En este quinto informe de seis se aborda el final de la Guerra Fría, ya que la sexta parte son conclusiones y reflexiones. Comieza en 1980 y va hasta el final de la Guerra Fría, el cual este autor lo sitúa en 1991, con la desaparición total de la URSS. Aunque cabe decir que existen varias fechas propuestas por historiadores y analistas políticos que citaré a continuación.
1.-La primera fecha que se propone está a caballo entre 1988 y 1989. En 1988 Gorbachov dio por terminada la Guerra de Afganistán y reconoció derechos de autonomía política para las repúblicas del Pacto de Varsovia que lo desearan, lo que no quería decir independencia de la URSS. Esta situación revolvió a los militares rusos, a la par que provocaba que Estonia, Letonia y Lituania abandonaran la esfera de la URSS, y en 1989 la República Democrática Alemana (RDA) tirará el muro de Berlín y permitiera la libre circulación de personas hacia la República Federal Alemana (RFA), lo que hacia 1990-1991 llevó a la reunificación alemana. No es de olvidar tampoco que es en 1989 cuando Rumanía juzga a su dictador Ceaucescu, junto con su esposa, y los fusilan el 25 de Diciembre de 1989. Lo que en definitiva se resume en la descomposición de la influencia soviética en el Este Europeo. No obstante, también en la República Popular China los jóvenes se lanzaron a las calles de Pekín (Beijing) para pedir libertad en contra de la dictadura comunista, lo que provocó una matanza en la Plaza de Tiananmen. Sin embargo, estos sucesos ni hacían desaparecer los regímenes comunistas, ni el estado soviético siempre en liza con USA por muy aperturista que se hubiera vuelto. Los partidarios de la fecha de 1989, sin embargo, se apoyan en el hecho de la reunión entre Bush y Gorbachov en un buque (el "Máximo Gorki") en las costas de Malta para firmar un acuerdo por el que se enterraba sobre el papel la enemistad entre los dos bloques, el 2 y el 3 de Diciembre. Pero una cosa son las palabras y otra los actos, pese a que ciertamente este acuerdo tuvo efectos sobre la opinión en la esfera soviética que llevaron días más tarde a los de Ceaucescu... El Papa Juan Pablo II, por otra parte, había podido visitar Polonia, lo que revitalizó el movimiento Solidaridad de Lech Walesa en su búsqueda de acabar con el yugo soviético.
2.- Sin embargo, otros historiadores consideran que el papel antes mencionado, junto con los hechos producidos en 1989, sólo cobran relevancia el 21 de Noviembre de 1990. En esa fecha se reunieron más de treinta Estados en la Conferencia para la Seguridad y la Cooperación en Europa, donde firmaron la Carta de París. Esta Carta de París definía las nuevas relaciones internacionales entre los Estados occidentales y los de la esfera soviética. Estos acuerdos, no obstante, se reforzaban con otro acuerdo alcanzado esos mismos días, el Tratado sobre Fuerzas Convencionales en Europa. Este acuerdo buscaba reducir las tropas y misiles convencionales en suelo europeo. USA tenía 350.000 militares, mientras que la URSS contaba con 600.000 en los Estados del Pacto de Varsovia. Ambas potencias debían contar tan sólo con 195.000 a partir de ese acuerdo. Todos estos tratados daban libertades al Este de Europa, pero marcaba desde luego territorios políticos que no se debían pisar. No obstante, ni la OTAN ni el Pacto de Varsovia desaparecían.
3.- Otros historiadores consideran que el final de la Guerra Fría sólo se materializó de Septiembre de 1990 a Enero de 1991. El conflicto abierto por Irak al invadir Kuwait había movilizado a la comunidad internacional hasta el punto de llevar a una guerra convencional e internacional. Kuwait era aliada de USA durante la Guerra Fría, la cual no olvidemos que seguía en marcha en sus últimos estertores, e Irak había simpatizado con la URSS. En una conferencia en Helsinki en Septiembre de 1990 la URSS apoyó las sanciones de la ONU a Irak, lo que daría pie a una serie de advertencias y plazos a Irak para que se fuera de Kuwait. Al no irse se produjo la guerra en Enero de 1991. La URSS dejó hacer a USA y sus aliados. Esta no intervención es expuesta como el ejemplo del final de la Guerra Fría. Sin embargo lo cierto es que la URSS, pese al acuerdo en la ONU, tuvo un sector militar que amenazó de vez en cuando con intervenir contra USA si se excedían en demasía en sus atribuciones con la ONU. De hecho, de septiembre de 1990 a enero de 1991 no se llega antes a los combates porque la situación diplomática no estaba muy clara, no se sabía cómo reaccionaría un sector importante del ejército de la URSS.
