NOTICIA 518ª DESDE EL BAR: ¿RELATIVAMENTE TORTUGA?

Pues se acabaron las fiestas de Alcalá por este año. Ayer fueron los fuegos artificiales. Fueron breves y anodinos, lástima, otro año fueron realmente espectaculares, pero la traca final mereció la pena, fue la parte bonita que me gustó. Normalmente los veo cerca, muy cerca, pero este año me encontré por el camino a unos amigos que querían verlos un poco lejos, la verdad es que fue diferente, se apreciaban globos perfectos, como planetas de colores mezclándose entre sí en la oscuridad del cielo. A ultimísima hora llamaron otros amigos que si estaban cerca, pero no me puedo desdoblar, por más que a estos que llamaron ya les había propuesto la cita de verlos juntos desde que vimos los fuegos artificiales de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Pekín. Bueno, no pasa nada, pese a que me hubiera gustado juntarnos, quizá en el futuro veamos otros fuegos artificiales juntos. Además, la compañía de las dos amistades que encontré por el camino también era muy buena. Soy un total apasionado de la pirotecnia... aunque la verdad es que nunca he ido a las fallas de Valencia... lo tengo pendiente... aunque en Valencia vi otra fiesta de celebración similar hace tiempo.

Normalmente estos fuegos marcan una especie de diferencia temporal extraña en Alcalá de Henares, es como el despertador que nos despierta del sueño. Marca el final de fiestas, pero también del verano y la llamada de atención a la vida al margen del verano... Pero la verdad, tras haberme acostumbrado a un ritmo de vida donde las fechas impuestas por costumbre social no me afectan, y viendo que otros amigos, poquitos de esta clase que voy a decir eso sí, empiezan a tener esas mismas vidas (con otros aspectos y formas) tras abandonar estudios y andar sin trabajo de horarios establecidos, pues lo cierto es que este año no me recuerda en absoluto el efecto despertador de otros años. Aunque lo cierto es que hoy me ha tocado ir a trabajar montando pasillos en cierto museo... Tengo la espalda como un acordeón, pero mañana hay que ir al Círculo de Bellas Artes a cargar un camión con las obras de arte de alguien que no conozco. el resto de la semana, creo, lo vuelvo a tener libre. Hmmm... es temporada de hechar currículos de profesor de Historia en los colegios privados, por si suena la flauta ya que no he opositado, y eso he comenzado a hacer, como si fuese la temporada de patos.

Ingwell Ritter hizo una definición posible de mí el Jueves pasado acertada en un aspecto de mi vida. En cierto modo me recuerda cuando hace años pasados, como dije en este mismo blog, me llamaron nihilista. Ante una pregunta personal que me hizo la señorita Vaho, la señorita Ingwell Ritter contestó antes de que yo contestara que preguntarme eso a mí era complicado porque la respuesta iba a ser relativa, porque para mí las cosas solían ser relativas dependiendo del momento, los factores y demás, y que podía cambiar según lo que valorase en ese momento o lo que entiendese que debía valorar según entendiese qué quería la pregunta realmente. Ciertamente a determinadas preguntas habría a veces que hacer enfoques más directos, jajajaja... Remataba la definición agregando que solía ser complicado interpretarme a veces. Bueno, es sólo una definición de una parte de mí, una que se da en determinados momentos, creo. No esta mal. Ahora conozco una de las imágenes que una de mis amigas tiene de mí, y no creo que sea deshacertada para determinadas ocasiones de mí mismo. A fin de cuentas, ¿quién no se ha preguntado alguna vez "qué pensarán de mí X persona de mi entorno"? Claro que otra amiga diferente hace más tiempo, poco más, me dijo que juzgaba a los hombres por su cara y decía que había tres tipos, perro, pájaro y tortuga, a mí me asigno tortuga y nunca le pregunté porqué. Unas semanas después afirmaba que yo era muy creativo y necesitaba una revolución personal. Tampoco le he preguntado en qué aspecto creía ella que la necesito. Y esto no es una pregunta a los lectores, en absoluto, es una reflexión. Me parece que esa puede ser una conversación interesante, no por hablar de mí, sino por hablar en realidad en esas teorías metafóricas de la vida, en general, no de la mía, sino de la vida, de las vidas, de nadie concreto, aunque en concreto de todas las vidas. Esa frase la reflexioné bastante, ya que las revoluciones deben contar con conocer bien las infraestructuras y calles de la ciudad donde operan, y tener unos objetivos bien claros (al menos en general), o fracasarán, claro que toda revolución, aunque se hable de planificarlas, son en gran parte improvisación. Soy yo quien conoce mis calles, pero si os digo la verdad, hace tiempo que no sé exactamente dónde está el foro. Sea como sea, esta conversación no concierne al blog, si acaso a una conversación interna conmigo o con esa amiga que la dijo, y aunque puedo expandirme por varios vericuetos, ya sean de mí o de algo más general, se interrumpe la disertación aquí.

La fotografía es un retrato que Ingwell Ritter me hizo aquel jueves a petición mía, comienzo del memorable cumpleaños de dos días de Barón Kaos, en cierto modo hacía honor a su descripción de mí esa noche. Que la cerveza os acompañe.