lunes, junio 23, 2014

NOTICIA 1358ª DESDE EL BAR: EL ARTE DE VOLAR, LOS SURCOS DEL AZAR


En el Primer Congreso Internacional de Conferencias de Novela Gráfica y Cómic conocí en persona a Antonio Altarriba. Fue en noviembre de 2011. Él daba una conferencia llamada Orígenes del cómic, ¿qué es cómic?, la cual reseñé por aqui. Yo daba una comunicación sobre Hugo Pratt. Su cómic más conocido es El Arte de Volar, que creó en 2009 junto al dibujante Kim. Este había llegado a mis manos en 2010 y me lo había leído en aquel 2011. Me pareció uno de los mejores cómic españoles de las últimas épocas. Es por ello que le pedí que me lo firmara. Y ahí lo tengo, firmado en mis estanterías. 

Sobre El arte de volar se ha escrito mucho, por ejemplo es recomendable ver qué dijo sobre su estilo Angux en 2009, desde La Caraviñeta. En aquel congreso, que se realizó en Alcalá de Henares, también se habló mucho de él, sobre todo poniéndolo en relación con otra obra maestra del Noveno Arte, Maus, de Art Spiegelman, que también reseñé. Aunque quien habló de esta novela gráfica de modo directo, y la analizó delante del mismísimo autor, fue Diego Espiña. También lo reseñé y resumí.



















Altarriba, igual que hizo Spiegelman en los años 1970, revisaba su propia Historia familiar repasando su paso por las atrocidades de mediados del siglo XX. A la vez hacían una introspección en sus propios traumas familiares y en su propia biografía, al acercarla al conocimiento de las biografías de sus padres. Spiegelman lo hizo en torno a la Segunda Guerra Mundial y el peso que tuvo en su padre y en su familia que ellos como judíos hubieran sido perseguidos por nacionalsocialistas alemanes e internados en el campo de concentración y exterminio de Auschwitz. Altarriba hacia lo propio revisando la vida de su padre, el cual fue un republicano anarquista que se ve obligado a irse de España al perder la guerra civil española. En Francia fue internado en un campo de refugiados francés, uno de aquellos que funcionaban casi como campo de concentración y exterminio dadas las condiciones que les infringieron las autoridades francesas. Después combatió en la Segunda Guerra Mundial a favor de los franceses y, tras conocer las libertades de una democracia laica, regresó a España para reencontrarse con su familia y sufrir un destierro interior a costa de su pasado republicano y las condiciones nacional católicas de la dictadura de Franco, donde todo el mundo era ya diferente, y no para bien, llenos de miedo, analfabetismo y tabúes religiosos discutibles, según el autor y el padre del mismo.

A Altarriba, le valió varios premios importantes del cómic, incluido el Premio Nacional de Cómic 2010. Aunque su obra debe también buena parte del mérito a Kim, el dibujante que se apuntó a este proyecto cuando Altarriba se lo ofreció en 2006. Kim, dibujante de El Jueves con la serie Martínez el Facha, supo crear un ambiente y la continuación de la narración allá donde el relato del guión creaba vacíos. Quizá esa sea parte de la perfección de la obra, que la narración de la misma, como buen cómic, es doble entre imagen y texto. Altarriba había usado los textos autógrafos de su padre para crear el guión, mientras que Kim usó un poco más de documentación para poder recrear los vacíos en cuanto a detalles históricos, aparte de las muchas metáforas visuales y un cuidado estudio de los detalles de época y un cierto ritmo de movimiento muy interesante. Era además uno de los pocos cómic que tocaban con seriedad el asunto de la guerra civil española y los exialiados. Asíque el ejercicio de poner distancia a demonios personales y familiares que hizo Altarriba sirvió para ponerle en comunión con miles de otros republicanos en sus mismas o cercanas circunstancias.


Este año me regalaron otro cómic, otra novela gráfica española, que muchos críticos y lectores consideran que es la mejor de 2013. No está muy lejana a las anteriormente citadas. En este caso la ha creado por completo el que quizá sea uno de nuestros creadores jóvenes más reconocidos incluso internacionalmente, Paco Roca; el cómic se llama Los surcos del azar. Me lo regalaron este 2014, como he dicho, el Chico Gris y Carmen Hercas, el día de mi cumpleaños. En este caso Paco Roca opta por recuperar la memoria y la biografía de alguien desconocido para él, un anciano republicano español exiliado en Francia y que había permanecido perdido su paradero actual para muchos historiadores hasta que lo encontró él. Así pues, en su obra se pierde la conexión sentimental que tanto potenciaba las emociones en las de Altarriba y Spiegelman. La intención de Paco Roca no es ponerse en paz consigo mismo y con su padre o su Historia familiar, sino que pretende recuperar, o restaurar, o extender el conocimiento histórico de los padecimientos de una parte de los exiliados militares españoles tras la guerra civil española.

