Este es un blog de un escritor cervecero que pretende hablar de él, de Historia, de sus ídolos, de sus paranoias propias, mostrar sus escritos... pero en definitiva son informes de un espia en el bar.
viernes, agosto 31, 2007
NOTICIA 322ª DESDE EL BAR: HACIA EL FIN DE LAS FERIAS
CANICHU: No exactamente, será a partir de las 00:30 h, por lo que será pasada la primera media hora de mañana.
MATA HARI: Canichu, han sido siete dias de trabajo en ferias en el minicasino, no te quejas por un día más, mañana descansarás.
NAPOLEÓN: Sólo se te pide un esfuerzo más por la causa.
CANICHU: Pero es que doblé las horas el Sábado y Domingo pasados, luego el Lunes, Martes y Miércoles trabajé mis ocho horas, ayer tuve que volver a doblar horas y hoy me espera doblarlas otra vez hasta el final de la jornada... y salí un poco esas noches de entre semana por disfrutar de las fiestas un poquito, y ver a amigos... a algunos sólo se les ve en estas fechas...
BO DIDLEY: A los amigos hay que verlos...
PAT GARRETT: Sí... a veces tienes que encontrarte con los viejos amigos, aunque sea en la parte de atrás de un local...
BILLY THE KID: Eso es cierto, es inevitable.
MADAME BOBARIE: Pero puede que estas dos últimas noches valgan la pena por el resto de noches perdidas.
CANICHU: Tal vez, eso es un mito.
EL GOLEM: Nunca hay que menospreciar a los mitos...
CANICHU: Creo que me voy a ir a comer de tapas antes de ir a trabajar. Vámonos de tapas, vámonos...
CHITA: Hiiiiiiii!!!! Hiiiiiiii!!!!! Hiiiiiiii!
VASCO DE GAMA: Me parece que esa es una excelente idea.
DART VADER: Nos vemos en los bares.
CANICHU: Que la cerveza nos acompañe.
miércoles, agosto 29, 2007
NOTICIA 321ª DESDE EL BAR: EL INFORME DE LA RUTA DE LA SEDA ANTES DE LA EDAD MEDIA (y 5)
6. RUTAS ARTÍSTICAS.
Buena parte de este apartado ya está comentado en cuanto a la importancia del papel de la simbología y en cuanto a la función que el arte desempeñó en la expansión de la religión. Quedaría seguir el rastro de ese arte.
Dado que ya hemos comentado la creación de monasterios budistas a lo largo de la ruta es de suponer que estos siguieron unas pautas de construcción similares, lugares en contacto con la naturaleza, salas para la meditación, etc.
Sin embargo es mejor seguir la pista a las rutas del arte por lo que se conoce por arte grecobúdico. Este se creó con la aceptación del Gran Vehículo. Representaban a Buda y su vida, del mismo modo que en occidente se representaban narrativamente los mitos de los dioses grecorromanos, o, posteriormente, la vida de Jesús de Nazaret. El nombre de grecobúdico le viene al ser una mezcla del arte griego clásico y arte propio de la India puesto al servicio del budismo. El arte griego clásico presentaba figuras estilizadas, atléticas, humanizadas en sus expresiones, de rostro apolíneo (nariz recta, pelo rizado, ligera sonrisa) y siguiendo unos cánones precisos. Además representaban escenas de la vida de algún dios o personaje de una forma ordenada. Mientras que el arte propiamente indio era más curvilíneo, más voluptuoso, con muchos elementos poco humanos en la mayor parte de las representaciones sagradas... Además no seguía un orden a la hora de representar mitos o cualquier otro tipo de historia. Las normas griegas, como hemos dicho, se mezclaron con las indias y se comenzaron a representar escenas de Buda, lo que no quita que existiesen imágenes de Buda que no fuesen grecobúdicas (aunque también iniciadas con el Gran Vehículo).
Las primeras representaciones de Buda le mostraban con túnicas típicamente occidentales. Además Buda era tratado como ser humano y no divino, pese a que ya en esa época pudiera pensarse que lo era. Sólo un poco más tarde empezó a representarse de una forma divinizada o bien en continua meditación con una ligera sonrisa. Estas representaciones comenzaron en la zona de Magadha y se fueron expandiendo hasta llegar a Kushan, desde donde entraron a China.
Algunos investigadores dudan de si la influencia clásica mediterránea en India era griega, romana o con tintes iranios. Todos han visto un poco de lo que han tratado de defender. Pero aquí quizá sea mejor no adentrarse en ese planteamiento y defender el punto de vista de que, al fin y al cabo, las características básicas que se exportaron fueron las clásicas griegas y esas fueron las que nos han permitido seguir la pista de las rutas del arte. Hay quien afirma que la influencia griega viene de los yavanas, que, recordaremos, eran los griegos que se habían quedado aislados en esa zona del planeta tras perder su reino en Bactriana. Estos se habrían trasladado a la zona Indogangeática. Lo que coincide con el lugar de origen del arte grecobúdico, pese a que las fechas “bailen” demasiado.
Con los Kushan, con Kanishka, tomó fuerza este arte en la zona de Gandhara. Es una época de fuerte flujo comercial en el lugar. En Surkh Kotal, al norte del Hindu Kush, aparece un templo budista con columnas corintias. Y diversas piezas de bronce con decoración típicamente griega. Es más, se han hallado piezas artísticas de influencia griega más que budistas tendentes al sincretismo religioso, lo que ha hecho que se hable de un arte grecobactriano. Sea como sea, esos elementos permitieron el paso de ese arte, y con él el del budismo, hacia China.
Se duda de si estos artistas habían llegado hasta esas tierras y seguían un viaje por el mundo, o si habían fundado una escuela que formara a otros artistas autóctonos, o si bien realmente eran yavanas que habían conservado parte de su cultura. Sea como sea, sus piezas grecobúdicas se han hallado en la frontera de intercambio con China, en la región de Lob nor, en la ruta que unía Kashgar con el desierto de Tlakamakán. Un monje budista del siglo V, chino, ¿Fa Hian? Dice que allí todos eran budistas y hablaban la lengua india. La arqueología ha descubierto un viejo monasterio, de la época de los Han, con restos de pinturas del siglo III, y con restos de telas con representaciones, y de tejas pintadas, que muestran elementos clásicos mediterráneos con elementos budistas. Todo un hallazgo para el proceso de seguimiento de la ruta del arte de India a China. Una vez más se muestra que siguió la ruta de la seda, la cual fue básica para conectar estos dos mundos. El lugar donde se haya este descubrimiento se llama Miran. Pero en el Mekong, que tuvo influjos de la política china, se han hallado restos similares en Oc-eo.
El asunto se remata cuando se sabe de la existencia en china de pequeñas características occidentales en su arte.
7. CONCLUSIONES.
Mis intenciones al crear este trabajo no han sido en absoluto difusionistas. Cuando las civilizaciones india y china empezaron a tomar contacto ya tenían culturas bien asentadas y establecidas, así mismo con occidente. Sin embargo, el contacto entre los pueblos siempre trae consigo mezclas culturales, ideológicas, étnicas, lingüísticas, comerciales y de otra clase, que terminan siendo interesantes y provechosas, sino en todo, en algunos casos, sí en bastantes aspectos.
Las relaciones políticas permitieron abrir una ruta comercial desde Europa a los confines de Asia que permitieron el conocimiento de zonas inimaginables. Aunque pasarían siglos de incomunicación y desencuentro, sería este periodo de la antigüedad el que con sus relatos animaría a nuevos viajeros a buscar esos mundos lejanos. Gente como Marco Polo, Vasco de Gama o Cristóbal Colón, abrirían de nuevo el contacto perdido y ampliarían con sus descubrimientos los conocimientos geográficos.
La ruta comercial había dado numerosas historias fantásticas que llenaron la literatura y la imaginación de numerosas generaciones de seres humanos, y e cierto modo sigue haciéndolo. La prosperidad y el lujo de las cortes indias y chinas se entienden mediante sus contactos. Mientras que la exportación de la seda o de las especias, tanto en la edad antigua como en épocas más modernas, fueron toda una revolución mercantil e industrial que afectó economías, formas de vivir, maneras de trabajo, relaciones internacionales...
Cuando las grandes épocas de epopeyas comerciales cedieron el paso a las épocas de la religión, el contacto India y China es básico para entender el mundo oriental actual. El budismo ha dejado una fuerte impregnación allá por donde pasó y se asentó. La mentalidad de ambos pueblos, tan distante y fascinante para nosotros los occidentales, no se puede explicar sin ese budismo, el cual permitió el encuentro entre ambos mundos en estas épocas. Sólo en las últimas épocas parece que estas religiones orientales (todas las derivadas del budismo, o el mismo budismo, o el taoísmo, o el confucionismo) empiezan a interesar seriamente al mundo occidental. Los textos que han guardado esas ideas religiosas y filosóficas pudieron conservarse gracias a las peregrinaciones chinas a la India en busca de textos para copiar y guardar.
Y el arte siempre ha sido un elemento de unión entre los pueblos, porque desde el lujo a las historias que hay que transmitir a la población analfabeta, se valen de representaciones artísticas. La belleza misma de los objetos del artista (escultura, arquitectura, pintura, relato, poema, música, danza, o cualquier otra forma artística) es siempre preferible a cualquier acto desagradable, como pudiera ser la guerra, aunque por desgracia estas también se produzcan.
El contacto India y China no sólo se afectó a sí mismo, sino que alcanzó a otras regiones como Indochina, Indonesia, Corea, Manchuria, Japón, multitud de islas a lo largo de esas costas o Nepal. Y esos mundos tampoco serían explicables sin conocer los frutos que los contactos indo-chinos habían dado. Pues India transformó China y China a India.
martes, agosto 28, 2007
NOTICIA 320ª DESDE EL BAR: EL INFORME DE LA RUTA DE LA SEDA ANTES DE LA EDAD MEDIA (4)
Un saludo y que la cerveza os acompañe, ahí os dejo la cuarta entrega sobre la ruta de la seda y ya sólo quedará una más.
