Desayunaba en "El Perro Verde" con unas compañeras de trabajo y hablábamos de los avances médicos. Las edades de las tres personas que éramos eran distantes. La persona mayor era una mujer cuya familia es de Alcalá de Henares de varias generaciones. Ella tendrá unos cincuenta años. Sabe mucho de la flora, su padre fue guardia forestal en los años 1940' y 1950', y ella ha tenido trabajos relacionados con lo mismo, por ejemplo de jardinera o, como el que compartimos ahora, de vigilante y educadora medioambiental. Además sabe muchos refranes, una gran cantidad, y tiene grandes conocimientos de sabiduría popular. Es una persona observadora y generosa como pocas he conocido. Por ello, cuando dijo una frase que sentenció la charla me pareció que tenía grandes transfondos más allá de la conversación mantenida. Todo se había desviado a la enfermedad del cáncer. Ella dijo algo tan sencillo como que había enfermedades que por muchos avances médicos que hubiera ya no había nada que hacer. Debía ser así, decía, y simplemente tenemos que aceptarlo aunque no nos guste. Porque, dijo, si no fuera así y pudiéramos curarnos con tan sólo tener dinero para un tratamiento, habría personas que hasta matarían por tener dinero y salvarse. Las vidas, como las cosas, dijo, debían tener sus tiempos. La idea es sencilla, pero expuesta como ella lo dijo, con aquellos matices, me estimula muchos pensamientos sobre varios aspectos del alma humana.
Desde luego, ahí queda la idea para pensarla un ratillo...
ResponderEliminarConvincente, desde luego
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