jueves, mayo 12, 2016

NOTICIA 1602ª DESDE EL BAR: ANTE TUS OJOS

A veces quieres asir algo y no puedes. Lo ves delante tuya totalmente real y alcanzable, pero es una realidad irreal. Como un espejismo o un sueño. Como un trampantojo, esas imitaciones que tratan de imitar una realidad diferente a la realidad material, y en el caso de la pintura: que trata de mostrarnos como real lo que no es sino una mera imagen de una realidad inexistente delante nuestra, aunque existente en otro lugar, no se sabe dónde. Este cuadro fue un trampantojo de éxito en 1656, en el Palacio Real de Amsterdam, pintado en óleo por Cornelis Brisé. Se trata de las cuentas y notas contables de un contable del Tesoro Real. El cuadro se llama "Papeles y documentos del tesorero", tal como nos dicen en El cuadro del día. Supongo que el éxito de esta pintura en su época se basó en la broma de cuantos lo viesen acerca de la tentación de coger alguno o todos de esos papeles para poder beneficiarse de ellos. En el fondo cada broma esconde algo de verdad, tal vez todos escondían en sí un pequeño malversador, un  prevaricador, un ladrón, un chismoso o un divulgador.

Una pintura que mostraba una realidad económica como si fuera el paraíso prometido a cuántos la vieran. Llenaría el palacio de potenciales saqueadores. Un paraíso prometido que se ríe de cuántos se acercan a él. "Mira las cuentas al alcance de tus manos, tesoros innumerables, riquezas que levantan castillos y sostienen naciones, que mueven barcos por todo el planeta y hace matar a los hombres en las guerras". Pero a la vez que se te muestra tal cantidad de futuro posible en tus posibles manos, todo es mero lienzo pintado. Como un gato que mira un espejo apoyado en el suelo y busca al gato que ve por detrás sin encontrarlo jamás. 

Vivimos malas épocas muchos de nosotos, pero el mundo nos muestra una maquinaria que nos invita a una vida de viajes y casas con jardín que nos cuestiona a los que apenas vivimos en nuestros pisos sorteando el no caer del cable del funambulista. 

Mira las cuentas del tesorero del reino, están a tu alcance. ¿No puedes alcanzarlas? La felicidad no la da el dinero, pero el dinero tiene la llave de las puertas precisas que llevan a los caminos que la da. "¡Materialista! ¡Materialista!". Si el pan es material yo soy materialista, si mi vida social y afectiva depende de una casa, de unos eventos, si la ropa me viste, y todo ello es material, yo soy materialista. Es verdad, el dinero no da la felicidad, pero el no disponer de él tampoco la da. Nos guste o no el dinero, mucho o poco, permite desarrollar tu vida en los tiempos actuales en este mundo occidental. Varias organizaciones internacionales catalogan la pobreza como una enfermedad. No es que la pobreza en sí sea una enfermedad, hay que entenderlo en sentido figurado. La pobreza extrema, el desempleo prolongado, genera una serie de problemas de infravaloración que degenera en problemas de autoestima, que genera aislamiento social, que genera el no desarrollar tu propia vida por ti mismo, el no tener las riendas de tu vida, que puede llevar a, dicen que lleva con seguridad tarde más o menos, depresiones profundas y frustraciones que se extienden a todos los comportamientos de la persona en todos los aspectos de su vivir la vida. Ahí es donde se transforma la pobreza en enfermedad ya de forma literal.

Mirad los papeles de las cuentas del tesoro, mirad el mundo televisivo de casas unifamiliares con jardín y patio y garage, de viajes a la playa y a otros países, de coches nuevos cuando te cansas del viejo, de gafas de realidad virtual, de operaciones estéticas, ropa cara que nos vista o que sirva para que nos desvistan, la pareja lograda tras un ritual de gastos o de no gastos en un entorno casero con todo tipo de comodidades que sabemos que implican gastos, mirad, mirad, mirad... pero no miréis a la calle. La realidad no es un trampantojo. La realidad, como el cuadro de Brisé, es lo que nos hace saber con sarcasmo porqué nos quedamos alelados con deseo mirando el lienzo, como la pantalla, sea de televisión o de Internet. El paraíso mostrado al alcance, para que sigas soñando.

