se me olvidó. Un par de ellas viven en el pueblo, y las otras vienen con sus familias a pasar el verano. Durante las fiestas del pueblo la protagonista se echa por novio a un chico del pueblo de al lado de no muy buena fama, que la deja embarazada. La historia narra todo ese verano donde la chica tendrá que contarle a sus padres su embarazo, dentro de una mentalidad rural de pueblo pequeño donde se tiene miedo al que dirán los vecinos y donde, aunque viven en su tiempo (el actual), no comprenden o no comparten algunos aspectos de la vida moderna, como por ejemplo los remedios naturales. Esta historia, sin ser yo de mundo rural, ni ser chica embarazada, a diferencia de Las niñas, sí me captó totalmente y me supo mantener empático y a la expectativa de lo que le pasaba a esas amigas. Es lo que tiene cuando el director sabe hacer su trabajo atento a todos los detalles posibles de los hipotéticos espectadores. Así por ejemplo, la noche, siendo noche rural, tenía perfecta concordancia con la noche vivida y que conozco en el mundo urbano. Hay puentes comunes, del mismo modo que los problemas de una joven embarazada no son muy distantes con otros problemas de juventud siendo mujer u hombre, por muchas distancias que se puedan marcar. Todas las claves de la película hacen que sea accesible a todas las formas de percibirla. Su ritmo es el adecuado y todo suma. Es un acierto de largometraje. Explora otra vez las carencias afectivas y los miedos ante los cambios vitales.

La vida era eso (David Martín de los Santos, 2020): El jueves 12 cerró esta sección competitiva esta película que también estaba muy bien dirigida. Es probable que la dirección novel de los Goya 2021 va a estar muy reñida, así como las actrices revelación y otros detalles. La interpreta Petra Martínez, la veterana actriz que hace de anciana con muy mal humor en la serie televisiva La que se avecina.  Hasta cierto punto su personaje en esta película parece una extensión de ese, cuando se queda aturullado, no cuando está enfadada, pero no. El director vive en Madrid y vino en persona. Explicó haber participado con cortometrajes otros años en Alcine, lo que le ha hecho ganar diez premios aquí, y por ello le hacía ilusión estrenar con nosotros su primer largometraje. Las dos actrices protagonistas hablaron por video. Petra contó que era su primer largometraje, ya que pese a sus años nunca había hecho uno, así que es otra posible actriz revelación, aunque suene paradójico. Se trata de la historia de una señora mayor española que vive en Bélgica y sufre un ataque al corazón. Es llevada al hospital donde compartirá habitación con una chica joven también española. Son muy diferentes pero ambas comparten algo: una carencia afectiva severa, aunque por motivos muy diferentes entre sí. Y sí, parece que las películas de este año hubieran sido seleccionadas con el mismo corte todas en principio. Por circunstancias que no voy a desvelar para no romper la trama a quien no la haya visto, la señora mayor emprende un viaje físico e interior que le hace descubrir en sus últimos años de vida una vida diferente que le hace volver a sentir con impulso todo tipo emociones. El director ha sabido captar muy bien la psicología y la forma social de un matrimonio anciano español, de clase media, más o menos con sus costumbres y creencias comunes en lo general de buena parte de los viejos matrimonios españoles, y a la vez ha sabido captar las inquietudes y las nuevas formas sociales de una juventud española ya no tan joven. No comprendo la necesidad de ambientar la película en el periodo de los sucesos del 15 de marzo de 2011, pues no tiene relevancia ni aporta gran cosa, ni aún buscando en la metáfora, al menos yo soy incapaz de sacarlo, pero salvo eso, es una película muy correcta de renacer y de reencuentro personal. Típica película construida para que la sostenga y la mantenga el personaje principal, por lo que la principal responsabilidad de que salga bien cae en la capacidad interpretativa de Petra y en la dirección. La película no está mal, me parece muy bien narrada, muy bien construida, me da respuesta a cómo iba a ser una primera película que mire al 15M de manera seria, aunque no le encuentre el sentido a esa ubicación temporal para esta historia, salvo quizá una referencia metafórica al cambio y al encuentro intergeneracional. Aún con todo, me falta algo. No sé exactamente qué me falta de este metraje, pero, aunque me gustó, me deja en el gusto que le falta un ingrediente, no sabría decir cual.


