15 de Mayo de 1979
Querida Quiros:
Te escribo desde el impacto que me ha producido ir al cine hoy. Me llamaba la atención la película de esa joven Pilar Miró, “El crimen de Cuenca”. Me ha parecido muy valiente por parte de esta cineasta socialista mostrar las atroces torturas de la dictadura de Primo de Rivera a casi apenas tres años y medio de la muerte de Franco. Creo que nuestro cine tiene un gran futuro con gente como ella, al margen de todas esas películas que, si bien nos hacen reír de forma paleta, no paran de mostrar desnudos y folleteo en un país que tanto se le ha ocultado el sexo. Confieso que me ha parecido que ha magnificado mucho aquellos sucesos de Cuenca, aunque creo que no anda muy lejana de las maneras y formas de aquellos años veinte. En cierto modo fueron la antesala de lo que vendría una década después con la dictadura de Franco. No hay que olvidar que Miguel Primo de Rivera era el padre de José Antonio, cuyo partido, Falange, fue base ideológica del franquismo. Tal vez lo que quería mostrar Miró iba más allá de los años veinte.
Ya que tengo la mente aún dándole vueltas a nuestro cine y nuestra Historia, ¿qué mejor día que hoy para hablarte de Hollywood? Yo estuve allí en la Navidad de 1934. La Ciudad de las Estrellas y el Cine apenas contaba con alrededor de veinticinco años, aunque el cine sea más viejo. Se había creado a partir de la asociación de varias personas que hicieron dinero con las primeras películas, Griffith, Chaplin… principalmente productores judíos de Connecticut. El cine sonoro era algo muy novedoso cuando yo estuve en Estados Unidos, aunque por entonces ya casi nadie pagábamos por ver cine mudo. No podía volver a España y debía escribir artículos para “El Amanecer”, pero tenía una semana de vacaciones a disfrutar en Navidades. Por eso me trasladé de Chicago a Los Ángeles. Quería unas vacaciones locas en California. Me propuse emborracharme y tentar la suerte a ver si conocía a James Cagney, Errol Flyn o Mary Pickford. A fin de cuentas yo era un marxista, era admirador de los Hermanos Marx, eso sí que eran películas de humor.
Había llegado en avión, y una vez en la ciudad alquilé un enorme coche blanco descapotable. Me gustaba la idea de moverme por allí de esa forma. Pasé el día de antes de Noche Buena en un bar de copas que celebraba una pequeña gala con gente imitando a Buster Keaton y algún otro. Había una big band, nada que ver con el jazz de trío o cuarteto que había estado oyendo en los bares de Chicago rodeado de la mafia. Todo era espectacular. La cubertería era interminable, las copas parecían no perder nunca su vino, el techo inalcanzable y la gente dispuesta a divertirse.
Era ya la media noche cuando actuó una imitadora de Marlene Dietrich. Una voz dura, pero bonita. La chica era una joven preciosa, no se parecía a la Dietrich, pero era preciosa. Cuando acabó su actuación, querida Quiros, fui a buscarla. Se dejó invitar a una copa, creo que en un primer momento pensó que yo era algún director de cine. Se desengañó sobre la quinta copa. Nunca supe muy bien mantener un alter ego. Para entonces nos habíamos caído muy bien y nos marchamos juntos en busca de un motel en las afueras. Estábamos los dos realmente bebidos.
Nada más entrar por la puerta de la habitación que logramos encontrar libre ella se bajó de mis brazos para confesarme que no se llamaba Thea Von Loritz, como se anunciaba en el espectáculo en letra pequeña bajo el nombre de Marlene Dietrich. Bromeé con ella diciendo que ya sabía que se llamaba Vaho, que era el nombre que me dijo tener en otro espectáculo propio en un hotel cercano al lugar donde nos conocimos. Se sentó en la cama mientras me aceptaba otra copa que saqué de un mueble bar de aquel dormitorio. Fue entonces cuando me confesó que su nombre real era Ruth Coen, pero que sí era totalmente alemana. Era judía, aunque no practicante, y había trabajado en un cabaret de Berlín durante un tiempo hasta que emigró a Estados Unidos hacía más de medio año. Yo bajaba las luces de las lámparas mientras ella continuaba hablándome de su vida, querida Quiros, ya te dije que mi idea de esas Navidades era tener unas vacaciones locas en California. Ella tenía la esperanza de ser una gran estrella del cine, una nueva Marlene Dietrich, tener a los galanes de Hollywood a sus pies y las grandes interpretaciones en sus contratos. Pero sólo había logrado aún algunos trabajos menores como actriz en algunos salones y hoteles, donde el trabajo como “Vaho” había sido su mayor logro.
