Antes de los acontecimientos por los que una fruta exótica ha podido extender su olor a fruta pasada en la Asamblea de Madrid en las últimas semanas, los noticiarios de todo tipo de medios hablaban en España a tiempo completo (con permiso de los extensos espacios dedicados al deporte) de la actual guerra que sostiene el Estado de Israel contra la organización terrorista Hamas en el territorio palestino de Gaza y ataques (especialmente por parte de colonos ilegales de origen judío ortodoxo) en varios puntos de Cisjordania, incluidos campos de refugiados. Se quejaban los periodistas después de una semana o semana y media de matanzas de que la gente se había olvidado de la guerra de Ucrania. Me pareció aquello de un cinismo y una hipocresía sublime. Me lo pareció porque los que eligen las noticias, los espacios que dedican, los enfoques, de lo que se habla y de lo que no se habla son ellos, los periodistas, pero sobre todo los dueños de los medios de comunicación y los directores respectivos de cada medio y de cada sección de noticias de ese medio. No somos nosotros los que tenemos los medios, son ellos. Y ellos decidieron hablar solo de la guerra en Gaza, por lo que está feo afear a su auditorio que no se hable de Ucrania. Si quien habla eres tú, no puedes afear al que oye que no hable de tal o cual, si quien habla sólo eres tú y tú, solamente tú, eliges el tema a hablar.
Yo, hablando por mí, nunca me he desentendido de nada de todo esto. Lo he venido siguiendo al detalle cada día. De hecho recomiendo la lectura de la versión británica de The Guardian, que sigue ambas guerras día a día con todo detalle y análisis. Por supuesto, siempre complementando con otros periódicos de diferentes países, también en España.
La guerra en Ucrania está estancada. Todos los medios militares que se le proporcionó a Ucrania por parte internacional no han dado los resultados esperados. La cuestión es que la contraofensiva ucraniana tardó tanto en darse, precisamente por el enorme retraso en la decisión europea y norteamericana en proporcionarle armamento y vehículos, que los rusos tuvieron tiempo más que de sobra en construir toda una fortificación en los límites del territorio que controlaban que no se había visto, sin exagerar, desde los tiempos de la línea Maginot en la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Que al comienzo de la contraofensiva una de las dos partes, posiblemente la rusa, hiciera reventar una presa de agua que impidió e impide a Ucrania avanzar hacia Crimea por la parte occidental del frente y a la vez le permitió a los rusos concentrar tropas en la parte oriental fue otro elemento. Además Rusia ha recibido también ayuda de armamento se cree que tal vez de Corea del Norte y de Irán. Rusia se ve beneficiada ahora de la guerra en Gaza, no sólo porque a Estados Unidos se le abre un segundo frente de ayuda militar, a Israel, sino también porque a la Unión Europea y a la OTAN se le abre un segundo foco de poner atención en un por si acaso por una parte y por otra por lo humanitario. Tampoco hay que ignorar que dependiendo de si los aliados muestran más o menos atención a una u otra parte hace que se corra el riesgo de que los países árabes productores de petróleo puedan enfadarse y aliarse con Rusia (de ahí que Estados Unidos haya empezado una normalización de relaciones con Venezuela), o bien que si se condena a Israel este dé un giro y a morro torcido acepte ayuda rusa, siendo que Israel también tiene armas nucleares, o eso se cree, a pesar de que los tratados internacionales le impedía tenerlas, se saltó la ley si las tiene.
Como sea, dicen los medios británicos que los rusos han acumulado ochocientos misiles en el sur de Ucrania para una ofensiva de invierno, mientras los ucranianos siguen intentando avanzar hacia el Mar Negro para romper en dos el territorio ruso. Lo único cierto es que como en la Primera Guerra Mundial, en esta guerra de trincheras, búnqueres, minas y demás apenas se avanzan unos metros, que luego se pierden y luego se avanzan y así una y otra vez, costando un enorme número de vidas humanas tanto de combatientes como de civiles, pues los bombardeos sobre poblaciones continúan. De hecho, mientras el mundo mira a Palestina, en Ucrania se están viviendo los momentos del mayor número de muertes desde el comienzo de la guerra el año pasado.
