jueves, julio 05, 2018

NOTICIA 1803ª DESDE EL BAR: DE UN ARCHIVO A UNA LIBRERÍA ESTE VERANETE

Ya hace diez días que terminó mi contrato para trabajar en el archivo de la Agencia de Vivienda Social de la Comunidad de Madrid. He estado manejando documentación del Consorcio de Población Marginada que existió de 1986 hasta casi finales de 1998 y pasó a ser el Instituto de Realojamiento e Integración Social (IRIS), que duró hasta 2015, y del Instituto de la Vivienda de Madrid (IVIMA), que se creó en 1984 e integró en sí las funciones del IRIS en 2015 cambiando su nombre al citado Organismo Autónomo Agencia Social de la Vivienda de Madrid, que es como continúa su actividad a día de hoy. 

Hemos dejado lista una gran cantidad de documentación para entrar en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, un archivo central previo a la fase de que los documentos más relevantes pasen a un archivo histórico. Alguna documentación minoritaria y anecdótica era de los años 1970, un volumen algo más a tener en cuenta, pero en porcentaje menor era de los años 1980, era todavía más abundante lo referente a los años 1990, pero el mayor volumen de documentación manejada pertenecía a los años 2000, y vuelta al descenso porcentual con los referentes a la década de 2010. Había tanto expedientes como documentación simple, material fotográfico, material audiovisual, material sonoro y algunos materiales especiales (objetos). Mucho de ese material sigue teniendo información útil administrativamente. Las personas y familias afectadas siguen vivas, así por ejemplo en los expedientes referentes a las reparaciones en las casas de las personas rehabilitadas en vivienda social pública; para hacerse una idea, algunas de las reparaciones eran de 2015, con lo que muchas de estas personas siguen viviendo en esos lugares y sus expedientes están vigentes. Otra buena parte de la documentación tratada es claramente una documentación ya obsoleta administrativamente, pero que con el paso del tiempo gana un gran valor informativo a nivel histórico, este sería el caso por ejemplo de las fotografías sobre poblados chabolistas, sus desalojos, o los expedientes de programas sociales para la integración de las personas y familias en clara desventaja social. Quizá aquí será interesante para el historiador futuro, cuando estén disponibles, todos los avances en el crecimiento de Madrid a comienzos del siglo XXI, acordes a los planes de modernización de la ciudad de cara a las reformas de la época con la mirada en el proyecto olímpico. Muchos poblados chabolistas y las vidas de las personas que allí vivían quedan reflejados en su desaparición, su realojo y sus programas de integración, todo debidamente documentado y registrado por escrito y en imágenes. Será desde luego para el futuro algo apasionante poder estudiar esos documentos si pasan a la fase de documentos históricos, pues ayudará a comprender el paso de la capital del siglo XX al XXI, y a la vez la transformación de todos los municipios importantes, y algunos pequeños, en torno a Madrid capital, como receptores de población marginada o como poblaciones que también tenían población marginada, ya en chabolas o en barriadas obreras, las cuáles recibieron atención.

Documentos de Madrid, de Alcalá de Henares, de Coslada, de San Fernando de Henares, de Torrejón de Ardoz, de Aranjuez, de Arganda del Rey, de Móstoles, de Alcobendas, de Humanes de Madrid, de San Sebastián de los Reyes, de Getafe, de Meco, de Pozuelo de Alarcón, de Rivas-Vaciamadrid, de Los Santos de la Humosa, de Paracuellos del Jarama, de Fuenlabrada, de Pinto, de Valdemoro, de Alcorcón, de Colmenar Viejo, de Colmenar de Oreja, de Parla, de Navalcarnero y un largo etcétera de municipios, caso curioso el de los pequeños pueblos de la sierra de Madrid que para sorpresa anecdóticamente algún caso tuvieron. Hay aquí una gran cantidad de historias acumuladas, llamativas las de las comunidades de vecinos y los barrios de las ciudades. Expedientes también de los Centros de Promoción Comunitaria o de los programas de campamentos de verano o de igualdad de género o la racial.

Por otro lado he aprendido mucho sobre vivienda y leyes y normas. No obstante la agencia no es sólo el archivo, sino que es también una oficina de atención y es también un centro donde se hayan muchos de los trabajadores sociales acostumbrados a la integración y a las leyes sobre esta y sobre vivienda. Hemos conocido a muy buena gente, buenos profesionales, allí, que nos han hablado de todo tipo de cuestiones sin problema para este trabajo. 

De rebote he aprendido algo sobre la Historia más actual de Alcalá de Henares, ya que muchas de sus cajas de expedientes cayeron en mis manos para su tratamiento. Y he sabido mucho de los barrios de Alcalá, sobe todo de mi propia barriada, mi calle incluida. 

Terminó el trabajo y nos estuvieron despidiendo varios días seguidos, de lo bien que nos habíamos caído los unos a los otros. Y al acabar, el mismo día, como me dejaron salir unas horas antes, me fui a buscar un local donde tuvieran bocadillos de pastrami en Madrid, ya que había leído un reportaje sobre escritores de la generación maldita que los tomaron en New York entre 1940 y 1950 antes de ser famosos y aquello les hizo cruzarse y unirse, conocerse. Un día después me cortaba el pelo en Alcalá en una peluquería de mi barrio que parecía salida del mismo New York y, aunque eran colombianos, los peluqueros se me asemejaban puertorriqueños. Como sea, en estos diez días no he parado de inscribirme en el paro de nuevo y enviar currículos y solicitudes de trabajo cada día, ya por Internet, ya yendo en persona por la mañana o por la tarde a donde se pudiera. Me da la sensación que con el comienzo del verano se va a parar la cosa, lo que no será bueno, pero una cosa es verdad: he logrado un trabajo de verano para suplir a los libreros de Domiduca este mes de julio y el de agosto durante varias semanas, teniendo en cuenta que algunas estarán separadas entre sí pero con días sueltos a modo de islas en las que ir. Así que habrá días sueltos y semanas completas que estaré vendiendo libros de segunda mano en la Plaza del Padre Lecanda, o De Palacio, según se mire, a tiempo más que completo, con sus horas extra, desde el comienzo de la mañana hasta el atardecer-anochecer. Algún día tal vez sin cierre a mediodía, como es sábados y domingos, pero ese "sin cierre" ya se verá. Así que busco trabajo de nuevo, me siento satisfecho de la labor de servicio en el archivo y me encamino al verano, al menos, con un "trabajete" de suplencias vendiendo libros que comenzará en breve, lo que no está mal.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

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