No pasé la noche como yo imaginaba, aunque no me disgusta. Ella comenzó a entristecerse cuando me contó que había dejado a su familia en Alemania y hacía tiempo que no sabía nada de ellos. Su padre estaba intentando ahorrar dinero para llevar a su esposa y resto de hijos a Palestina. Desde el ascenso del partido NAZI al gobierno alemán en Enero de 1933 habían sufrido la quema de sus libros, la prohibición de ejercer determinados trabajos, sobre todo los liberales y los del mundo del arte, la discriminación social, los insultos y la violencia. Se echó a llorar de un modo que rompía el corazón a cualquiera que la hubiera oído. Era totalmente impotente e indefensa para saber nada de su familia, tan lejos de aquella habitación en penumbra a la que había llegado con el cliente del bar donde había estado imitando a la Dietrich.
La quité la copa y la consolé hablándole en exceso positivamente del futuro, pese a que ni yo mismo creía ni la mitad de las cosas que dije esa noche. Poco a poco nos llenamos los dos de cierta sensación de necesitar escapar de todo. Quizá era el alcohol. Salimos de la habitación y montamos en el descapotable blanco con la total convicción de querer empezar una vida nueva en México. El viaje duró unos días, con paradas incluidas, pero no recuerdo un solo momento de sobriedad en el tiempo que duró. Realmente pasé unas Navidades como nunca antes ni después viví. Cuando llegamos a la frontera con México ella me hizo parar antes de salir de los Estados Unidos para comprar cervezas. Cuando regresó al coche no las tenía. Me dijo, muy solemnemente, que había sido un encanto y muy bueno con ella, pero que ella debía perseguir su sueño. Había comprado un billete de regreso a Los Ángeles, y poniéndome su dedo índice sobre mis labios se alejó con el traje de la noche que nos conocimos puesto. Se subió a su autobús y se acabó. Yo aún tenía algunos días libres, pocos, y estando justo en la frontera decidí pasar la barrera y entrar en México. Pensaba estar unos días, quizá escribir algo del lugar y mandarlo a Madrid.
No la volví a ver querida Quiros, no sé qué fue de su familia. No sé si lograron salir de Alemania, o si murieron en los campos de concentración NAZIS. O mejor dicho a ella sí la vi, pero no en persona. Fue en los años cincuenta, en una película del Oeste, con John Wayne, ella era una actriz secundaria, pero me alegró verla. No la vi jamás en ninguna otra película. Claro que en esto te estoy mintiendo en parte… Durante tres años la estuve viendo en los años cuarenta, me gustaba como salía en aquel mes de Diciembre de 1944. Su foto de calendario semidesnuda me acompañó como forro interior de una de mis maletas.
Me despido ya por hoy, querida Quiros, te mando un cariñoso abrazo.
DLP
[Lo histórico: Hollywood se creó en 1908 a consecuencia de lo caro que se había vuelto rodar películas en Connecticut, ya que se disparó la especulación en torno a ellas. Varios artistas consagrados decidieron poner dinero y crear productoras en otros lugares de Estados Unidos cuyos precios no fueran exhaustivos. Entre los productores predispuestos a iniciar esta nueva etapa había numerosos judíos. El lugar elegido fue California. Todos se agruparon en torno a Los Ángeles, colocando allí sus estudios, productoras, terrenos, oficinas… Así es como nació una ciudad paralela para el mundo del cine: Hollywood (la Sagrada Madera). Desde entonces el cine tuvo un lugar emblemático apodado la Meca del Cine, ya que casi todos los cineastas que han existido desde entonces han soñado con pisarlo alguna vez. Los Ángeles se transformó en un lugar de atracción a todos los que querían una oportunidad en el séptimo arte. El sonoro comenzó en 1928 con “El Cantor de Jazz”, protagonizado por un blanco pintado de negro (Al Johnson) que actuaba como si fuera un cantante negro de jazz. Aunque es de mencionar que esta época fue la llamada edad de oro del cine, no sólo por la gran calidad de las producciones norteamericanas, si no también por las europeas, las cuales estaban imbuidas en la experimentación de las vanguardias. No obstante, una de las grandes competidoras de Hollywood en los años treinta en Europa eran las producciones alemanas. Durante los años 1930’ y 1940’ Hollywood se enriqueció culturalmente aún más en sus obras, ya que muchos alemanes del mundo del espectáculo huyeron del régimen NAZI a Estados Unidos, entre ellos el director Fritz Lang.