4.- Otros historiadores ponen como fecha final de la Guerra Fría el 1 de Julio de 1991, fecha en la URSS da por desaparecido el Pacto de Varsovia, ante los hechos evidentes de las revoluciones democráticas del Este de Europa en 1989-1990 y de la reunificación de Alemania. Esto se confirmaría el 31 de ese mes de Julio con la firma entre Bush padre y Gorbachov del START I para reducir armas estratégicas, y finalmente para remarcar el final, pese a que un referendum soviético en marzo de ese 1991 aseguraba que los soviéticos deseaban seguir en la URSS, lo cierto es que Ucrania, Rusia y Bielorrusia se declaraban agenas a la URSS poco después. Tras los acuerdos internaiconales de Julio citados, quizá llegados a ellos ante los urgentes problemas internos de la URSS que debía atender Gorbachov (necesitaba ganar tiempo y espacio para moverse), en Agosto se dio un golpe de Estado contra el propio Gorbachov. Tras días y semanas confusos donde el presidente estaba secuestrado por los militares golpistas, y donde hubo confusiñon hasta el punto de bombardear con tanques la Duma, apareció Boris Yeltsin como rescatador de Yeltsin. Sin embargo no le devolvió el poder, sino que se lo quedó con la idea de acabar con la dictadura e instaurar una democracia al estilo occidental. Para ello debía enfrentarse a todo el cuerpo más duro de militares y funcionarios soviéticos, lo que no era fácil. El 25 de Diciembre de 1991 se daba definitivamente acabada la URSS, y con ella todo atisbo de continuidad de la Guerra Fría. Gorbachov dimitía en favor de Yeltsin, aunque esos meses estuvo "maniatado" políticamente. Yeltsin firmó el START II en 1992 y confirmó a Rusia dentro de un nuevo orden político al estilo occidental, aunque endeudado, en crisis de todo tipo y con corrupción. Sobre 1993-1994 hubo un repunte de volver a la Guerra Fría, pero sólo fue un aspaviento. La federación Rusa ha evolucionado hasta hoy recuperándose de su debacle de 1991. Cada vez se hace más fuerte, y cada vez, también es cierto, parece querer reclamar una posición de fuerza frente al resto de Europa, sobre todo frente a antiguos miembros de la URSS (Georgia, Ucrania...).
Y como imagen habría muchas significativas, pero quizá de las más famosas están las de la caída del Muro de Berlín en 1989. Esta que os expongo es una de ellas.
EL INFORME LA GUERRA FRÍA A TRAVÉS DE CÓMO LA IDEÓ CADA LÍDER DE CADA BLOQUE (5)
Hacia el final de la Guerra Fría.
Los sucesores de Breznev en el gobierno fueron breves en su gobierno. Fueron Yuri Andropov, de Noviembre de 1982 a Febrero de 1984, y Konstantin Chernienko, de Febrero de 1984 a Marzo de 1985. Sus breves gobiernos, por causas mayores (murieron), se unió a la crisis económica creada con la carrera armamentística y la guerra en Afganistán, así como el desprestigio internacional que les estaba valiendo esa guerra. La URSS no daba nuevas direcciones a la política internacional, por incapacidad, y aún se permitía dar respuesta al boicot occidental a las Olimpiadas de Moscú de 1980 no acudiendo, ni permitiendo acudir a los miembros del Pacto de Varsovia, a las Olimpiadas de Los Angeles (EEUU) de 1984.
La siguiente etapa que se abrió tras romperse la política de distensión fue lo que se llamó un recalentamiento de la Guerra Fría. Este recalentamiento y reanudación de varias tensiones se vivió en la década de 1980’, la última de la Guerra Fría. Los soviéticos la protagonizaron en principio con las políticas ya citadas de Breznev, Andropov y Chernienko. A partir de 1985 tendrían a un líder nuevo y joven que traería nuevas ideas y conceptos a la URSS. Pero de él hablaremos más tarde. De momento comentaremos el liderazgo de EEUU. La década se inició con un retorno al gobierno de los republicanos. El nuevo presidente era Ronald W. Reagan, quien gobernó de 1980 a 1988. Nada más comenzar su presidencia declaró no querer resignarse a ver como EEUU perdía su hegemonía en el mundo y su defensa de los principios americanos de libertad. De este modo se inició una llamada Doctrina Reagan que suponía una política internacional agresiva, aunque sin participar frontalmente en guerra alguna, para evitar otro Vietnam. Estaba convencido de que el terrorismo internacional era en realidad una forma nueva de guerra propagada por el comunismo. Por ello inició lo que se ha conocido como Guerra Encubierta, por todo el Tercer Mundo las fuerzas de la CIA actuaron contra el comunismo de diversos modos e incluso se financió y apoyó a diversos regímenes pese a ser dictatoriales. Este análisis de nueva guerra está muy en consonancia con el de Nixon en su libro “La verdadera guerra”, y no deja de ser llamativo que sea el propio Nixon el que defiende en ese libro las iniciativas de Reagan, a la vez que critica las políticas de Carter. Reagan utilizó el extremismo islámico contra el comunismo, lo alentaba anímicamente, y lo financiaba o ayudaba en lugares como la Guerra de Afganistán o en el régimen de los ayatoláhs de Irán (a los que vendía armas de modo secreto, lo que fue un escándalo conocido como Irangate). Mandó a la CIA a Afganistán, a Angola, a Etiopía, a Mozambique y a Camboya. Por supuesto Centroamérica fue un objetivo central, pues no quería que se extendiese el comunismo por América, como ocurrió con Cuba, ya que podrían ser peligrosos aliados de la URSS. Nicaragua, El Salvador y Guatemala vieron recrudecerse sus conflictos cuando Reagan decidió apoyar a los contrarrevolcionarios (la Contra nicaragüenses). O incluso invadió la isla de Granada cuando triunfó allí una revolución comunista. Consideró que Libia patrocinaba el terrorismo comunista, por lo que bombardeó Trípoli y Bengasi como represalia, aunque fue un acto fallido de intentar matar al dirigente Gadafi, el cual era considerado como el principal culpable. En este sentido también actuó en el Líbano, para liberar a unos rehenes norteamericanos en Beirut. En otras palabras, Reagan había traído de vuelta una política agresiva que estuvo a punto de provocar una III Guerra Mundial en varias ocasiones, cosa que llegó a escandalizar al propio Congreso norteamericano.
