¿Ha aumentado el número de suicidios en España desde el comienzo del confinamiento por la activación del estado de alarma ante la pandemia de la Covid-19? ¿Se confirma la relación del aumento de la violencia machista y doméstica a costa del confinamiento y, de ser así, cómo afecta en la cabeza del violento el confinamiento mismo, como estímulo de violencia o como agravante de procesos mentales no saludables? ¿Han aumentado los divorcios por la ansiedad y otros problemas derivados por el confinamiento? ¿Han aumentado las depresiones? ¿Han aumentado los cuadros de ansiedad y las crisis nerviosas? ¿Han aumentado casos de fobias que pueden causar traumas psicológicos? ¿Cómo de intensos y graves pueden ser los traumas que provocan en familiares y allegados de los fallecidos y enfermos por Covid-19 confinados en casa y lejos de la persona afectada? ¿La soledad en algunas personas está afectando a su salud mental? ¿El bombardeo informativo ahondando en lo negativo, el enfrentamiento, el sensacionalismo, la muerte y la enfermedad está provocando traumas? Y en otro orden de cosas, ¿está el confinamiento deteriorando la salud física de los confinados, si es así en qué modos y cómo?
Las relaciones sanitarias del confinamiento insisten tanto en la idea de superar a la Covid-19 (vencer, según los términos bélicos del gobierno, cuando ni siquiera se ponen de acuerdo los científicos sobre si un virus es o no es un ser vivo), que ni mencionan que por tratar de enfrentar una enfermedad con medidas estrictamente sociales se pueden estar estimulando o creando otras enfermedades a nivel social generalizado, como mínimo. No hay informaciones sobre varias de las preguntas anteriormente planteadas, o al menos no las hay de una manera tan fácilmente accesible estos días como pueda ser el parte diario de muertos que ofrece el gobierno por la televisión. Hoy, día 26 de abril, 43º día de confinamiento a nivel estatal y 44º a nivel de la Comunidad de Madrid, pueden salir los menores de 14 años de edad de nuevo a la calle, acompañados por un adulto, en un máximo de tres menores por adulto, no más allá de un radio de un kilómetro de distancia de su hogar y sin pisar los parques infantiles para jugar, aunque podrán llevarse juguetes, hemos de suponer que para jugar en la calle en algún lugar que no sea un parque. Para adoptar esta medida se ha eliminado la principal razón que el gobierno y los medios de comunicación han dado desde diez días antes de que comenzara el estado de alarma, dado que ellos fueron mandados a la recomendación del confinamiento una semana antes que el resto, aduciendo que eran los principales transmisores potenciales de la enfermedad dada su actividad social común. La realidad es que en la práctica se cerró los colegios e institutos pero niños y jóvenes estaban en la calle y parques socializando como en vacaciones. No es real que lleven más tiempo que los adultos en casa. Como sea, aquella razón bombardeada incesantemente no era compartida por muchos otros países, que no fueron tan drásticos con los niños, pero en España fue aceptada sin rechistar, sin cuestionar, aquel que cuestionaba era estigmatizado, perseguido y denunciado públicamente, tanto desde los balcones de las casas, como desde algunos medios de comunicación, quizá resabio de una cultura popular aún con herencias de entender la sociedad al estilo jerárquico de una dictadura que educó españoles a su gusto durante cuarenta años... muchas generaciones de españoles transmitiendo valores que a ellos mismos les fueron transmitidos. Ahora, se desdecía el gobierno, con la boca pequeña y sin reconocer posibles exageraciones o errores, y se desdecían los medios de comunicación sin mencionar jamás que ellos participaron de potenciar el error. Así por ejemplo, ahora que los niños pueden volver a salir, los telediarios y periódicos daban noticias esta semana sobre que no hay ni una sola evidencia científica