martes, noviembre 02, 2010

NOTICIA 850ª DESDE EL BAR: EL PASAJE A LOS RECUERDOS

El bar estaba lleno de obreros comiendo vestidos con sus monos de trabajo polvorientos o manchados de diferentes sustancias. Otros trabajadores también comían en las pocas mesas dispuestas con manteles de papel tras unos pequeños biombos que separaban la zona de la barra donde otras personas bebían cafés, cervezas o licores. El bar era pequeño. Un bar de barrio, normal y corriente, de los que popularmente a veces se les llama "de viejos", pero este bar ofrece la posibilidad de comer un menú barato de platos generosos y cocinados de modo casero, como en tu propia casa. Así que allí estaba yo hace una semana. Debía trabajar por la mañana y por la tarde, excepcionalmente. Ya había ido a ese bar hacía muchos meses. Cerca está la casa de una amiga a la que visitaba con otras amistades los domingos por la tarde para ver películas de cine juntos. Solía llegar demasiado temprano a la hora acordada y me paraba allí a hacer tiempo. Esos domingos ponían de pincho un platito de paella, eso me recordaba mi infancia, cuando mis padres nos llevaban de niños a tomar algo con ellos los domingos. En realidad iban ellos a tomar algo y nos llevaban a nosotros porque, obviamente, éramos pequeños para quedarnos solos en casa. Esa tarde tenía una conferencia de trabajo en el Palacio de Laredo y debía comer por el centro de la ciudad. Me acordé de este bar y me apeteció ir para ver cómo cocinaban. No me defraudó. Me senté en una mesa para dos, aunque sólo era uno. Enfrente mía estaba otra mesa con un par de personas comiendo que parecían electricistas. A mis espaldas había obreros de la construccíón. A mi izquierda un biombo. A mi derecha lo que podría ser un comercial. Y más allá, por delante y a la derecha, el escaparate y una mesa ocupada por dos personas que podrían estar ya perfectamente jubiladas, aunque era obvio que no lo estaban. Por encima de sus cabezas: la televisión con el telediario de Televisión Española, la 1. En cierto modo también me recordaba cuando comía fuera de casa trabajando para Acruna en el transporte de obras de arte y documentos por toda España. Unas coliflores rebozadas, un cocido del que pedí que le quitaran toda la carne antes de servírmelo y un pedazo de tarta de tiramisú. Apenas 8 euros. Me sentí cómodo, y en cierto modo, aunque nunca había comido allí antes y apenas había pisado el bar, sentía también estar en un ambiente bien conocido desde mi infancia. Algunos de esos obreros me recordaron a mi padre con su mono de trabajo cuando venía a comer a casa con prisa para regresar al trabajo durante mi infancia. El bar me recordaba, como he dicho, a esos bares donde él nos llevaba los fines de semana para disfrutar con la familia tomando algo. La muerte se llevó algunas cosas a la zona de los recuerdos. El telediario de Televisión Española era otro pedazo de mi infancia, de cuando en mi niñez sólo existía ese canal de televisión, o el de Televisión Española 2. Este jueves tengo otra conferencia de trabajo, no sé si comeré allí. A veces los acontecimientos cambian los planes.

El bar es "El Pasaje III", en la calle Talamanca, nº 22, de Alcalá de Henares, relativamente cerca de la estación central de tren.

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