Pues ya tenemos desde ayer por la tarde nuevo gobierno de España de manos de los conservadores del Partido Popular, y aunque los medios de comunicación más mediáticos hablan de un gobierno de derecha moderada respecto a la derecha del Partido Popular representada por Esperanza Aguirre, lo cierto es que el nuevo Presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, fue aplaudido por toda la extrema derecha europea (Le Pen, Fortuyn y Haider) cuando siendo Ministro de la Presidencia, en los años 2000-2001, desarrolló y aprobó una Ley de Extranjería de un carácter que a muchos nos pareció una semilla para la xenofobia. Invito a cualquiera a visitar las hemerotecas si no se me cree. Más oscuro aún es que el nuevo Ministro de Economía y Competitividad (me pregunto en qué términos entenderá Rajoy se es competitivo), Luis de Guindos, fue quien dirigió la filial española de Lehman Brothers, el holding norteamericano que hizo estallar la crisis económica de 2007-2008 en la que estamos sumergidos gracias a respaldar créditos e hipotécas que no tenían solidez ninguna. Pero muchísimo más oscuro aún, con creces, es el nuevo Ministro de Defensa, Pedro Morenés, en cuyo haber cuenta haber sido consejero de Instalaza S.A., una empresa armamentística que fabricaba y vendía bombas de racimo, las cuales han sido prohibidas por las Naciones Unidas (hecho que hizo quebrar a Instalaza S.A.).
Y no sigo analizando en los demás nuevos ministros, aunque sí que quiero ahondar en la figura del recién aunado en un superministerio: Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. Se ha dejado en manos de José Ignacio Wert, quien aunque ha sido diputado entre 1986 y 1987, lo cierto es que su mayor haber actual es ser un habitual tertuliano político de radio y televisión, que se ha caracterizado por hacer encendidas defensas de los puntos de vista católicos más a: lo que digan los obispos es que lo que debe ser, así como defensas férreas de la tauromaquia y del Real Madrid Club de Fútbol... es que tampoco ha hecho muchas más aportaciones al mundo de la cultura... No podría decir mucho más de él en este sentido, salvo que llegó a ser en su pasado subdirector general del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), ese mismo que siempre que realizaba una encuesta luego a la hora de la verdad no se correspondían con la realidad social.
Pues bien, para hablar de ese superministerio, hay que aclarar primero que aunque Rajoy dijo que disminuiría el número de Ministerios, el PSOE de Zapatero los dejó en quince, él los ha dejado en trece con trampa. Buena parte de esos trece Ministerios son superministerios, o sea: Ministerios que son varios concentrados en un solo Ministro. El PSOE también tenía superministerios, es innegable, pero dado que Rajoy no se hartó en decir que disminuiría la administración, pues que haya creado superministerios es jugar con trampa de cara a los ciudadanos que menos entiendan de política y que sólo se quedan con las cifras numéricas de los nombres de los Ministerios. De los trece Ministerios de Rajoy, siete son superministerios, más de la mitad. Más aún, aunque para los más aférrimos y convencidos votantes del Partido Popular del ala más católica les prometió crear un Ministerio de la Familia, y por otra parte cerrar el Ministerio de la Igualdad, hoy podemos comprobar como ese Ministerio de la Familia era una mera promesa electoral incumplida para ellos, para mantener el voto álgido de sus incondicionales, o quizá para mantener su aplauso en los mítines (el voto ya lo tenía), y el Ministerio de la Igualdad sigue exisitiendo como parte del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Pues bien, vamos a lo que me interesa comentar del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Me quiero centrar en este más que nada porque como Historiador, archivero y escritor es el que más de lleno me afecta en mi actividad, de la que por cierto literalmente no gano para vivir por mí mismo, necesito de la ayuda familiar a menudo. Muchas veces he hablado del asunto de los archivos en este blog, tanto de lo que supone (para los que no quieren ahondar mucho en la bitácora para encontrar cosas publicadas al respecto desde 2010, les remito a los comentarios de la Noticia 1021ª), como algunos de los problemas que afronta la sociedad a través de los problemas que se plantean en los archivos (ver Noticia 1027ª). Es un sector que podría generar trabajo, pero la demagógica excusa de que no es tiempo para la Cultura, ha hecho que se redujera su presupuesto (el del Ministerio de Cultura) desde 2008, y ahora vemos como deja de tener Ministerio propio para englobarse en uno junto a Educación y Deporte. Los archivos están necesitados de personal de toda clase, técnicos superiores, técnicos medios y oficiales, así como admistrativos y mozos. La ingente cantidad de tareas por hacer, y la documentación en espera de ser debidamente archivada y servida al ciudadano espera a estos trabajadores y mayores medios, y seguirán esperando, porque en lugar de generar esos puestos de trabajo, no sólo se congeló contratar por falta de dinero, sino que además se redujeron los contratos, procediendo a no renovar a muchos archiveros. Con el nuevo Ministerio se prevé más pérdidas de trabajo en un sector que sí podría generar varios miles de puestos de trabajo en todo el Estado. Y no hablo exagerando, advierto.
