Pues estamos a viernes 14, a dos días del final del festival, pero todas las secciones de metrajes participantes en concurso ya han terminado. Este anochecer se celebrará el acto de clausura en el Teatro Salón Cervantes, que realmente es la gala de premios, a la que asistiré con dos invitaciones gratuitas que me han dado. Así que pondré en comentarios de esta entrada la lista de ganadores, a diferencia de otros años que le he dedicado una entrada entera. Aunque ya sabéis que a través de la propia página de Alcine podéis mirar esos mismos galardones de la 44ª edición cuando sean públicos, así como otras cosas como ver a qué actos podéis asistir aún, pues realmente Alcine se da por clausurado del todo con el concierto de música clásica de películas del domingo y los tres pases del palmarés en ese mismo día. Así que quedan dos días, tres contando este, donde quedan citas pendientes con el cine. Así por ejemplo, hay conciertos, fiestas, más proyecciones, un maratón de cortometrajes de terror en la Sala Ego, y demás. De hecho, aunque pondré el palmarés en comentarios de esta entrada, para cumplir la tradición, daré por cerrado este año las informaciones sobre Alcine en una tercera entrega que recoja el concierto de este domingo que viene.
De momento ayer ya acabaron las proyecciones de todos los largometrajes de la sección Pantalla Abierta a los Nuevos Realizadores. Aunque este festival es importante por estar dedicado a los cortometrajes, también tiene su importancia con esta otra sección, pues como ya dije en la anterior entrada, ambas cosas son la puerta de entrada y de oportunidades a muchas personas que están comenzando en el cine, desde diferentes modalidades de trabajo, y que hay quien incluso encontró la fama o la popularidad, o toda una carrera profesional, empezando por estas salas. Además, Pantalla Abierta, como también dije, es una sección muy interesante porque es de los pocos festivales de cine que cuentan con ella y dan la oportunidad a los espectadores que nos apuntamos a ser jueces de que las películas sean juzgadas por el público. El criterio del público es muy variado, cada uno juzga con su propio criterio de porqué le gusta la película o porqué no. Hay quien atiende a todo tipo de tecnicismos, quien atiende a las temáticas, quien atiende al guión, quien atiende a si le ha emocionado, quien atiende a lo que quiera que sea. Así hay juicios muy variados, de los más complejos a los más simples, desde quien se entretiene en mirar cuestiones de montaje, a quien atiende a si una actriz o un actor le cae bien o mal en su vida personal, y en definitiva todo eso es enfrentarse al público. Hay quien mira lo artístico y la historia contada, y hay quien mira si se ríe o no se ríe, y si hay explosiones o no. En definitiva, el público no siempre coincide con los jurados técnicos del festival, y eso los realizadores lo valoran cada uno de una manera. Yo me acuerdo de un año, hace tiempo, que un productor viendo que yo había votado, sin preguntar por mi voto, se me acercó para preguntarme qué me había parecido el final, porque la película aún no estaba comercialmente en las salas y se planteaban cambiarlo para hacer taquilla, si cambiarlo fuera necesario. Y allí estaba ese hombre preguntándole a cuántos podía. No citaré la película, pero la recuerdo bien porque además la protagonizó un actor de una familia de actores conocidos, el cual hoy por hoy está caído en desgracia o perdido de los escenarios.
Pero antes de comenzar a hablar de las películas que se han presentado este año, y puedo decir que entre cortometrajes y largometrajes este año ha habido un nivel general muy alto, como ya comenté también en la anterior entrada, y nos lo han puesto difícil, pues digo que antes de comenzar a hablar de esos largometrajes, me toca hablar de dos exposiciones relacionadas con Alcine.
