miércoles, octubre 09, 2019

NOTICIA 1908ª DESDE EL BAR: BURBUJA MERCANTINA

El Mercado Cervantino ha regresado. Este año más medieval y fantástico... muy lejos de los tiempos de Cervantes, a caballo entre el siglo XVI y el XVII (Edad Moderna, entre el Renacimiento y el Barroco). Pero también muy lejos de la Edad Media española, cuando casi todas las referencias parecen salidas del centro y el norte de Europa, alguno se quiere aproximar a África. Pero además, ni siquiera se ponen de acuerdo con qué momento de la Edad Media, ¿la Alta, la Plena, la Baja? Desde quienes optan por hacer de su caseta algo salido prácticamente de los tiempos en que los pueblos germanos acabaron con el Imperio Romano, hasta el que decide poner otro puesto de estilo artesano más próximo a la Baja Edad Media, ya casi en un choque con la Edad Moderna. Y para colorear un poco más la cosa: un dragón andando por la calle, un minotauro y otros seres mitológicos de la Edad Antigua y de la Edad Media. Es todo producto de Quijote, dirán algunos, es todo producto del aquí todo vale, estaría por decir yo. Pero si todo es producto de Quijote, ¿por qué no darnos por vencidos y llamar a esta feria Mercado Quijotesco? A fin de cuentas Quijote vivía en un anacronismo fantasioso y mitológico entre su tiempo real, el comienzo del siglo XVII, y el tiempo de sus idas y venidas fantásticas de su cabeza, una Edad Media llena de ideales de caballería más producto de la Literatura de su propia época que de la realidad de los caballeros andantes que un día, en otros siglos, hubo. Sólo así cuadraría lo que desde hace años es un desbarajuste cada vez mayor y que, para los que lo vivimos, nos sigue recordando que las dos o tres primeras ediciones que se hicieron, siendo más modestas, estuvieron mucho mejor, por muy grande y espectacular que sea ahora el mercado. 

Mercado Quijotesco, más que Cervantino. Total, ¿algún día se acordará el ayuntamiento de que Cervantes escribió cosas más allá del Quijote? Pero si fuera Mercado Medieval, ¿por qué no recuperar entonces también al Arcipreste de Hita en la feria? A fin de cuentas también era de Alcalá de Henares y es otro hito de la Literatura, y aquel sí que vivió la Edad Media.

Con la rica Historia que tiene España, la península Ibérica, no hace falta tampoco recurrir a lo vikingo, por decir una de las culturas presentes. Incluso si se desea la mezcla de culturas, en el siglo XVI al XVII se podría introducir personajes y productos de un basto Imperio que fuimos, Hispanoamérica, Filipinas, partes de África, innumerables reinos europeos... 

Pero seamos sinceros, todo esto debería depender de un ayuntamiento dispuesto no sólo a hacer caja, sino también a exigirle cumplir unos mínimos de calidad cultural al organizador concesionario, el cual lleva años siendo el mismo de manera leonina y cada vez más ávida de espacios que no deberían sufrir lo que sufren. Calidad cultural para que el mercado cumpla con lo que se supone que conmemora. Evidentemente los que solicitan y terminan alquilando su espacio para vender sus productos lo único que piensan es en rentabilizar la gran cantidad de dinero que desembolsan, lo que menos les importa es si cumplen o no cumplen correctamente con lo que el mercado debiera cumplir culturalmente. Debiera ser responsabilidad del ayuntamiento y del organizador la realización y el cumplimiento de unos mínimos controles de calidad. Y, ojo, que sólo estoy hablando de controles de calidad en cuanto a la política cultural (la turística es otra cosa, esa es la que se está dando en exclusiva todos los años). De los controles de calidad de los productos, especialmente sanitarios en la hostelería, no me meto, espero que los haya, aunque estar seis días a todas horas del día con los productos al aire en una ciudad con toda su contaminación y suciedad propia de ciudad, es algo francamente difícil de cumplir, aunque no imposible. Y esto valga también en cuanto a la contaminación acústica, el descanso de los vecinos, el uso de los espacios públicos no sólo para uso privativo, la higiene debida especialmente en el casco histórico de una Ciudad Patrimonio de la Humanidad, etcétera.

