lunes, enero 16, 2012

NOTICIA 1040ª DESDE EL BAR: ¿COLÓN, LOS VIKINGOS? ¿LOS MUSULMANES, QUIZÁ?

Defender posturas inamovibles es algo que a menudo, no siempre, no es lo mejor que se puede hacer. Tener la certeza de algo a veces hace olvidar a la persona que la base de esa certeza no está clara, por lo que la certeza puede no ser tan cierta, al menos no más allá de la mente de quien la mantiene y de quien la cree. A veces una certeza ha pasado a ser un tópico y este tópico, una verdad incuestionable. A veces se tiene una esperanza en algo, por ejemplo en la vida más allá de nuestra propia muerte física, y esa esperanza se hace tan fuerte que pasa a ser una creencia de fe fuerte, como la creencia de la existencia de nuestra propia vida más allá de la muerte corporal. Y esa creencia en firme suele acabar siendo una certeza, una verdad innegable. De este modo, exista o no exista una vida después de la terrenal, los que más fuertemente creen en ello, me refiero a los más extremistas religiosos, piensan que es una verdad innegable por la que merece la pena someter al resto de las personas que dudan, o que directamente no creen en ello, a las consecuencias en la vida terrena de lo que ellos creen a quienes niegan o dudan su verdad, esa creencia. Eso es lo incorrecto, no tener la mente abierta a que existan personas que no crean que lo que para uno es verdad, para otro pueda haber lugar a la duda o a la no creencia de esa verdad, siempre hablando en relación a cosas que no son términos absolutos, como puedan ser las ciencias exactas, por ejemplo las matemáticas.

Y sobre esta base giran cantidad de cuestiones de nuestra vida, ya no sólo cuestiones tan sobrenaturales, sino cuestiones cotidianas. Cuestiones a menudo nacidas de la convivencia cotidiana con unas amistades, una pareja, compañeros de trabajo o la familia. Unas esperanzas o expectativas pasan a ser unas creencias que pasan a ser unas realidades para las personas que las viven. Esto no es en principio malo, tampoco es que sea bueno, es algo que simplemente es, y en unos casos será bueno y en otros será malo. En otros muchos no será ni lo uno ni lo otro, sino unas formas de vivir la vida en relación a las personas que nos rodean. De este modo, por ejemplo, baste recordar una frase que dijo el escritor Pío Baroja: "Los libros son como los amigos, no siempre es el mejor el que más nos gusta".

Esta reflexión de que una esperanza pasa a ser una creencia cuando es muy intensa, y esta creencia una verdad cuando se desea mucho que sea cierta, no es mía, tampoco es de un filósofo, era la base sobre la que se escribió el libro Medioevo y Renacimiento, de 1954. Su autor fue el historiador E. Garin. Fue un libro que leí en 2003 para un trabajo universitario sobre la cultura del Renacimiento Carolingio. Lo leí durante largas horas de habitación de hospital haciendo compañía a mi padre en sus últimas semanas de vida. Y es precisamente en la construcción de las Historias nacionales, de cualquier Estado construído sobre los mitos de la nación, donde más se puede ver esa evolución progresiva de esperanza o espectativa a creencia y de ahí a verdad innegable. Citando a otro pensador en torno a todo esto, José Ortega y Gasset dijo: "Nuestras convicciones más arraigadas, más indubitables, son las más sospechosas. Ellas constituyen nuestro límite, nuestros confines, nuestra prisión". Y es que precisamente cuando algo que era una espectativa ha ido transformándose en nuestras mentes hasta llegar a ser verdad innegable, convicción arraigada e indubitable (sea conocimiento generalmente aceptado o sea simplemente nuestra forma de concebir a otra persona de nuestra vida cotidiana), puede resultar un problema para comprender ya no sólo la evolución de ese conocimiento como de la persona, así como un problema para reflexionar que quizá se esté en un error de percepción de la realidad, o bien que se crea que la realidad es de un camino único, cuando puede ser que la realidad sea de múltiples caminos, o incluso sin caminos, sino un campo abierto donde todo está interrelacionado.