4 comentarios:

  1. De verdad tengo que decir que discrepo. Comer y vestirse, sí, un techo donde dormir, también. Pero todo lo demás, si todo lo demás depende de eso te aseguro que no vale la pena. Te lo digo porque sufrí hace años exclusión por ese motivo y una vida social construída o destruída a partir de ahí es para no valorarla más que para aprender de ella.Es mi opinión, saludos.

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  2. Creo que no me has entendido. Dile a un vagabundo que vive bajo el techo lleno de humedad del pasadizo que cruza de lado a lado la calle de la Cibeles que va a Banco de España y cuyo promedio de vida está calculado en máximo cinco años a ese ritmo, que el dinero no lo necesita para la felicidad. Yo no digo que benere el dinero, ni digo que desee vivir en una casa unifamiliar con jardín, me gusta mi barrio de casas de pisos, pero incluso para vivir en una casa normal, en un piso, tienes que pagar la casa, las facturas de la comunidad, el agua, el gas, la electricidad, los impuestos municipales inmobiliarios, la comida que comes, la ropa que vistes, todo... Necesitas dinero o tenfras problemas cada vez más graves que no te llevarán precisamente a la felicidad al deteriorar tu vida. Pero es que además, aún pudiendo mal cubrir algunas de esas cosas, vivir ajustadamente, a veces en números rojos, recortar tu vida social o tus gustos, o tus costumbres, te aseguro, y como sé que me conoces sé que lo sabes, que tu vida social y con ella la felicidad se va al garete, porque en esta vida tanto una pareja como unos amigos requieren una serie de cuestiones que necesitan dinero. Los amigos con dinero la mayoría de las veces no se adaptarán a tus necesidades y muchas veces estarás excluido, no por maldad, sino proque es normal si no puedes viajar o salir con ellos para tomar algo, ir al cine, o lo que sea. Una familia... imposible. ¿Medicamentos? No todos vas a poder pagarlos. ¿Una avería grave en casa? Tendrás avería para tiempo largo. ¿Una oferta de trabajo con una entrevista en otra ciudad? No siempre tienes dinero para pagar el viaje. No, yo no quiero un determinado tipo de vida a todo tren, pero no seamos ciegos, el dinero, sin dar la felicidad por sí, es en nuestra sociedad parte de tener caminos a la felicidad. tal cual.

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  3. Eso es precisamente lo que he dicho, comer, vestirse y un techo donde dormir, sí.En la primera parte de tu respuesta coincido, nunca he dicho lo contrario. Esa es la importancia del dinero. El resto, si depende de eso, entonces para mí no tiene valor.

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  4. Pues desde mi punto de vista no creo que realmente lleves razón. Las relaciones sociales, por poco que suponga, requieren también de dinero. Las relaciones sentimentales, también. Y no me digas que si los paseos y tal, porque eso no es sostenible a largo tiempo, ni a medio, las personas se plantean planes más allá de pasear y son planes que tarde o temprano, auqnue sean cosas simples, implicaran dinero. Y los amigos igual. Puedes disfrutar mucho de ellos, pero si no puedes seguir su ritmo, aunque este sea poca cosa, estás fuera. Aparte de que hay que ser realistas y observar la realidad, no lo ideal. Las personas tienen diferentes condiciones económicas y por muy bien que se caigan pues hay cosas que chocan en cuanto una de las dos partes no pueda gastar dinero. Pero vamos, que no lo digo yo (y por experiencia) es que incluso la psicología social te da las estadisticas y de lo que va esta entrada también te lo dice: organizaciones internacionales clasifican la pobreza como enfermedad en este sentido. ¿Formar una familia? Insisto, ¿cómo pagas las vacunas de tu hijo, los pañales, la ropa, la comida, la educación...? Y no sólo la del hijo, si es una familia y estamos hablando de no tener dinero, también la de tu pareja y la tuya, por mucho que tu pareja se plantee exactamente lo mismo y tampoco pueda. Hay que ser pragamaticos en este tema, por mucho que prefiramos el ideal romantico y bonito de que se puede ser totalmente feliz sin dinero... Mira, mal que nos joda, y sé que tú lo sabes, hay multitud de cuestiones emocionales que dependen de tu dinero. Si no tienes ningún dinero hasta tus aficiones corren riesgo, hasta las más sencillas.

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