La primera exposición temporal de la que quiero hablar está relacionada con Alcine, pero no la organiza Alcine, sino la misma Concejalía de Cultura pero a través de "Los Universos de Cervantes", que es la organización o proyecto cultural que se dedica a organizar en Alcalá de Henares los eventos dedicados a la figura de Miguel de Cervantes y su obra. En la Capilla del Oidor, al lado de la Plaza de Cervantes, han montado una exposición que terminará en enero de 2015, dedicada a la serie de dibujos animados española "Don Quijote de la Mancha", que se emitió en Televisión Española de 1979 a 1981. Lo cierto es que esa exposición es algo más que eso, ya que en realidad el personaje de Don Quijote en esta animación sirve de excusa para explicar al visitante cómo se realizaban y realizan las películas de animación tradicional, sin ordenador ni informática alguna, paso a paso. La serie fue producto de los productores José Javier Romagosa y de Cruz Delgado. No fue una serie cualquiera en España, no sólo porque tuviera un gran éxito de público y se transformara en un hecho cultural de toda una generación de niños de los años 1980, yo entre ellos, que nací en 1979. Aunque en España ya se hacían dibujos animados al menos desde los años 1960 hasta donde yo sé, todo puede ser que ahora alguien aporte algún metraje anterior, bienvenido sea, estas producciones no aportaban nada al panorama de los dibujos animados en aquellas épocas. Podían ser divertidas, todos recordamos a la Familia Telerín, pero no eran significativas artísticamente, pese a que hubo muy buenos dibujantes en ellas. Esta serie, que se exportó a todos los continentes del mundo, fue la primera que demostró mundialmente que España también podía crear buenos dibujos animados. Así por ejemplo, fue la primera que con un presupuesto actualizado a unos once millones de euros su primera tarea de realización era mandar a sus directores artísticos y de fotografía a viajar por toda España. Su misión era fotografiar y dibujar todos los lugares de la Ruta del Quijote, incluida Alcalá de Henares. Además, debían documentarse históricamente en los archivos y bibliotecas sobre cómo eran esos lugares en el siglo XVII, cómo eran las ropas, cómo eran las casas, cómo eran lo objetos, etcétera. Fue un trabajo de documentación nunca antes realizado para unos metrajes de dibujos animados. En eso España fue pionera, quizá en competencia con Hayao Miyazaki, que también lo hacía así en Japón. El departamento de localizaciones iba pintando los escenarios, mientras otros iban creando un "story board" (una especie de cómic de producción) que suponía trescientas viñetas por cada treinta minutos de metraje. Ese "story board" se corregía, se pintaba a papel que luego se pasaba en reprografía a acetatos, las filminas de acetato sufrían una prueba de "layout", que eran los dibujos en líneas azules para ver qué movimientos fallaban, esto era lo más costoso en tiempo y dinero, luego se creaban los dibujos válidos, se pintaban, en fin, se hacían una serie de tareas complejas que explican muy bien en esa exposición. La música era una canción de Juan Pardo, excomponente de Los Brincos, y de Areta, aunque la cantaban unos niños, la voz del Quijote era la del actor Fernando Fernán Gómez, muchos de los dibujantes participantes eran creadores de cómic famosos que habían sido despedidos o cesados de la editorial Bruguera, en crisis en esa época, y en fin, la exposición es muy buena. Gracias a ella se entiende muy bien el proceso de creación de una película animada tradicional, se entiende porqué estos dibujos marcaron un antes y un después que llevó a España a otras producciones como la participación en "Érase una vez el espacio" o en "Ulises 31" o en los buenos metrajes actuales. Todos los objetos son originales, y se ve el deterioro de algunos de los acetatos. No os dejará indiferentes, es muy recomendable.
La otra exposición que merece la pena visitar también está relacionada con Alcine, pero tampoco la organiza Alcine, sino otra vez la misma Concejalía de Cultura ahora a través de las actividades de la Casa de la Juventud, en el Parque de la Juventud. Se trata de una exposición de cuadros que organiza la gente de Cuadros de Cine, una asociación de artistas alcalaínos que ha nacido este año. Como muestra de su talento os muestro este cuadro de grafito sobre madera, pintado por GAYA, que reproduce al monstruo Freddy Krueger de Pesadilla en Elm Street, esa serie de películas iniciada en 1984 que a tanta gente nos quitó las ganas de irnos a dormir, por miedo a lograrlo. En esta asociación hay gente también como la pintora estupenda de la que ya he hablado alguna vez, y muy prolífica, Zaida Escobar. Pero también un cineasta complutense, del que ya he hablado por esta bitácora alguna vez y que ha llegado a ganar en Alcine en años anteriores, Ugo Sanz. En cierto modo me recuerda a una serie de temática de cine que hizo hace tiempo Alberto Cerezo, sólo que esta vez son varios artistas, entre los que no está él, con estilos diferentes y con interpretaciones personales de fotogramas famosos de largometrajes históricos. Es muy de destacar por ejemplo los cuadros dedicados a E.T., por Daniel Gojénola, a La Guerra de las Galaxias, de la propia Zaida, a la actriz Audrey Hepburn, y algunos otros.
Y ahora sí, hablemos de las películas que han participado y competido en Pantalla Abierta en Alcine 44.