La transmisión de la religión no funcionó en sentido China a India, sino al revés. El confucionismo y el taoísmo no atravesaron, en cuanto adeptos, sus fronteras de origen. Tampoco la religión politeísta clásica grecorromana logró pasar las fronteras entre India y China. Pese a que sus objetos de arte o sus cerámicas, que sí lograron mediante el comercio pasar esas fronteras, tenían algunas representaciones religiosas. Del arte trataremos luego. Por ahora sólo apuntaremos a que estos objetos tenían representaciones simbólicas que probablemente atrajeron la curiosidad de aquellas personas que tuvieron contacto con ellos. Pero los objetos por sí solos no dicen nada, de otro modo, ¿cuántas cosas no habríamos sabido ya de muchas civilizaciones pasadas a través de representaciones que ahora se han quedado mudas? Las personas que los transportaban probablemente eran preguntadas acerca de las representaciones, a la par que ellos mismos de forma inconsciente llevarían todo un mundo y unas formas religiosas o filosóficas. Pero la transmisión se facilitaba aún más cuando aparecían símbolos compartidos por varias culturas, símbolos que surgieron independientemente, pero que eran iguales o similares en una u otra parte del planeta. El ejemplo más claro está en la representación del árbol. Aparece desde Roma a China. El árbol es una clara representación de fertilidad y renacer todos los años con sus frutos, que además alimentan a otros seres. Pero también era una conexión con el mundo de los dioses ya que se eleva hasta el cielo y extiende a ellos sus ramas. En India los Shamanes se subían a ellos para hablar con los dioses. Pero también en el mundo oriental funciona a la inversa y es un vehículo de comunicación de los hombres con los dioses, de ahí la importancia de los bosques en la India de los brahmanes. Además muchas culturas eran conscientes de que sus raíces conectaban el mundo de los muertos (enterrados), con el de los dioses. Se suman otros simbolismos como el de ser un elemento de fuerza con su tronco, o de fertilidad (el tronco es un falo y la copa la matriz), esto sobre todo en China y en India. Del ombligo de Visnú nace un árbol coyas ramas son el universo, y China tiene un árbol cuyas nueve ramificaciones es también el universo. Visto todo esto no es raro pensar en que modos pudo transmitirse las religiones.
Antes de la transmisión del budismo indio a China ocurrió la transmisión de la astrología y la astronomía desde Oriente Medio. Desde el siglo II a.C., siglo de la apertura de la ruta de la seda como tal, junto con los mercaderes mesopotámicos comenzaron a viajar una serie de astrólogos y astrónomos que pretendían relacionar los acontecimientos humanos y naturales con los movimientos de los astros. Fue tratado como ciencia y no como religión, aunque en realidad no se trataba más que de una especie de fe y no de hechos empíricos. Sin embargo tuvieron tanto éxito que sus predicciones llegaron a pasar las fronteras entre India y China, llegando en este último país a presumir los mismos emperadores de saber interpretar los astros. El dato más relevante son unas memorias históricas de Seu Ma Tsien sobre astrología. Se ha comprobado que se trata de una copia de las tablillas asirias sobre tal tema. Estos astrólogos ayudaron a los chinos a crear un calendario lunisolar exacto.
Claro que estos viajeros de Oriente Medio, ya fueran asirios, partos o persas, transmitieron a oriente una religión que sí se puede llamar así. Se trataba del culto a Mitra. Mitra era un dios de los tratados y el comercio y pasó al panteón indio, por razones obvias. Mitra era el Espíritu del Bien que luchaba con el Mal, además era un dios solar y en torno a él había un culto a la luz. Era un dios muy popular, y aunque pertenecía al mazdeísmo fácilmente prendió en otras religiones, no sólo la india. Al ser un dios solar quien accedía a la luz espiritual accedía a Mitra. Estas creencias fueron derivadas de las originales creencias, pero llegaron también a India. Lo que provocó la transformación del budismo original y la consiguiente exportación del budismo hacia China y otros lugares orientales. No hay que olvidar que Buda era el Gautama Iluminado.
Antes de pasar a analizar las transformaciones del budismo comentaremos la posibilidad de un encuentro entre Buda y Lao Tse. Esta posibilidad fue propagada como cierta por seguidores taoístas. Lao Tse desapareció de la vida pública china sin dejar más rastro de él que el libro que le dio a un guardián chino en la frontera, el Tao-Tse Ching. Según estos propagandistas habría ido a conocer a Buda para convertirle a su filosofía taoísta. Es una posibilidad totalmente ficticia, a mi juicio. Dado que en el siglo IV a.C. no existirían unas posibilidades de difusión religiosa, o de cualquier otro tipo, tan amplias como posteriormente. Por lo que se me hace difícil creer que Lao Tse tuviera tal interés en conocer a Buda, o mínimamente de saber de su existencia contemporánea. Sí que es cierto que el taoísmo, muy posteriormente, se mezclará con el budismo, dando origen al budismo Ch’an o Zen, de cierto éxito en China y Japón. Lo básico para alcanzar el estado de libertad y bienestar del nirvana vendría dado por las cosas cotidianas. Por lo que esta desviación predica que la iluminación viene del interior de las cosas y simplemente hay que dejarlas ocurrir, sin intervenir, prácticamente. Un ejemplo sería una de las frases de su predicación: “si una montaña crece hacia abajo, déjala estar”. Lo interesante para el presente trabajo es saber que el budismo, proveniente de India, y el taoísmo, proveniente de China, llegaron ha mezclarse y a establecerse en China y Japón. Lo que implica el trasiego de ideas religiosas India-China.
Buda había vivido entre el 560 y el 480 a.C., aproximadamente, en la región india de Magadha, en el valle del Ganges. Había roto con la tradición de la organización por castas. Intentó huir de la enfermedad, el dolor y la muerte, llegando a la conclusión de que viviendo se sufría, después se moría y se renacía, por lo que se volvía al sufrimiento. Por ello renunció a la idea de reencarnación en otra vida. Alcanzaría el nirvana si renunciaba a todo deseo y pasión, y si renunciaba a su ser. Esta especie de ascetismo fue el primer budismo, que fue bautizado posteriormente como Pequeño Vehículo. Ya en vida sus seguidores se seguían planteando ideas de otra vida más allá de la terrena, mostrando algunos su desacuerdo con el propio Buda. Tanto es así que a su muerte uno de sus seguidores dijo: “Ahora que el Gran Asceta ha desaparecido, podremos conducirnos como mejor nos plazca”. El problema estaba en que el mejor seguidor de Buda, Ananda, no supo interpretar cuales eran las reglas de la doctrina que, según Buda mismo, se podían infligir en caso de que las normas fueran un gran aprieto para el individuo. De este modo, ya a la muerte de Buda surgieron varias desviaciones de la doctrina, todas garantizaban ser la verdadera doctrina a seguir. Aunque algunas estaban tan alejadas de los primeros preceptos que resultaban totalmente opuestas. Estas desviaciones fueron surgiendo poco a poco y se fueron dispersando por India y otras zonas. Los concilios budistas tampoco terminaban de unir las ideas y solían ser nidos de nuevas desviaciones. Fu Hian había contado setenta y seis sectas budistas por su viaje a India en el siglo V d.C.. Muchas de ellas derivadas de los textos sagrados, que eran interpretados de muy diversas maneras. En realidad Buda no había escrito nada, pero fueron sus discípulos tras su muerte quienes se reunieron para escribir sus preceptos y doctrinas. Solo que estos textos sagrados fueron aumentando con el tiempo.
Una primera expansión budista es dentro del territorio indio, hacia la isla de Ceilán. La figura de Buda se divinizó y se dijo que antes de nacer había ido volando en un elefante blanco hasta el vientre de su madre, lo que le relacionaba directamente con la mitología india anterior. Se empezó a pensar que existían Budas cada cinco mil años y este era el último Buda que había existido sobre la tierra, por lo que, aunque también había que venerarle puesto que los Budas eran seres eternos que existían en todo tiempo, habría que adorar más al Buda que estaba por venir. Este sería el Buda Maitreya, mientras que el que acababa de estar en el mundo humano sería el Buda Amitaba (Esplendor Infinito). Maitreya venía de la palabra que designaba al dios Mitra que antes hemos mencionado. Pero la transformación que haría en el budismo sería aún un poquito más tarde, de momento se tenía estas ideas, quizá relacionadas por la idea de la iluminación divina. Cuentan las fuentes antiguas que el Buda Amitaba viajó personalmente a Ceilán, cuando como mucho llegó hasta Benarés. En realidad es muy probable que Ceilán fuera introducida en el budismo por medio del Reino Maurya, con el hijo del Rey Asoka. Asoka había adquirido la corona de Maurya en el 270 a.C.. Como hemos dicho antes el Reino Maurya ocupaba casi toda India. Su epicentro estaba precisamente en los lugares por donde había pasado Buda. Asoka, tras muchas guerras, se transformó al budismo renunciando a toda violencia. El budismo fue la religión oficial y se expandió fácilmente por India. Teniendo en cuenta la estabilidad del reino y su prosperidad, ya en estas épocas pudo llegar a otros sitios. Se levantaron numerosos templos y monumentos en lugares sagrados, iniciándose entonces rutas de peregrinos budistas. En la expansión de la religión no sólo será definitiva la ruta de la seda en el futuro, sino también el establecimiento de monasterios budistas a lo largo de ella. De momento, el Imperio Maurya desapareció en el 174 a.C., volviendo a ser reino centrado en Magadha. Un brahman había asesinado al último heredero maurya e impuso el brahmanismo. Mientras la historia se desarrollaba como hemos contado más atrás, en India poco a poco iba volviendo a ganar terreno la religión hindú. Sin embargo el budismo comenzó a exportarse hacia China con lentitud. En esta fase comenzó el arte grecobúdico, es también cuando empezó la transformación del budismo influenciado por el mazdaísmo. Anteriormente, en la primera fase, era imposible representar a Buda. Pero ahora estaría totalmente divinizado y cabe pensar en representarle. La ruta de la seda exportaría esas imágenes y, como hemos dicho al principio de este apartado eso facilitaría la conexión religiosa India-China. Es el comienzo del Gran Vehículo, el cual fue la adaptación del budismo por parte del Imperio Kushan desde comienzos de la era cristiana. Kanishka facilitaría aún más las cosas al hacerse él mismo budista.
El Gran Vehículo hablaba del Buda Maitreya. El nirvana debía alcanzarse ahora con ejercicios más espirituales. Y si uno mismo no podía lograrlo, podía recurrir al bodisatva, quien se preocuparía por la iluminación de todos los seres. El interés por ser iluminado redunda en la idea del influjo del mazdeísmo dentro del budismo. Bactriana, Sogdiana, Tíbet, Mongolia, China, Japón, Java o Camboya, fueron afectados por estas nuevas concepciones.