Pero mientras en el mundo internacional se ha condenado y sancionado a Rusia y a gran número de sus dirigentes, líderes, militares y empresarios por saltarse las leyes internacionales y cometer lo que se ha considerado crímenes contra la humanidad, no ha ocurrido así con Israel, a pesar de que el gobierno de Netanyahu también está saltándose las leyes internacionales sobre la guerra y los derechos humanos. Mientras Putin es reclamado por los tribunales internacionales, Netanyahu no, a pesar de que algún país y algún político lo ha reclamado.
Todo empezó el 7 de octubre, como es más que conocido, cuando un atentado detestable del grupo terrorista palestino Hamas, que yo también condeno, se planeó a modo de asalto bélico a un kibutz israelí. Un kibutz, a modo amplio, es una especie de colonia de judíos ortodoxos en Israel con una organización comunal acorde al Estado y a la religión, pero muy asociativo. En ese kibutz además se celebraba un festival de música electrónica. Hamas planeó el asalto a las puertas de un campo de presos palestinos donde se dice que se producen torturas. En ese asalto, como crimen contra la humanidad también, se mató a familias inocentes, a personas desarmadas, a sus mascotas, a gente común que iba en coche, que estaba en su casa, a los y las jóvenes que estaban en el festival de carácter pacifista, alguno de ellos activistas por la paz, y secuestraron a unas doscientas personas, una parte liberadas, otra asesinada y otra aún raptada. Murieron más de mil cuatrocientas personas.
El gobierno de Netanyahu, un ultraortodoxo judío, el equivalente de la ultraderecha en Europa, el cual gobierna Israel desde 2009, cuyo ascenso político tomó fuerza a partir del asesinato del presidente progresista favorable a la paz Isaac Rabin en 1995, a manos de su guardaespaldas que era ultraortodoxo, reaccionó primero convocando un gobierno de unidad nacional incluso con sus oponentes políticos israelíes. A continuación decidió sitiar la franja de Gaza entera y a advertir al norte de la misma que los civiles se fueran al sur a la vez que inició una serie de bombardeos infatigables durante dos semanas que superaron en lanzamientos de misiles a todos los lanzados en Ucrania un año entero de guerra… lo que en un reducido territorio ha provocado una cantidad de muerte y destrucción nunca visto desde los peores momentos de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Mientras la comunidad internacional no se decidía a condenarle, por lo ya citado, alguna voz sí se atrevió a condenar lo que estaba ocurriendo por ser una reacción desproporcionada y deshumanizada, con tintes posiblemente xenófobos contra los palestinos. Una de esas voces fue Antonio Guterres, como representante de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que acusó de criminal de guerra a Netanyahu… no obstante se bombardea campos de refugiados, hospitales, colegios, viviendas de civiles, mercados, se ha cortado el agua, la electricidad, la comida, las medicinas, los medios de comunicación, etcétera… aunque tardíamente se ha dejado entrar de manera anecdótica pero necesaria unos muy insuficientes camiones con ayuda humanitaria. Mueren niños, recién nacidos, mujeres, ancianos, civiles inocentes adultos y jóvenes, etcétera. A fecha de hoy, 17 de noviembre, se calcula unos once mil muertos palestinos y subiendo. Sobre todo después de que dos semanas más tarde del ataque de Hamas, entrara el ejército israelí en Gaza dividiéndola en dos y combatiendo escombro por escombro de lo que queda de las casas, con la excusa de que la gente de Hamas esconde sus armas en los hospitales y colegios, para lo cual enseñan imágenes donde aparentemente el ejército israelí descubre esas armas. Aparentemente, pues no dejan entrar a ningún testigo internacional, a nadie de la ONU ni de la organizaciones de derechos humanos. Así pues, puede ser real o pueden ser montajes, sin negar y sin dejar de condenar la existencia de Hamas y su violencia.
Antonio Guterres fue acusado de antisemita y se le ha prohibido entrar en Israel. También han sido acusadas de lo mismo varias políticas españolas. Pero en la actual investidura como presidente de gobierno de España, ayer, varios grupos políticos españoles ya han comenzado a hablar de Netanyahu como criminal de guerra y piden que se le aplique las mismas sanciones que a Putin. La baza de acusar de antisemita a todo aquel contrario a las políticas de extrema derecha del gobierno actual de Israel es ya un clásico… y una falsedad. Nada hay contra los judíos, absolutamente nada. Sí lo hay contra los crímenes contra la humanidad, que en este caso se producen en la actual ofensiva militar israelí en Gaza. No tiene que ver con el mundo judío, aunque por fuerza una parte está implicado, sino que tiene que ver con un modo de entender cómo se ha de hacer esta guerra y unas políticas de extrema derecha que vienen ya de lejos.