Marsella (Belén Macías, 2013). El lunes abría esta sección esta película. Abrir una sección un lunes en primera sesión y con un público que habitualmente esa ubicación les pilla en estado de reticencia, no por la película, sino porque desconocen lo que vendrá después y no saben si puntuar a la baja o a la alta, es difícil siempre. Belén Macías no pudo estar en la presentación del metraje y decidió mandar un video que se proyectó en pantalla. No fue la única persona en hacer esto, cosa que rara vez había visto hacer en años anteriores, casi nunca ocurre, aunque este año ocurrió varias veces. Por un lado eso impide que haya debate posterior con el público, pero por otro lado eso es mejor que no hacer acto de presencia alguno. La película la protagonizan Noa Fontanals, Goya Toledo, María León y Álex Monner entre otros. Se trata de una película de carretera, o de viaje, lo que se llama una "road movie". Como toda road movie los personajes no sólo tienen un viaje que hacer en el espacio, sino también en su interior mental. Una mujer salida de presidio por sus excesos con el alcohol logra recuperar la custodia de su hija, la cual estaba a cargo de una pareja de clase media que se insinúa alta por algunos detalles como su coche, su ropa, su educación y sus modales. La hija aparentemente identifica como madre a la madre de acogida más que a la propia madre genética, con la cual hay una relación bastante fría. Como sea, la madre genética quiere llevar a su hija a Francia, a Marsella, para que conozca a su padre, el cual, francés, ni siquiera la había visto nacer. Para lograrlo se compromete a llevar droga al otro lado de la frontera. De esta manera ocurren una serie de cosas en el viaje que hacen que conozcan a unos camioneros y que la madre de acogida vaya al encuentro de ellas para intentar recuperar a la niña. El asunto de la droga realmente no es importante. Belén Macías usa el recurso inventado por Alfred Hitchcock de darle una aparente gran importancia a un asunto criminal para que el argumento en realidad pueda hablar al espectador de otros asuntos humanos más personales. El problema es que Hitchcock lograba esa atención con el asunto criminal como algo principal, siendo en realidad secundario en la trama, sin desmerecer el auténtico objeto de sus tramas, pero Macías sólo ha logrado rozarlo. El asunto de la droga se queda en mera anécdota, no genera tensión ni atención alguna. María León, por otro lado, a nivel personal en su carrera de actriz, empieza a correr el riesgo de quedar encasillada en papeles de persona de ambientes humildes más bien tirando a marginales. Hay una amiga que incluso se quejaba de que, según ella, siempre se quiera dar una sensación acerca de los padres de acogida como gente bien, cuando en la realidad, según la mucha gente que conoce ella en esa situación por circunstancias propias de sus vivencias, no es así. Por otro lado hay escenas donde se nota el movimiento por temblor de haber usado la cámara en mano, contrastado con otras escenas donde la cámara está perfectamente estabilizada. ¿Tenía sentido narrativo la necesidad de tener la cámara en mano y dejar filtrarse esos movimientos oscilantes? Pues observé la película esperando que lo tuviera, pero la realidad es que no lo tenía. Tal vez se debió a que en esos momentos no tenían donde fijar la cámara, no sé. Aún con todo, la película, que trata de mostrar que no todo es blanco y negro, se defiende. Hubo gente muy contenta con ella. Para mí no es una película ganadora, pero no es una película mala. Belén Macías hace muchas series de televisión de éxito actualmente y eso ha sabido usarlo en su primer largometraje, por eso sabe crear algo que, si bien no me convence del todo, tiene su gancho. El reparto de actrices que ha elegido habla mucho de esto