Para los judíos el ascenso NAZI al poder supuso un gran éxodo y un gran holocausto. Estaban en el punto de mira de las iras de esta ideología. Pese que los primeros recluidos en campos de concentración no fue esta comunidad, fueron los Testigos de Jehová, desde el principio (Hitler subió al poder en enero de 1933) fueron discriminados social y legalmente, llegando a quemarse sus libros de forma pública. En 1938 se produjo el asesinato de un miembro de la embajada alemana en París a manos de un joven judío, lo que provocó la Noche de los Cristales Rotos. Se destruyó comercios judíos y se asesinaron y apalearon a numerosos judíos. A partir de esa fecha comenzaron a ser desplazados de sus lugares de vivienda hasta ser recluidos en campos de concentración. Durante la Segunda Guerra Mundial se asesinaron en estos campos varios millones de judíos. Muchos de los supervivientes se fueron a Palestina, donde tras atentar contra los británicos y saltarse algunas resoluciones de la ONU fundaron Israel al margen del pueblo palestino. Esto ha provocado diversas guerras hasta el día de hoy.
Pilar Miró llegó a dirigir Televisión Española durante un tiempo bajo el gobierno del PSOE con Felipe González (1982 – 1996). El Crimen de Cuenca sucedió al comienzo de los años 1910', durante la monarquía parlamentaria de Alfonso XIII, y no durante los años veinte con Primo de Rivera. No obstante DLP debe confundirse en la carta pese a venir del cine cuando la escribió, quizá a sabiendas en su recuerdo de que Alfonso XIII apoyó la dictadura de Miguel Primo de Rivera. La desaparición de un hombre de Osa de la Vega en 1910 produjo una investigación judicial sobreseída que fue reabierta en 1913 por un juez. La guardia civil usó de la tortura más brutal para hacer confesar el asesinato a dos vecinos del mismo pueblo. Los hombres acabaron confesándolo tras un largo tiempo negando todo. En 1918 se les condena a 18 años de cárcel y pena de muerte. Sin embargo se beneficiaron de dos indultos materializados para ellos en 1925. En 1926 el hombre desaparecido dio señales de vida, el párroco de Trejuncos necesitaba su partida de nacimiento para casarle. Los dos hombres eran inocentes, mientras que el desaparecido tan sólo había abandonado a su familia. No fueron indemnizados. La dictadura de Miguel Primo de Rivera comenzó en 1923. Por otra parte, aunque la guardia civil fue tristemente famosa por su gran apoyo a la dictadura de Franco (1936-1975, si se cuenta el periodo del territorio que controló durante la guerra civil, 1939-1975 si se cuenta sin la guerra), lo cierto es que durante la guerra civil buena parte de ellos eran partidarios de la República, y muchos reconvertidos en guardias de asalto.
Sobre el cabaret aquí. Sobre la Historia del cine alemán aquí. Sobre la Historia de Hollywood y el cine en general aquí. Sobre la trayectoria de Hitler con Alemania aquí. Sobre el Crimen de Cuenca aquí.]
Querida Quiros:
Te escribo desde el impacto que me ha producido ir al cine hoy. Me llamaba la atención la película de esa joven Pilar Miró, “El crimen de Cuenca”. Me ha parecido muy valiente por parte de esta cineasta socialista mostrar las atroces torturas de la dictadura de Primo de Rivera a casi apenas tres años y medio de la muerte de Franco. Creo que nuestro cine tiene un gran futuro con gente como ella, al margen de todas esas películas que, si bien nos hacen reír de forma paleta, no paran de mostrar desnudos y folleteo en un país que tanto se le ha ocultado el sexo. Confieso que me ha parecido que ha magnificado mucho aquellos sucesos de Cuenca, aunque creo que no anda muy lejana de las maneras y formas de aquellos años veinte. En cierto modo fueron la antesala de lo que vendría una década después con la dictadura de Franco. No hay que olvidar que Miguel Primo de Rivera era el padre de José Antonio, cuyo partido, Falange, fue base ideológica del franquismo. Tal vez lo que quería mostrar Miró iba más allá de los años veinte.