En cuanto a la reducción de armas nucleares, planteada por la URSS, Reagan la rechazó en las conversaciones del programa START. Reagan, por el contrario, llevó a cabo una política de rearme. Buscaba obtener unos misiles de gran precisión capaces de acabar con los sitios de mando y los silos enemigos. Esto, sin duda, creaba un desequilibrio entre los bloques que podía llevar al desencadenamiento de un ataque nuclear preventivo, de parte soviética, para obtener alguna ventaja en lo que parecía ser una guerra inevitable. Estos misiles eran los Pershing II y los misiles de crucero Cruise. A partir de 1983 los instaló en sus bases europeas, lo que provocó muchas reacciones antiamericanas y anti-OTAN en toda Europa occidental, que se veía a sí misma como el escenario de una futura guerra nuclear. Este programa de rearme se llevó a cabo sobre todo a partir de 1985. Antes había existido una cierta reducción de cabezas nucleares (superada con creces en el rearme posterior). Pero esa reducción no era altruista. Se consideraba que los misiles soviéticos tenían una doble carcasa que protegía las cabezas nucleares, por lo que era preciso atacarlas con dos misiles americanos que les impactaran en vuelo para neutralizarlos, lo cual era difícil, en caso de un ataque soviético. Por eso se buscaron los misiles de precisión Pershing II y Cruise (llamados los MRBM de nueva generación, o sea: misiles antibalísticos) y se llevaron a Europa. El posible ataque debía ser atajado sobre cielo europeo y no americano, pues ya se ha dicho que se sospechaba que la URSS era superior en misiles tierra-tierra y los lanzarían desde sus territorios y no desde sus transportes. Esto realmente hacía de Europa el más posible escenario de un conflicto nuclear. A la vez, Reagan propuso lo que se llamó Paraguas Nuclear. Esto era colocar en sus satélites espaciales una serie de misiles nucleares que apuntaran objetivos soviéticos y que pudieran interceptar misiles enemigos. Era un proyecto caro y complicado técnicamente, las instituciones democráticas norteamericanas impidieron la realización de tal proyecto. Todas estas provocaciones habían estado a punto de provocar una guerra nuclear en 1983, cuando los soviéticos derribaron en su espacio aéreo a un avión surcoreano, el cual interpretaron como un tanteo americano de los sistemas de radares soviéticos, con vistas a lanzar un ataque. Durante toda la etapa Reagan la guerra no se produjo por dos motivos: los problemas internos de la URSS y la enorme contención y paciencia de los líderes soviéticos.
Todo el proyecto agresivo de Reagan era enormemente caro, por otra parte. Si en 1980 encontró que el gasto de EEUU en defensa era de 136.000 millones de dólares, él los ascendió a 244.000 en 1985. EEUU siempre había tenido unos topes en los gastos de defensa anualmente, Reagan hizo caso omiso de ellos. Su principal labor era la defensa entendida agresivamente, por lo que el gasto tenía un fondo ilimitado y prioritario. Para 1985 comenzó a ser habitual que EEUU tuviese déficits habituales por valor de 200.000 millones de dólares (que era el equivalente al 5-6 % del producto interior bruto). La deuda pública alcanzó en 1987 al histórico valor del billón de dólares, siendo el gasto militar el principal causante de tal deuda.
Su sucesor, el republicano George Bush, presidente de 1988 a 1992, heredó la deuda económica y llegó a pasarla a su sucesor, el demócrata Bill Clinton (presidente de 1992 al 2000), que pudo saldarla definitivamente en su mayor parte. George Bush continúo la política de Reagan. Se basó en la defensa de los intereses norteamericanos, invadiendo, por ejemplo, Panamá en 1989. O bien iniciando una guerra frontal y abierta, por primera vez en mucho tiempo, contra Irak. Este país había invadido Kuwait y suponía una desestabilización de la zona que ponía en peligro tanto el comercio de petróleo como el equilibro político, ya que Irak tenía algún apoyo soviético. La I Guerra de Irak se llevó a cabo con el respaldo de la ONU en 1990, aunque los combates acabaron rápidamente en 1991. Fue rápida pero exitosa para los intereses norteamericanos. La URSS había tenido algún recelo, pero no intervino en ella definitivamente, tenía otros problemas de orden interno que finalmente acabarían con la desintegración del bloque soviético, con la URSS y con la Guerra Fría. Paradójicamente, la I Guerra de Irak había visto usarse por primera vez los misiles de alta precisión Pershing y Cruise, así como los Tomahawk. La guerra demostraba que EEUU podía, y estaba dispuesta, a afrontar cualquier guerra y conflicto por defender sus intereses. No dejó indiferente, tampoco, que uno de esos misiles de alta precisión acertara, en otro conflicto de carácter balcánico, en la década de 1990, en una embajada china, lo que enfrió por un tiempo las relaciones EEUU-China, el asunto fue explicado como un error de los sistemas de espionaje a la hora de marcar objetivos.