Uranes (Chema García Ibarra, 2013). García Ibarra ya había pasado por Alcine el año pasado con un cortometraje llamado Misterio, e incluso ganó. A mí aquel cortometraje no me terminó de convencer del todo. Empezamos por ahí. Uranes es su primer largometraje, obviamente, y mejora su filmografía respecto a ese cortometraje según mi opinión. Este largometraje dura 60 minutos exactos. Aquí hace falta una explicación. En todo el mundo oficialmente existen lo que se considera cortometraje, cuyo máximo de duración está fijado internacionalmente por aceptación implícita en un máximo de 30 minutos, lo que se considera mediometraje, entre 30 y 60 minutos, y lo que se considera largometraje, más de 60 minutos. Pero en España, aunque los que vemos cine seguimos esos mismos criterios, oficialmente muchos sólo reconocen la existencia de cortometrajes, hasta 60 minutos, y largometrajes, más de 60 minutos. Sin embargo, tanto en la Filmoteca Española, al menos en su archivo, como en Alcine, se atienen a la primera definición que acepta la existencia de cortometrajes, mediometrajes y largometrajes. ¿Es Uranes un largometraje con sus 60 minutos? Sí, pero por los pelos, lo es por un margen muy justito, es más, lo es sin margen, está justo en la línea de la frontera. Esto en principio no es bueno ni malo. Es una producción muy barata, compuesta por fotografías familiares de la propia familia de García Ibarra, como él mismo dijo en su presentación, a la cual usa como personajes, también son videos caseros, y una voz en off que es él mismo. El realizador hizo en su presentación una desvelación del final del metraje (un spoiler), pero como era un metraje tan extraño no nos dimos cuenta hasta que no terminó. Se trata de la reconstrucción de una historia de falso documental sobre un hecho de extraterrestres que han dejado extrañas piedras ovoides que hacen ruido en una serie de lugares rurales de Andalucía. Todo comienza, por otra parte, con el caso de un niño que ha nacido con un tumor en la cabeza y que le ha sido extirpado, dicho tumor tendrá que ver con esas piedras. El metraje, de ciencia ficción no es, a la vez, de ciencia ficción, aunque suene paradójico. Así que tenemos un largometraje que casi es mediometraje, que es un falso documental de ciencia ficción que a la vez no lo es y que, lo mejor que tiene, es una comedia... ¡sin serlo! Así que toda la película en sí misma como en su concepto y presentación juega con la idea de las cosas que parecen ser y no son y a la vez, son. Hasta los personajes son personajes porque el discurso narrativo los transforma en personajes, pero que en realidad son personas e imágenes de la vida real sacadas de su contexto e historia reales, salvo en las partes que efectivamente interpretan ser quienes la historia dice que son. Tamaño planteamiento es un humor muy inteligente, que no todo el mundo entiende. Las texturas de la película además son las propias de las cámaras más deficitarias del mercado para envolver todo en ese ambiente no profesional del personaje que ejerce de narrador. Saca a la luz la España más supersticiosa, analfabeta, crédula y, también, la España negra. No sé si a drede o no, pero en algunas partes intuí algún guiño a La semilla del Diablo (Roman Polanski, 1968), y hacia el final del metraje hay una clara referencia a 2001: una odisea del espacio (Stanley Kubrik, 1968), dicho esto salvando mucho las distancias y con todo respeto. La referencia de Kubrik, en su cinta original, tenía todo un mundo metafísico detrás, en manos de García Ibarra es un despropósito que no sé si se ríe de los personajes de su metraje, de la ciencia ficción metafísica, o de los espectadores. Ahora bien, algunas partes de Uranes son más rápidas que otras, y eso cobra factura en un largometraje como este. Curiosa de ver, recomendable incluso en una sesión junto a Kárate a muerte en Torremolinos (Pedro Temboury, 2003).
Magical Girl (Carlos Vermut, 2014). La gran favorita y la gran esperada del festival por muchas personas abrió las sesiones del martes. Esta película ha sido la gran ganadora del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. La verdad es que algo se me escapa para que haya podido participar, tendré que repasar las normas para presentar película en Pantalla Abierta a los Nuevos Realizadores, pues en principio es para las opera prima de los realizadores noveles en largometrajes. Yo no sé si hay algún tecnicismo u otra cosa que haya permitido que Magicarl Girl se haya podido presentar a concurso. Si bien Carlos Vermut ha hecho muchos cortometrajes, la realidad es que Magical Girl no es su primer largometraje, es su segundo largometraje, el primero fue la muy aclamada Diamond Flash (2011). Como sea, el Teatro Salón Cervantes se saturó de gente, se hubo de comenzar tarde y la tertulia con el director y uno de los actores se tuvo que realizar en el ambigú del teatro al final de la película, por causa de los retrasos que estaba provocando la gran afluencia de gente que había