Mi comienzo de año 2023 ha sido perdiendo mi teléfono móvil habitual un poco antes de que cambiara el año, pero no me di cuenta hasta después de las campanadas en mi casa. El día 1 lo pasé yendo a poner la demanda de búsqueda en objetos perdidos y descubriendo que Reina, mi gata, se había clavado una uña en en una de las almohadillas de sus patas, así que el día 2 de enero, ayer, tuve que duplicar la tarjeta del móvil para recuperar el número, comprar de segunda mano otro móvil y su respectivo cargador en un centro de Cash Converter... que me vendieron sin tarjeta de memoria, llevar a la veterinaria a la gata, que la curó y le asignó antibióticos para siete días, a lo tonto se ha ido con esto un montón de dinero y... no tengo trabajo desde mediados de noviembre. Solicité la prestación por desempleo entonces, pero no recibí respuesta alguna por parte del SEPE y en consecuencia no he tenido ingresos y los ahorros bajan rápido. Llamé al SEPE, tardaron en contestar cuatro llamadas y un par de horas, la mujer que me atendió me dijo que mi cobro estaba aprobado, pero que iban con retraso y que la carta ya me llegaría, que cobraría los retrasos junto al primer cobro... Ya, pero entre tanto: no tengo ingresos desde mediados de noviembre. En fin, que después de las campanadas yo no salí de casa y que no tuve felicitaciones ni pude felicitar hasta el día 2, y hubo quien se quejó de que no hubiera felicitado el 1... ay, si yo contara que cuando puse la tarjeta duplicada a mi móvil solo llegó una única felicitación y creo que toda esa gente que no felicitó pero esperaba que yo felicitara no perdió, como yo perdí, su móvil. Hay que rebajar suspicacias. En fin, vamos con lo de los libros que destaco de entre los que leí en 2022.
En este año hubo bastantes lecturas de la antigüedad clásica, imbuido aún por el influjo de la lectura de los neotéricos en 2021, especialmente de Catulo, que destaqué el año pasado. En esta ocasión tendí más a Homero y sus odas épicas (que por sí solas ya se destacan como genialidades que me sumergieron, especialmente La Odisea), a estos se les suma un libro más actual, de este siglo XXI, sobre Áyax, y otro que es una obra de teatro ambientada en Complutum. Más aún, he comprado un par de libros más de la antigüedad clásica que tengo pendientes de lectura, de Esquilo y de otro autor. También fue todo un descubrimiento el mundo interior a la hora de componer en una especie de memorias que publicó Christina Rosenvigne que me regalaron en el Día de Reyes. Entre las novelas gráficas leí varias en ediciones antiguas que me fueron regaladas por un amigo que las compró en ediciones actuales, mientras a la vez conocí en persona y hablé con Díaz-Canales, actual guionista de Corto Maltés, que me firmó mi ejemplar del más actual publicado este año (Nocturno berlinés). En todo caso, los dos libros que destaco, con permiso y petición de perdón a Homero, cuyos libros brillan por sí solos y me impactaron aún varios milenios más tarde, son:
Lo que queda entre los restos (David Vicente, 2021): Es un libro de poemas que comenté muy ampliamente en Las notas de los cíclopes libreros, por ser de un autor alcalaíno, por otra parte muy activo en la cultura complutense. Fui adrede a comprarlo a la Librería Diógenes a comienzos de año, que es cuando me di cuenta que lo había publicado, pues se me pasó su anuncio por él mismo en redes sociales en su día. Me parece una genialidad y uno de los pocos oasis de la contracultura alcalaína que, además, transciende a otros lugares de España. Es un autor valorado y sin miedo a escribir lo que quiere, sin rendirle culto a lo políticamente correcto. Me gustó mucho encontrar a un autor así de fresco y que, como algún otro, no se prolifera mucho en actos públicos de la ciudad, pero que cuando aparece es siempre una referencia digna de ir a escuchar. Este libro fue para mí todo un chispazo de resurrección de algunas de mis lecturas de juventud a Bukowski o a Boris Vian. Un libro, por otra parte, que se lee rápido. No es un poemario muy extenso, pero es muy contundente.