Archivos ha sido adscrito al Ministerio de Cultura desde hace décadas, aunque hay mucha gente que opina que debiera estar dentro del Ministerio de la Presidencia. Está claro que un expediente sobre la autorización para publicar "La Galatea", de Cervantes, pudiera ser entendido cultura, pero los papeles que el propio lector tenga registrados en el Archivo de Protocolos de Madrid sobre la propiedad de su casa es más bien administración del Estado. Como dividir unos documentos y otros sería un mal mayor, se suele meter Archivos en Cultura porque hasta la fecha predomina entre los políticos (no entre los archiveros) ese criterio. Hay gente que aún consulta documentos judiciales del siglo XVIII para sostener los derechos de propiedad sobre una tierra por ejemplo, eso es administración, aunque esos papeles tengan valor cultural histórico. Sea como sea, a lo que vamos.
El Ministerio de Educación tiene unas tareas muy determinadas y complejas sobre educación primaria, educación secundaria, universidades, becas, etcétera, que ya de por sí da muchos quebraderos de cabeza. Lo respectivo a Deportes es en sí mismo todo un potencial actualmente en España, suponiendo grandes ingresos económicos al país y una imagen de los españoles en el mundo. Con lo que las tareas de Educación y de Deportes ya de por sí es algo ya un tanto complejo y en algunos aspectos imposible de encajar. Pero Cultura además representa esa parte de Archivos que supone la administración (por tanto el gobierno) del Estado, al tener en sí todos los papeles que nos permiten desde investigar los viajes de Cristobal Colón a registrar que has pagado tus impuestos, que tienes una casa registrada, que has trabajado de tal año a tal año, que tienes determinadas enfermedades a tener en cuenta en los Hospitales, que se genera tanta energía nuclear al año, etcétera. Más aún, el 16 % del Producto Interior Bruto de España lo ingresa la industria editorial, bajo Cultura. Y lo que se suele alegar de cine, teatro o música, aunque genera dinero y puestos de trabajo, es lo de menos.
El Ministerio de Cultura fue un invento de Francia después de la II Guerra Mundial para potenciar su propias creaciones y forma de ser. Fue copiado por España. Por primera vez hubo un Ministerio de Cultura y Bienestar con el gobierno de Unión de Centro Democrático (de presidente Adolfo Suárez) en 1977, el ministro era Pío Cabanillas Gallas. Era la legislatura constituyente. Desde 1979 fue tan sólo Ministerio de Cultura. Tanto los presidentes Calvo Sotelo (UCD) como Felipe González (PSOE) lo mantuvieron, llegando el caso que con el último citado, entre 1985 a 1988, ese Ministerio también soportó la Portavocía de Gobierno con Francisco Javier Solana Madariaga. Luego siguió siendo Ministerio de Cultura, contando a veces con gente tan destacable como Semprún, hasta que el primer gobierno del PP (de presidente José María Aznar) ya lo simplificó por primera vez haciendo un Ministerio de Educación y Cultura desde 1996, donde entre otros ejerció de Ministro el actual presidente, Mariano Rajoy. Aquel Ministerio bífido no funcionaba muy bien, y surgieron numerosos problemas tanto en el mundo de la Educación como en el mundo de la Cultura. Por ello el PSOE de Zapatero volvió a separarlos en 2004. Aunque a Educación le sumó otros Ministerios que lo hacían un cajón de sastre, Cultura tuvo el suyo propio sin compartir hasta ayer, literalmente. ¿Qué saldrá de un Ministerio de tres cabezas con tareas tan diferenciadas como son Educación, Cultura y Deportes, pese a que una asociación de ideas trivial podría aunarlas en un concepto general y peregrino en un primer momento? Pues ya lo veremos, pero en principio me parece un símbolo muy llamativo de los desmanes que le ha pasado a Rajoy todo este mes mientras pensaba en su nuevo gobierno... Más parece que se le ocurrían ideas en crucigrama que en meditadas reflexiones con altura de miras de Estado.