sobre que ellos sean los mayores transmisores de la enfermedad. Del mismo modo el gobierno salía al paso sobre la supuesta prohibición de que salieran los niños recordando que en el primer decreto de estado de alarma, del 14 de marzo, ellos permitían salir a los menores de edad acompañados por sus padres. Y así es. Los menores de edad y los dependientes no se pueden quedar solos en casa, con y sin pandemia, eso no cambió. Por lo que si uno va al BOE o tira de hemeroteca, encontrará que se dijo que podían salir con su padre o su madre a acompañarles a sus tareas permitidas (no las laborales), siempre y cuando no pudieran quedarse acompañados por alguien responsable en casa. Fue la estigmatización social, el sensacionalismo informativo caído en alarmismo, la actuación policial (con avisos o multas que pudieran ser recurridas), el acoso de vecinos denunciantes, lo que fomentaron la idea de que los niños no podían salir de casa. A la segunda semana se fomentó las noticias que defendían los paseos de los niños con problemas especiales, como los autistas, acosados por "vigilantes" de balcón, pero lo cierto es que podía salir cualquier niño que no pudiera quedarse en casa solo. El miedo y la psicosis generado por los medios de comunicación ante la letalidad de la enfermedad y la creencia ciega en una prohibición inexistente a fuerza de las denuncias de actitudes aparecidas, el miedo a la estigmatización social y vecinal, hicieron el resto. El miedo es libre y puede crear certidumbres que se transforman en verdades en las mentes de quien tiene miedo.
Igual pasó con los paseos de los perros, que se asumió que debía ser sólo cerca de casa, hacer sus necesidades y a casa, cuando hasta la máxima autoridad sanitaria para la Covid-19, Fernando Simón, tuvo que salir al paso para recordar que las medidas pretendían que no hubiera contacto social entre dueños, pero que eso no afectaba a la duración del paseo del perro... se le debía pasear con la misma duración que normalmente se le paseaba, sólo que no podían juntarse los dueños entre sí. Sólo hay que ir a hemeroteca a comprobar esto. El imaginario acusatorio hizo el resto y este argumento fue olvidado, a los medios de comunicación no les interesaba nada que no diera sensación de caos, prohibición, alarma, negatividad y negación de la vida normal, eso vendía y en algunos casos ayudaba a reforzar percepciones políticas en uno y otro sentido, habitualmente en contra del gobierno.
Ahora con los niños se dice que salen porque el confinamiento les puede crear traumas, sin mencionar todos los posibles traumas y enfermedades mentales antes mencionados en pregunta que afectarían a todas las edades, no sólo a los niños. Por otra parte, nadie hace autocrítica de haber pasado cuarenta días de informaciones sobre muerte y enfermedad y de poner el punto de mira en los niños como principales transmisores potenciales, por no hablar de todos y cada uno de los programas de televisión que han gastado bromas sobre lo insoportable de tener hijos y tener que estar encerrados con ellos. Nadie midió sus palabras, y probablemente eso también provoca traumas en mentes infantiles en formación, especialmente las palabras referentes sobre si son o no son una carga o soportables para su familia, principal grupo social en sus primeros años y en la preadolescencia. Si es por una cuestión de traumas, todo el mundo, de todas las edades, es susceptible de estar adquiriéndolos, y la gravedad del trauma de cada uno, si lo adquiere o los adquiere, dependerá de cada caso individual y sus múltiples circunstancias externas e internas, porque, esto también está ahí, nadie ingresó en el confinamiento estando al completo sano ni libre de preocupaciones o pensamientos que no hayan podido tener estas semanas rumbos imprevisibles. La incertidumbre, por tanto el futuro, es en el presente tanto o más grave que los días pasados con todos sus agravantes.