Ya que tengo la mente aún dándole vueltas a nuestro cine y nuestra Historia, ¿qué mejor día que hoy para hablarte de Hollywood? Yo estuve allí en la Navidad de 1934. La Ciudad de las Estrellas y el Cine apenas contaba con alrededor de veinticinco años, aunque el cine sea más viejo. Se había creado a partir de la asociación de varias personas que hicieron dinero con las primeras películas, Griffith, Chaplin… principalmente productores judíos de Connecticut. El cine sonoro era algo muy novedoso cuando yo estuve en Estados Unidos, aunque por entonces ya casi nadie pagábamos por ver cine mudo. No podía volver a España y debía escribir artículos para “El Amanecer”, pero tenía una semana de vacaciones a disfrutar en Navidades. Por eso me trasladé de Chicago a Los Ángeles. Quería unas vacaciones locas en California. Me propuse emborracharme y tentar la suerte a ver si conocía a James Cagney, Errol Flyn o Mary Pickford. A fin de cuentas yo era un marxista, era admirador de los Hermanos Marx, eso sí que eran películas de humor.
Había llegado en avión, y una vez en la ciudad alquilé un enorme coche blanco descapotable. Me gustaba la idea de moverme por allí de esa forma. Pasé el día de antes de Noche Buena en un bar de copas que celebraba una pequeña gala con gente imitando a Buster Keaton y algún otro. Había una big band, nada que ver con el jazz de trío o cuarteto que había estado oyendo en los bares de Chicago rodeado de la mafia. Todo era espectacular. La cubertería era interminable, las copas parecían no perder nunca su vino, el techo inalcanzable y la gente dispuesta a divertirse.
Era ya la media noche cuando actuó una imitadora de Marlene Dietrich. Una voz dura, pero bonita. La chica era una joven preciosa, no se parecía a la Dietrich, pero era preciosa. Cuando acabó su actuación, querida Quiros, fui a buscarla. Se dejó invitar a una copa, creo que en un primer momento pensó que yo era algún director de cine. Se desengañó sobre la quinta copa. Nunca supe muy bien mantener un alter ego. Para entonces nos habíamos caído muy bien y nos marchamos juntos en busca de un motel en las afueras. Estábamos los dos realmente bebidos.
Nada más entrar por la puerta de la habitación que logramos encontrar libre ella se bajó de mis brazos para confesarme que no se llamaba Thea Von Loritz, como se anunciaba en el espectáculo en letra pequeña bajo el nombre de Marlene Dietrich. Bromeé con ella diciendo que ya sabía que se llamaba Vaho, que era el nombre que me dijo tener en otro espectáculo propio en un hotel cercano al lugar donde nos conocimos. Se sentó en la cama mientras me aceptaba otra copa que saqué de un mueble bar de aquel dormitorio. Fue entonces cuando me confesó que su nombre real era Ruth Coen, pero que sí era totalmente alemana. Era judía, aunque no practicante, y había trabajado en un cabaret de Berlín durante un tiempo hasta que emigró a Estados Unidos hacía más de medio año. Yo bajaba las luces de las lámparas mientras ella continuaba hablándome de su vida, querida Quiros, ya te dije que mi idea de esas Navidades era tener unas vacaciones locas en California. Ella tenía la esperanza de ser una gran estrella del cine, una nueva Marlene Dietrich, tener a los galanes de Hollywood a sus pies y las grandes interpretaciones en sus contratos. Pero sólo había logrado aún algunos trabajos menores como actriz en algunos salones y hoteles, donde el trabajo como “Vaho” había sido su mayor logro.
No pasé la noche como yo imaginaba, aunque no me disgusta. Ella comenzó a entristecerse cuando me contó que había dejado a su familia en Alemania y hacía tiempo que no sabía nada de ellos. Su padre estaba intentando ahorrar dinero para llevar a su esposa y resto de hijos a Palestina. Desde el ascenso del partido NAZI al gobierno alemán en Enero de 1933 habían sufrido la quema de sus libros, la prohibición de ejercer determinados trabajos, sobre todo los liberales y los del mundo del arte, la discriminación social, los insultos y la violencia. Se echó a llorar de un modo que rompía el corazón a cualquiera que la hubiera oído. Era totalmente impotente e indefensa para saber nada de su familia, tan lejos de aquella habitación en penumbra a la que había llegado con el cliente del bar donde había estado imitando a la Dietrich.