Pongamos todo esto aplicado a la Historia de España, por ejemplo, en este caso a la Historia Universal. Es totalmente aceptado que Cristóbal Colón y los marineros españoles a su cargo descubrieron América el 12 de octubre de 1492. Este descubrimiento del continente americano es indiscutible. Al menos como descubrimiento que conectó definitivamente este continente con el resto, cambiando la Historia de la Humanidad. Porque también es cierto que hay quien sostiene que los verdaderos descubridores son los propios indios americanos que lo fueron poblando desde que llegaron milenios antes desde Asia y Oceanía. Pero estos lo hicieron en tiempos prehistóricos (y precolombinos) y nada supuso para la Historia de la Humanidad en general. También es cierto que en 888 el vikingo Guundjorn, de Islandia, descubrió Groenlandia, que Eric "el Rojo" la pobló en 983, y que en el año 1000 su hijo, Bjaln Heriulfnson, había descubierto y llegado a las actuales Terranova, Nueva Escocia y Maine (América del Norte). De eso ya hablé por extenso en la Noticia 690ª. Pero los vikingos, como los indios, no hicieron con esto una conexión definitiva de ambos mundos, nada que cambiara la Historia de la Humanidad de manera trascendental. Asentaron el conocimiento de Islandia fundando un reino (por eso es parte de Europa), y asentaron el conocimiento de que existía Groenlandia, pero el abandono de esta tierra de los hielos hizo que América fuera olvidada en su existencia.

Aclarado esto, vamos a la esperanza y espectativa del nacionalismo más españolista de que es creencia general el que Cristóbal Colón descubriese América a partir de la nada, arriesgándose, siguiendo un sueño, siguiendo unos cálculos matemáticos de viejos filósofos griegos de la Edad Antigua que pensaron que La Tierra no era plana, sino redonda. Y esa creencia pasó a ser una verdad innegable y oficial de la Historia de España. Pero, ¿realmente partía Colón de la nada? ¿Sólo de su creencia y fe ciega en las teorías de hacía más de mil años sobre la redondez del planeta, cuando en general la creencia en aquel siglo XV era que La Tierra era plana y en el mar más profundo había monstruos y abismos eternos? No. No es así. Pero incluso aún hoy día ni en colegios, ni en institutos de educación secundaria, ni en la gran mayoría de Universidades se enseña más alternativa ni más análisis que este. Algunos profesores refieren lo contado de los indios y lo contado de los vikingos. Pero lo cierto es que en la propia península Ibérica pudo haber otros antecedentes que quizá fueron los que animaron a Colón.

Es cierto que Colón conocía la obra de pensadores griegos de la Edad Antigua que le animaron a emprender un viaje por mar abierto hacia Occidente, en busca de Cipango (Japón), y que conocía también bien la obra del viajero del siglo XIII Marco Polo, que llegó a China por tierra saliendo de Europa por Oriente. Hay quien dice que Cristóbal Colón fue de adolescente un pirata en las costas atlánticas. Cuando atacaban barcos portugueses o españoles los piratas de esa zona en los finales del siglo XV tenían por costumbre huir de los barcos de la armada navegando hacia occidente, por lo que pudo ser así como conoció la existencia de los vientos que le llevarían a América. Pero esto es pura teoría. Más interesante es saber que en 1476 naufragó cerca de Inglaterra y en 1477 parece que llegó a Islandia, donde es bastante probable que conociera las historias y rutas de los marineros islandeses que seguían navegando hacia occidente en busca de los grandes bancos de peces que nadaban por allí, por lo que los islandeses, de modo oral pero no cartográfico, sabían que existía por lo menos Groenlandia. Y Colón pudo intuir que había más tierras, ya que los peces no nadan en mar abierto profundo, sino en mar cercano a costas, aunque naden varios kilómetros mar adentro. Por la mera cuestión de que es en esa zona donde pueden encontrar algas y placton. Tal vez escuchó algo que pudiera estar referido a tierras fértiles, Terranova. Para 1481 Colón ya tenía el proyecto de encontrar la ruta hacia Cipango y el Catay por Occidente. En 1483 y 1485 habló varias veces con el rey de Portugal sobre su proyecto y en ese 1485 navegó de Lisboa a Las Madeira, sus tentativas iban siendo así mayores. Pero fue rechazado y se trasladó a Castilla (a la Monarquía Hispánica) para entrevistarse varias veces con los reyes españoles, quienes después de varios años aceptaron su proyecto, que le llevó a descubrir América en 1492.

Pero, ¿qué hizo que los Reyes Católicos aceptaran el proyecto de Colón? Hay muchas especulaciones sobre esto. Pero quizá la teoría que menos se menciona hoy día es una que pudo ser la que hizo ver a Isabel I y Fernando VI que el proyecto de Colón era viable. En 1486 Cristóbal Colón fue entrevistado por los Reyes Católicos en Alcalá de Henares. En esta ciudad parece ser que la reina Isabel I, "la Católica", se quedó bastante convencida de que se podía hacer ese viaje, por lo que no le cerró las puertas sino que dejó retrasado el proyecto hasta unos años más tarde, tras más entrevistas y el final de la guerra con el Reino Nazarí de Granada. ¿Y por qué ese convencimiento?

