En los años de 1920 se había terminado de construir el aeródromo más moderno de España. Varios pioneros de la aviación lo pisaron en esos años y posteriores, entre ellos el épico Ramón Franco que atravesó volando por primera vez el Océano Atlántico Sur. Luego vino la Guerra Civil Española en 1936, y fue el bastión aéreo desde el cual los aviones y pilotos rusos despegaban para ir a defender Madrid del fascismo. Y después, en los años 1940, el abandono por la construcción del aeródromo de Cuatro Vientos y el aeropuerto militar de Torrejón de Ardoz. Las pistas de aterrizaje, los hangares y la torre de control se abandonaron durante décadas, hasta que en 1975 se comenzó a hablar con seriedad del proyecto de crear la Universidad de Alcalá de Henares, que fue finalmente creada e inaugurada entre 1977 y 1978. Sí, ese aeródromo estaba en Alcalá de Henares. Ahora es en gran parte el Campus Universitario de Ciencias de la Universidad. Su torre de control ahora tiene otras funciones, sus pistas alojan facultades, árboles y jardines, y uno de sus hangares es un armazón de hormigón abandonado donde a veces se hacen fiestas y conciertos universitarios... Debieran restaurarlo y utilizarlo en algo útil que evite su derrumbe... Pero de todo esto ya hablé en 2009, en la Noticia 681ª.
¿Por qué volverlo a recordar entonces por esta bitácora? Porque octubre y Otoño me parecen buenas épocas para pasear con la lluvia. A mí me gusta. Y recordé que en aquella ocasión no conté donde está el resto de aquellos hangares que en otras épocas estuvieran llenos de héroes de la aviación, y que fueran en Europa un modelo de modernidad en las instalaciones aeronáuticas. Porque aquel aeródromo de casi cien años ya no sólo ocupaba el actual Campus de Ciencias universitario, también ocupaba parte del actual barrio de El Ensanche. A veces paseo por esta zona, tiene un parque que me gusta bastante. Y siempre veo estas ruinas que son parte de la Historia complutense y de la de España. Como las setas otoñales aparecen siempre de repente entre las nuevas edificaciones, un parque infantil y la cercanía a las vías del tren y la estación central. El techo de estos otros hangares se está cayendo a cachos, y sus muros presentan graves daños estructurales. Una parte mínima de ellos ha sido restaurada y recuperada para unas instalaciones deportivas, o de otro tipo de asociación, pero la mayor parte del edificio está en estado de abandono y ruina. Esta zona del antiguo aeródromo estaba más alejada de la otra porque aquí había otras pistas que usaban los instructores de vuelo para que hicieran sus prácticas los pilotos novatos, aparte de haber hangares de reparación de aviones. Pero ahí está el edificio, que no pertenece a la Universidad, olvidado por el interés de esta y olvidado, gran olvidado, por el ayuntamiento y, peor aún, por la ciudadanía, de la cual estoy seguro que en general no sólo no querrán saber qué fueron en otra época sino que además, más de uno, querrá su derrumbe en lugar de su restauración para un posible uso útil para la sociedad mientras se recupera así parte de nuestra Historia.
Aún podemos ver lo que queda de las instalaciones, imaginarnos su vida pasada, pero si nadie hace algo por su recuperación... como tantas otras edificaciones en la ciudad, se perderá.
Como las setas del Otoño, el moho otoñal en las cortezas de los árboles, los charcos de agua en el barro, las hojas ligeramente marrones caídas del árbol, como la fina lluvia y un frío que nos toca en la mejilla con la brisa que se desliza por los cuellos de nuestros abrigos, estos hangares son preciosos de ver en su abandono en los meses de octubre... Son parte de algunos de mis paseos más comprometidos con el amor que le tengo a mi ciudad, aunque bien daría algo porque no fueran ruinas hacia su extinción y sí edificios en recuperación o recuperados en memoria de aquello que fueron, tan bonito en el recuerdo común, tan romántico, tan el sueño de las personas por querer volar en aquellas primeras décadas del siglo XX, cuando se volaba en aviones a veces de madera, telas y cables impulsados por un motor. Aquel sueño humano de volar...
Que la cerveza os acompañe con la llovizna en los cristales de algún bar.
La segunda foto no es de hangares, me temo. Es una nave de lo que fuera Forjas de Alcalá, levantada en 1955, donde se construían y reparaban vagones de tren. El anterior aeródromo estaba en el Campo del Ángel, en la parte alta; de él ya no queda nada. la nave de Forjas también tiene alto interés, y ahora se encuentra en peligro por la construcción de un complejo deportivo de ocio. Saludos.
ResponderEliminarPues muchas gracias por la aclaración, siempre creí que era la segunda nave del aeródromo.
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