Ahora con los niños se dice que salen porque el confinamiento les puede crear traumas, sin mencionar todos los posibles traumas y enfermedades mentales antes mencionados en pregunta que afectarían a todas las edades, no sólo a los niños. Por otra parte, nadie hace autocrítica de haber pasado cuarenta días de informaciones sobre muerte y enfermedad y de poner el punto de mira en los niños como principales transmisores potenciales, por no hablar de todos y cada uno de los programas de televisión que han gastado bromas sobre lo insoportable de tener hijos y tener que estar encerrados con ellos. Nadie midió sus palabras, y probablemente eso también provoca traumas en mentes infantiles en formación, especialmente las palabras referentes sobre si son o no son una carga o soportables para su familia, principal grupo social en sus primeros años y en la preadolescencia. Si es por una cuestión de traumas, todo el mundo, de todas las edades, es susceptible de estar adquiriéndolos, y la gravedad del trauma de cada uno, si lo adquiere o los adquiere, dependerá de cada caso individual y sus múltiples circunstancias externas e internas, porque, esto también está ahí, nadie ingresó en el confinamiento estando al completo sano ni libre de preocupaciones o pensamientos que no hayan podido tener estas semanas rumbos imprevisibles. La incertidumbre, por tanto el futuro, es en el presente tanto o más grave que los días pasados con todos sus agravantes.
Pero todo este caos de percepciones se da en múltiples informaciones, algunas interesadas. Esta última semana hemos podido ver durante tres días en los informativos de Antena 3 y La Sexta (ambas del grupo Atresmedia) y en los de Telecinco noticias donde se entrevistaba a toreros defendiendo la idea de que se estaba demostrando que los ecologistas y los animalistas no amaban a los animales porque los toros iban a morir igualmente en los mataderos y sin la oportunidad de ser toreados en una plaza de toros. La noticia no daba voz a nadie que no fuera torero o del mundo empresarial de la cría del toro de lidia. Lo que no contaba la noticia tampoco es si realmente se estaba mandando a los toros de los San Fermines o de la Feria de Abril, por ejemplo, a los mataderos, o bien no contaban que un toro vendido a un matadero produce menos beneficios económicos que uno vendido para su toreo. Otra noticia de estos telediarios fue la que dio voz a los ganaderos de ovejas y cabras defendiendo por un lado la necesidad de permitir que vengan trasquiladores de Marruecos para poder hacer el trasquilamiento de lana, y razonaban que de no hacerse podían quedar estériles las ovejas y perderse la raza, razonamiento un tanto extraño teniendo en cuenta que las ovejas con o sin humanos cuidándolas han existido durante miles de años y no se han quedado estériles cuando no se las ha trasquilado. Obviamente que no se trasquile la lana impide la venta de este producto, lo que es un problema económico para estos ganaderos, esa es otra historia, que podían haber defendido, pero el razonamiento dado en televisión sobre la esterilidad si no hay trasquilación era extraña. Ni un solo argumento cuestionando este asunto. Claro que estos mismos defendían también otro tipo de cuestiones como las matanzas en matadero, si los corderos siguen vivos, siguen mamando y si crecen llega un momento que ni venden el cordero como cordero, ni venden leche para quesos. Y todavía en otro bloque de este tipo de noticias, dentro del espacio de deportes, Antena 3, repitió varias veces noticias de grupos de cazadores defendiendo su derecho a seguir cazando aduciendo que de no hacerlo los animales se apoderarán de los lugares de habitación humana y provocarán enfermedades peores que la Covid-19. Ni una sola voz contraria ni científica sobre ninguno de los argumentos que se dieron sobre animales. La cosa es que todo se dio a modo entrevistas, por lo que no pasaba de ser opiniones, sin embargo, al ser entrevistas dentro de telediarios y al no ofrecerse un contraste de la información o una verificación de la realidad de esas opiniones, para mucha gente lo que eran y son meras opiniones, más o menos profesionales, pasará por ser hechos fácticos e inquebrantables. Así se crea la manipulación, el sensacionalismo y el alarmismo. insisto en uno de los puntos de este aspecto, no hubo en ningún caso ni una sola explicación de los posibles intereses económicos detrás de algunas de estas entrevistas, detrás de los entrevistados.