La quité la copa y la consolé hablándole en exceso positivamente del futuro, pese a que ni yo mismo creía ni la mitad de las cosas que dije esa noche. Poco a poco nos llenamos los dos de cierta sensación de necesitar escapar de todo. Quizá era el alcohol. Salimos de la habitación y montamos en el descapotable blanco con la total convicción de querer empezar una vida nueva en México. El viaje duró unos días, con paradas incluidas, pero no recuerdo un solo momento de sobriedad en el tiempo que duró. Realmente pasé unas Navidades como nunca antes ni después viví. Cuando llegamos a la frontera con México ella me hizo parar antes de salir de los Estados Unidos para comprar cervezas. Cuando regresó al coche no las tenía. Me dijo, muy solemnemente, que había sido un encanto y muy bueno con ella, pero que ella debía perseguir su sueño. Había comprado un billete de regreso a Los Ángeles, y poniéndome su dedo índice sobre mis labios se alejó con el traje de la noche que nos conocimos puesto. Se subió a su autobús y se acabó. Yo aún tenía algunos días libres, pocos, y estando justo en la frontera decidí pasar la barrera y entrar en México. Pensaba estar unos días, quizá escribir algo del lugar y mandarlo a Madrid.
No la volví a ver querida Quiros, no sé qué fue de su familia. No sé si lograron salir de Alemania, o si murieron en los campos de concentración NAZIS. O mejor dicho a ella sí la vi, pero no en persona. Fue en los años cincuenta, en una película del Oeste, con John Wayne, ella era una actriz secundaria, pero me alegró verla. No la vi jamás en ninguna otra película. Claro que en esto te estoy mintiendo en parte… Durante tres años la estuve viendo en los años cuarenta, me gustaba como salía en aquel mes de Diciembre de 1944. Su foto de calendario semidesnuda me acompañó como forro interior de una de mis maletas.
Me despido ya por hoy, querida Quiros, te mando un cariñoso abrazo.
DLP
[Lo histórico: Hollywood se creó en 1908 a consecuencia de lo caro que se había vuelto rodar películas en Connecticut, ya que se disparó la especulación en torno a ellas. Varios artistas consagrados decidieron poner dinero y crear productoras en otros lugares de Estados Unidos cuyos precios no fueran exhaustivos. Entre los productores predispuestos a iniciar esta nueva etapa había numerosos judíos. El lugar elegido fue California. Todos se agruparon en torno a Los Ángeles, colocando allí sus estudios, productoras, terrenos, oficinas… Así es como nació una ciudad paralela para el mundo del cine: Hollywood (la Sagrada Madera). Desde entonces el cine tuvo un lugar emblemático apodado la Meca del Cine, ya que casi todos los cineastas que han existido desde entonces han soñado con pisarlo alguna vez. Los Ángeles se transformó en un lugar de atracción a todos los que querían una oportunidad en el séptimo arte. El sonoro comenzó en 1928 con “El Cantor de Jazz”, protagonizado por un blanco pintado de negro (Al Johnson) que actuaba como si fuera un cantante negro de jazz. Aunque es de mencionar que esta época fue la llamada edad de oro del cine, no sólo por la gran calidad de las producciones norteamericanas, si no también por las europeas, las cuales estaban imbuidas en la experimentación de las vanguardias. No obstante, una de las grandes competidoras de Hollywood en los años treinta en Europa eran las producciones alemanas. Durante los años 1930’ y 1940’ Hollywood se enriqueció culturalmente aún más en sus obras, ya que muchos alemanes del mundo del espectáculo huyeron del régimen NAZI a Estados Unidos, entre ellos el director Fritz Lang.
Para los judíos el ascenso NAZI al poder supuso un gran éxodo y un gran holocausto. Estaban en el punto de mira de las iras de esta ideología. Pese que los primeros recluidos en campos de concentración no fue esta comunidad, fueron los Testigos de Jehová, desde el principio (Hitler subió al poder en enero de 1933) fueron discriminados social y legalmente, llegando a quemarse sus libros de forma pública. En 1938 se produjo el asesinato de un miembro de la embajada alemana en París a manos de un joven judío, lo que provocó la Noche de los Cristales Rotos. Se destruyó comercios judíos y se asesinaron y apalearon a numerosos judíos. A partir de esa fecha comenzaron a ser desplazados de sus lugares de vivienda hasta ser recluidos en campos de concentración. Durante la Segunda Guerra Mundial se asesinaron en estos campos varios millones de judíos. Muchos de los supervivientes se fueron a Palestina, donde tras atentar contra los británicos y saltarse algunas resoluciones de la ONU fundaron Israel al margen del pueblo palestino. Esto ha provocado diversas guerras hasta el día de hoy.