Sin embargo, Bush logró sacar adelante con su homólogo soviético Gorbachov el proyecto START I de reducción de armas estratégicas el 31 de Julio de 1991, el cual tuvo que ser revisado tras desaparecer ese mismo año la URSS (Gorbachov probablemente necesitaba de calma política en la Guerra Fría para poder atender a los propios problemas de la URSS que comentaremos más adelante). El programa START II de reducción de armas estratégicas se firmó entre George Bush padre y Boris Yeltsin (nuevo presidente de la recién nacida Federación Rusa que acabó con la URSS) el 16 de Junio de 1992, y concedía un mayor número de reducción de armas nucleares que el anterior START I. El START II vence su fecha de cumplimiento en este año 2009 y prometía reducir en una tercera parte las armas nucleares estratégicas.
Ante esta beligerancia estadounidense en la década de 1980’, ya hemos visto como reaccionó la URSS con Breznev, Andropov y Chernienko. Pero ahora hemos de tratar al último de sus líderes: Mijail Gorbachov, que gobernó de 1985 a 1991. Este líder traía consigo ideas nuevas para guiar a la URSS. Inició una nueva política económica que debía solucionar los problemas, en este terreno, de la URSS. Aparte de introducir reformas y pedir algunas ayudas a determinados países, intentó convencer a EEUU de no continuar la política de rearme, pues precisamente la carrera armamentística había endeudado e gran cantidad a la URSS, prácticamente hasta arruinarla. El proyecto americano de colocar misiles en el espacio, la conocida Guerra de las Galaxias (programa START), o bien satélites que teledirigieran misiles, debía ser contestado por la URSS para no estar en una clara desventaja militar. Pero intentar igualarse a EEUU en este sentido suponía un esfuerzo económico que no era posible. Además, la tecnología comenzaba a no estar a la altura de la occidental, máxime cuando los servicios secretos americanos habían logrado que los servicios secretos soviéticos adquiriesen tecnología defectuosa que creó diversos problemas, como el incendio de un oleoducto que llevaba petróleo de Siberia a Europa. Además, Gorbachov deseaba una transparencia en su gobierno y ciertas libertades de las que la URSS todavía no había gozado. Se centraba más en la URSS que en la política de Guerra Fría. En su libro Perestroika. Mi mensaje a Rusia y al mundo entero, Gorbachov se mostraba más preocupado por la pervivencia de la Humanidad que por el desarrollo de una Guerra Fría que pudiese desembocar en una guerra nuclear. Consideraba un error la carrera armamentística y proponía un desarme total de las armas nucleares. Los principales objetivos soviéticos serían entonces alcanzar ese desarme total, avanzar por la mejora del Tercer Mundo y evitar en la medida de lo posible el avance de los problemas medioambientales, que ya empezaban a ser preocupantes con situaciones como el agujero en la capa de ozono y su consecuente recalentamiento de La Tierra. Coherente con estas ideas, acabó con la Guerra de Afganistán en 1988, retirando las tropas soviéticas, lo que no dejaba de ser una derrota militar en ese frente. Y comenzó a elaborar una reforma constitucional que otorgaría a las Repúblicas soviéticas y a los países satélites elegir su destino político propio. En este sentido mejoraron las relaciones con China, que ya no sentía amenazada su soberanía. Estas reformas y este aperturismo hizo que se derribase el muro de Berlín en 1989, unificándose Alemania de nuevo en 1990. Que se independizasen Estonia, Letonia y Lituania, haciendo un efecto dominó que llevó al final del Pacto de Varsovia y de los regímenes comunistas del Este de Europa. La vieja guardia comunista recelaba de todos los cambios y creían que la URSS se volvía vulnerable frente a occidente, por lo que la URSS no ejerció mucha presión en la I Guerra de Irak. En 1991 un golpe de Estado provocó el secuestro de Gorbachov por varios militares comunistas, fue rescatado por Boris Yeltsin, aunque al precio de dar otro golpe de Estado contra el comunismo, esta vez, imponiendo el final de la URSS y de la Guerra Fría. Nacería la Federación de Repúblicas Rusas, que se organizó, en medio de la ruina económica y social, como los sistemas político-sociales de occidente. Era, sin duda, la victoria de EEUU en la guerra sin haber llegado a ninguna guerra nuclear, afortunadamente. La URSS dejó de existir el 21 de Diciembre de 1991. Hay que decir que Bush y Gorbachov llegaron a firmar un acuerdo por el que daban fin a la Guerra Fría en 1989, lo que daba vía libre a permitir las reformas que llevarían al final del Pacto de Varsovia. Este acuerdo no debe ser tomado como el final auténtico, pues cabe mencionar el debate previo a la I Guerra de Irak, que era una especie de pequeño repunte de los conflictos de la Guerra Fría.
