martes, agosto 10, 2010

NOTICIA 812ª DESDE EL BAR: LOS POEMAS PORTUGUESES (trilogía portuguesa, 2)

Lisboa, 4 de agosto de 2010

Entramos en un enjambre de abejas,
zumban fuerte, cada vez más fuerte,
según pasan sobre nuestras cabezas,
por el panal que es a la ciudad su puente.

Lisboa me huele a mujer húmeda,
de calor y de río que se nos abre
por los bancos de pescado que exuda,
bajo acecho de gaviotas que los cace.

Lisboa es un subir bajar viejo
de nuevo tranvía luso-castellano,
donde en sus rúas y bares sólo vemos
el hispano-portugués que escuchamos.

Se torna el vaso de Oporto en imagen,
como el gallo, la toalla o el fado,
de alguno de los pasos de mi viaje,
como la pensión, el calor, nuestro vaso.

Lisboa es ébano negro y, apenas,
un folio en blanco donde poner tinta
que evoque las playas de arenas
que, arrastrándolas el Tajo, las pinta.

Lisboa, ciudad de calles antiguas,
sabia en la candidez ya perdida,
serás en mi todas las rúas contiguas
al buen recuerdo tras la partida.


(Por Daniel L.-Serrano.)



"Tudo vale a pena se a alma nâo é pequena". (Fernando Pessoa, 1888-1935: "Todo vale la pena si el alma no es pequeña").

Esa es la frase del poeta portugués Pessoa que aparece en una camiseta que me compré en la capital lusa. Me sorprende de Portugal una cultura que aunque es similar a la española tiene unas sutilezas que la hacen muy diferenciada, que no tanto diferente. Así por ejemplo caminar por las calles más recónditas donde alguien se atreve a escribir frases en las paredes, y descubrir que estas tienen una carga de lucha social intelectual, una filosofía y una carga literaria tremendas. Son frases anónimas, supongo que de algún o alguna portuguesa o portugués.

Por otra parte en Portugal abundan las estatuas a médicos, periodistas, escritores, científicos, maestros... Aunque en la Avenida de la Liberdade vi una a un militar muy curiosa... a Simón Bolivar por liberar América latina... Hombre, puestos así yo propongo poner otra en Madrid a los líderes de las milicias y guerrillas de Angola y Mozámbique que lograron la libertad en su guerra contra Portugal... pero vamos, sin alevosía ni segunda intención, por la libertad, que es la excusa que tenía la estatua de Bolívar en Lisboa, aunque no vi ninguna a Whasington, ni a Gandhi, ni nada de eso... Y es que la mayor parte de las guerras internacionales que ha tenido Portugal han sido contra España, varias de las cuales han sido para independizarse de España en diferentes siglos y circunstancias... y eso, claro está, por mucho que escriban que es por la libertad, lo de Bolívar me temo que es con una segunda intención. Pero sea como sea, fuera de bromas sarcásticas, y aunque ellos también tienen estatuas a algún militar o algún gobernante y descubridores, lo cierto es que la mayor parte de sus monumentos son a población civil que son lo dicho: médicos, periodistas, científicos, maestros... incluso a gente ejerciendo de los feriales cabezudos, o al primer avión que cruzó el Atlántico Sur. Son en todo ello una cultura matizada por una conciencia cívica no tan centrada en la jerarquía y sí en la conciencia cívica centrada en la ciudadanía, términos que no son gratuítos, ya que lo segundo pertenece más al ámbito cultural propio de las Repúblicas, como la propia Portugal. Una República se basa en la democratización de todo su sistema empezando desde la base, que son las personas, por lo que no hace tanto incapié en la jerarquización y el poder central, menos si este se representa con símbolos de dominio por la fuerza (militares, reyes autoritarios y demás).