atraído. Las dos películas que la habían antecedido el día anterior tenían como parte de sus ejes argumentales implicar a niños, esta tercera, a la que yo también tenía ganas de ver, también cuenta con cosas de niños para su eje argumental. Como apunta el crítico de cine complutense Jesús Miguel Sáez, que estuvo también en la proyección, en su espacio en el diario El Norte de Castilla, se parte del aspecto siniestro del mundo de los niños para deformar vidas enteras de adultos. Hay dos niñas que logran esto, la niña que desea ser Magical Girl, y que por alusiones visuales en las escenas se trata del personaje Sailor Moon, y luego está una niña que se nos presenta con un truco de magia haciendo la vida imposible a un profesor de matemáticas y que de adulta tiene una serie de traumas, tanto ella como el profesor de matemáticas, con el que ha seguido en contacto en cierto modo. Entre estas dos niñas, una de ellas ya adulta, surgen adultos varones cuyas vidas van a dar giros entre lo cómico y lo dramático. La película no es una comedia, a pesar de que tiene escenas y partes de guión que usa del humor. Lo usa, pero lo usa inteligentemente para crear estados de confianza en el espectador ante innumerables e impactantes giros argumentales que refuerzan el dramatismo y la crudeza de lo que se nos va mostrando. También la música alegre está en ese juego. Y, lo que me parece el mayor de los aciertos, y vuelvo a coincidir con la crítica de Jesús Miguel Sáez, el guión ha dejado una serie de aspectos de los personajes en la oscuridad. Sabemos que existen, pero no sabemos qué existe realmente, así se construyen personajes no porque el guión nos guíe en todo, sino porque el guión nos deja caer que algo hay ahí que queda abierto a la imaginación del espectador para que él, con sus propias elucubraciones, construya lo que falta del personaje. En ese sentido es muy generoso con el espectador, que le deja imaginar y ser parte así de la creación de la película, lo que a la vez hace que haya tantas construcciones de personajes como espectadores, todos con una base, pero todos con sus propias conclusiones. Así por ejemplo, Bárbara, el personaje de Marina Andruix, sabemos que tiene una serie de traumas profundos, para mí, que por otra parte he conocido a alguna chica así, está bien reflejado su ser y me imagino por dónde vienen sus traumas y porqué se manifiestan como se manifiestan, sin embargo, para otra amiga que fue conmigo a ver la película junto a otro grupo de más gente, precisamente eso mismo hacía para ella que el personaje flojeara. Lo que para mí era un acierto fuerte, para ella era un fallo. Otro personaje, Damián, el profesor de matemáticas, quizá sea probablemente el mejor papel de la carrera cinematográfica de José Sacristán, y mirad que este hombre tiene carrera por detrás y títulos como El viaje a ninguna parte (Fernando Fernán Gómez, 1986), Madrid, 1987 (David Trueba, 2011), La colmena (Mario Camus, 1982) o La vaquilla (Luis García Berlanga, 1985). Por cierto, que intuyo en una de sus escenas un guiño a El padrino (Francis Ford Coppola, 1972). Otro guiño evidente es a Eye Wide Shut (Stanley Kubrik, 1999). También es inquietante en el largometraje otra cosa que se queda en la oscuridad, y es la facilidad con la que todo el mundo sepa todo de todos, al menos en cuanto a localizar a la gente o en cuanto a sus pasados, sin que nunca se digan entre ellos cómo unos saben tanto o saben determinada cosa de otros. Dos más dos son siempre cuatro, afirma el profesor de matemáticas, aunque en realidad, pese a que no lo cita la película, ya dejó claro Descartes de que esa verdad tampoco era real en sí misma. Queda también con generosidad abierto a la imaginación del espectador, y queda dentro de un halo muy siniestro y no muy lejano de la realidad fuera del cine. La lástima es no poder hacer aquí crítica de cine al estilo de la primera mitad del siglo XX, cuando hablar de cine era hablar integralmente de la película, y se escribía lo que hoy serían spoilers con la finalidad de hacer buenos análisis, se sobreentendía que el lector ya vio la película. Ahora escribir así podría estropear el metraje a quien no la haya visto, y aunque en otras ocasiones escribo así, esta vez no lo haré. Para mí esta película es una película claramente ganadora. Bien montada, bien guionizada, bien musicada, bien interpretada, buen trabajo en equipo.
