sábado, agosto 27, 2016

NOTICIA 1637ª DESDE EL BAR: EMIGRACIÓN EN LOS ARCHIVOS

Hace tiempo, en uno de los trabajos de archivo que tuve, yo trabajaba cotejando unos papeles que llegaron de un Ministerio en la misma sala donde unos compañeros y compañeras se dedicaban a localizar evidencias de nacimiento de gente de Sahara Occidental cuando esta era parte de España, o sea, anteriores al final de 1975. Era una ocupación interesante. La gente que es de allí, si lo desean, podrían acogerse a la doble nacionalidad, si no fuera por el asunto que encuentra Sahara Occidental en cuanto a su identidad nacional y estatal a costa de las presiones de Marruecos, que reclama el territorio como propio. Aquellas personas que vivieron en aquel Sahara cuando era España pueden acogerse no sólo a esa doble nacionalidad, si no también a determinadas ayudas derivadas de aquello que cotizaran en su día como gente que trabajó en lo que por entonces era España. Para todo ello necesitan demostrar que vivieron esas épocas, o que trabajaron en aquellas épocas. Ese es un asunto muy complejo, dado que la ida de España del Sahara Occidental fue tan precipitada que todo se hizo rápido y mal, con un dictador, Franco, muriendo en la cama. Los papeles de muchos de aquellos saharianos o se perdieron o no se guardaron adecuadamente. La importancia de aquellas búsquedas estaba en que muchos de esos papeles que conserva el Estado sobre la identidad y actividad de cada ciudadano se habían guardado en cajas sin describir ni clasificar y así siguen en el Archivo General de la Administración. Encontrar un dato sobre alguien concreto que lo necesita y lo pide desde Sahara Occidental es tan complejo como que requiere de alguien que haga un hueco entre sus tareas de archivo para abrir alguna de esas cajas e ir mirando papel por papel. No es habitual encontrar algo. Por supuesto este es un problema de archivo ante la falta de archiveros y de dinero en ellos. Entre tanto las vidas van pasando y, teniendo en cuenta que han pasado cuarenta y un años desde 1975 hay que comprender que muchas de estas personas ya tienen una edad elevada.

La cosa es que una vecina recién enviudada hace unos meses me pidió ayuda para intentar localizar alguna evidencia documental sobre que su marido trabajó en 1966-1971 en Alemania, en Stuttgard, en un hotel. Todo comenzó con una carta en alemán que tuve que traducir con mucha paciencia y libre interpretación usando el traductor de Google. Allí una empresa alemana, o una sociedad, no me quedó claro, reclamaba documentos sobre aquel contrato para poder gestionar una posible pensión de viudedad y daban un plazo más bien breve y acorde a las leyes alemanas o de lo contrario toda pensión sería denegada. En aquel año el hotel aquel, que era de origen norteamericano, tenía una sede en la Torre de España de Madrid. Aquel hotel hizo un trato con otro que tenían en Alemania, se intercambiaron camareros alemanes con camareros españoles de manera temporal. Cuando en los años 1960 y 1970 se iban españoles a trabajar a otro país con un contrato de trabajo ya establecido, la dictadura les hacía rellenar toda una serie de papeles para saber dónde se iban, para qué se iban, cómo se iban, qué salud tenían, etcétera. La dictadura, en cierto modo, lo que quería garantizarse era controlar a los españoles que salían de España, no olvidemos que podían ser sospechosos de contactos con los exiliados o con los grupos de izquierdas y/o democráticos clandestinos. Me dirigí a varios archivos, incluido el más obvio de ellos, el Archivo Central de Empleo y Seguridad Social, ya que el Estado español a través del Instituto Nacional de Empleo sí reflejaba en la hoja de vida laboral de ese hombre ese periodo de trabajo. Así he pasado algunos días de agosto, haciendo consultas. Ninguno de los archivos ha encontrado nada concreto, aunque todos anotaban posibilidades. En uno me dijeron que los archivos alemanes deberían haber realizado su propia búsqueda, pero tal vez los archivos alemanes para estos casos estén como los españoles con los saharianos. Como sea, el resultado ha sido infructuoso. Y yo recordé aquello de los saharianos. Muchos de los documentos de la época de Franco aún están más almacenados en los archivos que archivados en los archivos. Me pregunté a mí mismo si aquello que hubiera de la vida de ese hombre no estaría conservado igual, revuelto en alguna caja con montones de documentos del que fue el Instituto Nacional de Inmigración en aquellos años. 

Como archivero siempre he tenido clara dos cosas: el servicio de archivos no sólo afecta al conocimiento de nuestra Historia, sino de modo práctico a vidas humanas, como pueda ser el caso de los saharianos o el de esta mujer. Las deficiencias de los archivos se deben a la no contratación de archiveros, trabajo hay, pero no se crea empleo desde el Estado ya sea público o por contrato. Archivos pertenece al Ministerio de Cultura, cada vez que se escamotea dinero a Cultura con la excusa de la crisis no se explica a la ciudadanía la importancia práctica de esta en sus vidas. 

Cada cierto tiempo alguien conocido me pide ayuda para algún tema personal en archivos. Lamento no haber sido de ayuda en este caso. Se hizo lo que se pudo. Ojalá un día un gobierno se tome en serio los presupuestos destinados a archivos y se invierta en contratos de trabajo. Es necesario. Y lo digo como archivero en paro, pero sobre todo como ciudadano. Saludos y que la cerveza os acompañe.

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