"Si acaeciese alguna vez que el obrero, obligado de la necesidad o movido del miedo de un mal mayor, aceptase una condición más dura, que contra su voluntad tuviera que aceptar por imponérsela absolutamente el amo o el contratista, sería eso hacerle violencia, y contra la violencia reclama la justicia."
(Papa León XIII, Rerum Novarum, 1891).
Efectivamente, nos están haciendo violencia a toda la clase obrera. Debemos reclamar justicia.
No se me ocurre mejor comienzo en el ochenta y tres aniversario de la proclamación de la Segunda República Española de 1931, cuando este coincide en este año 2014 con la Semana Santa. Quien escribió esto fue un Papa que estaba atado aún al Concilio Vaticano Primero, no al segundo, por tanto: un Papa totalmente contrario a movimientos democráticos y socialistas, cuya Iglesia que lideraba apoyaba la monarquía de Alfonso XIII en España, apoyaría la dictadura de Miguel Primo de Rivera de 1923 a 1930 y sería mayoritariamente contraria a la Segunda República Española que se proclamó en 1931 en formas y palabras del cardenal Segura. No toda la Iglesia fue contraria a la República, ni la República prohibió la Iglesia, no fue así incluso durante la guerra civil española de 1936 a 1939 donde la mayor parte de la jerarquía católica de la Iglesia española se posicionó contra los republicanos en favor de un franquismo en esos momentos altamente comprometido con las ideas fascistas. Es evidente la confrontación general y amplia de unos contra otros, pero esta no es exactamente como se ha contado desde las posiciones más arraigadas de ambos extremos de la Historia española. Pero eso es otra vertiente de esta historia. Hoy celebramos el aniversario del advenimiento de la Segunda República y coincide con una Semana Santa. Las palabras de León XIII me parecen procedentes, a pesar de que tanto él como su encíclica Rerum Novarum pretendían frenar las ideologías socialistas, ya fuesen en su modalidad republicana, en la socialdemócrata, la comunista, la nihilista o la anarquista. Más adelante, otro Papa, Pío XI, escribiría una carta encíclica llamada Non abbiamo bisogno, en 1931, en contra del fascismo, la cual censuró Francisco Franco durante la guerra civil española de unos años después. Reiteraría esa condena en la encíclica Mit brennenger sorge (Con ardiente preocupación), en alemán y no en latín en 1937, porque condenaba el nacionasocialismo (a los nazis), también la censuró Franco. Buena parte de la Iglesia española que durante la guerra apoyó al general Franco también rechazaron las ideas que el Papado les lanzó desde esos escritos. Sólo dos obispos se mantuvieron fieles a la República, uno de ellos por mantenerse al margen de la política por su edad, y otro por aferrarse al régimen democrático como el gobierno que consideró más cercano a la justicia social y más agradable a Dios, se trata del arzobispo de Tarragona, Vidal i Barraquer.
Con la Rerum Novarum de 1891 el Papado dio pie a la posibilidad de una corriente cristiana que sin renunciar a su punto de vista creyente, en muchos casos conservador, atraía a numerosas personas de la clase trabajadora para organizarse en reivindicación de sus derechos laborales y sociales. Es así como se dio pávulo al nacimiento de las hermandades obreras, la acción católica y demás. Hoy día parece que una buena parte de los creyentes más practicantes del catolicismo español han olvidado que el Papado no bendice sólo a los intereses de los empresarios y no se posiciona sólo con los intereses de los partidos conservadores o de derechas. El nuevo Papa Francisco I parece querer recordarlo con frecuencia en sus innumerables apariciones públicas desde que fue proclamado el año pasado.
Empezar con estas reflexiones un artículo de conmemoración de la proclamación de la Segunda República es altamente provocador, y habrá algún lector que ya se haya encendido a la contra. León XIII desde luego no es un ejemplo de obrerismo ni mucho menos, ni por asomo, de republicanismo, y bien es cierto que en su encíclica muchos católicos visionaron la posibilidad de cambiar la lucha de clases y el sindicalismo por los comités de empresa, que terminaron derivando poco a poco en las ideas fascistas, tanto en Italia como en España. Precisamente en España la dictadura de Miguel Primo de Rivera de 1923 a 1930, que fue el gobierno más largo inmediatamente anterior a la Segunda República, con permiso de unos gobiernos breves de Aznar y Berenguer, usó ampliamente de las ideas de León XIII. Es por ello que el cardenal Segura, que en 1931 daba arengas antirrepublicanas desde el púlpito, había desarrollado los mejores años de su carrera jerárquica religiosa en aquel gobierno militar. No es de extrañar que quisiera volver a él. Cosa que en cierto modo logró tras la guerra civil con la dictadura de Franco. Precisamente Franco le propuso al Vaticano para ser arzobispo de Sevilla, fue nombrado tal en 1937. No le fue mal.