PALMARÉS ALCINE 50, edición limitada.

CERTAMEN NACIONAL 

 

PRIMER PREMIO “CIUDAD DE ALCALÁ”

Yo”, de Begoña Arostegui. 

 

SEGUNDO PREMIO “CIUDAD DE ALCALÁ” 

Lonely Rivers, de Mauro Herce.

 

TERCER PREMIO “CIUDAD DE ALCALÁ”

Correspondencia de Carla Simón y Dominga Sotomayor.

 

PREMIO “COMUNIDAD DE MADRID”

Bubotade Carlota Bujosa

 

PREMIO “ESCUELA SUPERIOR DE IMAGEN Y SONIDO (CES)” AL MEJOR SONIDO

Sergio López Eraña por “Déjame hablar”.

 

PREMIO DAMA AL MEJOR GUION

Carlota Pereda por “There Will Be Monsters”.

 

PREMIO WELAB A LA MEJOR FOTOGRAFÍA

Marina Palacio por “Ya no duermo”. 

 

TROFEO ALCINE A LA MEJOR INTERPRETACIÓN FEMENINA

Raquel Ferri por “Ni oblit ni perdó”.

 

TROFEO ALCINE A LA MEJOR INTERPRETACIÓN MASCULINA

Miguel Burgueño y Jesús Palacio por “Ya no duermo”.

 

TROFEO ALCINE AL MEJOR MONTAJE

Juliana Montañes y Ariadna Riba por “L’estrany

 

TROFEO ALCINE A LA MEJOR MÚSICA ORIGINAL

Alfonso Camarero Albandoz por “Selected Milk (Added from Reconstituted Milk Powder Whole Pasteurized Homogenized”.

 

TROFEO ALCINE A LA MEJOR DIRECCIÓN ARTÍSTICA

Laura Garví por “Pies y corazones”. 

 

TROFEO ALCINE A LOS MEJORES EFECTOS ESPECIALES

desierto. 

 

PREMIO MOVISTAR +

Ferrotipos, de Nüll García

 

PREMIO AMA

Mad in Xpain, de Coke Riobóo

 

PREMIO DEL PÚBLICO CONCEJALÍA DE JUVENTUD

Ferrotipos, de Nüll García




CERTAMEN EUROPEO

 

PRIMER PREMIO “ALCINE” 

Girl Meets Boy”, de Ferdinand Arthuber.

 

SEGUNDO PREMIO “ALCINE” 

Shakira”, de Noémie Merlant.

 

TERCER PREMIO “ALCINE”

Bubota”, de Carlota Bujosa.

 

MENCIÓN ESPECIAL

Family², de Yifan Sun.

 

PREMIO DEL PÚBLICO

Girl Meets Boy”, de Ferdinand Arthuber.



PANTALLA ABIERTA A LOS NUEVOS REALIZADORES

PREMIO DEL PÚBLICO


El inconveniente
, de Bernabé Rico.



PANTALLA CERO

PREMIO DEL PÚBLICO


Dear Werner
, de Pablo Maqueda



PREMIO EUROPEO DEL PÚBLICO


Mind my mind
, Floor Adams

1 comentario:

  1. Me comentan por red social que este año no sería la edición 50ª, pues la habrían dejado aplazada para el próximo año 2021, siendo esta simplemente la "edición limitada". Personalmente no lo creo, ya que no se ha hecho ni dejado de hacer nada que no se haga siempre. No se ha dejado de tener seccción de concurso, las mismas secciones de exhibición de siempre, los mismos actos, el concierto, los premios, la gala de clausura, y todo en general, dentro de la lógica de la prevención de la Covid-19. No se ha suspendido ni se ha limitado en realidad, simplemente se le ha llamado "edición limitada", por simple cuestión de Historia del festival y de respeto a los participantes, sobre todo a los galardonados, cre que deberían reconocer esta edición como la 50 y seguir el año que viene con la 51, en todo caso lo que no pueden negar es que este año es el cincuenta año consecutivo que se celebra el festival tal cual se ha celebrado en los últimos cincuenta años seguidos.

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