Este 1º de mayo de 2017, Día del Trabajador, tiene en España el lamentable dato de ser el año que los trabajadores se rindieron. Al menos de momento. La lucha obrera por sus derechos parece paralizada. Hace unas semanas se nos informaba en los medios de comunicación que las estadísticas oficiales del Estado registraban que de lo que va de 2017 es el año con menos huelgas convocadas y secundadas. Una trayectoria que viene dándose desde el año pasado, 2016, si bien el número de trabajadores secundando huelgas ha ido disminuyendo desde el año 2012. El periodo 2016-2017 es el periodo con menos protestas sociales en toda la Historia española desde el final del franquismo a mediados de los años 1970, y además, las menos secundadas. Un dato que contrasta drásticamente con la paradoja de que el periodo 2011-2013 fue el periodo que más huelgas, protestas sociales y manifestaciones han habido en España desde precisamente el final del franquismo, en la Transición. Descontando las manifestaciones y protestas que no implicaban huelgas en los años de las décadas 2000-2010, o sea, sin contar las protestas estudiantiles, el "No a la guerra", la movilización contra la contaminación y gestión del caso del petrolero "Prestige", las manifestaciones por el 11M, las del 15M, las provocadas a favor y en contra del aborto, las de la visita del Papa, las del matrimonio homosexual, las de las mareas sociales, las de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y otras, quedándonos tan sólo con las movilizaciones de huelga laboral tenemos esa paradoja de datos de haberse convocado un gran número de ellas desde 2011 y no haber sido secundadas porcentualmente por una gran cantidad de trabajadores, cosa que no quita para que a las huelgas generales de 2010 y 2012, o las movilizaciones mineras y otras, acudieran desempleados en apoyo de aquellas huelgas.
También los convenios laborales desde el periodo 2012-2013 han ido a la baja a causa de la reforma laboral hoy día en vigor, la del Partido Popular de 2012. Más allá, el sueldo medio anual se ha atascado desde 2007, después de que desde 1976 siempre había ido en aumento, A ese freno al sueldo que se vive desde 2007 se le ha de sumar una progresiva pérdida de poder adquisitivo. Buena parte de estas cifras se pueden consultar en la edición en papel del periódico El Salto de este mes de abril recién acabado, en el artículo "No está de moda convocar huelgas".
La media nacional de desempleo a finales de marzo pasado se situaba en el 18'63% de la población española en edad laboral, siendo Extremadura, Andalucía y Canarias las comunidades autónomas más afectadas. Desde el comienzo de la crisis económica en 2008, fueron los años 2011 a 2013 los que peores cifras de desempleo han tenido. Si bien el pico en alza del año 2010 era algo inédito y considerado muy grave por entonces que todavía no se había vivido ese periodo 2011-2013. A partir de ahí, del 2013, el número de parados va bajando, pero aumenta estrepitosamente el número de trabajadores temporales y los salarios sufren mayores recortes, al igual que los derechos laborales a causa de la reforma laboral de 2012, y los convenios sectoriales van caducando y cesando en perjuicio de los trabajadores y en favor de las cifras de las grandes y medianas empresas. Se puede consultar en Mercado, suplemento económico de los domingos del diario El Mundo, en el artículo "El PIB supera la crisis, la sociedad no". En ese mismo suplemento se encuentra la más lúcida de las visiones de la actualidad de la crisis, analizada por Lucía Méndez en "El grito de la generación que va a vivir peor". Allí, muy acertadamente, se analiza cómo se ha soportado a la crisis gracias a los ahorros y ayudas de padres y abuelos, a costa de no crear la propia familia, no tener la propia casa, tener trabajos de uno o tres meses de año en año o en más tiempo, recibir sueldos ínfimos, etcétera. Se ha creado un caldo de cultivo de protesta que si bien sorprende en algunos resultados electorales, estos no sorprenden nada en la calle misma. En el día a día. La pregunta es, cuando los ahorros de padres y abuelos ya no puedan ayudar, ¿por dónde va a estallar todo? Atendiendo a los ejemplos de la Historia, no hay olla a presión que tarde o temprano no suelte todo su vapor a presión acumulado. O en otras palabras: no hay acción sin reacción, tarde más o menos en saltar. Por ello la cuestión ya no es sólo cuándo, si no cómo.