Hagamos una reflexión sobre las comunicaciones y los posibles falsos caminos de estas. Lo que son opiniones no son noticias falsas ni bulos, son opiniones. Otra cosa es como se presente el argumento. El buen entendedor entenderá lo que es opinión, mejor o peor informada, con más o con menos propiedad a la hora de hablar, con más o con menos conocimiento por parte de quien opina, esa es otra cuestión, sin embargo hay en España mucha gente que no está acostumbrada a entender lo que se le dice. No nos engañemos, no toda la sociedad está ilustrada (por usar un término que pueda ser útil para entendernos) para comprender algunos datos y algunos niveles argumentales y su funcionamiento. Los mismos sucesos de interpretación que se ven en redes sociales nos dan la pista de que mucha gente o se les dice las cosas de manera literal y detallada o no entiende el mensaje tal cual se le ha dado a modo de interpretación y valoración propia. No olvidemos que no obstante en el país que más libros se editan se da también la cifra de uno de los países que menos libros lee por habitante. La lectura ayuda al pensamiento. Muchos de los bulos no eran bulos, si uno rastrea parte de las cosas que se han leído y escuchado estos días se encontrarán de bruces con que su origen estaba en una noticia cuyo titular era sensacionalista, pero su contenido era diferente. Mucha gente se queda en el titular, o bien toma opiniones o partes de párrafos como hechos fácticos. Hay que fomentar la lectura, pero no sólo su acto mecánico, si no su acto de comprensión. Y hay que volver a fomentar los conocimientos humanísticos, las llamadas Letras, tan deterioradas desde que en 1996 José María Aznar llegó al poder y consideró que sólo las Ciencias producían algo útil. Pero seríamos falsos al echarle la culpa a Aznar tan solo, la primera reforma educativa que llevó a cabo el PP, la ESO, estaba diseñada y aprobada por el último gobierno de Felipe González, del PSOE, pues comenzó a ponerse en práctica de manera graduada desde 1994. He aquí que la Covid-19, aunque aún nadie se lo haya planteado, nos vuelve a situar ante un problema español de las últimas décadas, sino va ya apuntando para cumplir un siglo, el problema educativo.
El asunto ya de cómo se dan las comunicaciones por parte del gobierno, que apuntaba el Vicepresidente de Gobierno, Pablo Iglesias, o el Ministro de Fomento, Ábalos, o bien algunos diputados, como Gabriel Rufián en la más reciente sesión del Congreso (fue él quien recomendó una vez más al presidente que prescindiera del lenguaje bélico, por cuanto esto supone en las psicologías personales, y de las personas con uniforme para dar comunicados), es también un asunto importante en todo este orden de cosas. Obviamente un lenguaje bélico se sostiene en una identificación grupal y común frente a un enemigo, y por tanto a una apelación nacional de unidad de destino frente a una amenaza externa determinada que nos tiene en su punto de mira. Ahora bien, insisto, los científicos no se ponen de acuerdo siquiera entre ellos si los virus son o no son seres vivos, por lo que difícilmente pueden ser un enemigo de guerra. ¿Sería tu enemigo bélico la baldosa suelta de enfrente de tu casa porque una vez tropezaste con ella? Parece salido de los dibujos animados de El asombroso mundo de Gumball. Tampoco el virus es un bicho. Un bicho implica ser como mínimo, sino un animal, un insecto. Un virus no es un insecto con una "voluntad" más o menos implícita de ser multiorgánico. Una pandemia es una pandemia, una catástrofe es una catástrofe, un drama humano es un drama humano, y las guerras, pues son guerras. En las guerras las fábricas se destruyen por bombardeos, y las vías de comunicación, los trabajadores escasean porque se van al ejército y mueren o son mutilados en cifra de cientos de miles o millones, los campos son arrasados, las materias primas agrícolas son imposibles de producir en número suficiente, la materias primas industriales son objeto de control y batalla o de destrucción. Por supuesto la crisis