jueves, septiembre 14, 2017

NOTICIA 1738ª DESDE EL BAR: JOAQUIM JORDÀ: el documental en el cine

El enemigo de Cataluña no es diferente del enemigo de Madrid, es el capitalismo. La reflexión no es mía, es de Salvador Seguí, "el noi del sucre", secretario anarcosindicalista de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) que mediante la huelga de La Canadiense y sus esfuerzos movilizadores de solidaridad logró que en España se aprobara la jornada laboral de ocho horas diarias, cosa que costó detenciones, torturas y asesinatos por parte del Estado y también por parte de la patronal, e incluso el mismísimo asesinato de Seguí, tiroteado por un pistolero comprado por la patronal barcelonesa en 1923. Tales actos tuvieron respuesta por parte de algunos anarquistas que contestaron con los mismos medios, que no la CNT en sí como tal. Al margen de estos datos históricos en los que no voy a profundizar, la reflexión de Seguí, realizada en el Ateneo de Madrid, él era catalán, se ha podido leer estos días en diversas redes sociales con motivo de los sucesos políticos y sociales actuales en el forcejeo por la independencia o no de Cataluña. Poco más o menos de eso, de un punto de vista diferente a los puntos de vista más fomentados por los medios de comunicación y los gobiernos, trataba la visión sobre la Transición que tuvo uno de sus protagonistas cineastas de los que he escrito para El Tornillo de Klaus. Va de un punto de vista que no es inexistente y que está basado en las reivindicaciones de los trabajadores, de la sociedad, y no de la política de partido ni de aquellos que forman la sociedad dividida en opciones de partido,

Mi nuevo texto para El Tornillo de Klaus entra en la reflexión de los documentales de Joaquím Jordà, que dejan ver cómo por tiempo breve hubo oportunidad para hacer una Transición donde los obreros tomaran las fábricas, aunque se malogró. Las reivindicaciones organizadas del mundo obrero salieron de la clandestinidad al acabar la dictadura de Franco para estallar en numerosas protestas, huelgas y manifestaciones que los Pactos de la Moncloa tratarán y lograrán frenar. Pero por aquella época no todo fueron los sindicatos Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores. Obviando que otros sindicatos, como los nacionalistas o alguno católico, también tuvieron su empuje, la propia CNT tuvo un gran número de seguidores y acciones en aquella segunda mitad de los años 1970. Como sea, hubo trabajadores de fábricas, de la enseñanza y otros sectores con componentes muy variopintos del espectro ideológico, no necesariamente encauzados dentro de sindicatos, que fueron especialmente combativos. Se dejan notar por toda España, aunque son relevantes en las noticias todos aquellos que actúan en Cataluña, País Vasco y ocasionalmente Madrid y capitales de provincias. Eran personas que no estaban de acuerdo con los Pactos de la Moncloa ni con los que se estaban perfilando como sindicatos mayoritarios. Realizaron acciones que en aquellas épocas fueron portadas de periódicos, y hoy día los noticiarios tratan de no mencionarlo, cosa que hace que algunos libros de Historia los olviden, hay que recurrir a libros realmente preocupados por la Historia y a documentalistas como Jordà, que no se conformaron con la versión oficial cuando ante sus ojos estaba ocurriendo algo que no tenía que ver con lo que se quería asumir y difundir desde los grandes medios y la política.

"Así pues, Joaquim Jordà regresa a España con un trabajo extenso como cinematógrafo documentalista y como guionista, comprometido con la sociedad y la política, aunque como un desconocido en su propio país. Eso no le impedirá para que su primera producción sea quizá su película más recordada por la generación de la gente que hizo la Transición, Númax presenta... (1980)."

La obra de Jordà no es muy extensa, pero es un documentalista muy innovador para la época y aporta unas visiones y unos sucesos críticos y que hacen replantearse la versión oficial de la Transición. Él la documentó cinematográficamente a tiempo real. Estaba inmerso en ella misma, sólo que fijó su ojo en lo que pasaba en el mundo obrero más allá de los partidos y los sindicatos más promocionados por los medios del propio gobierno interesado en una Transición direccionada a donde se deseaba. Joaquím Jordà contó la Transición desde un punto de vista obrerista incómodo para todos, para gobierno, para patronal, para partidos de la oposición e incluso para los sindicatos. Un testimonio valioso por sincero de una de las realidades poco contadas de aquellos años.

La obra de Jordà no es sólo eso. Va más allá. Siempre crítico con la sociedad y sus injusticias, también abordó el cine de ficción, como guionista, por ejemplo. Guionizó la vida de El Lute, entre uno de sus mayores éxitos en esa faceta.  

Se puede leer mi nuevo artículo para El Tornillo de Klaus, entrando...

 
 Joaquim Jordà (1935-2006).

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