jueves, diciembre 24, 2020

NOTICIA 2014ª DESDE EL BAR: LAS EXTRAÑAS NAVIDADES DE 2020

 

Hoy es Nochebuena y no se puede negar que este año son unas Navidades extrañas. Lo son por muchas razones. Extraordinarias en la vida pública, extraordinarias en las vidas privadas. 

Muchas son las personas, más aún las bromas, que han puesto en cuestión o en ridículo el término "allegado" cuando dentro de las normas para frenar la pandemia de la Covid-19 el gobierno permitió que esta noche se puedan reunir en las casas para cenar familiares y allegados en número primero máximo de diez, luego rebajado a un máximo de seis. sin embargo el allegado, por mucho que le haya dado juego a los informativos para ridiculizar, utilizar partidísticamente en lo político y con ello manipular a la opinión pública (que ha entrado en el juego en tromba) y para vender titulares sin importarles medio céntimo de las repercusiones que tenían en las construcciones mentales en un año tan políticamente revuelto en los enfrentamientos entre españoles, pues ese término de allegado es, como recogió el diccionario de la Real Academia Española en su segunda y tercera acepción actuales, o sea: en su uso común en nuestra forma de hablarnos los unos a los otros, una persona cercana en su trato, amistad, parentesco o confianza, y en el caso de varios países hispanoamericanos es también una persona que vive transitoriamente en casa ajena sin tener ningún trato con el dueño de la casa. Estamos en España y creo que todos sabemos lo que es un allegado, por mucho "listo" que se pase de "listo" a la hora de ridiculizar, lo ridículo es lo ridiculizante. 

Si nos atenemos a esa segunda acepción que nos afecta directamente a nosotros, los españoles, cuando hablamos, y lo cruzamos con la medida del gobierno para estas Navidades, excluimos del término a los familiares, pues el gobierno ya ha dicho que los familiares pueden estar dentro de ese grupo máximo de personas a reunirse en una casa. Así pues nos queda que el término allegado se reduce muy ampliamente a personas cercanas en el trato, amistad o confianza. Si somos estrictos, una novia, novio, amante o lo que sentimental o sexualmente tenga cada cual sin estar casados ni ser pareja de hecho de manera oficial con papeles firmados ante el Estado, no es un familiar. Es una persona transitoria que si bien pudiera quedarse en tu vida para siempre, oficialmente no forma familia, no es parte de la familia de manera oficial, otra cosa es lo que oficiosamente cada uno considere si lo es o no lo es. Tal pareja no es familia de manera oficial y si se quiere que esa persona esté en la celebración  de esta noche se le debe otorgar dentro de la ley algún tipo de consideración que recoja su figura dentro de ese núcleo de personas, y puesto que los tipos de parejas son muy variados hoy día, allegado o allegada es un término muy amplio para recoger cualquier tipo de relación afectiva extramatrimonial. Por poner un ejemplo. Este tipo de persona sería, sigo el ejemplo, una persona cercana en el trato, puesto que si es tu novio o tu novia, ¿qué más cerca se puede estar de ti que esa persona, o cerca de tus padres y demás familia si tú ya tienes un vínculo que en cierto modo le une también a ellos a través de su trato contigo?

Pero también existen personas que siendo amistades profundas de las familias, ya por vecindad o por otra circunstancia, han compartido con esa familia o con una persona que viva sola muchas de las cosas del transcurso de las vidas propias. Así por ejemplo, pueda que se haya tenido una tata que te haya cuidado a ti desde infante, o que haya cuidado de tus hijos. Puede que tengas una familia vecina o un vecino o vecina que en el día a día tengáis una confianza y un trato tan profundo e íntimo que sea incluso mayor que el que tienes con tu propia familia biológica. Puede, por ejemplo, que tengas una sirvienta que, emigrada de Hispanoamérica, por ejemplo, no tenga a su familia aquí pero se pase tantas horas trabajando en tu casa que la tratéis como si fuera de la familia, pero no sea de la familia, por lo que tenéis mucha confianza con esa persona. Puede, en fin, darse diversos casos de estos, el único encaje legal de estas personas es catalogarlas de allegados. 

Y tenemos el caso de las amistades. De acuerdo que en los dos anteriores casos se da una causalidad de familiaridad alta sin ser familia biológica, una novia o una tata o una familia vecina con la que se comparte todo en el día a día es casi como una extensión del núcleo familiar. Sin embargo, el caso de los amigos es más delicado de entender. Yo quiero entender que el gobierno se refiere a las amistades más íntimamente apegadas a uno, pero en esto no se especifica y tanto vale un amigo con el que eres uña y carne como uno que ves esporádicamente en el bar de tu pueblo y con el que jugabas a la pelota de niño. La picaresca puede dar para mucho y las interpretaciones de la ley para más, sobre todo porque nuestra ley se basa en el derecho romano, que es un derecho muy abierto a la interpretación, no es como el derecho germano, que es un derecho estrictamente apegado a lo literal de lo legislado.