económica de la Covid-19 será enorme, gigante, pero a diferencia de una guerra, ni las fábricas son destruidas por bombardeo y con ellas sus infraestructuras y máquinas, ni las personas mueren en batalla, ni los campos están siendo arrasados, ni las materias primas se pierden por ejemplo en incendios de oleoductos. En una guerra, tras ella, hay que recomenzar de cero, partiendo de algo tan básico como la recuperación de los recursos humanos... la natalidad o la emigración, después de la Covid-19 todo este trabajo no es necesario hacerlo, porque nada de lo inicial está perdido. Las herramientas no están perdidas... ni siquiera la capacidad de consumo de los ciudadanos, que además ahorran estos días a fuerza de no poder salir de casa y cuando todo acabe tendrán unos recursos económicos mejor situados que previamente, si bien es cierto que la amenaza del paro es brutal, sobre todo por la crisis económica desatada en Estados Unidos, que nos afectará. No seré yo quien le quite la razón a todos los indicadores que nos sitúan en una crisis más fuerte que la de 2008 y la de 1929. Pero sí aseguraré que hay que tener cuidado con algunos argumentos y datos que se den económicamente, pues los grandes empresarios, bancos y algunos gobiernos saben perfectamente que a río revuelto, ganancia de pescadores. Aumentar y repetir algunos argumentos en los medios puede que sirva para enriquecer más a los ricos, sea, por ejemplo, abaratando el petróleo hasta donde les interese a algunos, o ayudando a abaratar sueldos o destruyendo derechos laborales adquiridos, todo bajo la consigna de "sacrificios en beneficio de todos", siendo ese "todos" ellos solos.
Otro argumento peligroso es el que el gobierno ha repetido ya varias veces sobre que no se acabará las medidas excepcionales hasta que no se descubra una vacuna, aunque haya una desescalada de medidas, pues todos tendremos que cambiar nuestras vidas y adaptarlas a esas medidas excepcionales. Así por ejemplo se habla de mamparas en las barras de bar (destruyendo con ello parte de la vida social que supone una barra de bar, todo sea dicho de paso), se habla de distanciamiento social en los medios de transporte público (cosa imposible en horas punta), se habla de tener que cambiarse de ropa y echarla a lavar cada vez que vuelvas del trabajo (económicamente inviable para mucha gente poner una lavadora todos los días y deteriorar ropas a un ritmo más acelerado a costa de lavados, así como ecológicamente altamente perjudicial), se habla de controlar la temperatura en determinados lugares de uso público con la idea de impedir el paso a quien dé una temperatura ligeramente alta, se habla de plataformas de Internet en casa para ver cine (quedan excluidos todos aquellos que no las tengan por ser caras o por no poder pagar cuotas mensuales por estos productos), se habla del uso de teléfonos móvil para realizar pagos e identificaciones (en perjuicio de todos los que no tengamos las más nuevas tecnologías de telefonía que permitan esto y obligando a adquirir teléfonos con cualidades y datos que quizá no deseen realmente tener), etcétera. Pero lo cierto es que en un par de entrevistas ya he escuchado a científicos decir que hasta la fecha la vacuna contra una enfermedad que tiene el récord de descubrimiento y ponerse en utilidad está en cuatro años. Hay muchos avances en cuanto a la búsqueda de la vacuna contra la Covid-19 estos días, pero incluso el mejor y más positivo de los pronósticos hablan de ella para 2021 o para 2022... y estamos en abril de 2020. Tampoco se garantiza que se descubra, pueden no descubrirse, o puede no descubrirse una vacuna efectiva al 100%. No obstante podría ser una enfermedad que, como otras, su vacuna tenga unos límites de caducidad en su efectividad. Más aún, la Organización Mundial de la Salud afirma que no hay ninguna evidencia de que quien ha pasado la Covid-19 no pueda volver a pasarla, o sea, de que haya quedado inmune. ¿En qué nos sitúa todo esto? ¿En que jamás se levantarán las medidas puestas en marcha en su totalidad? ¿En