La vida inesperada (Jorge Torregrossa, 2013). Esta era otra de las que mucha gente esperaba, era otra favorita. Así que, a pesar del atracón de público de la anterior, esta también tuvo mucho público, aunque menos que la cinta de Vermut. Empezó tarde, muy tarde, por lo que ya hemos comentado, y eso no es bueno para un público compuesto por algunas personas que al día siguiente debían levantarse para ir a trabajar. Eso ya, no es mi caso, predispone el humor del jurado del público en una postura no muy favorable, no por la película, sino por la organización. El guión de este largometraje es de la escritora Elvira Lindo, creadora también de Manolito Gafotas (Manuel Albaladejo, 1999). La productora de la película es Paramount, así que se notaba el dinero invertido, aunque utiliza actores sacados de series de televisión y del teatro, como por ejemplo Javier Cámara, que aquí hace una buena interpretación que por primera vez hace que Javier Cámara no haga de Javier Cámara. Se trata de una comedia romántica ambientada en New York. En cierto modo a mí me pareció algo en mitad del camino entre una comedia del estilo de las películas más recientes de Woody Allen, y una comedia romántica de la actriz Meg Ryan. ¿Resultado? El que es de esperar con semejante descripción que acabo de hacer: un metraje desigual con unas partes rápidas y divertidas que se combinan con otras partes extremadamente lentas, paradas y empalagosas de serio amor sentimental. Lo mejor que tiene la película es su fotografía llena de luces de colores y escenas newyorkinas, y la dirección artística, que ha sabido combinar fotografía, escenografía y luz natural que nos mete dentro de un New York no sé si real o el que conocemos a través de Woody Allen. Tampoco es una mala película, digo lo mismo que en otras, pero no debería haber sido tan desigual. La trama, en todo caso, es un español que vive en New York desde hace diez años intentando ser actor en Broadway. A su madre la tiene "engañada" con la idea de que es un triunfador, y por ello le envía a su primo, que quiere vivir en la ciudad una temporada antes de casarse. Ambos conocen a unas chicas que cambiarán sus vidas con todo tipo de enredos propios del género. De fondo se nos habla de que no siempre lo que hemos deseado ser tiene porqué ser lo mejor para nuestras vidas, que siguen su propio curso de los acontecimientos.
10.000 kilómetros (Carlos Marques-Marcet, 2014). Recupera hasta cierto punto la misma idea de montaje que Blog (Elena Trappé, 2010) de la que ya hablé en Alcine 41º, pues se presentó allí. Se trata de una película de bajo presupuesto montada a partir del rodaje de escenas interpretadas a través de video conferencias por Internet, correos electrónicos, llamadas de teléfono, etcétera. Empieza con una de las secuencias de sexo explícito mejor interpretadas en pantalla, de la cual aún darán otras dos muestras más a lo largo de la duración del metraje. Además, tanto ella, la actriz Natalia Tena, como él, el actor David Verdaguer, son dos símbolos sensuales y sexuales dignos de admirar. Se pueden recrear tanto espectadores masculinos como femeninos. Me recreo comentando esto, porque realmente es muy realista y esa es la clave de todo el metraje. Es una película muy realista con escenas costumbristas del siglo XXI, que es un siglo donde la vida de las personas del mundo occidental está muy ligado a las nuevas telecomunicaciones. Todo es interpretado con muchísima naturalidad, iluminado con luz natural, salvo donde no se puede, dentro fundamentalmente de las casas respectivas de cada personaje. Casas que sirven de escenario perfecto, que cuadran con casas normales y corrientes, salvo la de ella cuando lleva unos cinco o seis meses viviendo en Estados Unidos, pues aparecen unas sartenes colgadas de la pared impecables y brillantes, sin rayadura ninguna, como si nunca se hubieran usado, lo que es un pequeño e insignificante fallo de la dirección artística en combinación con la escenografía. Todo lo demás es impecable en esta película. Lo más impecable de todo: las interpretaciones. Dos personas llevan todo el peso de un largometraje de 98 minutos, y parecen personas realmente enamoradas con problemas reales de pareja. En ningún momento da sensación de sobreactuación o de que ocurra en pantalla alguna frase artificial, algún gesto fingido. La historia es la de una pareja que vive en Barcelona y que planean tener su primer hijo. Ya desde la primera escena, la del acto sexual, se nos descubre que hay una relación de desigualdad cuando él quiere eyacular al mismo tiempo que ella y ella se niega, pero para que él disfrute acabando aunque ella no acabe, a pesar de que él quería que ella también disfrutara de ese momento al mismo modo que él. Luego, en una escena que podríamos llamar de nuevo costumbrismo, con realismo, tenemos ese amanecer de la pareja que abre las ventanas, se ducha, hace el desayuno y van hablando de sus cosas, entre esas cosas descubrimos que ella, sin decírselo a él, había mandado una solicitud de empleo a Estados Unidos por email, y que precisamente recibe un email diciéndole que se lo han dado. Justo en ese momento debe decírselo. Hay una pequeña pelea entre ambos, ya que supone que ella se vaya a Estados Unidos y él se quede en España, rompiendo por un año la pareja e interrumpiendo sus planes de tener un hijo, que, como veremos desde ese momento y el resto de la película, es un deseo más de él que de ella. Hay un estudio psicológico muy bueno y sesudo en todo el guión, y en esta escena se ve claramente cuando él termina aceptando la ida de ella por un año mediante una utilización psicológica y cierto chantaje