La ruta terrestre influyó al noreste de India, la marítima, que pasaba por Ceilán, influyó por las islas de Indonesia hasta llegar a la China más oriental. Así China e India tuvieron un contacto de exportación religiosa. Pero cada zona aportó una variación al budismo.
En Java, Siam y Camboya se transformó en religión oficial y se mezcló con la religión o los mitos que ya existían. Los tártaros y los mongoles mezclaron budismo y magia. Los tibetanos acumularon riquezas y se dedicaron a la vida monástica, hasta que en el siglo XV vino la revolución budista del Dalai-Lama y el Panchen-Lama (ambos fuera de las pretensiones de este trabajo).
La primera conexión del budismo indio con el pueblo chino está registrada en el siglo II a.C.. Una misión India fue enviada a China con reliquias y escrituras. En el 62 d.C. fueron los chinos quienes mandaron una embajada a India interesándose por las escrituras budistas. Poco a poco montones de libros budistas indios fueron copiados y traducidos por chinos, y también poco a poco la ruta de la seda se fue llenando de monasterios budistas. Se fue transformando paulatinamente en ruta de peregrinación, como hemos expuesto en el apartado anterior. Quizá fue esto lo que permitió que, tras la caída del comercio por los grandes imperios, la comunicación India-China siguiera abierta. A partir del siglo IV los viajes parecen constantes desde China a India por motivación religiosa.
El budismo fue un gran instrumento de liberación en el alma de los chinos. Les permitía vivir sin ataduras con sus antepasados o con espíritus superiores. Recogerse en un monasterio budista les daba la ventaja de poder vivir para ellos y dedicarse a la meditación. Los iniciados chinos se comprometían a no matar, no robar, guardar castidad, no mentir, y no beber alcohol.
Que los viajes chinos a India por religión se hicieran comunes desde el siglo IV tampoco parece difícil de creer, si se tiene en cuenta que por un tiempo desplazó al confucionismo y se transformó en religión oficial del estado en aquellas épocas. Los libros de Confucio incluso fueron buscados para ser quemados. En estas épocas China exportó el budismo a Corea y Japón.
Así pues, no hay que subestimar la importancia religiosa que India tuvo sobre China, aún en épocas en las que el Indostán había regresado mayoritariamente al hinduismo.
lunes, agosto 27, 2007
NOTICIA 319ª DESDE EL BAR: EL INFORME DE LA RUTA DE LA SEDA ANTES DE LA EDAD MEDIA (3)
Esta etapa podría ser muy interesante dado que en ella la peregrinación ya no es tanto comercial, sino religiosa y por tanto más centrada en lo cultural. De hecho, muchos son los nombres de los peregrinos chinos que fueron a India. Algunos, la gran mayoría, nos son desconocidos, otros tan sólo se han conservado en cuanto al nombre o con pocos datos más de relevancia. Estos últimos serían los casos de Olopan, Kiho, Chang Kien, Fa Hsien (el cual hizo su viaje entre el 405 y el 411 y que no hay que confundir con Fa Hian), To Kwo Ki, Sung Yu o Hwei-Sang. Nombres que actualmente son un poco más fáciles de rastrear por medio de la red cibernética de Internet, pero que, aún así no dan muchos más datos de sí mismos.
Todos estos peregrinos chinos en tierras indias fueron atraídos allá por los lugares donde estuvo viviendo Buda entre unos ochocientos y novecientos años antes. Como veremos en el apartado de religión el budismo, que había nacido en India, se exportó hacia el oriente. De tal modo que en esta etapa de relaciones India-China, resultaba haber más budistas en China que en la propia India, que ahora tenían una mayoría de religión hinduísta. Todos estos peregrinos buscaban los lugares sagrados donde estuvo el Gautama, así como los lugares sagrados donde se levantaron las estupas con sus cenizas. Claro que también buscaban consultar y copiar algunas de las escrituras sagradas de su religión budista. Paralelamente, en el ahora más lejano que nunca occidente, ocurría lo mismo con los cristianos en Tierra Santa de Oriente Próximo. De allí también llegará un peregrino a India, Cosme Indicopleusta, en torno al 542 y 552. Su intención era conocer con exactitud la geografía del mundo y adaptarla a los preceptos de la Biblia, pues para él el Extremo Oriente debían ser las tierras abandonadas del Edén. Pero eso es otra historia. Turkestán, los montes Pamir, toda India (sobre todo el norte de la llanura Indogangeática donde se supone vivió Buda) y Ceilán, eran los lugares obligados para los peregrinos chinos. Es de suponer que estos viajes darían frutos en cuanto a influencias en una y otra zona geográfica afectadas, y no sólo en materia religiosa, ya que las costumbres, el arte, la filosofía o cualquier otra cosa que afecte al ser humano es fácilmente transmisible en contactos de culturas diferentes.
Los peregrinos más conocidos son Fa Hian y Hiuan Sang (también llamado en algunas fuentes como Hiuen Thsang o Hiuan Tsang).
La mayor parte de los datos de los que he podido disponer acerca de Fa Hian se hayan en un libro de Julio Verne, en uno de sus intentos por escribir historia, y este saca sus datos, a la vez, de Abel Nemusat, un francés que hizo acotaciones de costumbres tártaras y chinas en su traducción. Claro está que en Internet también hay datos disponibles, pero son pocos y fraccionados, cuando no imprecisos. Dada esta escasez de fuentes, y que la mejor fuente disponible puede estar contaminada, por así decirlo, en vistas del romanticismo de Nemusat y la exaltación novelística que a veces no puede evitar Verne, he de exponer la vida de un viajero relevante a base de remiendos cosidos lo mejor que se pueda, aunque con unos tejidos no demasiado apropiados. Para más gracia, el libro de Verne es la única edición editada en España en lengua española y fecha de... 1975. Puede quejarse el lector de la impropiedad de apuntar aquí cómo ha sido mi método en este apartado, pero creo necesario que conozca estos pormenores para que él mismo lea atentamente y juzgue bien lo que lee. Yo desde luego, intentaré relatar bien la experiencia de Fa Hian.
Fa Hian comenzó su viaje en el 399 para acabarlo sobre el 413. Tardó cinco años en ir de Chan’an (su lugar de origen) a la India central. Vivió allí seis años y tardó otros tres en llegar a la isla de Tsing-cho, de estos tres años de regreso, dos los pasó viviendo en Ceilán, el resto del tiempo fue su regreso a casa.
Fa Hian no realizó el viaje solo. Era un monje budista al que le acompañaron otros monjes budistas. Atravesando el desierto del Gobi y llegando a Lob nor (que Verne traduce como lago del Lobo), visitaron los pueblos de esa región. Estos les parecieron iguales en costumbres y tan sólo variaban, según ellos, en la lengua. Tras pasar la Tartaria, lugar donde no les gustó sus habitantes (no obstante los tártaros se emparentaban con los hunos y pasarían a ser los mongoles futuros, en breve) llegaron a Khotan, de la que anotaron que contaba “muchas veces con diez mil religiosos”. Esto se debía a sus múltiples conventos donde se podía descansar durante los viajes largos. A mi juicio esto sería una prueba de la reconversión de la ruta de la seda en una ruta de peregrinación religiosa. Khotan había sido uno de los centros de la ruta, y sin duda el budismo entró por esa ruta, de ahí su utilización para llegar a los lugares sagrados del budismo. Tras asistir a una procesión común a budistas y brahmanes siguieron su camino. Esa fiesta indica la existencia en esas tierras de una confluencia india y china, por mucho que Khotan se aleje del territorio propiamente indio. Sin embargo parece ser que hasta allí llegaban indios y chinos y ambos grupos se encontraban, compartiendo incluso una procesión religiosa. Atravesaron las frías montañas del Belistán afgano, donde dicen haber tenido que usar sus cilindros de metal para sus oraciones. Después de pasar estas etapas al fin llegan al territorio indio. Llegaron al valle del Indo, donde encuentran algunas ciudades que ellos nombran con nombres chinos, aunque son ciudades conocidas, como Peshawar o la ciudad de Hilo. Esos nombres chinos podrían indicar el conocimiento que ya de ellas tenían previamente. Otra prueba más de que los chinos habían estado en tierras indias con anterioridad. Pasan el Punjab muriendo uno de ellos. Pero llegados a Agra el balance de su viaje es una fascinación por todas las fiestas religiosas que se han encontrado y por el pacifismo de sus gentes, así como por su vegetarianismo (no obstante los budistas no comen carne). Se entretuvieron en el valle Indogangeático, de buen clima, según ellos y disertaron allí sobre el budismo. En su dirección hacia el Ganges se sorprendieron de la existencia de templos y monumentos en todos los lugares donde estuvo Buda. Llegaron a Magadha, donde vivió el Gautama, visitaron Benarés y Calcuta. Allí hablan de magos voladores. En este punto Fa Hian decidió embarcarse con unos comerciantes que iban a Ceilán. Allí coincidió con los últimos años de reinado del Rey Buddhadasa. Pudo comprobar que también allí no se paraba de construir templos a Buda, además de conocer a un Shaman llamado Ta-mo-kiu-ti, que llevaba cuarenta años viviendo dentro de una celda. Antes de llegar a su hogar de nuevo tuvo que residir por un tiempo en Java y en algunos lugares de Indochina.
Este es todo un ejemplo de viaje peregrino de un budista chino. Habla de regiones y de experiencias religiosas que, con toda seguridad, quedarían en el alma del viajero, sea este quien sea, y regresarían con él a China. Creando una mezcla cultural. E inversamente también, el viajero traería todo un mundo interior que debía dejar algo a su paso por India. Sobre todo después de tantos años de estancia.