En Alcalá de Henares, en el Palacio Arzobispal (que es donde se produjo tal entrevista) se guardaba el archivo documental del arzobispado de Toledo, que no era otro que uno donde se guardaban buena parte de la mayoría de los papeles con los que se administraba el Reino desde hacía siglos. Así por ejemplo en el siglo XIII ya se habían creado leyes en la ciudad que terminaron influenciando a Alfonso X "El Sabio" para la creación de Las Partidas, que acabaron legislando sobre toda Castilla. La cuestión es que entre esos documentos se guardaba uno del siglo XII escrito por un judío que vivió en los reinos musulmanes españoles (taifas), llamado Xerif Aledris, "El Nubiense". Este hombre escribió una Descripción de España en ese siglo XII que fue traducida por José Antonio Conde en 1799. Se conserva hoy día esa copia, pero no el documento original, ya que se quemó en el incendio de 1939 del Archivo General Central de la Administración, en el Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares. La cuestión es que ese documento estaba en el Palacio Arzobispal cuando Isabel I recibió a Cristóbal Colón para hablar de un viaje por mar hacia Occidente en busca de Cipango y el Catay. Esteban Azaña, historiador y alcalde de Alcalá de Henares en el final del siglo XIX, nos dejó escrito que en el Palacio Arzobispal había documentos sobre los cálculos de la redondez de La Tierra hechos por pensadores de la Antigua Grecia, pero también de la existencia de este documento de Aledris. ¿Cuál es la importancia de este último? Pues su importancia es que este hombre nos citó que unos marineros (dadas las fechas históricas hemos de pensar que musulmanes) salieron de Lisboa por mar hacia Occidente navegando por el mítico Mar de los Sargazos y que tras meses de viaje llegaron a unas islas donde fueron hechos prisioneros por unos hombres de piel roja y cabellos largos. El viaje lo hicieron gracias a vientos que iban hacia Occidente. Pudieron escapar y regresar a Europa, donde llegaron a tierras de bárbaros (para los musulmanes del siglo XII bárbaros eran todos aquellos que no eran musulmanes, a la postre: el pueblo más avanzado científica y técnicamente del momento). Esta referencia, ya fuera de una historia real o de un mito, estaba ahí, y estaba dentro del archivo del Palacio Arzobispal. Nos lo cuenta Alfonso Dávila, director del Archivo General de la Administración hoy día, en su libro Los Archivos del Estado. Qué son y cómo se tratan. Es probable que Isabel I saliera medio convencida del proyecto de Colón ya no sólo por los razonamientos de este, sino también por contar documentalmente con este otro testimonio que para ellos tenía en su época un promedio de doscientos cincuenta a trescientos años de antigüedad. En otras palabras: un testimonio de que alguien había hecho ese viaje ya desde la península Ibérica, aunque no sabemos el nombre de esos alguien.

Y ahí estamos, además de los precedentes precolombinos de indios y de vikingos, existe este precendente de musulmanes españoles del siglo XII que puede ser cierto o mito, no lo sabemos, pues no tenemos más testimonio que ese. Pudo tener peso, y mucho, en la concesión de viaje a Cristóbal Colón. En principio la obra de Aledris era una descripción de España, por lo que no era un libro de aventuras, por lo que podría ser verosimil que lo que refiere sea cierto, o que lo que refiera tenga una base de verdad y otra base de ficción. Si hubiera sido real, no tiene importancia, ya que ese viaje de los musulmanes tampoco transciende la Historia de la Humanidad, pero explicaría mejor la Historia de Colón (¿llegó a ver ese documento?) y podría explicar mejor que no decidió de la nada que viajaría hacia Occidente. La Historia nacional de España no sería así ya una verdad innegable en este aspecto, sino matizable, incluso se podría valorar sino serían estos musulmanes del siglo XII partiendo de Lisboa los primeros en llegar después de los vikingos en el siglo XI. No desluce esto la Historia, sino que sirve para su análisis y su explicación dentro de lo posible, para una búsqueda de la realidad basada en tener el mayor número de visiones posible sobre algo para llegar a alcanzar una mente abierta que nos ayude a comprender las cosas, no sólo un deseo que nos lleve a una creencia que nos lleve a una verdad por evolución psicológica, pero no probatoria.

Y así, tener la mente abierta a escuchar y comprender, es lo que aplicado a cualquier aspecto de la vida nos puede ayudar a conocer... quizá no la verdad absoluta, esa gran desconocida e inalcanzable, sino a conocer lo mejor de los otros y lo mejor de nosotros, pues podemos valorar mejor la realidad que nos circunda, que probablemente es una mezcla de varias realidades.

Que la cerveza os acompañe.

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