El socialdemócrata holandés Jeroen Dijsselbloem, presidente del eurogrupo de la Unión Europea, comentó el pasado marzo que los problemas económicos de la Unión eran por culpa de los países del sur de Europa, a los que nos acusó de gastarnos el dinero en mujeres y alcohol, dijo literalmente. A la hora de pedir perdón por una visión xenófoba de la economía europea no mejoró el mensaje. Dijo que dijo lo que dijo a causa de su educación religiosa jacobina, que le impide mentir. Así pues sabemos que algún socio europeo nos mira con su xenofobia y su racismo y se cree tocado por la gracia divina de la posesión de la verdad al acusarnos de vicios sexuales y etílicos capaces de arruinar al continente entero, sin asumir ni una sola responsabilidad de las recetas económicas ultraconservadoras que se han tomado por unas instituciones europeas que en 2007 estaban mayoritariamente en manos conservadoras y en 2017 siguen en las mismas manos, votadas y elegidas por los propios europeos y a menudo auxiliadas en sus intenciones por los socialdemócratas, razón por la cual quizá explica en parte el derrumbe de los partidos socialdemócratas en las más recientes elecciones estatales de Europa. Partidos socialdemócratas que después de la Segunda Guerra Mundial olvidaron sus objetivos iniciales de finales del siglo XIX y principios del XX y los cambiaron por los del Estado del Bienestar a los que tanto se abrazaron los de los Estados europeos durante la Guerra Fría. Los trabajadores aceptaron este cambio. Aunque se desvirtuaba la idea de los objetivos reales de la socialdemocracia, los trabajadores aceptaban estos nuevos objetivos. El problema es que tras el final de la Guerra Fría en 1991, y con un parón en 2001, los partidos socialdemócratas comenzaron a abrazar en exceso como objetivos propios los objetivos de partidos conservadores, dándose el caso de que en la realidad se comportaban como partidos de izquierdas del siglo XIX, liberales, progresistas, pero no socialistas, sino burgueses. Quizá, puesta esta careta, esto explica que Macron, un liberal de izquierdas, no socialista, es quien tiene actualmente más posibilidades de ser presidente de Francia el próximo domingo. En todo caso, estos son conservadores en lo económico, progresistas en lo demás. Los trabajadores aún tendrán su largo deambular y descontento por el desierto. Veremos en breve otros capítulos de todo lo que estamos viviendo en padecimientos laborales. A lo mejor nos sorprende y me equivoco, pero por lo que hizo como ministro del gobierno de Hollande, no parece que esto vaya a ser diferente. Ya sabemos que lo que ocurre en Francia suele expandirse al resto de Europa.
En España ahora mismo estamos en las horas más bajas de la combatividad por los derechos laborales, pero eso no quiere decir que no exista descontento, ni que este no vuelva a la carga en forma de reivindicciones futuras. La gente ha tenido una gran nada, ahora se les ha ofrecido un poco y se agarran a ese poco, que supone seguir teniendo nada, pero pudiendo picotear un mes al año. Las encuestas dicen que aún volvería a ganar las elecciones otra vez el Partido Popular, eso a pesar de la corrupción. Más que mérito del gobierno me parece demérito de la oposición política, ninguno de los más votados está ahora mismo en sus mejores momentos ni acciones. De los sindicatos ya ni hablamos. A este panorama hay que sumarle los organismos internacionales que reclaman a España tanto intentar crear empleo estable como crear mayores recortes en los derechos laborales. El panorama desde luego no pinta bien. Todo empezará a volver a tener respuestas tras los presupuestos generales, para bien o para mal, pero los sindicatos están reaccionando tarde. Unidos Podemos y los sindicatos habían reclamado un aumento del sueldo mínimo interprofesional, cosa que en una jugada política para auparse entre ellos acordaron a principios de año PP y PSOE. Este año se produce el mayor aumento de ese sueldo mínimo, pero a la vez se ha producido un aumento de la pérdida de poder adquisitivo a través de diversas subidas de otros conceptos que los trabajadores pagan. Así que todo parece una broma, pero oye, este 1º de mayo sabemos que en este 2016-2017 batimos récord de que nadie quiera ir a la huelga ni protestar, por miedo a perder lo poco que tiene, o tal vez cansados de tantos años de lucha desde el 2011, o tal vez desmovilizados al confiar que ya está Unidos Podemos en las instituciones, hagan estos lo que hagan dentro de estas. ¡Y pensar que en 2011-2013 el número de movilizaciones era tanto como cuando la Transición...! Si algo se debió reforzar y renovar a partir de la puerta abierta de 2011, no me cansaré de decirlo, no debió ser un nuevo partido político, si no los sindicatos y la acción sindical. Saludos y que la cerveza os acompañe.
"A las barricadas", himno de la CNT, tocaba por la orquesta filarmónica de la CNT de Bilbao en 2010, aniversario de la CNT 1910-2010.
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