De Hiuan Tsang no describiremos su ruta, pero sí diremos que estuvo en India entre el 640 y el 641. El norte indio había sido reunificado por Harsha Vardhana, a principios de ese siglo. Ese nuevo reino abrió de nuevo las relaciones diplomáticas con China, donde ahora estaba la dinastía Tsang. Hiuan Tsang visitó exactamente la región de Maharashtra. Loa la fertilidad de la tierra, la sabiduría y tolerancia de sus habitantes, su honestidad, su altura, ser agradecido o combatido según les traten, su valor y su desvivirse por ayudar al prójimo.
domingo, agosto 26, 2007
NOTICIA 318ª DESDE EL BAR: EL INFORME DE LA RUTA DE LA SEDA ANTES DE LA EDAD MEDIA (2)
EL INFORME DE LA RUTA DE LA SEDA ANTES DE LA EDAD MEDIA (2)
Habría que hacer una matización de la concepción del mundo que se tenía, sin entrar demasiado en ella pues son concepciones referentes a India y China pero vistas por el mundo romano, lo que nos impide saber como conocían los indios geográficamente a los chinos o los chinos a estos. Lo que los romanos consideraban por China no sería el territorio actual. De hecho no parece que la conozcan geográficamente, pese a que en el siglo II d.C. llegasen allí comerciantes romanos. Por lo general todos los autores situaban China encima de India. Un error compartido que tampoco es de extrañar si se tiene en cuenta que las mayores autoridades científicas sentaban cátedra en lo que afirmaban y unos autores tomaban por referencia a otros. El problema venía en que ni el más prestigioso de los autores había estado en China jamás, y casi ninguno tampoco en India. Las fuentes usadas, aparte de los autores anteriores, solían ser las de viajeros que venían de esas zonas o de comerciantes, gente muy poco científica en muchos casos. Por esa misma razón se colaron por verdaderos montones de datos fantásticos como que la producción de seda era mediante el hilo que daba una determinada clase de árbol que crecía en aquellas regiones. Estrabón llega a afirmar que los reyes de Bactriana (los indios de Kushan) habían extendido su dominio sobre los seres, claro que Estrabón escribe para Augusto, que fue visitado por una embajada india (como ya dijimos). Quizá Augusto se sentía más halagado si decían que era un emperador al que le visitaban y rendían pleitesía otros gobernantes poderosos del mundo. Un embajador de Taprobana que llegó a Roma en tiempos del emperador Claudio, llamado Rachías, dijo que conocían a los seres por sus relaciones comerciales, quedó escrito así: “ellos mismos hacían frente a los seres más allá de los montes Hemodi (el Himalaya)... a su llegada los seres se situaban delante de ellos; superaban la altura ordinaria, tenían los cabellos rojos, los ojos azules, la voz horrible y no hablaban con los extranjeros. El resto de las informaciones concuerdan con las de nuestros mercaderes: la mercancía era colocada sobre la orilla opuesta del río al lado de lo que tenían para vender y si el cambio les convenía tomaban lo que les interesaba”. De la descripción física y comercial de los seres ya hablaremos. Lo que importa ahora es que para algunos geógrafos del momento esto ligó La Taprobana a una posición enfrentada a la costa de Sérica, otros, los más cuidadosos en sus estudios la situaron bien enfrente de las costas indias. Es interesante saber por medio de este testimonio la confirmación de que Ceilán tuvo, durante el siglo II d.C., contactos comerciales con, al menos, productos de China.
Por último en la cuestión geográfica, será Amiano Marcelino quien más se acerca a la descripción de China. Habla de un país rodeado por una gran muralla, lo que algunos han querido identificar como la Gran Muralla China, y de dos ríos grandes que crean aluviones, entre los cuales se encuentra Sérica y su capital Sera. Estos ríos, por la descripción que da, podrían corresponder con los ríos Yenisei y Huang Ho (el río Amarillo). Aunque no hay que creer que Amiano Marcelino conoce bien de lo que habla, pues también se deja caer de vez en cuando en las fantasías.
Antes de hablar de la relación comercial entre indios y chinos hay que aclarar quienes son los seres de los que hablan las fuentes romanas. Los seres son los que fabrican la seda, y todos los nombres derivados de ahí tienen que ver con ellos, Sérica, Sera... Es la forma latina de decir seda, en otras palabras es una adaptación fonológica del sonido que oían decir los comerciantes romanos a los comerciantes que les vendían tal producto al referirse a él mismo. Con lo que, aunque en este trabajo, y en otros muchos de otros autores, se habla de Sérica y de los seres como China y los chinos, no se trata con exactitud de ellos. Sin duda se referían los romanos a ellos (“los que fabrican la seda”) pero no les conocían en realidad, confundían a la gente que proporcionaba la seda a los mercados indios con los mismos fabricantes (lo que no impide que los chinos comerciaran con los indios, pues de otro modo no hubiese llegado allí la seda). Me parece interesante anotar cierta evolución etimológica que puede relacionar el origen de esa seda y a través de él su ruta comercial por China e India. Y me parece interesante ver el origen de la seda pues en Roma se apreciaba la china, ya que en la isla de Cos, en Cachemira (en India) y en algunas regiones de Persia se fabricaba seda de peor calidad.
Rastrear los sonidos de Sera, sera, seres o Sérica de su latín a su origen parece una cuestión complicada. Y su origen no es otro que el vocablo chino, compartido con el manchú y el mongol, suu. Esta palabra designa tanto el gusano de la seda como la seda misma. Claro que a esa palabra suu se antepone la sílaba sri de Asia central, palabra que fácilmente podría derivar a seres. Los filólogos pueden responder mucho mejor. En un breve recorrido por la lengua, tenemos una ciudad llamada Sari al norte de Irán (que es de donde viene la sílaba sri), una ciudad india llamada Srinagar, el nombre actual de Taprobana: Sri Lanka, el velo de las indias, sari, o el traje malayo femenino llamado sarong, sin olvidar nunca que la región productora de seda en China es Xian. Sin atreverme a decir exactamente el recorrido de esos vocablos, creo que queda patente que es muy probable que el origen chino de seda haya podido extenderse de uno u otro modo por el territorio que la ruta de la seda tocó. Y este territorio, por los vocablos dichos tiene mucho que ver con la India. Obviamente las palabras no viajan solas y ellas implican un contacto y un flujo de gente entre indios y chinos.
Suu---Sri---Sari---Seres ; Sri---Sérica
La importancia de aclarar quienes eran los seres si no eran los chinos está en que puede dar otra clave de relación comercial India-China. Ya se ha visto que la palabra latina seres está más cerca de las palabras indoeuropeas de Irán e India con la sílaba sri, que de su posible origen suu (de la que tal vez la sílaba sri sea una adopción). Y aquí entra en juego la descripción que de los seres se ha podido leer anteriormente de una fuente clásica, donde estos eran altos, de ojos y pelo claros, voz fuerte y comerciantes silenciosos y sólo mediante el trueque. Esta descripción se repite en multitud de fuentes de la época y añaden que eran justos, sencillos, nada belicosos... No hace falta decir más par darse cuenta de que no se trata de gente de origen chino. Los seres, como hemos dicho antes, debieron ser las personas que acercaban la seda a los mercados más habituados por gente de diversas naciones occidentales, por otra parte también debieron ser quienes trataron directamente con los chinos, o al menos quienes consiguieran sus productos. Probablemente se trataba de gente del norte de India. Los habitantes de la región india de Cachemira eran por aquel entonces muy diferentes étnicamente al resto de habitantes de India. Eran altos, de piel clara, pelo rojo y ojos claros... y para rematar el asunto tenían productos como el hierro, pieles y una lana de aspecto sedoso, los cuales son productos de los que Plinio dice que producían los seres. Cachemira es una región india cercana a Tíbet, con lo que eso puede ayudar más a la confusión de las fuentes occidentales al estar cerca de montañas. Pero también se podría dar el caso de que precisamente esa ubicación la situara en la zona de comercio entre India y China, siendo precisamente desde ahí desde donde se produjese el reparto comercial de los productos conseguidos al resto del reino Kushan y otras zonas de la India. En este sentido existe un texto chino, Wei Lio, del siglo III d.C., que habla del conocimiento del paso de una ruta por la misma Cachemira. Otras posibilidades del origen de los seres son las que implican al noreste de Bactriana o a la ciudad de Sinkiang. Las razones son étnicas y de productos parecidas. Además de aparecer en esas zonas formaciones montañosas como las que hablan los occidentales, así como un grupo de gente silencioso y no belicoso por convicciones socioreligiosas que podría ser el grupo de gente al que se refieren las fuentes, aunque sea por defecto.
Otro texto chino que habla de viajes a través de India es el periplo llamado Heu Han Chu (del siglo V de nuestra era cristiana, pero con datos de la época Han, el cual será un texto clave para referir la “embajada” romana en la corte china en el año 166 d.C.). Dice que se atravesó el país de Ti’ao Che, diciendo de él que “es cálido y húmedo, y que acoge leones, rinocerontes, cebúes, pavos reales y pájaros gigantes que ponen huevos grandes como jarras”. Esto lo describe antes de atravesar el Imperio Parto, por lo que debe tratarse de un reino indio o de parte del Imperio Kushan. Más delante de ese mismo libro se dice que es difícil llegar a Ta Tsin (Roma), ya que hay “tigres feroces y leones que asaltan a los viajeros; si las caravanas no cuentan al menos con cien hombres provistos de armas, son devorados inexorablemente”. Esto nos vuelve a dar idea de que los chinos debieron pasar por India en alguno de sus viajes y que, por lo menos, conocían sus peligros. Además este pequeño texto confirmaría mi teoría de la necesidad de la implicación del estado en estos viajes. Primero porque es un texto que habla sobre una dinastía china, la Han, que quiere mandar una embajada a Roma. Y segundo por lo que se dice de la necesidad de unos hombres armados para hacer que la caravana pueda llegar a su destino.
Las posibles rutas a seguir las muestro en uno de los mapas, con lo que ahorraré al lector el leer una sucesión de lugares. Las posibles rutas entre India y China ya han sido expuestas tanto al mencionar las regiones de Cachemira como las del noreste de Bactriana o la ciudad de Sinkiang. Otras ciudades importantes serían Kashgar y Khotan, la primera muy cercana al territorio de Ferghaná (si acaso no estaría en sus propias fronteras). Fueron lugares de posible comercio entre India y China, igual que la región de Lob-nor. No hace falta incidir en lo costoso del viaje por la gran extensión de kilómetros, la variedad geográfica en ocasiones extrema, los grupos de pueblos enemigos o grupos de bandidos, la climatología adversa o la fauna peligrosa, el esfuerzo requerido, la necesidad de avituallamiento o provisiones, entre ellas el agua durante la parte del desierto del Gobi o el de Lob nor, etc. Máxima dificultad aún cuando la guía de la ruta a veces dejaba de ser las estrellas o el sol para pasar a ser los animales muertos o los excrementos de los animales entre oasis y oasis del desierto. La ruta por mar no era menos costosa si tenemos en cuenta el caso expuesto anteriormente del rétor egipcio que fue hecho preso por seis años en las Maldivas, exactamente se le había impuesto una cadena perpetua a trabajar en una panadería. Además, durante esta ruta había que costear y hacer escalas en Indonesia e Indochina, así como en algunas islas, algunas de poblaciones no demasiado evolucionadas. Aunque lo peor para los marinos debían ser sin duda la estación de los monzones. Taprobana (Ceilán) siempre fue, en todo caso, un punto de referencia. Taprobana sí estaba civilizada, por extensión de las civilizaciones que se habían dado en la península del Indostán. Con lo que esta isla es otra referencia de contactos indo-chinos.
