sábado, abril 27, 2024

NOTICIA 2313ª DESDE EL BAR: CAZADORES DE DRAGONES

 

El Museo Arqueológico Regional (MAR) de Madrid cambió su nombre por el de Museo Arqueológico y Paleontológico Regional (MAP, aunque en la web las siglas cambian a MARPA) de Madrid, que como sabéis está ubicado en la Plaza de las Bernardas en Alcalá de Henares. Con ese motivo creo que fue el año pasado que abrieron la Sala de Paleontología Emiliano Aguirre. Este año 2024 queda más patente y publicitado con la inauguración hace dos días, el 25 de abril, de una exposición temporal llamada Cazadores de dragones, dedicada a mostrar y explicar los dinosaurios y la Historia de su arqueología paleontológica, usando como cebo la posibilidad y teoría de que los restos de los dinosaurios probablemente sirvieron para estimular la imaginación y la creencia de seres mitológicos entre la antigüedad y la Edad Media, como puedan ser los grifos entre Oriente y Egipto, expandiendo sus historias a occidente, gigantes, dragones, titanes, etcétera. 

Pude permitirme ir a ver la exposición a primera hora de la mañana del viernes 26, por lo que disfruté totalmente como único visitante esta nueva muestra, sólo cuando ya me iba entró una mujer. Como otras veces he anotado en otras exposiciones en el museo, he de decir que el museo sigue sin remediar que las personas que vigilan las salas hablan extraordinariamente en voz muy alta, y en este caso dejando totalmente claro de cuáles eran sus ideas de colocación de carteles y sus críticas hacia algunas decisiones de los mismos, con afán de tal vez mejorar algo en una hipotética reunión informal con quien estuviera al cargo. Sin embargo, esta vez las disculpo en parte, acababan de empezar su jornada de cara al público, que no en su trabajo de puertas cerradas, y sólo había una única persona en sala, yo. En el fondo se estaban "desperezando", por así decirlo. No me importó demasiado esta vez, pero es cierto que es algo ya recurrente por parte de visitantes y de vigilantes que no es el museo más respetuoso para quien quiera verlo con una reflexión más íntima en cuanto a lo sonoro. No es que los museos deban ser santuarios del silencio, en absoluto, siempre es enriquecedor hablar con otras personas sobre lo que te produce lo que ves o lo que se sabe que aporte o que discrepe o matice o preguntar lo que quieres saber, o bien tener un guía, lo que no es lo mismo que hablar como si estuvieras en un bar discutiendo de fútbol durante una final entre los dos principales rivales de la liga. Por lo demás, sigo pensando que es uno de los mejores museos arqueológicos regionales que hay en España, aunque en competencia directa con el de Sevilla y con el etnológico de Valencia (que funciona como arqueológico), como mínimo... y con el egiptológico de Barcelona, pero ese es sólo de Egipto.

La exposición ha sido montada con la colaboración del Parque de las Ciencias (Andalucía-Granada). En las cartelas se puede leer que hay reproducciones y restos de diversos museos de España, pero también de Alemania y Portugal. Combinan los dinosaurios con paneles que nos muestras a diferentes paleontólogos desde el origen del primer fósil tratado con una intención científica en el siglo XVII, hasta toda la explosión de una ciencia ya bien asentada y con método desde el siglo XIX, con los nombres míticos de los primeros buscadores, y toda la evolución de técnicas y conocimientos más actual del siglo XX y XXI. También aparece una sección dedicada a la integración y aparición de los dinosaurios en la cultura popular desde que en la segunda mitad del siglo XIX se transformaron en toda una curiosidad social y hasta cierto punto una pasión y una estimulación para innumerables historias fantásticas desde el siglo XX. Historias fantásticas que, repito, empalmaría con aquellas que desde la Edad Antigua los transformaba en seres míticos, como los dragones. No obstante, Robert Plot, primera persona que quiso tratar los huesos de dinosaurio con un tratamiento de "ciencia" en pleno 1667 mostró lo que podía ser la cabeza de un hueso como si fuese el fémur de uno de los elefantes que llevaron los romanos a Inglaterra para invadirla y que murieron por el clima, si bien cambió de opinión al compararlo con huesos de elefantes de su época, diciendo en ese momento que sería el resto de uno de los gigantes que habitaron la Tierra en tiempos de Adán y Eva, según el Antiguo Testamento que siguen los judíos y algunas Biblias de cristianos protestantes. Más tarde, para hacernos una idea del asunto, a ese mismo resto, al no saber muy bien qué era, le dieron un nombre en latín que hacía referencia a un escroto. Habría de ser 1841 para que Robert Owen empezara a denominarlos restos de dinosaurios, identificándolos como restos de grandes lagartos, sirviendo de antecedente y apoyo para las ideas que Charles Darwin iba a empezar a desarrollar sobre la evolución de la vida. No obstante, una de las especies claves para el inicio de sus teorías fueron las iguanas de las Islas Galápagos.