La naranja mecánica (Anthony Burgess, 1962): Lo compré de segunda mano en la Librería Domiduca, en una edición argentina de los años del tardofranquismo que alguien debió introducir en España, pues la obra en principio tenía censura, ignoro si total o parcial. Es cierto que tiene un sello que indica "Autorizado", pero ignoro si es un sello de la propia Argentina, que aún no era dictadura, o de paso de la aduana. Todos conocemos la película que hizo Stanley Kubrick en 1971, yo incluso la tengo en DVD. Fue hasta cierto punto objeto de culto de un viejo amigo mío, El Chico Gris, cuando hacíamos la revista contracultural La Botella Vacía. Él ya me había hecho bromas hablando con aquellas palabras y ya me había dicho que lo tenía que leer. Lo cierto es que lo fui retrasando en lectura y en compra, pero fue ahora, bastantes años después, que lo compré y lo leí, a pesar de conocer la historia en la película. Me parece una genialidad experimental propia de la década de 1960 y ampliamente caída de lleno en la contracultura. El idioma inventado se aprende en seguida con la dos o cinco primera páginas y, cuando hay expresiones más complejas, a lo largo del libro. Hace un ejercicio de historia distópica que invita con su lenguaje a interactuar mentalmente y a aprender a hablar de nuevo en un nuevo lenguaje. Tanto es así que es cierto que algunas formas de hablar se me colaron en mi habla esos días. El planteamiento del conflicto ético y moral sobre el bien y el mal y sobre si todo vale para obtener un fin, sobre las paradojas y la crítica al sistema y la sociedad, a la modernidad en choque con lo de toda la vida, el cambio de tiempos, las modas... Toda una genialidad, repito, de Burgess. Invito a leer el libro, no ha quedarse solo en la película, que por otra parte intuyo que no contó con exactitud algunos parajes, como el de las chicas que van a la casa del protagonista, las cuales, en el libro, son menores de edad.
Y la novela gráfica que destaco es:
Patrulla X. Dios ama, el hombre mata (guionista Chris Claremont e ilustrador Brent Eric Anderson, 1982): Ya hablé de esta novela gráfica en agosto, en la Noticia 2159ª. Ya entonces dije que Claremont revolucionó con sus argumentos el mundo de los superhéroes y con algunas ideas de ilustración, junto a Anderson, innovaron metiendo planchas de fondo negro, lo que daba un aspecto más adulto a un cómic hasta ese momento distribuido a jóvenes. Y también le dotaba de una impresión oscura y lúgubre que contribuía a la sensación que transmitía la historia. Este cómic de 1982 fue un antes y un después en este tipo de historias, a la vez que otros autores iban innovando en aquellos años con Batman o Daredevil. La Patrulla X era un grupo de superhéroes venidos a menos en ventas y fue dada a Claremont casi como en estertor, fueron sus ideas de renovarla y de dotarla con argumentos tan humanos como adultos como los refugiados políticos, la discriminación, la dualidad del bien y el mal y otros aspectos lo que reflotaron estas historias. Tras transformar a esta revista en el más leído de los seriales de Marvel en ese momento, se le dio la oportunidad de crear la primera novela gráfica de superhéroes, que fue esta. Se rompía el carácter de serial y se hacía una historia cerrada, aunque conectada con las revistas. Hasta ese momento Marvel había creado novelas gráficas de películas, pero no de superhéroes. Fue rompedor e innovador en todos sus aspectos. Algunas de sus líneas incluso se usaron décadas después en las películas rodadas en el comienzo del siglo XXI. Una historia además con un final totalmente inusual en los cómic de superhéroes. Me lo había auto regalado yo mismo en mi cumpleaños al encontrarlo a un precio asequible en Alcalá Comics. Previamente me lo había recomendado Alberto Cerezo, que ha creado varias muy buenas novelas gráficas aquí en Alcalá. De niño mis padres ya me habían regalado alguna de las novelas gráficas de Marvel de películas, pero no esta de superhéroes, aunque la Patrulla X era de mis favoritas. Ciertamente el carácter adulto de esta obra quizá fue lo que evitó la posibilidad, al menos en estética, pues dudo que mi padre conociera el argumento. Ahora yo me lo compraba en una edición del siglo XXI. Lo que me encontré me hizo revalorizar a Patrulla X y comentarle a alguna amistad con serias reticencias y dudas que las historias de superhéroes también pueden contener en sí mensajes más allá de una mera historia que ellos puedan considerar juvenil. No obstante, Claremont fue quien decidió por primera vez, por ejemplo, introducir en holocausto judío en ese mundillo, haciendo así un primer acercamiento a conflictos plenamente humanos.
Estoy leyendo 1 libro.
Dios ama... fue la 5a novela gráfica de Marvel, por numeración, y la 3a de contenido superheroico propiamente dicho... feliz año!
ResponderEliminarPues díselo a los de Marvel que escribieron los comentarios de introducción y a Claremont cuando le entrevistaron y metieron la entrevista en la edición, que no opinan eso. :D Feliz año.
ResponderEliminarPor publicacion (de supers)la 1a fue La muerte del capitan Marvel y la 2a los nuevos mutantes,del propio Claremont, ambientada antes de love kills...
ResponderEliminarEsta chocho y no se acuerda...
En 2001 se publicó una Crónica general de Alcalá en Brocar ediciones por parte de Canalda y De Diego. A mí me ha resultado útil cuado he necesitado un marco histórico en trabajos de Historia local o para trabajar con mis alumnos. Suoongo que hay ejemplar en la biblioteca municipal, pero yo no tengo problema en prestarte el mío si te interesa. Saludos.
ResponderEliminar