Parte de la conflictividad a la que nos referíamos durante el viaje entre pueblos enemigos sería la que se daba entre Roma y el Imperio Persa Sasánida, el cual está expuesto en el Heu Han Chu, que tantas veces hemos referido ya. Se trata de una anotación acerca de una embajada romana que llegó en el año 166 d.C. a la corte china. Dice: “Los reyes [de los romanos] querían siempre enviar embajadas a China, pero los An-hsi [los partos] deseaban quedarse con el comercio de la seda, y este fue el motivo de que les cortaran la comunicación”. Dice el libro que el emperador que les mandaba la embajada era An-Tun, Marco Antonio, aunque en realidad se trataba de Marco Aurelio, cuyo nombre completo era Marco Aurelio Antonino. La embajada parece falsa como tal. No hay ningún registro romano oficial que la mencione. Tampoco es real que las relaciones comerciales se rompieran del todo con oriente sólo por la llegada de los persas sasánidas al territorio del Imperio Parto, aunque sí quedaran bajo iniciativa suya. Y aunque el autor se maravilla de todo lo que hay de riqueza y extraordinario, a su juicio en Roma, dice de lo que los embajadores trajeron a la corte que: ”lo que estos hombres aportaron de tributo no tenía nada de precioso ni raro; podemos suponer que aquellos que escribieron los detalles sobre Ta Tsin sin duda exageraban...”. Esto ha hecho sospechar que se trataba de una embajada falsa, no diplomática y sí de comerciantes de la Roma oriental. Pero este asunto no incumbe seriamente al presente trabajo.
Plinio menciona que los indios se reunían con los chinos anualmente para intercambiar sus productos, y que lo hacían familiarmente. Dice que esto se producía en las fronteras de India y China. Otro dato más a aportar acerca de la región norte como lugar de intercambio, o de las regiones indias cercanas a Indochina, en determinado momento histórico más avanzado. Precisamente Plinio se maravilla de que el mundo haya podido unirse mediante relaciones comerciales y no mediante guerras.
Los productos que se comerciaban eran las especias como la pimienta, el jengibre, el costo (de la India), el amomo (del Nepal), el malábatro, el nardo (de Arabia y Birmania), el ajonjolí, la casia, la canela (de Ceilán), ciertos perfumes, el cardomomo (de Malabar e India), el azafrán, telas como la muselina, el lino, la seda china, el cachemir, frutas exóticas, vino occidental, cobre, estaño, hierro, pieles, artesanías, vajillas, cristalerías, armas, joyas, marfil y cuernos de rinoceronte (de África), esclavos, esclavas indias, trajes de algodón, arroz, trigo, azúcar de caña, aceite de oliva, oro... Este último producto tenía más valor en occidente como valor monetario que en oriente. Si bien es cierto que en Ceilán no parecían conocer el uso de las monedas como tal, en India sí. El Imperio Kushan empezó a fabricar monedas de oro desde el 90 d.C., aproximadamente. Sin embargo para ellos las monedas eran otro producto más con el que comerciar. Era un elemento más de intercambio, algo más con lo que hacer trueques, ese era su valor más que el de tener un valor mercantil estricto.
Todo este comercio resultaba caro a Roma, por lo que se quejaron autores como Plinio. Así que es de suponer que fue muy ventajoso para la India, que no necesitaba desplazarse, ya que venían a ella, y que su tráfico con China se producía en sus propias fronteras norte, o en Ceilán, o en su costa este.
Estas relaciones comerciales ocasionaron multitud de historias fantásticas y de leyendas a lo largo de sus kilómetros, como la de un Rey Nino que conquistaba Bactra (una ciudad de Bactriana), acto que nunca se produjo. Lo que la arqueología sí que parece confirmar es la historia ocurrida en Linkien, una ciudad entre el actual Kan su y el Lob nor. Fue en torno al año 36 a.C.. Se trata del apresamiento por parte china de ciento cuarenta y cinco mercenarios extranjeros a las órdenes hunas. Estos han sido identificados como legionarios romanos que habían sido capturados por los partos años antes en la derrota romana en Carrhae. Habrían sufrido una seria deportación por la distancia a la que habrían acabado de su patria. Linkien sería la ciudad que ellos fundaron ya en colaboración con los chinos. Los anales Han se sorprenden de sus conocimientos arquitectónicos y militares, tal vez de ellos los chinos aprendieron la técnica militar de cerrarse con sus escudos en lo que se llama “escama de pescado”. Yo tan sólo añadiría aquí la incertidumbre de, si realmente eran romanos, como parece demostrarse, si acaso no podrían tratarse de la mítica expedición romana que se mandó en busca de las tierras de Shangri-La, el lugar donde nunca se envejece.
Cuando el Imperio Kushan cayó y las tierras indias del norte se veían acosadas por varios enemigos, una vez que el antiguo Imperio Romano también estaba disuelto tal y como era en su época de esplendor, tuvo lugar otra embajada comercial que tenía por referente una acción de contrabando en China. Esta historia está a caballo entre las relaciones políticas y las comerciales-económicas de un país. Ya hice referencia a ella en el apartado político, aunque es ahora cuando he visto preferible profundizar en ella. La Roma oriental se había transformado en el Imperio Bizantino. Tras una etapa de esplendor sostenido con duras pruebas de supervivencia, este imperio no había dudado en darse a un lujo y a un ritmo de vida en las clases altas de muy altos costes. Sus múltiples construcciones religiosas o estatales eran espectaculares y eso tampoco ayudaba a salvar de la ruina. El historiador Procopio de Cesarea habla de la ruina de los artesanos, y con la suya la del país, al verse obligado el emperador Justiniano a imponer precios más baratos de lo que costaban los productos utilizados para la elaboración de sus creaciones. Estos productos venían en su mayoría de oriente, y esta era una vía cortada ante el empuje incondicional del Imperio Persa en las fronteras este de Bizancio. Justiniano probó revitalizar la ruta de la seda por el norte del Cáucaso, pero falló. Solo le quedaba la vía marítima, pero sus posesiones egipcias habían sido perdidas. En su lugar ahora existía el reino de Axum, con los que intentó pactar para conseguir seda, pero los persas se adelantaron comprando toda la mercancía disponible a India y posteriormente cerrando el paso marítimo del Mar Rojo al conquistar Yemen. En este contexto tan alejado de India y China, aparecieron en la corte de Justiniano, en el 552, dos monjes, probablemente indios y budistas, con una interesante proposición, que a la vez contradecía la creencia occidental de que la seda crecía de los árboles. Así lo cuenta Procopio: “Por este tiempo llegaron unos monjes de la India, y cuando se enteraron del empeño que tenía Justiniano en que los romanos no compraran seda de los persas, se presentaron ante el emperador y se comprometieron a arreglar las cosas de modo que los romanos no tuvieran que adquirir esa mercancía de los persas, que eran sus enemigos, ni de otro pueblo cualquiera; en efecto, habían vivido muchos años en un país más arriba de multitud de pueblos de la India, país llamado Serinda [pudiera ser Ceilán, Sogdiana, o Cachemira, según algunos historiadores], y allí habían aprendido de qué modo se podría criar seda en tierras de romanos. A las preguntas del emperador, que trataba de cerciorarse de la veracidad de sus promesas, contestaron los monjes que los artífices de la seda eran unos gusanos, pues era su maestra la naturaleza que los obligaba a trabajar sin pausa; que era imposible transportar hasta acá los gusanos, pero que sí era fácil y hacedero transportar a su prole, pues cada uno de ellos ponía un sinfín de huevos; y que a estos huevos, bien cubiertos de estiércol, se les podría devolver a la vida de calentarlos el tiempo suficiente... Así, volviendo de nuevo a Serinda, transportaron los huevos a Bizancio y, tras conseguir que se transformaran en gusanos, los alimentaron con hojas de morera e lograron que en adelante la seda se criara en tierra de romanos”.
Serinda, apunta Jean-Nöel Robert, podría ser Khotan, reino que ocupaba la parte de la ruta que pasaba por Kashgar. Allí sí se conocía en esas fechas la fabricación de la seda que los chinos habían guardado tan celosamente. La leyenda de cómo conocían la producción la cuenta un peregrino budista, lo que da idea de la relación India-China que esta historia contiene. Tal peregrino es del siglo VII, pero el contrabando se produjo a finales del siglo V. Khotan había mandado a China una embajada para conocer el secreto de la seda, pero el emperador se negó a desvelarlo. El Rey de Khotan usó la argucia de pedir la mano de una princesa imperial china, cosa que no negó el emperador. El Rey le pidió entonces a la futura esposa que le trajera el secreto de la seda si quería seguir disfrutando de sus adornos. La princesa escondió hojas de morera y capullos de seda en su pelo y así pudo pasar la frontera de su país. Los criaderos de seda fuera de China se habían convertido en un hecho a principios del siglo VI. Y es a mediados de ese siglo cuando los monjes indios le ofrecieron a Justiniano ese mismo secreto. Su contrabando, segundo contrabando de la seda china en la historia, lo realizaron metiendo los huevos en cañas de bambú.