que los gobiernos tienen ahora una herramienta más de control o una forma de obligarnos a actitudes o productos que anteriormente no queríamos? Los científicos y los médicos hacen su trabajo y sus recomendaciones, pero no son políticos, al igual que los políticos no son médicos ni científicos y deben hacer su trabajo y decisiones. Las decisiones políticas no pueden sustentarse sólo de lo que digan los científicos y los médicos, por muy buena que se está promocionando esta idea estos días. ¿Se puede sanar a una persona enferma del corazón si al operarla del corazón y después del post-operatorio se decide que dejen de funcionar sus pulmones entretanto? No. No se puede. Cada uno tiene su tarea, y la tarea del político cuenta con más variables al margen de las científicas y las médicas, y más allá también de las económicas, aunque todas ellas sean ahora las más importantes sobre la mesa. No se puede estar creando políticas con la idea de que no cambien hasta que ocurra algo que no se sabe ni cuándo va a ocurrir ni si va a ocurrir (en este caso, una vacuna). El no saberse el cuándo de algo es algo bastante habitual en política, pero siempre se pueden hacer previsiones en algunos casos, ¿es este uno de estos casos? De no serlo es grave querer mantener algunas medidas, pues al final pareciera que lo que se quiere a toda costa es el control de la sociedad y con él y mediante la propaganda el aniquilamiento de valores democráticos en nombre de la democracia, como ya hicieran César y César Augusto en la antigua República Romana.
Pensemos que si esto es una guerra, en metáfora y alegoría del gobierno, en toda guerra las comunicaciones dependen de una oficina de comunicación férreamente dependiente de otra oficina de propaganda y estas a la vez subordinadas a la oficina de censura. No creo que esto esté siendo exactamente así. Las metáforas y alegorías para la política son peligrosas porque pueden disparar por la culata en su defecto. Ahora bien, las metáforas y alegorías funcionan de tal modo que la figura oníricamente apegada a la forma real tiene alguna similitud que las iguala y hacen que una expresión haga comprensible a la otra, o en otras palabras, toda mentira tiene un sustrato de verdad para poder levantarse, por muy recóndito que sea ese sustrato. Así por ejemplo, cuando Garcilaso de la Vega escribía "el cabello, que en la vena del oro se escogió", no se refería a que la mujer de la que habla tuviera pelos de oro, ni que por sus venas corriera oro del que se alimentaba su pelo, nos habla de una mujer rubia, tan rubia y de pelo tan brillantemente rubio que a todos nos hace una idea de cómo era físicamente su pelo, siendo el pelo, pelo y no oro. Así pues, a la hora de rebuscar en las metáforas y alegorías bélicas del gobierno, pensemos que también en sus palabras, en cada uno de sus argumentos, habrá algo tan creíble como increíble. Otro asunto más de reflexión y, sin duda, de debate.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
Ayer por la tarde, coincidencia total, el gobierno de Alemania se negaba a llamar guerra al asunto de afrontar medidas contra la pandemia, y alega que ningún país se está enfrentando a otro país, esto no es una guerra.
ResponderEliminarPor otro lado, a mí lo que no me cuadra es que si los efectos de la enfermedad no se detectaban hasta pasados los primeros 15 días de incubarla, ¿cómo van a determinar que el día 2 de mayo los adultos puedan salir a hacer deporte y pasear dependiendo de los efectos del aumento o no de la enfermedad por causa de la salida de los niños desde el 26 de abril (argumento dado por el gobierno), si habrán pasado solo 6 días y los test de detección temprana ni están generalizados ni se le aplica a todo el mundo como para poder saberlo antes de que los síntomas aparezcan? Llevo semanas pensando que muchas decisiones están ya tomadas o casi tomadas de antemano y que las van dando según conviene y del modo que más conviene. Pero esto es solo una opinión particular, una sensación particular. Puedo estar equivocado.