Los sucesores de Breznev en el gobierno fueron breves en su gobierno. Fueron Yuri Andropov, de Noviembre de 1982 a Febrero de 1984, y Konstantin Chernienko, de Febrero de 1984 a Marzo de 1985. Sus breves gobiernos, por causas mayores (murieron), se unió a la crisis económica creada con la carrera armamentística y la guerra en Afganistán, así como el desprestigio internacional que les estaba valiendo esa guerra. La URSS no daba nuevas direcciones a la política internacional, por incapacidad, y aún se permitía dar respuesta al boicot occidental a las Olimpiadas de Moscú de 1980 no acudiendo, ni permitiendo acudir a los miembros del Pacto de Varsovia, a las Olimpiadas de Los Angeles (EEUU) de 1984.
La siguiente etapa que se abrió tras romperse la política de distensión fue lo que se llamó un recalentamiento de la Guerra Fría. Este recalentamiento y reanudación de varias tensiones se vivió en la década de 1980’, la última de la Guerra Fría. Los soviéticos la protagonizaron en principio con las políticas ya citadas de Breznev, Andropov y Chernienko. A partir de 1985 tendrían a un líder nuevo y joven que traería nuevas ideas y conceptos a la URSS. Pero de él hablaremos más tarde. De momento comentaremos el liderazgo de EEUU. La década se inició con un retorno al gobierno de los republicanos. El nuevo presidente era Ronald W. Reagan, quien gobernó de 1980 a 1988. Nada más comenzar su presidencia declaró no querer resignarse a ver como EEUU perdía su hegemonía en el mundo y su defensa de los principios americanos de libertad. De este modo se inició una llamada Doctrina Reagan que suponía una política internacional agresiva, aunque sin participar frontalmente en guerra alguna, para evitar otro Vietnam. Estaba convencido de que el terrorismo internacional era en realidad una forma nueva de guerra propagada por el comunismo. Por ello inició lo que se ha conocido como Guerra Encubierta, por todo el Tercer Mundo las fuerzas de la CIA actuaron contra el comunismo de diversos modos e incluso se financió y apoyó a diversos regímenes pese a ser dictatoriales. Este análisis de nueva guerra está muy en consonancia con el de Nixon en su libro “La verdadera guerra”, y no deja de ser llamativo que sea el propio Nixon el que defiende en ese libro las iniciativas de Reagan, a la vez que critica las políticas de Carter. Reagan utilizó el extremismo islámico contra el comunismo, lo alentaba anímicamente, y lo financiaba o ayudaba en lugares como la Guerra de Afganistán o en el régimen de los ayatoláhs de Irán (a los que vendía armas de modo secreto, lo que fue un escándalo conocido como Irangate). Mandó a la CIA a Afganistán, a Angola, a Etiopía, a Mozambique y a Camboya. Por supuesto Centroamérica fue un objetivo central, pues no quería que se extendiese el comunismo por América, como ocurrió con Cuba, ya que podrían ser peligrosos aliados de la URSS. Nicaragua, El Salvador y Guatemala vieron recrudecerse sus conflictos cuando Reagan decidió apoyar a los contrarrevolcionarios (la Contra nicaragüenses). O incluso invadió la isla de Granada cuando triunfó allí una revolución comunista. Consideró que Libia patrocinaba el terrorismo comunista, por lo que bombardeó Trípoli y Bengasi como represalia, aunque fue un acto fallido de intentar matar al dirigente Gadafi, el cual era considerado como el principal culpable. En este sentido también actuó en el Líbano, para liberar a unos rehenes norteamericanos en Beirut. En otras palabras, Reagan había traído de vuelta una política agresiva que estuvo a punto de provocar una III Guerra Mundial en varias ocasiones, cosa que llegó a escandalizar al propio Congreso norteamericano.
En cuanto a la reducción de armas nucleares, planteada por la URSS, Reagan la rechazó en las conversaciones del programa START. Reagan, por el contrario, llevó a cabo una política de rearme. Buscaba obtener unos misiles de gran precisión capaces de acabar con los sitios de mando y los silos enemigos. Esto, sin duda, creaba un desequilibrio entre los bloques que podía llevar al desencadenamiento de un ataque nuclear preventivo, de parte soviética, para obtener alguna ventaja en lo que parecía ser una guerra inevitable. Estos misiles eran los Pershing II y los misiles de crucero Cruise. A partir de 1983 los instaló en sus bases europeas, lo que provocó muchas reacciones antiamericanas y anti-OTAN en toda Europa occidental, que se veía a sí misma como el escenario de una futura guerra nuclear. Este programa de rearme se llevó a cabo sobre todo a partir de 1985. Antes había existido una cierta reducción de cabezas nucleares (superada con creces en el rearme posterior). Pero esa reducción no era altruista. Se consideraba que los misiles soviéticos tenían una doble carcasa que protegía las cabezas nucleares, por lo que era preciso atacarlas con dos misiles americanos que les impactaran en vuelo para neutralizarlos, lo cual era difícil, en caso de un ataque soviético. Por eso se buscaron los misiles de precisión Pershing II y Cruise (llamados los MRBM de nueva generación, o sea: misiles antibalísticos) y se llevaron a Europa. El posible ataque debía ser atajado sobre cielo europeo y no americano, pues ya se ha dicho que se sospechaba que la URSS era superior en misiles tierra-tierra y los lanzarían desde sus territorios y no desde sus transportes. Esto realmente hacía de Europa el más posible escenario de un conflicto nuclear. A la vez, Reagan propuso lo que se llamó Paraguas Nuclear. Esto era colocar en sus satélites espaciales una serie de misiles nucleares que apuntaran objetivos soviéticos y que pudieran interceptar misiles enemigos. Era un proyecto caro y complicado técnicamente, las instituciones democráticas norteamericanas impidieron la realización de tal proyecto. Todas estas provocaciones habían estado a punto de provocar una guerra nuclear en 1983, cuando los soviéticos derribaron en su espacio aéreo a un avión surcoreano, el cual interpretaron como un tanteo americano de los sistemas de radares soviéticos, con vistas a lanzar un ataque. Durante toda la etapa Reagan la guerra no se produjo por dos motivos: los problemas internos de la URSS y la enorme contención y paciencia de los líderes soviéticos.
