¿Quién de los que hicimos la carrera universitaria en las facultades de las carreras de Letras de la Universidad de Alcalá de Henares no pisó alguna vez La Oveja Negra? En octubre de 2006 yo ya había mencionado la existencia de este bar en relación al Perro Verde, el desaparecido en 2014 Perro Verde, lugar de encuentro para el alcalaíno. Lo mencioné dentro de un listado que hice en la primera entrada que dediqué explícitamente a bares, en octubre de aquel año. Un listado que, escrito un año y medio antes de la gran crisis de 2008 es muy interesante de contrastar y de analizar para comprender el declive, la debacle y el hundimiento de un Alcalá de Henares con una vida de bares rica en cultura ante unos nuevos bares que si bien llenan de tapas pensadas para turistas, empobrecen la vida alcalaína en gran medida al no aportar todo aquello que estos otros bares aportaban, si bien es verdad que algunos sobreviven. Es una pena que el ayuntamiento pusiera más zancadillas que ayudas para que sobreviviera esta actividad cultural de la ciudad que la hacía muy peculiar. Los dueños de El Perro Verde eran los mismos que tuvieron La Oveja Negra. Era un lugar donde oír jazz y blues, tomar café, estar tranquilos... y como su clientela mayoritaria éramos estudiantes y profesores de las carreras de Historia, Humanidades, Filologías varias, Geografía, etcétera, pues siempre era un lugar de improvisada tertulia permanente. Al lado existía una librería especializada en Historia y Filosofía, pero que contenía todo tipo de novelas y poesías, porque desde el lugar donde se encontraba y en linea recta hacia la calle Santiago no sólo estaban las librerías De Javier y Diógenes, estaba esta que cito y otra más en calle Santiago, todas especializadas, si bien las de Javier y Diógenes, las que perviven, se centraban más en la Literatura y en temas concretos, así como se diversificaban realizando actos culturales, cosa que siguen haciendo. La calle de la que hablo es la calle Escuelas, así llamada porque en el siglo XIX se quiso y se puso temporalmente una escuela pública que pretendía ser de secundaria y sólo era de primaria, a esta se le sumó otra. Es la calle de esa especie de callejón estrecho entre el ayuntamiento el edificio contiguo, con el mercado de abastos incluido y la actual facultad de Arquitectura que en otra época fue iglesia. Un lugar recogido e íntimo. Pues bien, La Oveja Negra ha vuelto a abrir sus puertas desde hace dos semanas. Los dueños del local siguen siendo los de siempre, los mismos del Perro Verde, pero ya no lo regentan ellos, we han quedado simplemente como los que alquilan el local, lo de llevar el bar lo han dejado en manos de gente joven que han redecorado el bar. No están los cuadros de músicos de jazz, pero en su lugar hay un montón de decoración personal muy imaginativa que en parte me recuerda alguna cosa del también desaparecido La Vaca Flaca. Siguen teniendo el patio interior disponible, con su muro decorado con músicos negros de jazz. Fui hace una semana allí. Sirven comida, si la pides, y es bastante tranquilo, quizá ligeramente caro de precio, pero es un lugar recuperado que pudiera volver a atraer tertulias o parejas. ¿Quién sabe? Es un bar con gusto.
En el otro extremo, nunca mejor dicho está el Shooter. Este también se acaba de abrir. Está ocupando el local y espacio donde estuvo precisamente La Vaca Flaca, en la calle Postigo. En este caso no es un bar tan personal como el anterior. Es un bar de una franquicia excesivamente inundado de luz, con una decoración que no oculta ser totalmente impersonal, como de serie de fábrica. Es una cervecería especializada. No es cara, tampoco barata, lo que es un punto a su favor. Además, aunque no son las maderas originales del anterior bar, han intentado volver a colocar los zócalos de madera que hubo. La música para mi gusto no es un acierto, es música latinoamericana de baile, cuando no música de discoteca. Se ha perdido los espacios íntimos en el lugar. En todo caso a su favor está el ser una cervecería especializada, los precios, como he dicho ya, y que al menos la mujer que te sirve se desvive por mantener informado al cliente de las cualidades de cada una de sus cervezas. Tienen todas las marcas de cerveza Enigma, que es alcalaína, y Cibeles, que es madrileña, entre las innumerables marcas y clases diferentes que se pueden ver en su pared principal y que se pueden consumir dentro del local. En ese sentido se merece una oportunidad, aunque para mi gusto debieran mejorar también lo otro, no sé cuánto espacio le dejaría la franquicia para mejorarlo, pero habría que hacerlo. Cuando yo fui, fui con unos amigos y no dije en absoluto que yo era cliente habitual del lugar antes, que fui su camarero e incluso su encargado ocasional. Fue curioso ver como la mujer que servía trataba de "venderme" el lugar sin saber que yo sabía más del lugar que ella, que no de su franquicia.
El Café Luimor o Bar La Estación es uno de esos bares de barrio, o bares de viejo que se suelen llamar popularmente, con una cierta antigüedad y que todos hemos visto siempre cuando venimos o vamos a la estación central de trenes en Alcalá de Henares, está precisamente frente a ella, en el Paseo de la Estación. Me gusta que su esquinazo conserve las placas en la pared que indicaban en los años 1950 a 1990 dónde estaba la estación de correos, los telégrafos y un teléfono público. La verdad es que el ayuntamiento podría hacer algo por dictaminar su valor cultural e histórico y conservarlos, como hacen en Estados Unidos o en Reino Unido cuando en sus poblaciones se encuentran con cosas similares en su mobiliario urbano. Es parte de la Historia local. La cosa es que este bar, que no es que sea un gran bar en sí mismo, me atrae de vez en cuando para tomarme una caña de cerveza rápida antes de tomar el tren. La caña tiene tamaño madrileño, o sea: pequeño, pero es entrañable el lugar. A la vieja usanza. Además, un día que yo estaba repartiendo en bicicleta el periódico Diagonal tuve un pinchazo y me paré a llamar por teléfono. El dueño del bar se ofreció a llamar a su hijo para que me trajera unos parches, me negué, pero eso me lo presenta como un buen hombre que ayuda al desconocido. A mi este bar me vale.
Otro bar de estación de tren que me llama la atención, pero que en este caso nunca he usado, está en la estación madrileña de Atocha. Se trata de un bar llamado Mahou, pues es la marca de cerveza Mahou, ubicada en Guadalajara, la que directamente ha puesto el negocio. Es nuestra cerveza más internacional. Una vez una amiga que vivió en Alemania me dijo que encontró en una cervecería especializada de allí que la única cerveza española que consumían era esta.
Pues nada, saludos y que la cerveza os acompañe.
la nueva oveja negra sigue en el mismo local que la antigüa???
ResponderEliminarEn el mismo.
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