No hay mejor entendedor que el que quiere entender. Pienso que el gobierno en cuanto a amigos allegados se refiere a amigos íntimos, a amigos con los que se tenga un fuerte vínculo, un vínculo estrecho y apegado. Todos sabemos que hay amistades más fuertes, incluso emocionalmente, que algunos lazos biológicos con familiares. A las amistades se las elige, a los familiares, no, se suele decir en España. Y por ello mismo a muchas amistades se les considera como familia por parte de mucha gente. Yo mismo a mi núcleo de amigos más antiguo les considero y llamo familia desde hace muchos años. No es un núcleo cerrado, pero entrar en él no es fácil, a fin de cuentas a esta gente la conozco en su gran mayoría desde 1995, a algunos desde antes, de hecho a dos de ellos desde la guardería, cuando apenas habíamos aprendido a hacer las cosas básicas que hace un humano, eso fue allá, si yo nací en 1979, en algún momento de los primeros años de la década de 1980. Muchas son las cosas que hemos vivido juntos y nos hemos comportado como familia, con sus altos y sus bajos, pues son muchos años, pero siempre unidos, que eso es lo importante y abiertos a entendernos incluso cuando estábamos en desacuerdo, y a escucharnos, siempre valorándonos y respetando nuestras decisiones y compartiendo una gran cantidad de ellas. Sin centrarme más en mi propia vivencia, no son pocas las personas en todo el mundo que a algunos amigos los considera hermanos o hermanas. Son estos los que creo, siguiendo el sentido común al que siempre apela el gobierno durante esta pandemia, se les otorgaría el apelativo de allegado a la hora de aplicar las normas dadas para las reuniones de estas navidades en lucha contra la pandemia de la Covid-19. A buen entendedor, pocas palabras le bastan. Todo lo demás de lo suscitado en medios y corrillos sobre el término de allegado en esa normativa son cosas pejigueras con más ganas de enredar y dificultar que de solucionar y comprender. Así no se construye sociedad.

Cuando el gobierno dio la posibilidad de que haya allegados en una de las reuniones sociales de estas navidades, como la de la cena de esta noche, yo lo entendí a la primera, sin bromas y sin críticas. Hay personas que sin ser biológicamente de la familia se les considera parte de la familia o muy cercanos a la familia, y eso debía tener un encaje a la hora de legislar. No se quería prohibir reunirte con alguien que biológicamente nada tenga que ver contigo. Más aún, entiendo que el gobierno sabe perfectamente que existen personas que viven solas. Tal vez pensaban en ancianos, ancianos que estando en residencias, por ejemplo, necesiten del término "allegado" para designar legalmente la presencia de sus cuidadores. Ancianos que si viven solos en su casa y son invitados por sus vecinos solo pueden ser llamados allegados por la proximidad diaria en sus vidas. Pero los ancianos no son únicos en la soledad. Yo siendo huérfano de padre y madre me siento muy unido a esa familia de amigos a los que solo encajarían como allegados. Todos los años nos reunimos en un día como hoy a lo largo del día para luego volver cada uno a su casa a cenar con sus familias, solo que yo hace tiempo que vuelvo a mi casa con mi gata. Yo lo quiero así, me han ofrecido cenar en sus casas muchos años, pero siempre he reusado. Cuando vivía mi madre para cenar con ella, cuando murió porque llegué a la conclusión de que durante toda mi vida he cenado y pasado las navidades en mi casa, si bien alguna vez me he pasado a tomar algo tras la cena a la casa de una familia vecina allegada, y después, no siempre, he salido de nuevo con mis amistades. La cosa es que siempre he estado en casa, y desde hace unos pocos años incluso valoro mi cena íntima y personal. Pienso en mis cosas sin verme obligado a determinadas celebraciones cuando pienso en navidades pasadas en realidad. Pero creo que hay muchas personas que viven solas que sí necesitan de esa compañía y para eso necesitan el término allegado en la legislación. Yo mismo lo necesito para poder ver a mis amistades en el día de hoy, aunque este año bastantes de ellas han dicho que optarán por no salir de casa haciendo caso a la otra recomendación del gobierno: no salir para evitar expandir la pandemia. Ya nos veremos más adelante, pero sí saldrán algunos de nosotros, de ese núcleo que formamos.

En toda esta pandemia no hemos parado de recibir mensajes sobre numerosas normas preventivas siempre enfocándolo a la protección de los abuelos, de las abuelas, de los padres y madres, imágenes de familias completas, argumentaciones de parejas, de hijos, de hijas, de núcleos de personas. Y se han hecho medidas numerosas en torno a esa idea de núcleo social, la familia como célula de la sociedad, sea la familia entendida como sea. Creo que en este 2020, en toda esta crisis, en cuanto a lo social, los grandes olvidados han sido las personas que viven y están solas, especialmente las personas jóvenes o relativamente jóvenes, ya que las ancianas han tenido campañas estatales y acciones individuales numerosas acordándose de ellas y promocionando la preocupación y el cuidado de ellas. Las personas jóvenes que han pasado el confinamiento de primavera en sus casas, muchas muy reducidas de dimensiones, han sido ignoradas y ninguneadas. En el resto del año, menos lesivo en lo psicológico, también han sido ocultadas, olvidadas, como si no existieran o no importaran. Que por una vez el término "allegado" les permita, nos permita, tener un madero al que acogernos en esta tempestad de normas anti-Covid-19 no debería ser objeto de crítica. A buen entendedor pocas palabras le bastan y si bien tú tienes un núcleo familiar con el que rellenar tus seis personas a juntarte hoy, respeta a quien sin tener ese núcleo familiar le han brindado la oportunidad de juntarse con otras personas hoy. Sé humano.

Feliz Navidad, queridos cibernautas, amados lectores, y que la cerveza os acompañe. 

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