Fue en otra Semana Santa, la de 1977, que fue legalizado de nuevo en España el Partido Comunista de España (PCE), dato muy mencionado estas semanas a costa de la reciente muerte del presidente Adolfo Suárez. Los comunistas españoles no han dejado de conmemorar como los primeros y más visualmente el legado republicano. A pesar de que su propio medio de comunicación más tradicional, el periódico Mundo Obrero decía esto el 6 de diciembre de 1930, días antes del intento de golpe de Estado para proclamar una República en Jaca y en tiempos de numerosas huelgas a favor de una república: "el peligro más grande hoy, para la clase obrera, es el movimiento republicano. (...) El verdadero dilema es burguesía o proletariado, y no Monarquía o República. (...) En vez de explotarnos al son de la Marcha Real, lo harán al son de la Marcha Republicana". Consecuentes con esta postura, rechazaron en San Sebastián entrar a formar una fuerza conjunta con otros grupos socialistas y republicanos para pedir la República. A los socialdemócratas les llamaron fascistas y a los republicanos les llamaron poco menos que embaucadores. En 1931 estaban solos ante las elecciones municipales que se iban a producir. Fue entonces cuando comenzaron a hablar de otro tipo de República, la de los comités obreros y los soviets, la que imitara una que llevara a una revolución como la de Lenin en Rusia en 1917. Sin embargo, en aquellas fechas apenas obtuvieron seguidores en las urnas: doscientos votos en Madrid, cien en Barcelana, ochocientos en Sevilla, algún concejal en Vizcaya... Cuando los resultados se supieron y las masas que habían votado a otros partidos salieron a las calles en manifestación pidiendo la República, un grupo pequeño de comunistas salió en manifestación con pancartas donde se leía: "¡Abajo la República burguesa!", "Todo el poder para los soviets" y "¡Viva el poder obrero y campesino!". Y sí, este grupo terminó en un altercado contra otros grupos que pedían la República que se terminó proclamando. El dirigente del PCE en esos momentos era Bullejos y con esta forma de llevar el asunto abrió una crisis interna dentro del partido que le enfrentó a la Unión Soviética, la cual, desde la Internacional Obrera, le responsabilizaba del fracaso del partido español y de su distanciamiento con los intereses republicanos de la gente. Paradójicamente, había sido la Internacional la que había indicado al PCE que tuvieran esa posición. Cuando se formó el gobierno republicano los comunistas no obtuvieron ningún diputado. Al año siguiente, en 1932, convocaron su IV Congreso en Sevilla, donde José Díaz comenzó a destacar como posible sustituto de Bullejos, como así fue posteriormente. Empezaron a matizar su postura frente al gobierno republicano y eso hizo que empezaran a recabar más apoyos populares, sobre todo de parte de gente que se desilusionó rápido con la República al no ver avances en el reparto de la tierra o en el desempleo, como puede ser algún que otro anarquista. Codovilla se hizo con el control del PCE, y fue con él que se vivió en agosto de aquel 1932 el intento de golpe de Estado fallido del general monárquico Sanjurjo, en Sevilla, precisamente. Los comunistas, que tenían en esa ciudad una buena parte de seguidores, se posicionaron rápidamente a defender los intereses republicanos y aquel fue un punto de inflexión. Fue desde agosto de 1932 que los comunistas distinguieron entre enemigos principales y enemigos secundarios. La República ahora debía ser apoyada y defendida contra fascistas y monárquicos tanto alfonsinos como carlistas. Durante la huelga revolucionaria de octubre 1934 el PCE no tomó partido como convocante de forma oficial, y eso ayudó a que no fuera ilegalizado con posterioridad. De este modo el PCE se ubicó en una posición favorable para ayudar a las familias de los encarcelados a través de Socorro Rojo Internacional. En este segundo punto de inflexión el PCE había logrado ya numerosos simpatizantes. Cuando estalló la guerra en 1936 se lanzaron a defender la República hasta el punto de que fueron vitales para recibir ayuda de la Unión Soviética. En 1937 forzaron un cambio de gobierno, pero eso ya son otras historias. En otras palabras, el PCE, altamente identificado con la Segunda República, en 1930-1931 no hicieron campaña a favor de ella. Al menos no a favor de la que se iba a proclamar el 14 de abril.