Todo el proyecto agresivo de Reagan era enormemente caro, por otra parte. Si en 1980 encontró que el gasto de EEUU en defensa era de 136.000 millones de dólares, él los ascendió a 244.000 en 1985. EEUU siempre había tenido unos topes en los gastos de defensa anualmente, Reagan hizo caso omiso de ellos. Su principal labor era la defensa entendida agresivamente, por lo que el gasto tenía un fondo ilimitado y prioritario. Para 1985 comenzó a ser habitual que EEUU tuviese déficits habituales por valor de 200.000 millones de dólares (que era el equivalente al 5-6 % del producto interior bruto). La deuda pública alcanzó en 1987 al histórico valor del billón de dólares, siendo el gasto militar el principal causante de tal deuda.
Su sucesor, el republicano George Bush, presidente de 1988 a 1992, heredó la deuda económica y llegó a pasarla a su sucesor, el demócrata Bill Clinton (presidente de 1992 al 2000), que pudo saldarla definitivamente en su mayor parte. George Bush continúo la política de Reagan. Se basó en la defensa de los intereses norteamericanos, invadiendo, por ejemplo, Panamá en 1989. O bien iniciando una guerra frontal y abierta, por primera vez en mucho tiempo, contra Irak. Este país había invadido Kuwait y suponía una desestabilización de la zona que ponía en peligro tanto el comercio de petróleo como el equilibro político, ya que Irak tenía algún apoyo soviético. La I Guerra de Irak se llevó a cabo con el respaldo de la ONU en 1990, aunque los combates acabaron rápidamente en 1991. Fue rápida pero exitosa para los intereses norteamericanos. La URSS había tenido algún recelo, pero no intervino en ella definitivamente, tenía otros problemas de orden interno que finalmente acabarían con la desintegración del bloque soviético, con la URSS y con la Guerra Fría. Paradójicamente, la I Guerra de Irak había visto usarse por primera vez los misiles de alta precisión Pershing y Cruise, así como los Tomahawk. La guerra demostraba que EEUU podía, y estaba dispuesta, a afrontar cualquier guerra y conflicto por defender sus intereses. No dejó indiferente, tampoco, que uno de esos misiles de alta precisión acertara, en otro conflicto de carácter balcánico, en la década de 1990, en una embajada china, lo que enfrió por un tiempo las relaciones EEUU-China, el asunto fue explicado como un error de los sistemas de espionaje a la hora de marcar objetivos.
Sin embargo, Bush logró sacar adelante con su homólogo soviético Gorbachov el proyecto START I de reducción de armas estratégicas el 31 de Julio de 1991, el cual tuvo que ser revisado tras desaparecer ese mismo año la URSS (Gorbachov probablemente necesitaba de calma política en la Guerra Fría para poder atender a los propios problemas de la URSS que comentaremos más adelante). El programa START II de reducción de armas estratégicas se firmó entre George Bush padre y Boris Yeltsin (nuevo presidente de la recién nacida Federación Rusa que acabó con la URSS) el 16 de Junio de 1992, y concedía un mayor número de reducción de armas nucleares que el anterior START I. El START II vence su fecha de cumplimiento en este año 2009 y prometía reducir en una tercera parte las armas nucleares estratégicas.
