martes, marzo 21, 2017

NOTICIA 1692ª DESDE EL BAR: UN DÍA CON POESÍA

Hoy es el Día de la Poesía, primer día de primavera. Por Alcalá de Henares ha habido actos poéticos que casi han coincidido en el tiempo, pero que no se convocaban por ser el Día de la Poesía. Por ejemplo los encuentros poéticos que convoca la poetisa Cristina Penalva todos los días 20 de cada mes en el bar La Oveja Negra, detrás del ayuntamiento, a las 20:00 h. (El 20 a las 20, se llama el evento mensual). O por ejemplo el inicio del ciclo de poesía mensuales que nos trae Martínez Morán, que empezó el pasado día 15, como ya comenté en la Noticia 1690ª. Se supone que hoy se presentaba el programa del Festival de la Palabra, un festival que inició hace años la Facultad de Filosofía y Letras, donde yo participaba, que luego se extendió a ser evento de la Universidad de Alcalá, y que desde hace unos pocos años participa toda la ciudad gracias a la colaboración entre Universidad y ayuntamiento, perdiendo en buena parte su esencia inicial y su intención rompedora para poder transformarse en un producto cultural que en realidad ejerce de producto comercial mediante la intención de atraer turismo cultural. Las palabras que mejor lo explican son las del propio alcalde, Javier Rodríguez (PSOE), a quien esta mañana se le podía escuchar a través de la cadena de radio SER Henares. Presentaba el programa del Festival de la Palabra para el mes de abril, con feria del libro nuevo y entrega del Premio Cervantes incluidos, pero con todos aquellos eventos ya institucionalizados y cribados, en lugar de los pioneros más frescos y espontáneos. En ese discurso decía literalmente que no todo iban a ser palabras, para los mismos días se planeaba crear un festival gastronómico y otro sobre el vino, si no usó la palabra festival para esto, usaría jornadas o lo que quiera que fuese, justificando además que había que comer y beber como marca de identidad de la gastronomía de esta ciudad. O sea: que hagan poesía sólo para que vengan a dejarse los dineros en los bares todos aquellos que se pueda. Yo soy defensor de llevar la poesía a bares y cafés, pero no para esto, aunque se implique consumir, es una cuestión de enfoques, prioridades y porqué ahí y porqué así. No, parecía que usara las mejores palabras para unir ambas cosas, pues no parecía que su preocupación fuera la poesía o la Literatura, si no ofrecer un espectáculo para que la gente gaste dinero, o sea: su preocupación, el hacer caja, independientemente de que los que actúen hagan otra cosa que mostrar su obra o su  trabajo.

Los recitales de poesía, ya lo he dicho muchas veces, los hacía yo y pocas personas más allá en los años 1990, practicamente nadie. En los primeros 2000 la cosa no era muy diferente. La abundancia de gente recitando o creando eventos es un fenómeno de los años más cercanos a este 2017, muy pocos, pocos años. Parecía que el Día de la Poesía cobraba cierto impulso y reconocimiento, gracias entre otros a los actos organizados por el poeta Enrique Sabaté, pero el año pasado, ya lo comenté, no hubo acto alguno, coincidía con Semana Santa, y este año, mal que pese, tampoco ha habido nada este día. Quizá haya un gran apoyo a eventos musicales y de otro tipo, pero en cuestiones de poesía o Literatura, no hay vuelco con ello. No hay apuesta real. Si nos quisieran contactar, hubieran contactado, no somos difíciles de encontrar, ni personas desconocidas en estos ámbitos. 

El año pasado los poetas más jóvenes de la ciudad, como José Bautista, Samuel Santos o Aitor Díez-Maroto, junto conmigo, convocamos nuestros propio evento gracias al desaparecido bar Deltoya Rock Bar, y participaron un gran número de poetas y poetisas. Este año me sentía algo en desidia, y tampoco sabía si las responsabilidades de salud familiares me permitirían hacer o convocar algo. Mi falta de empleo, ingresos y el tedio de una situación doméstica que me carcome al atarme demasiado, tampoco me dejaban con seguridad de poder convocar nada. Esperé al último momento. Esta mañana, hacia el mediodía, convoqué por una red social a un recital en el vivero del final de avenida de Reyes Católicos. Dibujé mi propio cartel. Vinieron dos personas, no me extraña, avisé muy pegado de tiempo. Y avisé a una hora relativamente temprana, las 18:00 horas, y es que por cuestiones, una vez más de familia, no podía demorarme demasiado en regresar a casa. Asuntos que atender. Sea como sea, leímos poemas de Damaso Alonso, Leopoldo Panero, Blas de Otero, Antonio Machado, Miguel Hernández, alguno mío, alguno de otros. Nos trasladamos, eso sí, a las mesas interiores del bar El Chaparral, lugar siempre tranquilo y apetecible. Así fue, con modestia, nuestra pequeña participación leyendo los tres entorno a una mesa. Quizá el tiempo y la experiencia me ha hecho descreido con algunas cuestiones institucionales sobre las lecturas, o con todas. Pero eso es otra historia, da igual. Quería leer y compartir este Día de la Poesía y lo he podido hacer. Cada uno tiene sus celebraciones preferentes, y esta es una de las mías. Saludos y que la cerveza os acompañe.

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