emocional que práctica ella con él, con recurso, por otra parte, a una aparente renuncia estratégica de algo que en realidad no quiere renunciar y no renuncia. El mero hecho de que ella solicitara ese empleo sin decírselo a sabiendas de que trataban de tener un hijo nos habla de que realmente en esa pareja ya había problemas sentimentales o de relación aunque pareciera que no. Es la concesión del trabajo lo que va a sacarlo todo a flote. Por lo común en una pareja hay uno de los dos que quiere más que el otro, se suele decir, y en este caso parece que es él más que ella. Pero, como todas las parejas, las relaciones no son cosa fácil, ni lo dicho es del todo así. Ella se va a Estados Unidos y él se queda en Barcelona. Su relación es a través del ordenador. La distancia de 10.000 km. es lo que combinado con el transcurso del tiempo deteriore la pareja. Ella, que en principio lo pasará mal entre la culpabilidad de haberse ido y el no conocer a nadie, terminará haciendo amigos, yendo de fiesta y olvidando cosas altamente importantes para ambos, pero más para él que para ella, como son los exámenes de oposiciones de él. Él comenzará aparentando normalidad y disfrutará delante de la pantalla mientras ella no está en sus mejores momentos. La echará de menos, pero cuando se olvida ella de hablarle de sus oposiciones, cuando él nunca se olvidó de nada de ella, comienza a aflorar la tristeza de la separación y el deseo de que él tenía el plan de tener un hijo. Pero al ver fotos de ella por las redes sociales estando de fiesta, comienza a tener celos infundados basados en falsedades, llega incluso a acostarse con otra persona y a tener una gran bronca. La relación está degenerada ya en el nivel de no dejar pasar nada. En el resto del metraje veremos que ella le quiere, pero sus intereses son diferentes a los de él. Vuelve a recurrir al chantaje emocional para que él abandone Barcelona y vaya a vivir para siempre con ella a Estados Unidos, así como también para que abandone la idea de tener un hijo a corto y medio plazo, pero no le funciona. Él se mantiene firme, la ruptura está servida. Sin embargo en el final hay un reencuentro con un final más bien triste, agridulce. Un metraje así dio por resultado algo evidente entre el público: las chicas la defendían a ella, los chicos a él. Independientemente a esto, no sé si esta película funcionaría entre un público que no sea joven, entre un público cuarentón para arriba, más que nada por la importancia de las telecomunicaciones actuales interfiriendo en las emociones humanas. Pero es, aunque raro, una película costumbrista del siglo XXI, no cuenta nada que no ocurra habitualmente en las relaciones sentimentales actuales. Tiene algunas partes un tanto lentas, pero precisamente para remarcar su realismo. Es una buena película, aunque, no sabría decir porque, para mí le falta algo, aunque no sé exactamente el qué. Me deja conforme, me ha motivado y emocionado en el sentido de creer lo que me contaban, pero... no sé, hay algo que no sé qué es que no termina de dejar decir es una gran película. Es una muy buena película, al menos las interpretaciones y el estudio psicológico del guión es muy bueno. Funciona la intromisión figurada en la intimidad de una pareja a través de sus telecomunicaciones, es lo que te hace sentir en medio de la historia. Si te gustan las películas de amor, esta es tu película.
El rayo (Francisco Araújo y Ernesto de Nova). Un largometraje cuyos creadores, al menos uno de ellos, ya participó el año pasado en Alcine con un cortometraje. Se trata de una historia a caballo entre el documental y el falso documental. Por un lado es documental porque cuenta y sigue la historia real de un marroquí que quiere regresar a su país con un tractor para trabajar sus tierras allí y vivir con su mujer y sus cuatro hijos. Pero por otro lado es un falso documental porque esa trayectoria está guionizada. Es también otra road movie, aunque suene raro. El título goza de un gran sentido del humor, pues ese es el nombre que le pone al tractor, con el cual atraviesa España desde La Mancha hasta Algeciras, inflingiendo las normas del código de conducir, que prohíbe llevar un tractor por carretera. Obviamente este vehículo circula a un máximo de unos 30 a 50 kilómetros por hora, de ahí la broma. Recoge y reinterpreta Una historia verdadera (David Lynch, 1999). A lo largo del viaje se encuentra con guardias civiles, animales salvajes, documentalistas, agricultores, ganaderos, empresarios del campo, mecánicos, etcétera. Retrata todos los problemas de la inmigración marroquí en España sin caer en dramatismos, pero sin edulcorar. Le ocurren por el camino una serie de percances que son los que van acercándole a las diferentes percepciones de los españoles frente a un marroquí. Dura 86 minutos y son muy entretenidos, se te hacen cortos. Alcine tiene una larga tradición de acoger largometrajes documentales, quizá el más famoso ha sido Balseros (Carles Bosch y Josep María Domènech, 2002). De hecho no es infrecuente, todo lo contrario, que sea un documental el que gane entre el jurado del público en Pantalla Abierta. De hecho todas las personas que estuvieron con las que yo conversé después, salvo una, decían que le había dejado muy buen sabor de boca y que era un documental que sin dejar de tocar temas dramáticos los sabía presentar de un modo que te hacía comprenderlos a la perfección. De hecho el final es un final feliz. Yo mismo le di la misma puntuación que le di a Magical Girl, la máxima. Así que creo que la ganadora, siendo probablemente Magical Girl, va a estar muy difícil entre esa, entre 10.000 kilómetros y entre esta.
