lunes, agosto 21, 2017

NOTICIA 1732ª DESDE EL BAR: AZPIRI A UN AÑO DE LA MUERTE DE MORA

El pasado 17 de agosto de 2016 moría Víctor Mora, uno de los creadores de cómic españoles más famosos de entre los pioneros. Un año más tarde, el pasado 18 de agosto de este 2017, ha muerto otro de esos creadores españoles de carácter internacional de entre los pioneros de la creación del cómic español, Alfonso Azpiri, con 70 años de edad. Es bastante conocido hoy día por sus personajes Lorna y Mot, así como su pasado en los años 1980 pintando y diseñando portadas de videojuegos e ilustraciones para revistas de videojuegos e informática, especialmente de la marca Spectrum. 

Azpiri pudo ser músico, como el resto de su familia, pero prefirió dedicarse a pintar cómics. Por entonces, en su juventud, le fichó la revista de cómics Trinca en 1971. Allí dibujó historietas de ciencia ficción, sobre todo las de Alpha Cosmos, con una estética y trazos que recordaban los cómic independientes anglosajones, aunque en realidad homenajeaba a otro creador español, a Víctor de la Fuente. Trinca es una de las pocas revistas de cómic que se intentaba editar como una publicación adulta, aunque su temática era considerada por la censura propia de las publicaciones infantiles y juveniles de los últimos años del franquismo. Así que se encontraba en medio de una encrucijada acerca de si le afectaba la Ley de Libertad de Prensa de 1966, que en realidad cambiaba la censura previa por la posterior, o bien seguía bajo la censura infantil y juvenil que fue normatizada por ley en 1967 mediante un BOE que daba instrucciones al respecto a la oficina del CIPIJ. Trinca, junto a otras pocas revistas que se atrevieron con el cómic adulto, con el underground, con el humor subido de tono y otras cuestiones se las vio y se las deseó para sortear una censura que, muy a menudo, fue aplicada a la publicación. Diversas cuestiones, guiadas principalmente por los efectos de este acoso y derribo, ya fuese por monstruosismo, por violencia explícita o por erotismo y otras razones alegadas, llevaron al cierre de la revista, pero Azpiri reapareció en el cómic italiano a partir de 1976 con historietas eróticas. Fue en la revista Muerde. Ahí, en esos años 1970 se forjó un Azpiri que había pisado la ciencia ficción con aventuras violentas durante el tardofranquismo y se forjó un Azpiri con historietas eróticas y toques de humor en una Transición política española mientras él pintaba para Italia. 

Hasta 1978 se mantendrá pintando estas cosas, pero ese año creará su primera obra de autor, Zephyd. Una historia con bárbaros al estilo Conan y seres fantásticos, magia... Un año después comenzará su personaje de humor erótico y aventuras galácticas más famoso, Lorna, que seguirá pintando hasta el día de su muerte en 2017. Fue su personaje más admirado. Aparecía en revistas especializadas de cómic, en suplementos de periódicos y revistas, en ferias internacionales de cómic, en videojuegos, se la homenajeaba en películas... Incluso el autor hizo una reclamación al director de cine Álex de la Iglesia por considerar que uno de los personajes de su serie de televisión Plutón BRB Nero, emitida entre 2008 y 2009 en Televisión Española, copiaba a Lorna, al final se quedó en que en todo caso la homenajeaba. Claro que el propio Azpiri hacía sus propios homenajes, como los que dedicó a diversos personajes del cine, incluídos los personajes de Star Wars en sus últimos años, o los que dedicó a personajes del terror clásico, como Frankenstein, la cosa del lago, King Kong y otros, como su parodia Manolo el Bárbaro, riéndose de Conan, a quien ya había imitado en su pasado, y de un determinado tipo de español.