Toda esta última historia viene a destruir el comercio fructífero de la ruta de la seda. La cual fue acabada del todo cuando las posibles rutas fueron interrumpidas por la conquista de los musulmanes de territorios fundamentales. Como dijimos en el apartado de historia, las relaciones India-China entraban en una nueva fase de peregrinos religiosos y exportación de arte religioso. China se dedicaría a conectar a India con Corea y Japón.
sábado, agosto 25, 2007
NOTICIA 317ª DESDE EL BAR: EL INFORME LA RUTA DE LA SEDA ANTES DE LA EDAD MEDIA (1)
Las relaciones entre la India y otras zonas del planeta han sido muy estudiadas en relación a occidente a causa de su situación estratégica comercialmente. Tenemos bastante información de fuentes romanas y bizantinas, sin embargo existen otras fuentes provenientes de China ya no tan conocidas en nuestra área geográfica occidental. Forzosamente, un territorio llamado a ser el intermediario entre productos de los dos imperios más alejados territorialmente, en una misma masa de tierra emergente, debía tener relaciones e intercambios por ambas partes. Mi trabajo tratará de analizar cuáles eran esas relaciones entre India y China desde un punto de vista amplio. Quiero reiterar que este trabajo sólo se preocupará de las relaciones indo-chinas, por lo que no profundizará en las relaciones con el Imperio Parto o el Romano, pese a que estos puedan ser forzosamente mencionados o utilizados. Creo que las influencias y contactos con persas, griegos, partos, romanos y mundo egipcio, ya han sido y están siendo suficientemente trabajados, tanto que está algo descompensado con el tema del que yo voy a tratar, el cual, redundo en ello, ha sido muy marginado, quizá por falta de fuentes de consulta por nuestra parte.
No describiré la geografía de ninguna de las zonas implicadas, dando por enterado al lector de los lugares que mencione por medio de los mapas que pueda encontrar en google, en todo caso la mayoría son lugares que se conocen en la cultura general básica. Aquí expongo el mapa de la ruta de la seda que más nos interesa, puesto que la ruta más conocida es por tierra, al norte, y a partir del viaje de Marco Polo en la Edad Media, sobre el siglo XIII, si no me equivoco, y nosotros no trataremos esa época, sino la época antigua, antes de Marco Polo y lo que vino tras él. Es útil ver esta dirección y esta otra y aún esta otra más. Sí que señalaré aquí que mis menciones de occidente y oriente a lo largo del trabajo se referirán siempre al occidente y al oriente de India, y no a lo que tradicionalmente se entiende con exactitud por esos términos.
En cuanto a la cronología nos enfrentamos a la situación de centrarnos entre los dos primeros siglos antes de Cristo y los dos posteriores, mencionando algo de los siglos siguientes, los cuales no han podido ser más estudiados por mí. Como sea, nuestro máximo estará en el siglo VII después de Cristo, sin entrar nunca en la llegada de los musulmanes (como viajeros en aquellas épocas, aunque más fluidamente a partir del siglo VIII). Aunque no me cabe duda de que las relaciones entre India y China debieron crecer en torno a esos años, "ajenos” a la caída de la zona occidental del Imperio Romano. Y no me cabe duda debido a que las mayores entradas de nombres chinos viajando por India, la gran mayoría de ellos por motivos religiosos, las he hallado entre los siglos V y VII d.C.. Así que se podría decir que mi trabajo casi se dedica a estudiar el comienzo de las relaciones indo-chinas.
2. RELACIONES POLÍTICAS.
Esta clase de relaciones, por una cuestión geográfica en cuanto a lugares de paso comercial y de valles fértiles, se darían en el norte de lo que se entiende por la India antigua. En las primeras épocas de protohistoria india no parece existir ningún contacto con los pueblos chinos. De hecho se tiene constancia de una relación político-histórica más temprana entre India y occidente que entre India y oriente.
Resumiendo un poco la historia previa a contactos plenos con China, la India había sufrido una serie de oleadas o invasiones de pueblos occidentales. De hecho, se hallaban muy relacionados con las civilizaciones del Tigris y el Éufrates, en Persia. El mismo Imperio Persa llegó a tener satrapías en territorio indio, pasando incluso el río Indo, o al menos eso muestran algunos mapas antiguos.
La conquista de Alejandro Magno de ese Imperio Persa le llevó a marcar la frontera más oriental de su nuevo imperio en el mismísimo río Indo. La leyenda cuenta que lloró en ese punto pues ya no había más mundos que conquistar, pese a que esto puede quedar en simple leyenda, pues se sabe que conocía el nombre de una ciudad más allá llamada Kashgar. Además, Chandragupta, un pastor que conoce en aquellas tierras, le habla de atravesar un desierto que le llevará a otras tierras más ricas, probablemente se refería a las del Ganges. Las tropas de Alejandro se encontraban cansadas y deseaban volver a casa. Así pues, allí funda una nueva Alejandría, aún sin encontrar, y manda una expedición marítima por el Indo que bordease la costa para encontrarse con las tropas de tierra mucho más lejos, ya hacia casa, en Susa. Esta expedición la lideraba Nearco, pero no entra dentro de este trabajo.
Chandragupta tomó nota de su servicio con Alejandro Magno y logró la independencia del territorio indio de los griegos, unificando posteriormente el territorio indio y centralizando el poder y administración. Este es el comienzo del Imperio Maurya, el cual tomaba las tierras de Magadha, Punjab, el Indo, el Ganges y hasta el territorio del golfo de Bengala. Esto ocurría a partir del 323 a.C., fecha de la muerte de Alejandro. Durante el reinado de este Rey, el jainismo y el budismo prosperaron, lo que, como veremos más adelante en el caso del budismo, será relevante como exportación a China. Fue esta una época de esplendor donde se incentivaron los productos indios, artesanales o de producción agrícola. Lo que incentivó el comercio con Grecia y con China. Parece ser que este fue un primer comercio no muy desarrollado de la seda china a través de India a cambio de productos indios para China. Esta seda llegaría a los puertos egipcios posteriormente.
Estos contactos no debieron ser, a mi juicio, muy fluidos o planificados desde el estado, al menos desde el estado Tsin (China). Bien es cierto que el estado Maurya tenía un gran desarrollo y unidad, pero el territorio chino era un conjunto de estados independientes por aquel entonces. Estos estados se veían en guerras y conflictos, cuando no asediados por los saqueos de los pueblos del norte (los hunos). La unidad estatal china vendría entre los años 246 y 210 a.C., años del reinado de Huang Ti, el primer emperador chino que unificó y centralizó un Imperio Chino (Imperio Tsin). Este emperador haría algo clave en la historia china que quizá influyó en la India, la construcción de la Gran Muralla China para protegerse de los hunos, que venían de Mongolia. Tal vez influyó en la historia india debido a que los hunos debieron desplazar sus ataques y atacarían a otro pueblo significativo para India, proveniente de China. Sea como sea, debido a esta situación de inestabilidad y de posterior organización del estado se hace difícil creer en unos intercambios comerciales estatales India-China, aunque sí que se pudieron dar a un nivel no dirigido por la política. En este sentido el historiador M.G. Raschke habla de la llegada de la seda a occidente a causa de los intercambios de los nómadas en las estepas entre los siglos IX y VIII a. C.. Estos nómadas habrían llegado a tener jerarcas que deseaban diferenciarse con determinados objetos comerciales o suntuarios. Los bienes adquiridos entre India y China en esos siglos a los que él retrasa el contacto, y que yo también aplicaría como última etapa de ese modelo que propone a estos años del Imperio Maurya y la formación de China, no serían bienes de comercio sino botín de guerra, impuestos a los pueblos sometidos, regalos de boda, trueque intertribal o intercambio de presentes. Y todo esto se aceleraría con la intervención de los ataques de los hunos, cosa que Raschke no señala. Los productos simplemente se desparramarían por diferentes zonas, al no seguir un plan comercial dirigido previamente. Retomando la historia de unificación de China, esta se puede dar por unificada en el 210 a.C., pero su consolidación y esplendor vendrá con la dinastía Han, que imperará del 202 a.C. al 220 d.C., que es el periodo que más nos interesa en este trabajo. Es ahí donde yo sí situaría mejor el contacto indo-chino de una manera plena, ya que ambos estados estarán formados.
Aunque es ahora cuando hay que retomar la historia interna de India, pues ese contacto con China no será precisamente con el Imperio Maurya. Este imperio acabó en el 184 a. C., cuando murió el último emperador maurya asesinado por un brahmán. El país volvió a la situación de los rajás independientes. El noroeste indio, unido a otras regiones no propiamente indias (más bien afganas, y en política actual incluso pakistaníes), cayeron en manos de los griegos, los partos y los escitas, sucesivamente. Estas regiones eran (en nombres generales más importantes): Bactriana, Sogdiana, Margiana, Kapika (en la cuenca de Kabul), Punjab, Gandhara y Peshawar (Kabul inferior). Pero a esa situación de inestabilidad pondría fin un pueblo venido de China empujados y desplazados de su territorio por los hunos. Unificarían esas regiones de nuevo y conquistarían todo el valle del Indo y alguna región más, dando un imperio estable que creará unos buenos lazos de relación con China, en el sentido de que ahora sí que serán unas relaciones más o menos estables. Este sería el Imperio Kushan, cuyo avance por tierra indias no será definitivo hasta el primer siglo de la era cristiana.
Este pueblo exiliado en cuestión eran los Yu Che o Yueh-Chih, llamados por los griegos los Tokarios. Conquistaron la región dejándola bajo su control y pasando a ser los griegos de allí los yavana. Debido a su origen chino y a que fue con ellos con los que nacieron las fructíferas relaciones indo-chinas, por razones obvias (conocían los territorios orientales y lo que había en ellos, pues eran originarios de allí), nos detendremos con esta etapa. Los Yu Che vivían en el noroeste de China como pueblo nómada. Huang Ti en su deseo de unificar China no les deseaba en el territorio pues su carácter nómada era un incordio para la unificación. A la vez se veían acosados por los múltiples ataques que recibieron de los hunos, tal vez llevados a atacar en esa zona a causa de la Gran Muralla. Esas fueron las causas que les llevaron a emigrar hacia el oeste y llegar hasta las regiones mencionadas. La misma capital china había sido atacada por los hunos en 167 a.C., en el 165 los Yu Che fueron fuertemente derrotados por los hunos aún en China, por eso llegan a Ferghaná (Afganistán) en 160. Allí comenzaron las luchas por dominar esas regiones, las cuales, como se ve, fueron luchas más bien de supervivencia que de conquista, al necesitar un espacio donde asentarse. Hacia el 140 habían conquistado Sogdiana y Bactriana y se habían asentado en Kabul y Punjab. En esta situación comienza la nueva etapa de relación entre China e India.
