sábado, mayo 27, 2017

NOTICIA 1706ª DESDE EL BAR: EN EL FINAL DEL FINAL DEL FLAMINGO ROCK BAR


Y al final llegó el final, que cantaba Joaquín Sabina. Esta vez parece realmente algo irrevocable. El Flamingo Rock Bar anunció su cierre varias veces, pero nos ha estado acompañando y dando rock a esta Alcalá de Henares desde octubre de 2005. Aún recuerdo el primer día que abrieron, yo y unos amigos estuvimos allí sin conocer a los dueños, desde entonces a este mayo de 2017 nos hemos hecho muy buenos amigos, compartido historias, batallas, conciertos, hemos hecho un núcleo de amistades de gente que pasó y pasa por allí. Tuvo hasta tres ubicaciones diferentes, un baile de dueños, aunque el que ha perdurado de los originales es Pepe, actualmente junto a Mariajo (del desaparecido el año pasado Deltoya Rock Bar), tuvo diferentes modos de llevarlo y diversas orientaciones musicales, aunque siempre con el rock en su base. En fin esta fue su sexta etapa en su existencia y modo de ser, al menos según yo las clasifico, que he estado en todas, según Pepe, el dueño veterano, son cuatro etapas. Diferentes criterios de establecer las etapas. Cuando el Flamingo estuvo a punto de cerrar del todo mucho antes de este 2017, en septiembre de 2014, diferencié las que yo considero sus cuatro primeras etapas y repasé su historia y lo que aportó a la ciudad, sobre todo en esa cuarta etapa que era la de los conciertos (Noticia 1390ª), lo completé al poco, cuando empezó la quinta etapa fusionado con La Charcutería, de Moncho (Noticia 1400ª), y lo volví a completar al iniciar su sexta etapa, fusionado con las ideas de Mariajo, una de las propietarias del Deltoya Rock Bar (Noticia 1638ª). Así que todo lo que se podría decir en la hora de su cierre está dicho principalmente en esas entradas, aunque del Flamingo hablé muchas veces en otras ocasiones, por ejemplo cuando yo mismo he recitado allí, ejercido de camarero o puesto música, me parece que soy uno de los pinchadiscos más invitados de este bar, quizá no el más invitado, pero probablemente uno de los más veces invitado a hacerlo. Una de las que más cariño conservo es la que le dediqué a música soul rock de los años 1960, otras: la sesión de homenaje a los Who, la de Beatles contra Rolling Stones o la del aniversario de Woodstock 1969.

Han sido once años y siete meses en los que el Flamingo contribuyó no sólo con su mera apertura para el rock, sino poniendo escenario para conciertos y para recitales de poesía cuando sólo yo y pocos más (nadie en esos años en esta ciudad) se planteaban que un bar era el lugar óptimo para recitar y ningún otro bar se ofrecía en Alcalá a hacer recitales, contribuyó también para celebrar actos solidarios, cumpleaños... y desde 2014 incluso para ver partidos de fútbol en pantalla grande, aunque yo siempre preferí ver la gala de entrega de los premios Oscars del cine, costumbre que se perdió en los últimos años. En estos últimos dos años tuvo cierres temporales en las vacaciones de verano. Hubo pérdida de clientes a la vez que se consolidaban nuevos clientes habituales que no habían conocido etapas anteriores. Si a mí me preguntan qué etapa me gusta más del Flamingo contestaría sin dudar la primera, la segunda y la tercera, en la calle Rico Home, aunque hoy día una gran mayoría de gente habla y recuerda con más cariño la cuarta etapa, en el Paseo de las Moreras, por el escenario y los muchos conciertos que allí se ofrecieron a la par que, y turnándose con, el desaparecido Tic-Tac. La quinta etapa y la sexta no estuvieron mal, su rock se volvió más duro respecto al rock sesentero y setentero de las primeras etapas, o de la apuesta por grupos del Corredor del Henares de la cuarta etapa (con asonadas apariciones inciertas de música de pachanga, y con músicas más abiertas a sonidos del mundo). Supongo que el endurecimiento de la música que se escuchó en la quinta y la sexta etapa, que mejoró mucho el ambiente, por cierto, se deben a Moncho y a Mariajo, pues Pepe en cuanto a rock siempre tendió al que se escuchaba en calle Rico Home y a aquellos grupos y cantantes que le gustaban a él, aunque no fueran ocasionalmente de rock.