Que la cerveza os acompañe.
Y no sigo analizando en los demás nuevos ministros, aunque sí que quiero ahondar en la figura del recién aunado en un superministerio: Ministerio de Educación, Cultura y Deportes. Se ha dejado en manos de José Ignacio Wert, quien aunque ha sido diputado entre 1986 y 1987, lo cierto es que su mayor haber actual es ser un habitual tertuliano político de radio y televisión, que se ha caracterizado por hacer encendidas defensas de los puntos de vista católicos más a: lo que digan los obispos es que lo que debe ser, así como defensas férreas de la tauromaquia y del Real Madrid Club de Fútbol... es que tampoco ha hecho muchas más aportaciones al mundo de la cultura... No podría decir mucho más de él en este sentido, salvo que llegó a ser en su pasado subdirector general del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), ese mismo que siempre que realizaba una encuesta luego a la hora de la verdad no se correspondían con la realidad social.
Pues bien, para hablar de ese superministerio, hay que aclarar primero que aunque Rajoy dijo que disminuiría el número de Ministerios, el PSOE de Zapatero los dejó en quince, él los ha dejado en trece con trampa. Buena parte de esos trece Ministerios son superministerios, o sea: Ministerios que son varios concentrados en un solo Ministro. El PSOE también tenía superministerios, es innegable, pero dado que Rajoy no se hartó en decir que disminuiría la administración, pues que haya creado superministerios es jugar con trampa de cara a los ciudadanos que menos entiendan de política y que sólo se quedan con las cifras numéricas de los nombres de los Ministerios. De los trece Ministerios de Rajoy, siete son superministerios, más de la mitad. Más aún, aunque para los más aférrimos y convencidos votantes del Partido Popular del ala más católica les prometió crear un Ministerio de la Familia, y por otra parte cerrar el Ministerio de la Igualdad, hoy podemos comprobar como ese Ministerio de la Familia era una mera promesa electoral incumplida para ellos, para mantener el voto álgido de sus incondicionales, o quizá para mantener su aplauso en los mítines (el voto ya lo tenía), y el Ministerio de la Igualdad sigue exisitiendo como parte del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Pues bien, vamos a lo que me interesa comentar del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Me quiero centrar en este más que nada porque como Historiador, archivero y escritor es el que más de lleno me afecta en mi actividad, de la que por cierto literalmente no gano para vivir por mí mismo, necesito de la ayuda familiar a menudo. Muchas veces he hablado del asunto de los archivos en este blog, tanto de lo que supone (para los que no quieren ahondar mucho en la bitácora para encontrar cosas publicadas al respecto desde 2010, les remito a los comentarios de la Noticia 1021ª), como algunos de los problemas que afronta la sociedad a través de los problemas que se plantean en los archivos (ver Noticia 1027ª). Es un sector que podría generar trabajo, pero la demagógica excusa de que no es tiempo para la Cultura, ha hecho que se redujera su presupuesto (el del Ministerio de Cultura) desde 2008, y ahora vemos como deja de tener Ministerio propio para englobarse en uno junto a Educación y Deporte. Los archivos están necesitados de personal de toda clase, técnicos superiores, técnicos medios y oficiales, así como admistrativos y mozos. La ingente cantidad de tareas por hacer, y la documentación en espera de ser debidamente archivada y servida al ciudadano espera a estos trabajadores y mayores medios, y seguirán esperando, porque en lugar de generar esos puestos de trabajo, no sólo se congeló contratar por falta de dinero, sino que además se redujeron los contratos, procediendo a no renovar a muchos archiveros. Con el nuevo Ministerio se prevé más pérdidas de trabajo en un sector que sí podría generar varios miles de puestos de trabajo en todo el Estado. Y no hablo exagerando, advierto.