China aún sufría los ataques de los hunos, por los que su nuevo emperador, Wu Ti (quien asentó la dinastía Han), mandó en el 138 a un embajador a los Yu Che, se llamaba Chang Chien. Este personaje fue hecho prisionero por los hunos hasta el 128, año en el que logró ser liberado y llegar a territorio Yu Che. Se sorprendió de que Tsin (China) fuera recordada y que los gobernantes desearan establecer relaciones. Lo que de momento nos indica que aún no había relaciones a nivel estatal y viene a confirmar lo que Raschke y yo decíamos más atrás. Chang Chien regresó a China en el 126 llevando únicamente la vid y la alfalfa, y ningún compromiso de ayuda militar. Wu Ti infringió derrotas a los hunos por su cuenta y conquistó el viejo territorio chino de los Yu Che, el Kan su. Aumentó la Gran Muralla y expandió el territorio chino por el noroeste llegando al lago y región de Lob Nor, al norte de Tibet, la cual era una posición muy avanzada hacia el territorio donde se establecieron los Yu Che en India y Afganistán. Wu Ti deseaba acabar con los hunos del todo y para eso necesitaba renovar su caballería, por lo que hizo caso a Chang Chien de lo que le contó de los caballos de los Yu Che. Así pues, hubo más embajadas chinas en la India de los Yu Che, pero estas no obtuvieron respuesta, por lo que Wu Ti se enfureció y mandó al ejército contra ese territorio. Fue un acto de soberbia, pues la mayor parte murió intentando atravesar el desierto del Gobi, el resto lo hizo derrotado por los Yu Che. Esto no quitó que Wu Ti mandara un segundo ejército, este sí derrotó a esta gente que eran los nuevos dirigentes de India del noroeste. China se llevó miles de caballos. Todo esto ocurrió en el 102 a.C..
Tras esta etapa de guerra se abrió un floreciente periodo de buenas relaciones comerciales que abrieron múltiples puertas y posibilidades entre India y China. China empezó a exportar seda, pese a la amenaza de los hunos. Sabían la importancia que tenía esa clase de relaciones de cara al futuro. Así que hubo otras muchas embajadas, pero esta vez de tipo comercial. Fueron estas embajadas las que abrieron la ruta de la seda que conectaría con la mismísima Roma Imperial de occidente. Una Roma que fue conocida por los Chinos y que la llamaron la Gran China (Ta Tsin). Por esta razón intentaron mandar allí embajadores, como Pan Chao. Estos embajadores debían, por fuerza, atravesar India por el reino Kushan o bordear el Indostán por mar haciendo escala en otro lugar de India: la isla de Ceilán, llamada por los romanos La Taprobana. Aunque hay que mencionar que Raschke insiste en que el carácter de la ruta de la seda no fue en absoluto dirigido y todo fue producto de intercambios entre nómadas y trashumantes. También es conveniente mencionar en este tipo de relaciones entre diplomáticas y comerciales que, durante los tres siglos que permaneció abierta la ruta de la seda sin conflictos apenas, muchos estados intermedios mandaron a sus hijos a China para que estudiaran en sus escuelas. Claro está que se habían transformado en estados vasallos y pagaban tributos, por lo que este intercambio cultural tal vez jugara el doble juego de ser también una especie de secuestro que garantizara a China la lealtad de esos lugares, simplemente para poder mantener su tránsito y comercio por allí. Tal vez en esos estados hubo alguno indio o de composición social o étnica india.
Sin adentrarnos mucho más en el comercio volvemos a la política y retrocedemos al periodo de embajadas de carácter político a India, antes del final del enfrentamiento con China. En la década del 130 al 120 a.C., los Yu Che experimentaron un cambio interno. Su estructura nómada, que se había asentado en un territorio, se componía de cinco tribus de las que se impuso una, la Kuei-shang, conocida como Kushan. Es Imperio Kushan como conocemos a esta nueva formación política india, siendo sus creadores de China. Kapika será la capital de Kushan, al norte de Kabul. Su Rey más conocido fue Kanishka, de finales del primer siglo de la era cristiana. Y sus límites irían desde la desembocadura del Indo a las fértiles llanuras del norte indio, y desde Cachemira hasta el Hindu Kush y a los montes de Pamir. Se respetaban todas las religiones y se favorecía el comercio entre occidente y oriente pues eso les daba beneficios y ventajas.
Así pues, la nueva etapa de relaciones indo-chinas se abría como una etapa de relaciones comerciales mundiales que iban desde el mundo del Mare Nostrum (el Mediterráneo) al mundo del Mar de la China. Aunque, otra vez según Raschke, esto no fue dirigido de ninguna manera si no que los productos orientales y occidentales confluían en los puertos indios, sin más. Yo no lo considero así, desde el mismo momento que me he encontrado con documentos y autores que afirman la existencia de embajadas chinas en busca de los romanos atravesando el territorio parto, o de comerciantes romanos que se hacen pasar por embajadores en tierras chinas. En este sentido un primer caso interesante aparece en una embajada de los indios en tierras del Imperio Romano para ver al emperador Augusto el año 25 a.C.. Estos llegaron hasta Tarraconensis (Hispania), que era donde se encontraba tal autoridad. Lo interesante para nuestro estudio es que en esa embajada no sólo participaron indios sino también alguno de los seres. Los seres suelen ser confundidos por los romanos con los productores de la seda (de ahí que los romanos los llamaran seres y a su país Sérica, que son palabras derivadas de la raíz latina de seda, como diremos más adelante). Lo más probable no es que se trataran de chinos si no de gente de la India que trataba con los chinos y por tanto eran ellos, a ojos de Roma, los productores de la seda. Pero sobre esto ya hablaremos más adelante. Aún con todo no está clara la participación de los seres en dicha embajada, pues no está reflejada su presencia en los escritos romanos, ni en los anales chinos. Pero sea como sea, la presencia de una embajada india en territorio romano sí que indica la presencia de relaciones comerciales entre los estados de la ruta de la seda, y por tanto entre India y China. Sobre todo siendo India vendedora de seda a Roma, cuando la seda era producida por China (Tsin o Sérica, según quien la nombre en los escritos).
Kanishka a finales del siglo primero de la era cristiana creó un reino de tolerancia, apertura de ideas y origen indoeuropeo, que llevaron al apogeo artístico y cultural, con ciertas influencias clásicas occidentales. Estas pudieron venir por el islote de cultura griega que se quedó atrapada allí, o bien por el contacto comercial. Pero durante el siglo II d.C. las rutas terrestres se enrarecieron a causa de las malas relaciones de Roma con el Imperio Persa Sasánida. Por ello el contacto de India y China empezó a tener dos rutas ambientadas. La tradicional a través de Kushan, al noroeste de India, prácticamente terrestre, pese a que se llegase allí por la desembocadura del Indo, o bordeando la península del Indostán. La costa este de India probablemente tuvo relaciones con la región de Indochina desde hacía tiempo atrás. De hecho, ya existían relaciones comerciales entre marineros chinos e indios. Los marineros indios habían estado atravesando el golfo de Bengala, el estrecho de Malaca y el Mar de la China, y así ha quedado reflejado en los anales chinos del 159 y 160 d.C.. Lo que podría ser indicativo de que esos contactos se podrían haber estado dando desde los tiempos del Imperio Maurya. Ahora la ruta de la seda tomaba por escala la isla de Ceilán (la Taprobana romana). También pudo deberse a la expansión china por dicha península indochina y la consiguiente explotación de sus productos, que no eran otros que las especias. Cierto relato cuenta la prisión por seis años de un rétor de la Tebas egipcia en Malabar y las islas Maldivas, la región de la canela (dice), hasta que fue liberado por intercesión del Rey de Taprobana. Es aquí donde se produce la aparición de falsos embajadores romanos, pues eran comerciantes, en la corte china en épocas del emperador romano Marco Antonio, pero esto será comentado más adelante.
Sí que es importante saber en este apartado de relaciones políticas saber que en el año 242 d.C. el Imperio Kushan caería en manos de Shapur I, emperador de los persas sasánidas. Después, en el siglo IV caería esa zona bajo hordas de hunos-heftalitas, turco-mongoles. Y más tarde en el siglo VII, el brahmanismo que sustituyó al budismo en la zona caería ante un islamismo que cerraría la zona a contactos con el mundo occidental.
Mientras, en Occidente, el Imperio Romano se llenaba de conflictos que le llevaron a dividirse políticamente, hasta que la zona más occidental caía bajo el dominio de los bárbaros germanos y godos. La zona más oriental pasaría a ser llamado Imperio Bizantino y aún intentaría mantener relaciones con China por medio de Egipto o por el Cáucaso. Pero su mejor comunicación sería con una entrada de embajadores indios que le darían la seda haciendo de contrabandistas en China. También esto será mejor analizado más tarde, en la parte comercial.
Queda al menos algo claro, se había cerrado una forma de relación entre India y China, pero a diferencia de un cierre prácticamente permanente, como en el caso del tráfico con Roma, este no fue un cierre total. China permaneció fuerte y asimiló a los invasores turco-mongoles, lo que les permitió restablecer una paz duradera y próspera. Las nuevas relaciones internacionales chinas también implicarán a India, sólo que ahora será con relación a Corea y Japón. Extremo Oriente se cerraba sobre sí a causa de las circunstancias acaecidas en Oriente Medio. La nueva dinastía imperial china será la de los Tang, y su capital Chang-ngan, que reunió extranjeros de gran parte del mundo, incluyendo islámicos y mongoles. Los chinos, que ahora eran budistas a causa de las relaciones que habían tenido con los indios, se transformarán en los evangelistas o misioneros budistas. Será en este ámbito en el que China modelará sus nuevas relaciones con India, pues esta región del mundo, al ser la cuna de Buda, será para ellos un lugar de peregrinación. A través de esta nueva orientación de viajes religiosos se reabrirán puertas viejas con goznes nuevos, tal como lo veo yo, ya sea en el arte, el comercio, la religión misma, la ciencia... Muchos son los nombres conservados de chinos que viajaron por India en estos siglos finales de la antigüedad y primeros de la edad media (europea al menos). Nosotros, como ya he dicho llegamos hasta el siglo VII, malamente por desgracia, ya que este siglo es el comienzo de la llegada de los islámicos a India, aunque sea en principio en número reducido, y por tanto el comienzo de otras épocas para India.