ResponderEliminarSiguiendo mi razonamiento, y es sólo un desarrollo de una hipótesis, de una teoría: Si los casos detectados hubieran aumentado para el 2 de mayo, estos cuadrarían con la medida de regreso al trabajo de los trabajadores con trabajos no esenciales, del pasado 13 de abril, no sólo habrían pasado 15 días el 2 de mayo, habrían pasado 20 días, que es la cifra que barajan algunos científicos como más real para la aparición de síntomas, según la prensa de este último mes y medio. La medida fue duramente criticada por la oposición política (aunque la apoyó y la aprobó con su voto en el Congreso), duramente atacada en los medios de comunicación no próximos a la izquierda y duramente criticada por la sociedad en redes sociales. Tal vez el gobierno calculó que dependiendo de que hayan subido o no las cifras de infectados a partir de la medida de la vuelta al trabajo no esencial se podría permitir salir o no salir a la calle a pasear o a hacer deporte, pero entre medias la oposición coló el debate de los niños y el gobierno recogió el guante en la semana del 13 al 19 de abril para hacer el anuncio de que "si todo va bien" podrán salir a partir del domingo 26. Curioso que en un domingo, no en un lunes, como han venido siendo todas las medidas, salvo el comienzo del estado de alarma.
Probablemente los primeros datos eran positivos como para permitirse este anuncio, pensando que los niños saldrían y que además sería aplaudido, pero a la vez pensando que si en algún momento los datos fueran mal sería fácil que en domingo, día festivo para los que tienen que trabajar, salieran las familias y se dieran imágenes de gente saltándose las normas establecidas, cosa que los medios explotarían, porque ya conocemos a los medios. Con esas imágenes se podría convencer a la gente más de que la culpa del agravamiento era de no cumplir con las normas del confinamiento y la salida de niños, en lugar de poner el foco en que fuera un error el regreso al trabajo del 13 de abril, tal como se le criticó. Estrategia política, porque así se hace la política y estrategia de comunicación política (en una guerra la información corre a cargo de las oficinas de propaganda y censura, que juntas sirven para manipular opiniones, y este gobierno no se cansa de decir que esto es una guerra y así la tratan, lo han dicho ellos desde el principio infinidad de veces). Ahora bien, que salieran los niños a los 14 días de la medida del regreso al trabajo no esencial me hace pensar que realmente los datos de recuperación van bien, y que el anuncio de la salida el 2 de mayo para pasear o hacer deporte, al margen de que se quiera poner el escudo de los niños si algo se torciera, indica que esos datos de recuperación que van bien siguen yendo bien. O en otras palabras, que todas las medidas están funcionando bien, por mucha protesta o polémica que provoquen. Todo lo demás dicho es parte de algo que no ha dejado de funcionar: el mundo. No hay que dejar de comprender al mundo en sus términos de funcionamiento. No os engañéis, si la teoría fuera cierta no es algo exclusivo del PSOE-UP, es algo que hacen todas las instituciones y gobiernos, y todos los políticos... ¿o creéis que los de la oposición no tienen también sus estrategias y cálculos? La pandemia es sanitaria, pero sus ramificaciones afectan a todos los ámbitos de la vida y de la sociedad.
ResponderEliminarEl gobierno ha cometido aciertos y errores, pero este asunto comunicativo no me parece error, me parece lógica de funcionamiento de la política. Los médicos saben de salud, los políticos deben tener decisiones con todos los parámetros, no sólo los de la salud, para algunos sonará muy crudo, pero es la realidad.
Un lector, por red social me anota que los primeros síntomas se darían a partir del 5º día, aunque la horquilla para que se den abarca la posibilidad de 15 días. Anoto: El día 2 de mayo, cuando todos saldrían ya a pasear es el sexto día, si los primeros datos se dan el día 5º, ese día es el 1 de mayo, Lo que implica que sean reportados todos los casos posibles, analizados, valorados, presentados al gobierno y el gobierno realizar todos los pasos políticos para, todo en ese mismo día 1, salir a anunciar que al dia siguiente se sale a pasear... Sigue siendo algo que no cuadra. Él me anota a esto, creo que acertadamente, que sin saberse cuál es la intención real del gobierno, es posible que se esté buscando la inmunidad del grupo, no la erradicación de la enfermedad.
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