Yo hablo de las tres primeras etapas, pero ni qué decir tiene que la primera etapa con los dueños fundacionales, Juanan, Jesús y Pepe, fue muy especial. Se hicieron muy buenas amistades y hubo muy buen humor. Y ni qué decir tiene del ambiente que supieron darle todas y todos las camareras y camareros que pasaron por allí. Todos personas de muy buen corazón y de un gran sentido del humor y conversación. Sabían elegir porque sabían que para que un lugar funcione hay que ser no sólo jefe del trabajo, si no amigo, compañero, así se creaban ambientes de familiaridad.

El Flamingo se cierra y, al menos que Pepe y Mariajo se guarden un as en la manga, parece irrevocable. Esta vez parece algo definitivo. No sé si Pepe se aventurará con otros bares, o Mariajo, pero el Flamingo está en sus últimas horas. Apenas se nos anunció el jueves pasado de manera inminente y fulminante, los últimos días del Flamingo eran este jueves pasado, ayer viernes, hoy sábado y mañana domingo. Esta noche será la despedida más importante. No hay actos especiales, ni conciertos, ni nada. Eso ya fue en otras ocasiones. Ante la falta de clientela, que actualmente acuden a otros bares más en torno a la Calle Mayor, han decidido cerrar abriendo como un fin de semana normal, pero anunciando que esos son los últimos días.

Nos quedan pocos bares de rock en la ciudad y es una pena que uno de los veteranos, no el más veterano, cierre. En fin, yo trataré de estar en su último día, como estuve en su primer día. Gracias, Pepe, por el rock.

Y por otro lado, en otro bar, este fin de semana, en el bar del Hostel Complutum, de la Plaza de San Diego, Guadalape Adámez presentará un libro que ha trabajado ella sobre las cartas de los exiliados españoles de la guerra civil. La acompañará el profesor universitario (también me dio clases a mí) Antonio Castillo, que está especializado en la Historia de la cultura escrita. Borja Montero intervendrá tocando algunas canciones del exilio. Os dejo la reseña:

"Presentación del libro Gritos de papel. Las cartas de súplica del exilio español (1936-1939) (editorial Comares, 2017) por parte de la autora, Guadalupe Adámez Castro, y del profesor de la Universidad de Alcalá, Antonio Castillo Gómez. El acto contará además con la participación del músico Borja Montero que interpretará algunas de las canciones que los exiliados españoles cantaron durante su reclusión en los campos de internamiento. Un buen momento para conocer mejor este dramático episodio de nuestra historia reciente a través de las palabras, de los testimonios y de los "gritos de papel" que los propios refugiados nos han legado."

El acto será a las 19:00 horas. Aunque deseo ir, creo que no podré hacerlo, al menos sé que el libro se puede comprar ya en librerías y en diferentes sitios de Internet, no sé si en Casa del Libro, todo es probar a buscarlo. Me siento cercano a este trabajo porque yo mismo fui quien archivó y puso disponibles la consulta de los archivos del exilio socialdemócrata en París de la Fundación Pablo Iglesias (véase por ejemplo Noticia 1397ª), a los que ella ha añadido, de ese mismo archivo, correspondencias enviadas a Amaro del Rosal, así como fuentes de otros archivos. Después del acto en el Hostel mañana domingo 28 de mayo, el martes día 30 estarán en otro acto en la Sala Margarita Xirgu a las 19:00 h. (sindicato Comisiones Obreras de la vía Complutense) y el miércoles día 31 estarán en la Feria del Libro de Madrid (caseta 203), en el Parque del Retiro.

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