miércoles, agosto 22, 2007
NOTICIA 316ª DESDE EL BAR: EL ESPÍA EN EL CLANDESTINO DEL 2003
Un guitarrista de heavy metal, El Tronco, me hizo esta fotografía desde el escenario mientras tocaba con su grupo, creo que por entonces él estaba con los Reset. Yo estaba en primera fila. Se la pedí al acabar el concierto y me dio una copia via correo electrónico. Es una pena que no me la diera en papel fotosensible, ya que nunca logré una buena calidad intentando imprimirla, está a baja resolución, pero en las pantallas de ordenador queda bien. Aquel concierto del 2003 en El Clandestino lo daban varios grupos de rock locales, más este de heavy metal e íncluso un grupo de pop. Yo había pasado todo el día en un macrofestival de la palabra en la Facultad de Filosofía y Letras. Estaba a punto de comenzar el Verano y aquel festival lo organizaba Emilio Sola, un catedrático cervantista que es escritor y fue hippie en España en los 1960' y 1970'. Algún día he de escribir de él. Había bebido cerveza, fumado marihuana, recitado poemas propios contra la guerra de Irak, iniciada hacía poco, visto películas pornográficas de principios del siglo XX junto a un montón de gente con gorros de papel en la cabeza y una extraña música electrónica que percutía en la cabeza tras un rato de un modo obsesionante. Por entonces aún se me recordaba como miembro de la ASU, y mis palabras contra la guerra, y mis poemas, sonaron a anarquista pacifista con tal contundencia que recibí un aplauso lleno de antimilitarismo. La facultad grabó parte de aquel día y mi acto fue elegido para grabarlo para la Historia de la Facultad. Incluso la decana mandó hacerme fotos, y allí me tienen en sus archivos, según me dijo la propia decana un año más tarde, cuando me licencié como historiador. Y acabé en El Clandestino, y El Tronco me hizo esta fotografía... y a veces hecho de menos esos momentos, y trato de moverme y hacer actos así de creatividad, aunque muchas veces no se logren bien los objetivos... No soy nadie importante, pero sé que hago lo que me gusta y lo que creo debo hacer. Soy militante de mis creencias. Soy un clandestino como todos lo somos.
Hace un tiempo me paró por la calle un marroquí y me saludó. Yo no lo recordaba. Era parte del público que me vio hablar y recitar desde el balcón a las escaleras de la facultad donde estaba el público en aquel día. Recordaba mis palabras contra las guerras y la violencia y las armas y me llamó hermano. Y sin embargo aquel día yo acabé en El Clandestino, cerveceado, y no es algo que reproche, porque fue un gran día y aquel concierto era un buen concierto. Todos somos clandestinos con cosas que ocultar que los demás conocen a voces... y en realidad no queremos ocultar. La vida es muy corta, pasa rápido, lo que perdura es... ¿lo clandestino? No, no quiero ocultarlo.
domingo, agosto 19, 2007
NOTICIA 315ª DESDE EL BAR: TOLETUM
jueves, agosto 16, 2007
NOTICIA 314ª DESDE EL BAR: EN UN LUGAR DE LA MANCHA
"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor". Aquí paró de leer y apagó la pantalla con el escueto texto de autor desconocido. Era uno de los textos más enigmáticos de la Historia. Hacía cerca de cincuenta y cinco años que se había recibido su señal a través de los satélites artificiales de telecomunicación que rodeaban al planeta. Su lenguaje era un lenguaje semejante al del mundo conocido, pero no procedía del mundo conocido. Apenas veinte años distaban de su traducción a un lenguaje comprensible. Era uno de los mayores enigmas de la ciencia moderna y un indicio de que no estaban solos en la galaxia. Mas nunca más volvieron a recibir los satélites nada semejante.
"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor", citó de memoria dentro de su cabeza. Aquel texto había ocupado muchas de sus reflexiones y bastantes más de sus investigaciones. Tenía una fuerza enigmática. Era algo realmente nuevo y sorprendente pese a conocerse su existencia desde hacía medio siglo, claro que la opinión pública sólo lo conoció cuando se logró traducir hacía veinte años. Se habían enviado diversas sondas al espacio exterior. Algunas debían estar ya realmente muy lejos del planeta madre. Portaban diversas muestras de amistad y contacto para esos seres que habían emitido aquel mensaje. Pero nunca se recibió ninguna respuesta. Además, lanzar una sonda al espacio exterior era casi una locura como lanzar una semilla en la selva para que la encontrara una hormiga al otro lado de esa selva.
Había leído y releído ese texto miles de veces. Algunas amistades personales le juzgaban meticuloso en el estudio que hacía de él, otros le juzgaban obsesivo. No tuvo ocasión de encontrar una mujer que compartiera sus inquietudes ni otro trabajo que no fuera aquel de la Oficina de Asuntos de Telecomunicación con el Exterior (OATE). Aquella oficina se había creado en secreto al poco tiempo de recibirse el mensaje. Bajo el lema "En un lugar de la Mancha" se creó para descifrar el mensaje, intentar localizar su origen y, sobre todo, darle respuesta a aquellos que lo emitieron en el que era un plan ambicioso de conocer a los otros seres vivos de la galaxia. Al comienzo tuvo gran actividad aquel organismo, e incluso sirvió para avanzar en la unificación de los cinco países del mundo en uno sólo federal. Pero los años pasaban y no se encontraban respuestas. La OATE seguía su actividad mermada por el paso del tiempo y el desinterés creciente a favor de otros intereses más terrenales y menos galácticos. Y sin embargo él dedicaba toda su vida a la OATE. A recibir respuesta y así lograr las respuestas qué él mismo buscaba para sí.
Ahora, él, tras muchos años de servicio a la OATE y al planeta, era trasladado al centro de alta seguridad mundial. El nuevo Gobierno Unificado de los Cinco Países había creado aquel centro de alta seguridad para trasladar a un alto número de funcionarios de la OATE, y de militares y civiles que pudieran tener información y actividades importantes. Hacía apenas media hora que la policía especial del Gobierno Unificado se habían presentado en su casa para trasladarle a aquel lugar. Apenas tuvo tiempo de recoger sus maletas. La policía especial dijo que se haría cargo de ellas y se la entregarían en el centro de alta seguridad. Le dejaron un tiempo para borrar los archivos de sus ordenadores, previa grabación que también les entregó. Ahora apagaba las luces del que fue su hogar durante muchos años y era escoltado a un vehículo militar que le habría de llevar muy lejos de allí. Le hicieron subir en la parte trasera del vehículo pues él sólo era un funcionario más y aquellos iban recogiendo a otros como él más. Dentro del vehículo, en aquella parte trasera, había al menos otros seis compañeros del OATE. Cuidadosamente vestidos, con sus gafas impecables y sus peinados bien trabajados delante de un espejo. Esperaban ser recibidos por alguien importante del centro de alta seguridad que les explicaría su nueva forma de trabajo y de residencia en aquel lugar. Era algo importante para cada uno de ellos, pues sabían que posiblemente iban a trabajar codo con codo con la gente más experimentada y brillante del mundo.
El vehículo realizó otras dos paradas más para recoger a otras dos personas, igualmente con el brillo en sus ojos entre la tristeza de abandonar su hogar y la ilusión por aquel ascenso social. Luego se sucedieron diversas horas de un largo viaje. Aparentemente inacabable. Mingold había iniciado una interesante conversación con Mordred, a la que se había sumado González y Ngo, Truman callaba mientras que la señorita Devois le observaba, no obstante Li y León parecían haber iniciado un romance momentos antes, pero más ajenos que ellos a la conversación iniciada por Mingold estaba él, absorto en sus últimas reflexiones sobre aquel texto.
"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor". Pensaba recordando estas palabras si el código emisor recibido por los satélites tendría alguna clave numérica que cifrara coordenadas al modo de un mapa cartográfico. La idea no era nueva, era muy obvia desde el mismo momento de la recepción de aquello, pero no se había encontrado nada al respecto y reflexionaba continuamente sobre todos los datos matemáticos que se habían extraído hasta la fecha y si estos no se confundirían y en realidad la clave estuviese en la propia traducción idiomática. Era obvio que la Mancha era un lugar, no se sabía porqué el emisor no quería acordarse de él, tal vez era un lugar de grandes padecimientos porque se hubiera producido una hecatombe natural y buscaban nuevos lugares donde poder instalarse. Pensaba que la lanza en astillero podría ser una indicación cartográfica. La lanza se encontraba en el astillero donde habría una adarga antigua, un rocín flaco y un galgo corredor. Ese galgo bien pudiera ser un cometa concreto que pasase cerca del planeta donde viviese aquella gente, pero poco se le ocurría acerca de lo enigmático del resto del mensaje. Aún con todo, ni siquiera sabía cómo ubicar ese cometa, ni podría mirar en un plano cosmológico ni el astillero ni la lanza. La combinación de los datos matemáticos con el de las palabras tampoco había ayudado mucho, aunque era lo que había ocupado muchos de los años de la vida de aquellas personas que eran trasladadas al nuevo centro de alta seguridad.
El vehículo se paró y les hicieron bajar en un lodazal. Dos filas de policía especial armada les controlaban. Un oficial esperó a que estuvieran todos abajo para anunciarles amenazadoramente que el Gobierno Único de los Cinco Países había encontrado en ellos delitos de peligro y sedición en sus actividades, por lo que debían ser internados para realizar trabajos forzados manuales. Mordred apenas comenzó a quejarse preguntando indignado qué significaba todo aquello, pero no acabó su frase nunca, en un rápido movimiento el oficial le volaba la cabeza de un disparo. La sangre había salpicado a algunos de los demás funcionarios que se llenaron de espanto. Él, que había entregado su vida únicamente a descifrar aquel mensaje, calló tan aterrorizado como los demás y se dejó conducir a empellones a los barracones a donde les llevaban. Pensaba en la injusticia de todo aquello y pensaba si habría algún modo de hacerles llegar al planeta madre, La Tierra, un mensaje acerca de lo que ocurría en esos momentos en aquel planeta colonial. Aquello sin duda era un acto de sedición, pero del Gobierno Unico contra La Tierra. No sabía si podría lograr la ayuda del resto para intentar buscar la oportunidad de mandar el mensaje antes de que se iniciase una guerra abierta en cuanto llegara la primera nave comercial del planeta madre a la colonia. Hacía décadas que no venía ninguna y ya estaría por llegar alguna. Empezó a pensar en cómo transmitir el mensaje de los sucesos, debía cifrarlo... pensó comenzarlo así: "en un lugar de la Mancha".
Daniel L.-Serrano (Daniel López-Serrano Páez).
23 de Abril de 2007. Alcalá de Henares.
[El texto de "En un lugar de la Mancha..." pertence a "El Quijote", de Miguel de Cervantes]