Saludos y que la cerveza os acompañe. Esta noche sabremos los ganadores, ya os los pondré en comentarios de esta entrada, pero recordad que podéis verlos en la propia web de Alcine. Y que aún con todo, todavía os quiero hablar en otra entrada del final definitivo del festival.
44 edición (2014)
ResponderEliminarPREMIOS CERTAMEN NACIONAL DE CORTOMETRAJES
PRIMER PREMIO "CIUDAD DE ALCALÁ"
'TODO UN FUTURO JUNTOS', de Pablo Remón Magaña.
SEGUNDO PREMIO "CIUDAD DE ALCALÁ"
'TAKE ME TO THE MOON', de Oriol Martínez y Enric Ribes.
TERCER PREMIO "CIUDAD DE ALCALÁ"
'CAFÉ PARA LLEVAR', de Patricia Font.
TROFEO ALCINE A LA MEJOR INTERPRETACIÓN FEMENINA
Olaya Martín por 'SOY TAN FELIZ'.
TROFEO ALCINE A LA MEJOR INTERPRETACIÓN MASCULINA
Luis Bermejo por 'TODO UN FUTURO JUNTOS'.
TROFEO ALCINE A LA MEJOR FOTOGRAFÍA
Carlos Cebrián por 'EZEQUIEL Y LA GALGA MARÍA'.
PREMIO ESCUELA SUPERIOR DE IMAGEN Y SONIDO (CES) AL MEJOR SONIDO
Roberto Fernández y Eva de la Fuente por 'SOY TAN FELIZ'.
PREMIO ALMA AL MEJOR GUIÓN
Pablo Remón Magaña por 'TODO UN FUTURO JUNTOS'.
TROFEO ALCINE AL MEJOR MONTAJE
Andrés Gil por 'NENA'.
TROFEO ALCINE A LA MEJOR MÚSICA ORIGINAL
Orchestra Fireluche por 'BLOQUEJATS APILATS'.
TROFEO ALCINE A LA MEJOR DIRECCIÓN ARTÍSTICA
Marc Riba por 'BLOQUEJATS APILATS'.
TROFEO ALCINE A LOS MEJORES EFECTOS ESPECIALES
Desierto.
PREMIO DEL PÚBLICO CONCEJALÍA DE JUVENTUD DEL EXCMO. AYTO. DE ALCALÁ DE HENARES
'ELADIO Y LA PUERTA INTERDIMENSIONAL' de María Giraldez y Miguel Provencio Quesada.
PREMIO CANAL PLUS
'NENA' de Alauda Ruiz de Azúa.
PREMIO COMUNIDAD DE MADRID
'LA NOCHE DE LAS PONCHONGAS' de Roberto Bueso.
CERTAMEN EUROPEO DE CORTOMETRAJES
EUROPEAN SHORT FILM COMPETITION
PRIMER PREMIO "ALCINE"
'ЧЕСТ (PRIDE)', de Pavel G. Vesnakov.
SEGUNDO PREMIO "ALCINE"
'MATKA', de Lukasz Ostalski.
TERCER PREMIO "ALCINE"
'DE LA RAGE' de Margo Fruitier.
MENCIÓN ESPECIAL
'HVALFJÖRÐUR' de Guðmundur Arnar Guðmundsson.
PREMIO DEL PÚBLICO
'MUTE' de Job, Joris & Marieke.
PANTALLA ABIERTA A NUEVOS REALIZADORES
Premio del público
'MAGICAL GIRL', de Carlos Vermut