Se cumple hoy ochenta y nueve años de la proclamación de la Segunda República. Tenemos actualmente un gobierno de coalición en la actual monarquía parlamentaria, una fórmula de gobierno que no se daba en España precisamene desde los tiempos de la República. Fórmula de gobierno que no solo practicó la izquierda en las elecciones de 1931, sino también la derecha en las elecciones de 1933 y que alcanzó su summum con el Frente Popular de las elecciones de febrero de 1936. Por cierto que la derecha nunca digerió bien una coalición de partidos como fue el Frente Popular, creada incluso para hacer campaña electoral, campaña que logró ganar las elecciones, aunque esa misma derecha no parece recordar que la opción mayoritaria con la que ellos contaban democráticamente (de los militares golpistas no hablamos) era precisamente una coalición: la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA); aunque poco importa, pues incluso en nuestros días se olvidan que la derecha más votada es precisamente una coalición de partidos. Efectivamente, el Partido Popular (PP) es el resultado de la coalición nacida en 1989 de Alianza Popular con el Partido Liberal y el Partido de la Democracia Cristiana, a los que en 2005 se les unió Centro Democrático Social, aunque a la vez Alianza Popular era de por sí una coalición formada en 1976 por Reforma Democrática, Unión del Pueblo Español, Acción Democrática Española, Acción Regional, Unión Nacional Española, Democracía Social y Asociación Nacional Para el Estudio de los Problemas Actuales (ANEPA). Con lo cual, su escándalo y su ataque permanente a la coalición de gobierno actual, en perfecta sintonía con las argumentaciones de la extrema derecha de Vox, en plena crisis sanitaria por la Covid-19 y el estado de alarma activado, es cuando menos algo que cae en el arribismo y en lo falsario.
Tenemos hoy, en el 89º aniversario de la Segunda República un artículo del doctor en Historia Julián Vadillo publicado en el periódico digital El Obrero, titulado "La CNT ante la proclamación de la Segunda República". Como sobre este tema ya hemos hablado en otros aniversarios, dejo la referencia a ese articulo para el interesado este año, pues además Vadillo es una voz especializada y sumamente autorizada. De cara a quien esté intersado más bien en una lectura sobre un aspecto literario, le dejo el enlace a Las notas de los cíclopes libreros, que este año lo dediqué por tercera vez a uno de los libros de Manuel Azaña, este año: El problema español, que escribió en 1911 precisamente como discurso a dar en Alcalá de Henares.
El siglo XX sigue siendo un gran desconocido en general en el conjunto del conocimiento de los españoles. Las generaciones más mayores no pasaron por el colegio más que lo mínimo, otra parte de las generaciones más mayores fueron educadas con los programas educativos de las primeras décadas de la dictadura, ensalzando los valores propios del nacionalcatolicismo, y los que se educasen en los años 1940, del fascismo. Se ocultaban pasajes, se citaban medias verdades, se interpretaba todo desde un valor religioso y político extremista, se mentía sobre la realidad de los sucesos y sobre todo se hacía hincapié en un hipotético pasado imperial y glorioso al que España siempre estaba llamado a repetir en una ilusoria unidad de destino. La Guerra de Independencia de 1808-1814 era el tope de las glorias nacionales, ir más allá como mucho era simplificar el complejo reinado de Isabel II, sin tocar demasiado lo controvertido de las Guerras Carlistas, pues los carlistas eran sustentadores de Franco. La Revolución Gloriosa de 1868 era explicada de puntillas, se vendía a Amadeo I de Saboya como un rey no querido, no español, la I República de 1873 como caos, el ascenso del socialismo y del anarquismo era ocultado, la Restauración de la monarquía era idealizada románticamente en la figura de Alfonso XII y sus amores, de la Guerra de Independencia de Cuba de 1895-1898 no se hablaba, menos de la de Filipinas, pero sí se mencionaba la Guerra Hispano-Norteamericana de 1898 para ensalzar lo español, denunciar lo anglosajón y encumbrar el episodio de "los últimos de Filipinas". Llegados al siglo XX, todo lo ocurrido durante Alfonso XIII no se mencionaba, si acaso a Miguel Primo de Rivera y ni siquiera por su labor más allá de la autoridad y la unidad, sino como padre que educó a José Antonio Primo de Rivera, la Segunda República no aparecía más que llegados a la secundaria, y aún así se enseñaba como un periodo de caos y todo tipo de crímenes, por lo que se enseñaba brevemente cómo Franco salvó a España con la guerra civil y su gobierno, del que se eludía llamarle dictadura, y por supuesto no se citaba que Franco fue de los últimos en sumarse a un golpe de Estado perpetrado en origen por el general Mola, no se citaba la ayuda nazi ni la fascista italiana. A todos los que se educaron con estas ideas le siguieron aquellos de mi generación a los que educaron de modo que llegados al reinado de Alfonso XII se acababa la Historia de España, si tenías suerte (aunque yo tuve un profesor que llegó hasta 1991, época actual en mi enseñanza general básica), muchos llegados a Isabel II se paraban. Y después de estos llegamos a las generaciones más recientes que en sus estudios llegan a pisar la guerra civil, pero no terminan de entrar en la dictadura, o la explican sin detallar demasiado, para dar inmediatamente un salto a la Transición. Igualmente estos no dan detalles de la República y para nada se enredan en los complejos episodios políticos y sociales de los reinados de Alfonso XII y Alfonso XIII, ya de por sí el convulso reinado de Isabel II les es un laberinto. Muchos profesores siguen prefiriendo, como décadas atrás, llegar a la Guerra de Independencia y dar un salto de gigante, dando si acaso datos por encima, hasta la Transición. En conclusión, la Historia Contemporánea y Actual en España está horriblemente mal conocida en la gran mayoría de todas las generaciones que conviven en nuestro país.