No es un libro de la guerra civil, por mucho que algunas personas lo hayan definido así hasta la saciedad. De la guerra civil sale sólo justo su final en el primer capítulo. Se tratra de aquellos exiliados que lograron abandonar el puerto de Alicante, última zona republicana en 1939, dejando atrás innumerables tragedias humanas de suicidios. Narra cómo fueron llevados a la Argelia francesa porque los franceses no dieron su permiso para que estos últimos refugiados pisaran la Francia continental. Allí sufrieron una serie de maltratos injustificados que les llevaron a realizar trabajos forzados construyendo el tren transahariano, provocando la muerte de una gran parte de españoles. Muchos de ellos se alistarán en las tropas aliadas de la Segunda Guerra Mundial cuando comienza la Campaña del Norte de África, y de entre estos veteranos de la guerra civil y de aquella campaña, saldrán los españoles que se alistaron al ejército francés de liberación, exiliado en Inglaterra e integrado entre las tropas inglesas, el cual lideraba De Gaulle. Este ejército permitió la creación de una unidad de españoles republicanos al mando del general Leclerc y mandada por el capitán Drone. Aunque no participaron del Día D del Desembarco de Normandia de 1944, fueron usados como punta de lanza de las tropas aliadas, a menudo con escasos medios o con las sobras armamentísticas del ejército norteamericano. En todo caso su labor fue de tal contundencia que fueron ellos los que entraron y liberaron París en apoyo de los resistentes que se habían levantado contra los alemanes en 1945. Esa es la historia principal que recupera Paco Roca, más luego, muy por encima, las vivencias personales de su protagonista, desilusionado con que los aliados no entraran a liberar España y sintiéndose en tierra de nadie cuando al regresar a España le ocurre lo mismo que al padre de Altarriba, por lo que él opta por volver a Francia para vivir su vida.

Alguien que no se acerque habitualmente a los cómic podría pensar que este tipo de historias nos aproximan a Azañas Bélicas (por varios autores entre 1948-1949, 1950-1958 y 1961). Algo de ello hay, pero no exactamente. La principal novedad es poner el centro de atención en la guerra civil española y en todo aquello que concierne a los republicanos españoles que se vieron forzados a participar de la Segunda Guerra Mundial. Ese es un camino que ya habían iniciado antes otras personas y que últimamente tiene a bastantes autores interesados en su desarrollo, tanto con historias serias como con historias de humor. Algunos lo han llevado al camino de las aventuras y la acción bélica, otros lo han llevado a la crítica antibelicista, cosa no muy común en los cómic españoles, y la gran mayoría lo están llevando a la recuperación de la memoria histórica. Paco Roca no usaba las memorias de su padre, como Altaguirre o Spiegelman, por lo que lo suyo se aproxima más a esa recuperación y abandona el camino de la introspección en uno mismo y en sus orígenes. Así que se aproxima más a obras como Cuerda de presas, de Jorge García y Fidel Martínez en 2005, el cual me fue regalado hace unos años por Mauricio Basterra. En ese caso igualmente se creó un cómic recuperando la historia de cuatro personas en la más inmediata postguerra. O también siguió ese camino Un buen hombre, de varios autores en 2009, del que ya hablé. Son revisiones de la Historia desde el Noveno Arte usando la ayuda del género histórico de la biografía, la autobiografía y las memorias. No obstante, Paco Roca lanza en su guión algo que sí le ata a Altarriba y a Spiegelman: él aparece como personaje, no es el hijo ni el nieto del anciano al que entrevista, pero desde luego también aparece su desarrollo psicológico en cuanto a lo que le produce humanamente conocer al anciano no sólo en persona, si no también intimamente a través de su pasado. El asunto familiar queda en manos de un personaje secundario que es el nieto, o eso parece, del anciano, que conoce al abuelo gracias al interés de alguien que no es de la familia. Así que Paco Roca deja en el aire que muchas veces el conocimiento del pasado familiar no viene de manos de la propia familia, si no de fuera... La desmemoria española como consecuencia de acostumbrarnos en la doctrina de no hacer preguntas en favor de unas comodidades supuestas.