Pilar Miró llegó a dirigir Televisión Española durante un tiempo bajo el gobierno del PSOE con Felipe González (1982 – 1996). El Crimen de Cuenca sucedió al comienzo de los años 1910', durante la monarquía parlamentaria de Alfonso XIII, y no durante los años veinte con Primo de Rivera. No obstante DLP debe confundirse en la carta pese a venir del cine cuando la escribió, quizá a sabiendas en su recuerdo de que Alfonso XIII apoyó la dictadura de Miguel Primo de Rivera. La desaparición de un hombre de Osa de la Vega en 1910 produjo una investigación judicial sobreseída que fue reabierta en 1913 por un juez. La guardia civil usó de la tortura más brutal para hacer confesar el asesinato a dos vecinos del mismo pueblo. Los hombres acabaron confesándolo tras un largo tiempo negando todo. En 1918 se les condena a 18 años de cárcel y pena de muerte. Sin embargo se beneficiaron de dos indultos materializados para ellos en 1925. En 1926 el hombre desaparecido dio señales de vida, el párroco de Trejuncos necesitaba su partida de nacimiento para casarle. Los dos hombres eran inocentes, mientras que el desaparecido tan sólo había abandonado a su familia. No fueron indemnizados. La dictadura de Miguel Primo de Rivera comenzó en 1923. Por otra parte, aunque la guardia civil fue tristemente famosa por su gran apoyo a la dictadura de Franco (1936-1975, si se cuenta el periodo del territorio que controló durante la guerra civil, 1939-1975 si se cuenta sin la guerra), lo cierto es que durante la guerra civil buena parte de ellos eran partidarios de la República, y muchos reconvertidos en guardias de asalto.
Sobre el cabaret aquí. Sobre la Historia del cine alemán aquí. Sobre la Historia de Hollywood y el cine en general aquí. Sobre la trayectoria de Hitler con Alemania aquí. Sobre el Crimen de Cuenca aquí.]
Increíble Dani, me ha gustado muchísimo, de verdad. No le ha faltado de nada ;)
ResponderEliminarEste sábado te relevaré por fin en la barra ;) que sé que lo estás deseando...
Un beso
Sólo una pregunta por curiosidad. El apellido que elegiste (Quiros) se debe ha algo/alguien en especial?
ResponderEliminarRayos, con eso de que no me he leído todavía ninguna parte del serial empiezo a sentirme excluido. ¿Qué tal la experiencia de montar en coche conmigo?
ResponderEliminarMadre mía, eres tremendo!!!!
ResponderEliminarEn serio, me están encantando mucho, mucho! :)
Felicidades!!
VAHO: el nombre de Quiros se debe a alguien y queda en Top Secret quién y porqué. De todos modos, el serial tiene varios guiños y cosas que se dicen entrelineas, para el mundo que más le gusta indagar en lo que cuenta el relato. En cuanto a que este sábado te toca, chupi piruleta!!!
ResponderEliminarDOCTOR SPAWLDING: No te preocupes, Txingurri se quedó sin Internet provisionalmente y tengo que dárselo imprimido en papel cuando lo acae de escribir. Vamos más o menos por la mitad. Conduces prudentemente, nada que ver con aquel señor Guti el primer día que tuvo cartnet y nos llevó del instituto a casa... Perdone señor Guti, pero aún recuerdo el día...
FLE: Gracias Fle, la verdad es que particularmente creo que esta es la entrega más floja, pero gracias. Es cierto que hay que verla, por otra parte, en su conjunto.
A mí el crimen de Cuenca me llenó de angustia.
ResponderEliminarMe gusta mucho la historia que te estás currando.
MUAK!!!! :)
Yo sigo tus historias ansiosa... A mí no me parece flojo este episodio. Me ha gustado, y le noto hasta un toque de road movie.
ResponderEliminarUn saludo,
Impresionante, cuánto dato, estas cartas son documentales y enciclopédicas. Me recuerdan a Galdós y sus episodios.
ResponderEliminarMe encnata cómo se recuerda el comienzo del cine sonoro en "Cantando bajo la lluvia".
Un placer