En la que aspira a ser la Ciudad de las Letras lo que se vive en uno de sus eventos más importantes es anacronismo y desinformación por todas partes.

El responsable de patrimonio de esta ciudad de hecho debe estar cardiaco estos días. Que haya casetas que usen columnas del siglo XVI para apoyar sus estructuras o sus productos o sus enseres, que hagan lo mismo con cables, o bien que usen árboles, o bien bancos de piedra, que los que asan carnes desprendan sus grasas hasta el suelo y, siendo de granito (poroso) este se ensucia de manera irremediable e irreparable, que se usen muretes, o lo que quiera que sea, es un problema. Aún me acuerdo del año que ataron a los burros a las piedras con los descubridores en el monumento de la Plaza de los Santos Niños, las dañaron de manera notable. Por no hablar de lo que pasó con las decoraciones de los tondos o pechinas de la torre del Cardenal Sandoval dentro de las murallas, asunto del que no hablaré, del que no se dio publicidad en su día, pero del que sabemos los que nos dedicamos a la Historia en esta ciudad. 

Y por otra parte tenemos el afán del organizador por tapar año tras año la presencia de las casetas de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, como si quisiera que la gente no las vea para que no vayan a ellas, ahogar esa feria, que es más antigua, y, ¿quién sabe? a modo maquiavélico hacerse con ese espacio de los Santos Niños para asar más morcillas. Para que nos den morcillas. Más morcillas. Morcillas para todos. 

Los libreros le mandaron una carta el año pasado al alcalde, pero parece que el organizador de la feria no ha debido leer la carta. El muro de puestos medievales en una feria que debiera ser entre Renacentista y Barroca es más cerrado y más largo e impide mejor que ningún otro año que la gente pueda ver que existe una feria del libro. De esta manera, perdiendo clientela año tras año, y eso es un hecho, cada vez han venido menos libreros y los que han venido han apostando por dejar de traer las antigüedades y rarezas que traían, salvo un par de casos de libreros que lo siguen haciendo, y traen los libros de saldo que sí se venden. 

El Mercado Cervantino puede estar bien, más o menos nos gusta a todos pasear por allí, aunque cada vez hay más alcalaínos que optan por ir el día que consideran más fácil por ser laboral y haber menos turistas y dejar de pisar el centro de la ciudad... y de coger el coche, nadie quiere atascos o quedarse sin aparcamiento. Mentiría si digo que no se disfrute aunque sea un poco el Mercado Cervantino, pero está claro que hay muchas cosas a las que llamar al orden. Que funcione económicamente, que lo pongo en duda de cara a alguno de los que pusieron puestos, no quiere decir que cumpla su función debidamente, ni que sea respetuoso con alcalaínos y con otras tradiciones más arraigadas, como la Feria del Libro. Y hablando de lo económico, y dando por hecho que aquí el único que realmente gana mucho dinero es el organizador, pues la adjudicación le sale más barata que lo que en suma cobra puesto por puesto a los emprendedores y empresarios que los ponen, no deja de ser llamativo que algunos han puesto varios puestos. Podemos ver puestos de venta de aceitunas rellenas por todas partes este año, por ejemplo. Sin embargo, han desaparecido otros puestos más pequeños, menos llamativos. Se corre el riesgo de que por no velar de que no exista un, digamos entre comillas "monopolio" de espacios, se pierda la diversidad y con ella otra de las esencias del mercado. O en otras palabras: que en años que vengan se deteriore aún más el Mercado Cervantino en cuanto a lo que ofrece... por mucha gente que atraiga. Se podría crear una burbuja, y las burbujas estallan, incluso pueden estallar por éxito.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

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