Así mismo, cincuenta días después de la muerte del escritor y filósofo portugués José Saramago, Portugal se sigue interrogando muchas cosas sobre su literatura. En el suplemento "Ípsilon" del diario "Público" portugués, con fecha 6 de agosto de 2010, Raquel Ribeiro encabezaba un extenso reportaje de varias páginas con estas palabras: "La muerte de José Saramago es el fin simbólico de una generación políticamente comprometida. ¿Cómo harán frente los nuevos escritores a la ideología?" Saramago, se dice en ese reportaje, tenía una literatura que nació y heredó la lucha contra el fascismo, la dictadura de Salazar, la censura, así como el fin mismo de todas esas cosas, más el fin del Imperio Portugués (se independizaron las últimas colonias africanas en los 1970'), la transición a la democracia y a la entrada en la apertura de fronteras dentro de los Estados de la Unión Europea. Decía el mismo reportaje que Saramago se sentía libre en los últimos años cuando se sentía persona, según el testimonio de un amigo suyo, que era cuando no tenía que dar la imagen o ejercer de escritor o comportarse como la persona pública que era. Y precisamente en ese sentido se movían las respuestas de los nuevos escritores portugueses. La literatura social, la narrativa y la poesía con ideas, ya no tenía esas motivaciones democratizadoras y deseosas de libertad que marcaron la vida de Saramago. Sin embargo ninguno cree, y me parece con razón, que por ello ya no haya nada por lo que tener ideas. La crisis económica, el modo de funcionar el sistema económico mundial, la ecología, o el propio yo y las propias experiencias, serían las que darían los nuevos apuntes acerca de cómo se va a prefigurar esa nueva literatura y filosofía. El propio Saramago en vida había llegado a afirmar que el nuevo filón social y filosófico del siglo XXI se iba a dar de parte de América Latina, Portugal y España, según había observado él. En otras palabras, de las culturas hispánicas o ibéricas, como se prefiera el término. A juzgar por las pintadas en las paredes de Lisboa, estaría por darle la razón.

Saramago estaba muy presente la semana que estuve en Lisboa, aunque también Pessoa, cuyas frases e imágenes estaban en todas las zonas de la ciudad. El fallecido Saramago fue también objeto de una entrevista de cuatro páginas a su viuda, Pilar del Río, en el "Diario de Noticias" del 8 de agosto. Esas cuatro páginas eran las primeras cuatro hojas del periódico, el cual era el del domingo (el que suele ser más vendido en la semana). Con eso uno se puede hacer una idea de la importancia que Portugal le ha dado a esta pérdida intelectual, pero también para reafirmar la idea de esa preocupación portuguesa por la cultura, por la lucha social desde las actitudes básicas de los ciudadanos, como ellos mismos escribían en otras clases de noticias (y pintadas callejeras) de diferentes periódicos de varios días. La entrevista trataba sobre los problemas con la Hacienda española que estaba teniendo ella con el testamento y herencia de su difunto esposo, pero también sobre aspectos morales, éticos y de ánimo de los últimos momentos de Saramago, y, algo goloso, un libro inacabado que él mismo dijo saber que iba a ser el último de su vida.

Y embuído en este aire lisboeta que se respiraba, yo mismo escribí una serie de ocho poemas, de los cuales os muestro el primero y el último que escribí. Espero que os gusten. Un saludo y que la cerveza os acompañe.


Lisboa, 8 de agosto de 2010

A la muerte sólo se va estando vivo,
sólo se está vivo sintiendo la vida,
no estés muerto, ten el sentimiento asido,
que la muerte es más larga que la vida.

No importa que te embriagues y caigas,
si lo has buscado y lo has vivido,
no seas gaviota vieja que al mar caigas,
cae en todas las camas de tu camino.

No evites el golpe de caer en Lisboa,
que mane tu sangre a la portuguesa,
bebe del Tajo derramado en Lisboa,
sé Lisboa, siéntate a su mesa.

Susurra los sueños de ser, que no sido,
que en esta vida sólo una cosa
no es cosa, es la muerte, ser sido,
tan sólo eso, y no ninguna otra.

(Por Daniel L.-Serrano.)

P.D.: La acuarela del tranvía portugués se lo compré a su autora: Elena R.

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