Buena parte de lo que cuentan las cartelas son cuestiones que, la persona interesada pero no necesariamente especializada ni estudiosa, conoce con detalles desde la publicación de una enciclopedia juvenil en 1993 llamada Dinosaurios, publicada por Planeta DeAgostini con motivo de aprovechar el tirón de ventas de productos sobre dinosaurios que provocó la película Parque Jurásico (Steven Spielberg), de ese mismo año. Allí ya se nos hablaba, explicaba y narraaba un asunto que en esta exposición le dan un puesto destacado con varios paneles, "la guerra de los huesos", que fue librada entre un equipo norteamericano de paleontólogos liderado por Othniel Charles Marsh y otro equipo liderado por Edward Drinker Cope en el siglo XIX. Fue una competición con una enemistad personal que les llevó a quitarse yacimientos los unos a los otros, a librar una pelea académica no exenta de insultas y que en la práctica, tanto por animales salvajes, como por indios en guerra o por peleas entre los dos equipos, iban armados cual grupos de pistoleros de la época. Por cierto, se puede hacer uno una fotografía como uno de ellos en una foto troquelada preparada para ello para el visitante. También se podrá ver a Roy Chapman Andrews, un explorador y paleontólogo del siglo XX que para algunos inspiró la figura de Indiana Jones en sus métodos, aunque lo cierto es que los creadores de Indina Jones siempre hablaron del arqueólogo Schliemann, descubridor de los restos de Troya y de la llamada máscara de Agamenón en Micenas. Pero es cierto que la cultura popular está muy presente en la exposición, quizá como refuerzo de reclamo o como llamada de atención  de cómo desde la película de Spielberg de 1993 se ha aumentado la pasión por los dnosaurios, pasión que nunca desapareció, desde las exposiciones del siglo XIX y sus fantasiosas maquetas, a los seres que aparecen en la isla del gorila King Kong en la década d 1930, la mascota de los Picapiedra en la década de 1960 o los divertidos dinosaurios de Cavernícola (Carl Gottlieb, 1981) o Toy Story (Lasseter, 1995), entre otras muy míticas películas y series de televisión. 

También nos habla de los avances actuales, de hecho nos muestras la reproducción de uno de los dinosaurios más recientemente identificados, con una especie de cresta en el lomo. Más aún, el museo nos muestra ahora en una de sus paredes una apertura en vitrina para ver los trabajos en laboratorio (no necesariamente con huesos de dinosaurio, sino con lo que quiera que sea que les toque trabajar en su momento), con ello quieren exponer también que el museo es algo más que un lugar de exposición y pedagogía, lo es también de investigación. Esto lo veo muy positivo, si bien al ver que los trabajadores allí eran personas jóvenes sin excepción, uno que ya es perro viejo y ha pasado por esto y cuando trabaja con la administración lo sigue viendo, me pregunto si todos estos trabajadores no serán todos becarios, gente en prácticas y gente preparando doctorados, lo que laboralmente, yo que ya estoy más que apaleado y actualmente en desempleo con trabajos que requieren también de altos conocimientos, y que por cierto, brevemente hice unas "prácticas" en este museo hace muchos años ya, en sus inicios, me hace plantearme muchas preguntas. Tal vez otras personas que lo vean con sus ojos también se las hagan.

Como sea, la estrella de la exposición son los restos del Concavenator corcovatus ("el cazador jorobado de Cuenca") que apareció en prensa no recuerdo si el año pasado o el anterior, pro que es uno de los fósiles mejor conservados en España y que conserva restos visuales de lo que fueron sus escamas. Fue un nuevo espécimen que ha sido toda una revolución en España. También se puede ver la reproducción de un yacimiento de Guadalajara donde apareció un nido de huevos, el fósil de unos dinosaurios que dejaron grabado para siempre que tuvieron plumas, el peroné de un enorme dinosaurio que mide más alto que yo mismo, y reconstrucciones de algunos dinoraurios míticos, como el deinonychus. Algunos de los lugares de dónde provienen los fósiles, aparte de la citada Guadalajara, son Castellón, Cuenca, Teruel, Valencia y Soria, si bien hay reproducciones de otros que vienen del Gobi, Tanzania y Patagonia. 
 
Ya en 2008, cuando yo trabajaba de transportista y montador de obras de Arte y otras piezas de exposiciones, después de estar fabricando (literalmente) unas cajas de madera especiales para unas determinadas piezas, había trabajado a puerta cerrada en el museo de Cosmocaixa rodeado de restos de dinosaurio, de hecho casi mano con mano con un triceratops (Noticia 528ª). Poder ver a solas esta exposición ha sido un privilegio tremendo. Una suerte.

Buen trabajo el del museo, que sigue su buen rumbo. Exposición destacable de ver.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

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