Para los historiadores el cómic no revela nada nuevo, si bien es uno de los apartados históricos que por muchos esfuerzos que hagamos no parece que recoja toda la atención debida por parte de los ciudadanos, ni siquiera en los temarios universitarios, si bien esto se interrumpe cuando en algún aniversario redondo algún periódico publica extensos reportajes sobre el asunto, en términos periodísticos, no estrictamente científico. Ahora bien, el cómic, que es un éxito de ventas y de distribución, está sirviendo para que mucha gente descubra un pasado español en la Segunda Guerra Mundial, hay otros, también interesantes e importantes, algunos incluso decisorios, pero la liberación de París es muy golosa pictóricamente e incluso en el imaginario colectivo. Paco Roca ha creado un trabajo impecable. Personalmente creo que en lo documental Altarriba y Kim hicieron un trabajo mayor, no obstante le dedicaron tres años de creación antes de publicar y muchas revisiones conjuntas. Sería injusto decir que Paco Roca no haya hecho un ejercicio de investigación, el propio cómic lo es en sí mismo, y desde luego los detalles de los vehículos, paisajes y de los uniformes indican que visualmente ha debido tener un alto asesoramiento artístico, probablemente incluso fotográfico. Es una investigación quizá algo más visual y técnica. Es una novela gráfica muy interesante por ello. Aparte de que nos brinda la oportunidad de poder ver a los españoles de Leclerc en color, en lugar de en blanco y negro. Paco Roca pone el color en el pasado, y el blanco y sepia al presente, invirtiendo así unas formas iconográficas tradicionales para los saltos en el tiempo. Algo que simbólicamente debe valorar cada uno. Una de las cosas que me gusta de esta novela gráfica es cómo se resuelven las situaciones de acción, y con esto no me refiero sólo a la violencia, también al mero hecho de hacer café en una cafetera, las viñetas de esas acciones son tan precisas que en algunos momentos, con ayuda de la imaginación y un buen ritmo de lectura, podemos visualizar la historia casi como una película en movimiento. Los trazos de Roca son sencillos, pero no pierde detalle. No usa de fuertes contrastes de sombras. Es un hombre bastante luminoso en sus viñetas, aunque sabe manejar muy bien los juegos de luces en el color.

Los surcos del azar y El arte de volar no son meros cómic de guerra. Son algo más. Son otra cosa. Son, para un historiador, una herramienta a tener en cuenta para acompañar su enseñanza de la Historia a los que se quieren acercar a ella. Para un amante de los cómic son una gozada visualmente, y sus guiones están perfectamente a la altura de crear una intriga y un interés total por la obra. Incluso para un amante del cine tendrán un atractivo. Quien quiera historias de guerra asimilables a la realidad y llenas de tiroteos, donde además haya una historia humana real y nada ensalzadora de los valores del combate, quizá quede fascinado con el de Roca, quien quiera una que dé muchas explicaciones de porqués posibles, quizá mejor recomendarle la de Altarriba y Kim. 

Tal como se analizó en el Primer Congreso Internacional de Conferencias de Novela Gráfica y Cómic de 2011, estamos ahora mismo en Europa en un momento donde en el cómic las biografías, las autobiografías, las introspecciones y las memorias están de moda. Especialmente en España y Francia. Es curioso, porque en cuanto a libros de Historia son precisamente esos géneros los menos vendidos entre los aficionados a los libros de Historia (a pesar de que hoy día muchos políticos están publicando sus memorias). Sin embargo son de lo más útiles para poder escribir la Historia en general de algún periodo, acontecimiento, etcétera. Quizá algún lector de cómic pueda estar saturándole la fuerte apuesta del mercado español por este tipo de obras, en especial las introspectivas de los autores, pero hemos de suponer que esto es un ir y venir de gustos. Va por temporadas. En todo caso, estos cómic son muy a tener en cuenta, quizá estemos hablando de clásicos actuales de nuestro Noveno Arte. 

Hoy empieza el verano, así que esta es mi recomendación para aquellos que tengan vacaciones de algún tipo, o mucho tiempo libre. 

Saludos y que la cerveza os acompañe.

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