Ante esta beligerancia estadounidense en la década de 1980’, ya hemos visto como reaccionó la URSS con Breznev, Andropov y Chernienko. Pero ahora hemos de tratar al último de sus líderes: Mijail Gorbachov, que gobernó de 1985 a 1991. Este líder traía consigo ideas nuevas para guiar a la URSS. Inició una nueva política económica que debía solucionar los problemas, en este terreno, de la URSS. Aparte de introducir reformas y pedir algunas ayudas a determinados países, intentó convencer a EEUU de no continuar la política de rearme, pues precisamente la carrera armamentística había endeudado e gran cantidad a la URSS, prácticamente hasta arruinarla. El proyecto americano de colocar misiles en el espacio, la conocida Guerra de las Galaxias (programa START), o bien satélites que teledirigieran misiles, debía ser contestado por la URSS para no estar en una clara desventaja militar. Pero intentar igualarse a EEUU en este sentido suponía un esfuerzo económico que no era posible. Además, la tecnología comenzaba a no estar a la altura de la occidental, máxime cuando los servicios secretos americanos habían logrado que los servicios secretos soviéticos adquiriesen tecnología defectuosa que creó diversos problemas, como el incendio de un oleoducto que llevaba petróleo de Siberia a Europa. Además, Gorbachov deseaba una transparencia en su gobierno y ciertas libertades de las que la URSS todavía no había gozado. Se centraba más en la URSS que en la política de Guerra Fría. En su libro Perestroika. Mi mensaje a Rusia y al mundo entero, Gorbachov se mostraba más preocupado por la pervivencia de la Humanidad que por el desarrollo de una Guerra Fría que pudiese desembocar en una guerra nuclear. Consideraba un error la carrera armamentística y proponía un desarme total de las armas nucleares. Los principales objetivos soviéticos serían entonces alcanzar ese desarme total, avanzar por la mejora del Tercer Mundo y evitar en la medida de lo posible el avance de los problemas medioambientales, que ya empezaban a ser preocupantes con situaciones como el agujero en la capa de ozono y su consecuente recalentamiento de La Tierra. Coherente con estas ideas, acabó con la Guerra de Afganistán en 1988, retirando las tropas soviéticas, lo que no dejaba de ser una derrota militar en ese frente. Y comenzó a elaborar una reforma constitucional que otorgaría a las Repúblicas soviéticas y a los países satélites elegir su destino político propio. En este sentido mejoraron las relaciones con China, que ya no sentía amenazada su soberanía. Estas reformas y este aperturismo hizo que se derribase el muro de Berlín en 1989, unificándose Alemania de nuevo en 1990. Que se independizasen Estonia, Letonia y Lituania, haciendo un efecto dominó que llevó al final del Pacto de Varsovia y de los regímenes comunistas del Este de Europa. La vieja guardia comunista recelaba de todos los cambios y creían que la URSS se volvía vulnerable frente a occidente, por lo que la URSS no ejerció mucha presión en la I Guerra de Irak. En 1991 un golpe de Estado provocó el secuestro de Gorbachov por varios militares comunistas, fue rescatado por Boris Yeltsin, aunque al precio de dar otro golpe de Estado contra el comunismo, esta vez, imponiendo el final de la URSS y de la Guerra Fría. Nacería la Federación de Repúblicas Rusas, que se organizó, en medio de la ruina económica y social, como los sistemas político-sociales de occidente. Era, sin duda, la victoria de EEUU en la guerra sin haber llegado a ninguna guerra nuclear, afortunadamente. La URSS dejó de existir el 21 de Diciembre de 1991. Hay que decir que Bush y Gorbachov llegaron a firmar un acuerdo por el que daban fin a la Guerra Fría en 1989, lo que daba vía libre a permitir las reformas que llevarían al final del Pacto de Varsovia. Este acuerdo no debe ser tomado como el final auténtico, pues cabe mencionar el debate previo a la I Guerra de Irak, que era una especie de pequeño repunte de los conflictos de la Guerra Fría.
La Historia más actual la vivimos y no nos dimos cuenta. Gracias por mostrárnosla.
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarte contesto aquí al comentario en la tercera parte de la serie de posts sobre la Guerra Fría.
Las circunstancias que rodean a la operación Able Archer sí tienen que ver cono los vuelos que comentabas, que ayudaron a incrementar el clima de paranoia en la cúpula soviética junto a otras operaciones encubiertas de la OTAN, el "célebre" discurso de Reagan sobre el "Imperio del Mal" y el trágico suceso del vuelo de Korean Airlines derribado por los soviéticos bajo la acusación de ser un vuelo de espionaje escudado en un vuelo civil. Además, recientemente se habían desplegado los famosos misiles Pershing en Europa (creo que las protestas populares contra este despliegue podrían considerarse las primeras con "banda sonora", en este caso "99 Red Balloons", pero corrígeme si me equivoco). En este contexto, como ya has dicho en el post, de enfriamiento de las relaciones entre los bloques, a finales de 1983 se realizaron unas maniobras militares de la OTAN que implicaban un gran despliegue de medios hasta el punto que los jefes de estado de los estados miembros participarían activamente en la simulación el último día de los ejercicios en el que se daría la "orden" de ataque nuclear. Hemos de recordar que Andropov, como bien has dicho, duró poco en el mando por causas mayores y ya cuando inició su mandato necesitaba someterse a un tratamiento de diálisis circunstancia que aprovecharon algunos pesos pesados de la KGB y del politburó partidarios de la línea dura frente a occidente para