Azpiri tenía fama suficiente como para que en 1981 contara con él la prestigiosa revista de cómics Cimoc y después las revistas Heavy Metal, Penthouse Comix, Delta y 1984. Se codeaba así con los creadores nacionales e internacionales más conocidos del momento del mundo del cómic fantástico, del de ciencia ficción y del erótico, sobre todo con autores europeos, como por ejemplo el francés Jean Giraud, Moebius. El prestigio y a la vez el auge y crisis de algunas de estas revistas según avanzaban los años 1980 le llevó a firmar contratos para ilustrar los mundos de los videojuegos en revistas de informática y en portadas de los propios juegos a la venta, trabajos muy valorados y cotizados hoy día. Lo hizo para varias empresas informáticas. Mientras, el director de cine Fernando Colomo le pedía en 1988 que diseñara los vestuarios y escenarios de su película El Caballero del Dragón, de la que vagamente recuerdo alguna imagen vista en la televisión, no la he revisionado aún. Fue un año de recuperación y ascenso de Azpiri, pues el diario El País le pidió crear un personaje infantil que dio pie a una serie de historietas que en origen se publicaban en el suplemento infantil y juvenil El Pequeño País, es ahí donde conocí de niño por primera vez la obra de Azpiri. El personaje era el extraterrestre Mot, al que en cierto modo le está relacionado El bosque de Lump, que también llegué a leer. Años más tarde conocería a Lorna.

Azpiri pintó entre los años 1980 y 1990 varios de sus mejores trabajos, siempre barrocos, lleno de curvas y pelos flotantes, de mujeres fuertes de carácter y de cuerpos muy erotizados. Cementerio espacial, del 2005, o Los vagabundos del infinito, de 1980, serían dos trabajos a citar fuera de sus historias con Lorna o Mot yendo y viniendo por todas partes. Su última novela gráfica fue Los burdeles de Ad Dara, en 2008. Desde entonces había ilustrado carteles de cine, portadas de libros, publicado portfolios de dibujos y también de bocetos. El más reciente es de 2016, Azpiri y el Cine, y en 2012 contó incluso con la rareza de un cómic a medias con Forges, Drácula.


Cuando supe de su muerte es obvio que pensé en los personajes que más me gustaron de su obra de entre los que yo he leído hasta ahora y en varios de sus dibujos que no son parte de ningún cómic. Pero también es verdad que rápidamente pensé en esas revistas de cómic que antes existían muy abundantemente, tanto de humor infantil como de temáticas adultas. Revistas en las que se reunían y mezclaban diversos personajes y autores y que suponían al lector la oportunidad de conocer obras que de otro modo no hubiera comprado antes, y a los autores desconocidos les daba la oportunidad de mostrar sus creaciones, o bien, a los conocidos, les permitía a veces probar alguna idea nueva o algún personaje nuevo. Por supuesto siempre tenían algún personaje o algún autor estrella. No respondían tanto a lo políticamente correcto si no a cuestiones de creatividad. Pensé en que ya casi no hay revistas así. Revistas que dieron la oportunidad de ser conocidos a Azpiri, pero también a Víctor Mora, a Bernet o a Francisco Ibáñez y a Vázquez o a muchos otros. Y por un momento eché de menos algún proyecto actual así, de vuelta, en nuestros días, porque hay muchas novelas gráficas y muchos compilatorios, pero estas revistas han perdido existencia y peso, y creo que eran muy importantes para lectores y para creadores. Además, tenían un algo que entretenía. Ni que decir tiene de este tipo de revistas y su valor en la iniciación en la lectura y en la estética en los suplementos infantiles que publicaban semanalmente periódicos como El País, El Sol o el ABC. Yo no hubiera podido leer a Tintín o a Astérix en mi infancia si no hubiera sido por ellos, aunque los editaran por entregas. Sus libros completos eran excesivamente caros para muchas familias obreras. Quizá ese tipo de revistas sean algo anacrónico ahora, algo desfasado, aunque no lo creo. Creo más bien otras razones de índole económico e intereses empresariales. Sin embargo, la muerte de Azpiri me hizo pensar en este tipo de publicaciones que tan abundantemmente había antes.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

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