Archivos ha sido adscrito al Ministerio de Cultura desde hace décadas, aunque hay mucha gente que opina que debiera estar dentro del Ministerio de la Presidencia. Está claro que un expediente sobre la autorización para publicar "La Galatea", de Cervantes, pudiera ser entendido cultura, pero los papeles que el propio lector tenga registrados en el Archivo de Protocolos de Madrid sobre la propiedad de su casa es más bien administración del Estado. Como dividir unos documentos y otros sería un mal mayor, se suele meter Archivos en Cultura porque hasta la fecha predomina entre los políticos (no entre los archiveros) ese criterio. Hay gente que aún consulta documentos judiciales del siglo XVIII para sostener los derechos de propiedad sobre una tierra por ejemplo, eso es administración, aunque esos papeles tengan valor cultural histórico. Sea como sea, a lo que vamos.
El Ministerio de Educación tiene unas tareas muy determinadas y complejas sobre educación primaria, educación secundaria, universidades, becas, etcétera, que ya de por sí da muchos quebraderos de cabeza. Lo respectivo a Deportes es en sí mismo todo un potencial actualmente en España, suponiendo grandes ingresos económicos al país y una imagen de los españoles en el mundo. Con lo que las tareas de Educación y de Deportes ya de por sí es algo ya un tanto complejo y en algunos aspectos imposible de encajar. Pero Cultura además representa esa parte de Archivos que supone la administración (por tanto el gobierno) del Estado, al tener en sí todos los papeles que nos permiten desde investigar los viajes de Cristobal Colón a registrar que has pagado tus impuestos, que tienes una casa registrada, que has trabajado de tal año a tal año, que tienes determinadas enfermedades a tener en cuenta en los Hospitales, que se genera tanta energía nuclear al año, etcétera. Más aún, el 16 % del Producto Interior Bruto de España lo ingresa la industria editorial, bajo Cultura. Y lo que se suele alegar de cine, teatro o música, aunque genera dinero y puestos de trabajo, es lo de menos.
El Ministerio de Cultura fue un invento de Francia después de la II Guerra Mundial para potenciar su propias creaciones y forma de ser. Fue copiado por España. Por primera vez hubo un Ministerio de Cultura y Bienestar con el gobierno de Unión de Centro Democrático (de presidente Adolfo Suárez) en 1977, el ministro era Pío Cabanillas Gallas. Era la legislatura constituyente. Desde 1979 fue tan sólo Ministerio de Cultura. Tanto los presidentes Calvo Sotelo (UCD) como Felipe González (PSOE) lo mantuvieron, llegando el caso que con el último citado, entre 1985 a 1988, ese Ministerio también soportó la Portavocía de Gobierno con Francisco Javier Solana Madariaga. Luego siguió siendo Ministerio de Cultura, contando a veces con gente tan destacable como Semprún, hasta que el primer gobierno del PP (de presidente José María Aznar) ya lo simplificó por primera vez haciendo un Ministerio de Educación y Cultura desde 1996, donde entre otros ejerció de Ministro el actual presidente, Mariano Rajoy. Aquel Ministerio bífido no funcionaba muy bien, y surgieron numerosos problemas tanto en el mundo de la Educación como en el mundo de la Cultura. Por ello el PSOE de Zapatero volvió a separarlos en 2004. Aunque a Educación le sumó otros Ministerios que lo hacían un cajón de sastre, Cultura tuvo el suyo propio sin compartir hasta ayer, literalmente. ¿Qué saldrá de un Ministerio de tres cabezas con tareas tan diferenciadas como son Educación, Cultura y Deportes, pese a que una asociación de ideas trivial podría aunarlas en un concepto general y peregrino en un primer momento? Pues ya lo veremos, pero en principio me parece un símbolo muy llamativo de los desmanes que le ha pasado a Rajoy todo este mes mientras pensaba en su nuevo gobierno... Más parece que se le ocurrían ideas en crucigrama que en meditadas reflexiones con altura de miras de Estado.
Que la cerveza os acompañe.
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