hacer valer su influencia. Las mencionadas maniobras simulaban un ataque a gran escala del Pacto de Varsovia sobre Europa occidental y pretendían poner a prueba los protocolos de comunicación y coordinación entre las distintas fuerzas y estados de la alianza. En lo que a nosotros nos interesa, esto supone un montón de comunicaciones encriptadas recorriendo el continente y, por supuesto, interceptadas por los soviéticos. También conviene recordar que Hitler encubrió la movilización de sus fuerzas a los puntos de partida de la Operación Barbarroja bajo el disfraz de unas maniobras y muchos mandos soviéticos veteranos de la II Guerra Mundial no lo habían olvidado. En fin, este fue el caldo de cultivo idóneo para que la URSS activase su alerta nuclear a máximo nivel, convencidos muchos en Moscú de que el aatque era inminenete. Fue, curiosamente, gracias a la acción del agente soviético en Londres, que veía como sus superiores se enrocaban en el quijotismo que los aliados supieron de los temores y preparativos del otro bloque y anularon abruptamente los ejercicios. En este documental, si alguien se aburre, cuentan todo con más detalle (y con algo más de sensacionalismo, desgraciadamente) y hablan algunos de los protagonistas (por cierto, sale el famoso espía que la URSS tuvo en la mismísima cúpula de la OTAN y que ahora creo que seguirá cumpliendo condena en alguna cárcel alemana):
http://video.google.es/videoplay?docid=-1630001170436508560&ei=ekfdSdWgHpDa2gKw2sCoAw&q=the+brink+of+apocalypse&hl=es
También se pueden conocer más detalles de forma rápida en este informe de la BBC (en inglés):
http://www.bbc.co.uk/dna/h2g2/A19142200
Y algo más pormenorizado publicado por la propia CIA (aunque no sé si esto habla a favor de su verosimilitud o lo contrario):
https://www.cia.gov/library/center-for-the-study-of-intelligence/csi-publications/books-and-monographs/a-cold-war-conundrum/source.htm#HEADING1-12
Dejando a un lado si este acontecimiento pudo desencadenar la III Guerra Mundial o no, dado que al final, ya que estamos aquí escribiendo, esto tiene una importancia histórica relativa, lo interesante es ver cómo los temores y la psicología del conflicto a ambos lados del Telón eran muy similares pese a que la propaganda de ambos bandos se empeñase en pintar las cosas de otra manera. Igualmente también vemos alguno de los efectos nocivos de la gerontocracia soviética en la posible falta de liderazgo de Andropov, auqnue evidentemente este punto debería ser analizado con muchísima más calma.
En lo que respecta al mundo tras la guerra Fría quizá tengo una pequeña objeción respecto a Rusia. Aunque es evidente que su situación a mejorado visiblemente tras los años de caos que sucedieron al colapso de la URSS creo que su posición de fuerza actual es más aparente que real. Para ser breve, no sé qué van a hacer dentro de 20 ó 25 años cuando se les acaben las reservas de gas natural cuando ya estamos viendo hoy día cómo está sufriendo su economía por culpa de la caída drástica del precio del gas y el petróleo en estos últimos meses. Pero ya termino, perdona por el rollo.
PD: Y por supuesto, excelente serie de informes.
Pues muchas gracias MÓNICA, y muchas gracias MIGUEL. Encantado de que hayas ampliado la información. Es cierto que las paranoias de unos y otros hizo de la Guerra Fría una cierta locura entre los mandos militares y los políticos. Es posible que incluso algunos conflictos, y ya tratamos incluso los pequeños, se transformarán en grandes problemas por meros temores infundados. Muchos líderes de última hora de la URSS eran, efectivamente, gente que había vivido la II Guerra Mundial, y algunos incluso la Revolución de 1917. En cierto modo su paranoia se justioficaba en que en esas etapas efectivamente Rusia fue invadida varias veces desde Europa. Del mismo modo los Estados del Este, aunque hoy día renieguen de unas dictaduras monstruosas, lo cierto es que en 1945 apreciaban a los soviéticos y sus gobiernos como salvadores, tanto la I como la II guerras mundiales había pasado por allí a modo de invasiones, era la URSS la garantía de la paz a costa, eso sí, de la libertad. Otra cosa es que luego se arrepintieran porque descubrieran lo que es el yugo de una dictadura. Pero fueron las paranoias de "y si nos invaden" las que hicieron el mundo de la Guerra Fría. Sería de apreciar un estudio profundo de las mentalidades de unos y otros, que al fin y al cabo no pensaban tanto en invadir al otro sino en "y si nos invaden".
ResponderEliminarEn cuanto a la Rusia actual, es cierto que está basando su poder en fuentes de energía no renovables, pero también en geopolítica estratégica. Cada vez parece querer tener a la Unión Europea más controlada, ya sea por el gas, o evitando que sus antiguos estados hoy independientes se acerquen a la UE. Rusia me produce múltiples incertidumbres. Están jugando la baza de ser fuertes como en tiempos de la URSS, pero es cierto que eso ni es viable... ni saludable. Ya se verá. Muchas gracias, un abrazo.
Imposible seguiros si no como espectadora inquieta y con admiración. Los datos me fascinan, y bien utilizados más.
ResponderEliminarCanichu, me he permitido dar noticia de estos seis post que me parecen interesantísimos, con tu nombre naturalmente y el enlace a este blog. SI tienes algú problema, no lo dudes, me lo dices ipso facto, tus órdenes serán deseos, ehi!
Besicos, gracias po9r una información tan valiosa. Niñoo, lo que vales. Abrazo
No hay ningún problema, gracias por citarme (y más aún por hacerlo correctamente citandome como autor). Un abrazo.
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