Lo peor es que cuando las nuevas generaciones de historiadores y profesores quieren hacer lo que es parte de su dedicación, la enseñanza formal e informal de la Historia, ya en clases magistrales, ya en libros, conferencias, actos, redes sociales, etcétera, son bloqueados y a menudo ninguneados o insultados. El politiqueo se mezcla en las mentes de muchos españoles en el sentido de que confunden hablar de Historia con tomar postura política y además de forma soliviantada, afrentada. Los políticos actuales contribuyen a ello y los hay que incluso recurren a la historiografía franquista que afirma que el golpe de Estado no lo dio el fascismo sino el Frente Popular o que la guerra civil no empezó en 1936 con aquel golpe de Estado fallido, sino en la huelga de octubre de 1934, duramente reprimida por el gobierno del Partido Radical en coalición con la CEDA. Por otra parte cineastas, escritores de novelas y dibujantes de cómic se autoproclaman como los mejores historiadores, no siendo lo que presentan realmente Historia, aunque muestren una interpretación de la Historia desde argumentos de relatos ficticios o adaptados de la realidad. Mucha gente joven y adulta dan total veracidad a estas voces y una vez más proceden a atacar a los historiadores profesionales. Luego tenemos a aquellos que dicen estar hartos de la guerra civil, cayendo en el despropósito de resumir la Historia del siglo XX a simplemente la guerra civil, una guerra que por otra parte demuestran habitualmente desconocer al referenciar de ella tan solo... películas de cine, series de televisión, cómic y debates estériles y manipulados de políticos y algunas asociaciones ultrapolitizadas de uno y otro lado. Es más, para estos últimos no sólo el siglo XX sería la guerra civil, sería también la Segunda República únicamente la guerra. Si a estos les preguntas sobre temas de la República como los jurados mixtos, el alcance del reparto agrario, o en que consistió el enfrentamiento parlamentario entre Manuel Azaña y Ortega y Gasset por el asunto catalán, poco o nada te contestarán, y si además esta gente es mínimamente conservadora, ya no digo de extrema derecha, sino mínimamente conservadora, puede que se enfaden y comiencen a pasar al ataque mencionando la quema de iglesias de 1931, sin que nunca sean capacen de explicar el contexto en la que estas se produjeron.
Pero fuera ya de la República, en los tiempos previos, menos son aún los que podrían explicar lo que fue la dictadura de Miguel Primo de Rivera y cómo se desarrolló, o que la UGT colaboró con la misma. Pocos sabrían definir en que se diferencian las dos etapas de esa dictadura, del mismo modo que poco sabrían explicar la dictadura de Franco, sus diferentes etapas, sus episodios históricos, sus instituciones, su economía, su sociología, su política internacional, etcétera. Pero más allá, menos aún sabrían explicar la monarquía parlamentaria de Alfonso XIII, qué fue la Huelga Revolucionaria de 1917 en España (¡que no en Rusia!), quiénes fueron Sánchez Guerra o García Prieto, o al menos en qué consistió los principales hitos de los más conocidos Antonio Maura, Romanones, Canalejas o Eduardo Dato, qué pasó en la revista Cu-Cut!, cómo fue la economía española entre 1885 y 1930, por qué el anarcosindicalismo fue en auge en España por delante de la socialdemocracia de PSOE y UGT, aunque ante esto último la televisión ya se ha encargado de repetir el argumentario de la educación franquista acerca de la equiparación de anarquismo con terrorismo, sin analizar que la gran mayoría de los trabajadores españoles eran o se sentían próximos a la CNT, razón por la cual una de sus huelgas generales logró las ocho horas legales máximas de trabajo, y en fin, si entráramos en Alfonso XII, en la Primera República o nos vamos a Isabel II, nos encontraremos que una gran mayoría sigue en las mismas oscuridades que décadas atrás, y para muchos la Historia, en sus detalles, se acaba con la "gloria" de la Guerra de Independencia en 1808-1814. Por supuestísimo, el siglo XVIII no existe, y del siglo XVII sólo diremos de Carlos II que nació con taras genéticas.
Queda en España mucho por hacer. En el 89º aniversario de la Segunda República sería un tanto extraño afirmar que la Segunda República es poco conocida en sus detalles en general, y menos la dictadura posterior o los detalles de la guerra civil fuera del partidismo y de la búsqueda de pelea y enfrentamiento. Sería extraño porque aún siendo verdad, es más o tan verdad también que en realidad todo aquello que desagrada al ego español y que además se acerque a lo actual, es rechazado, y si además requiere de una complejidad como ocurre a partir del reinado de Isabel II, se huye y se simplifica, se crean tópicos y todo se resume en ellos, en buena parte desacertados o ya superados. Los españoles en general, hoy por hoy no quieren que les expliquen la Historia, hay quienes quieren oir lo que más les agrada, otros lo que les entretiene, otros sólo quieren lo más simple y banal. Y así, en el 89º aniversario de la segunda República quizá lo que hay que reivindicar es, como mínimo, un conocimiento mínimo del siglo XX.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
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