En Israel el gobierno de Netanyahu estaba comenzando a ser contestado en las calles y cada vez tenía menos apoyos desde que desde el año pasado, y en concreto desde enero de este 2023, se pretendía llevar a cabo una reforma constitucional que prácticamente dejaba el poder judicial en manos del ejecutivo, o sea de Netanyahu, dándole una impunidad casi total a todas sus acciones. Las manifestaciones eran multitudinarias en Tel-Aviv. Ahora hay descontento por parte de los israelíes que perciben que el gobierno no supo defenderles de Hamas, pero habrá que ver si sale o no reforzado después de esta guerra en Gaza, pues la prensa israelí crítica contra los crímenes contra la humanidad en Gaza han sido censurados.
A un crimen contra la humanidad no se le puede, no se le debe, combatir con mil más. Es amoral y es una salvajada. A pesar de que Estados Unidos justificó a Israel en su derecho a defenderse, hay que recordar que eso es una rémora de sus propias acciones tras los ataques a New York en 2001 por parte de Al-Qaeda. Abrió una nueva etapa en la política internacional al margen de la ONU y pendiente de lo unilateral con la excusa de la defensa, legítima o no. Israel ya entonces usó de aquello en 2006. De hecho, este mismo año 2023 Israel ya había atacado un campo de refugiados en Cisjordania, en Jenin, donde murieron niños, con la excusa del terrorismo, meses antes de que ocurriera el más que condenable y detestable ataque de Hamas el pasado mes de octubre. Sea como sea, esa política de la defensa fue seguida tras 2001 por varios países, no sólo por Estados Unidos e Israel, también por Rusia, Marruecos, China y otros.
El gobierno Netanyahu planea ya no tanto eliminar a Hamas y ya estaría, tampoco dividir Gaza en contra de la ONU, sino administrar Gaza en contra de la ONU y de los acuerdos internacionales de los dos Estados, Palestina-Israel, de los cuales España ha sido siempre firme defensor como solución pacífica. Hay que recordar que las primeras conversaciones de paz solidas entre israelíes y palestinos después de aquellas de Camp Davis (Estados Unidos) en 1979 son las de Madrid en 1991, con Arafat y Rabin, y con Felipe González de anfitrión. Hay que fijarse que los dos asesinatos, el de Rabin primero y el de Arafat después, han beneficiado en la prolongación de su gobierno a Netanyahu.
Así está el mundo ahora mismo. El mundo musulmán además tiene la dicotomía de ver como sus líderes políticos no terminan de condenar del todo a Israel en su desproporción a la hora de responder al brutal y condenable atentado de Hamas, pero a la vez los ciudadanos de esos países apoyan en las calles de manera rotunda a los palestinos. Sólo Jordania se ha atrevido a saltarse el bloqueo israelí lanzando desde avión ayuda humanitaria a los gazatíes. Supongo que contaron con visto bueno de Estados Unidos, con un buque de guerra en la zona, por tanto con visto bueno, mal que le pese, de Netanyahu, que ha hecho grabar por la prensa internacional como sus soldados llevan incubadoras para nacidos prematuros… cuando ya han muerto la mayor parte de ellos desde el comienzo de los ataques.
Por otro lado, las conversaciones esta semana de Estados Unidos con China han tratado de Oriente Próximo, tampoco a China le conviene problemas ahí ni que se extiendan a Irán o Líbano… no conviene problemas con los productores de petróleo.
De lo que está ocurriendo en Ucrania en campo europeo y en Israel-Palestina en campo de Oriente Próximo vendrá la configuración del mundo inmediatamente futuro en este siglo XXI y comienzos del XXII en cuanto se resuelvan.
Entre tanto la gente muere bajo bombas y balas… y por hambre y falta de medicamentos. Ojalá pronto sea la paz.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
¡Brillantemente articulado! Tu publicación se destaca y ofrece perspectivas reveladoras. Apreciamos que compartas tu valiosa perspectiva.
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