Coincide este aniversario no sólo con la Semana Santa, sino también con la precampaña electoral de las elecciones al Parlamento Europeo que se celebrarán en mayo. Este es un asunto del que hablaré más adelante, con su respectivo análisis, pero si es de llamar la atención sobre alguno de los comentarios de uno de los partidos que hoy celebran el aniversario republicano. Me refiero ahora al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el cual, en voz del diputado Juan Moscoso del Prado, según una entrevista que concedió al diario EL PAÍS el 7 de abril de este 2014, hablaba de lo que él consideraba necesario: reducir la conciencia de clase en su partido para buscar "grandes alianzas". Es preocupante. Aún más, llegaba a decir que todos los movimientos surgidos del 15M "por suerte", palabras suyas, no ofrecerían una alternativa al sistema institucional. Y la cuestión es que ese sistema institucional actual es una monarquía. Usando un término religioso dadas las fechas de Semana Santa, cuando alguien del PSOE hoy salga en algún acto de conmemoración de la República a uno le hace pensar que no se puede estar en misa y repicando a la vez. Un partido socialdemócrata que quiere reducir su conciencia de clase deja de ser socialdemócrata ya que como la propia esencia del término indica, su lógica surge de la conciencia de clase. La búsqueda de una "gran alianza" es en otras palabras la búsqueda de un pacto de gobierno con el otro gran partido por número de votantes, el conservador Partido Popular, desde el que Rita Barberá ha dicho declaraciones similares este pasado 13 de abril, ayer, en una entrevista dada al diario monárquico ABC. A nadie se le escapa el pacto de gobierno que existe ahora mismo en Alemania entre democristianos y socialdemócratas, y en ese camino de hacer política se confirma la percepción general de todos los ciudadanos que han abierto los ojos a la sombra del Movimiento 15M y aledaños: que el PP y el PSOE igual son, que son igual. Si realmente son estas cosas que dicen sus miembros lo que ellos piensan de verdad, entonces da igual sus siglas y quienes digan ser. A las personas, en este caso a los partidos, no se les reconoce por sus palabras, sino por sus hechos. Ahí está el origen y el meollo del divorcio total entre ciudadanía y los que se podría decir que se han transformado en una clase política.
Divorcios tales como los que la gente puede tener también con las fuerzas de seguridad del Estado. En la última gran manifestación en protesta por los recortes sociales, la de las Marchas de la Dignidad del 22 de marzo, quedó claro y patente que la sociedad es totalmente contraria a un gobierno que sólo ha escuchado la voz de los grandes empresarios y los banqueros. Se quiere una España social y no una España del mercadeo. De esto ya hablaremos cuando hable de las elecciones próximas en su día. Pero es llamativo que en aquella ocasión, donde salieron miles, sino millones, de personas a la calle hubo un grupo muy activo de violentos que ya no se achantaron ante una carga policial que, por otra parte, estaba desautorizada por los superiores de aquel policía nacional que decidió ordenar a su grupo y hacer la carga y, de ese modo, de esa insubordinación, quedar aislado del resto de antidisturbios provocando cien heridos entre policias y manifestantes. Hubo en aquella carga un anciano apaleado injustificadamente que no ha salido en los medios de comunicación, pero sí en los medios donde este hombre pidió ayuda para encontrar testigos para denunciar, hubo disparos de pelotas de goma que reventaron ojos y testiculos, literalmente, hubo disparos de gases lacrimógenos durante una concentración pacífica en la Plaza de Colón de Madrid y hubo, en definitiva, varios excesos de las fuerzas del orden, todos rastreables en las redes cibernéticas a través de videos y fotos. Hubo aparentemente, también se ve en ellas, al menos un policía infiltrado que lanzaba piedras contra sus compañeros policías y luego les ayudaba a esposar a manifestantes reales que se acercaron a apoyarle. Hubo, en fin, mucha suciedad. Posiblemente el gobierno dejó aislado a aquel grupo policial con una intencionalidad maquiavélica de usarles para generar una opinión pública contraria a los manifestantes y favorable a la Ley de Seguridad Ciudadana, la cual fue rechazada por anticonstitucional y antidemocrática por los jueces supremos de la nación dos días después. Es imposible de creer que gente armada, con armaduras y apoyo mecanizado de sus furgones, sea gente indefensa ante gente con camisetas de algodón. Aquí me da la sospecha de que han sido utilizados los policías y los ciudadanos, quizá.
La cuestión en este sentido es que meses antes la ciudadanía ya mostró en el barrio de Gamonal de Burgos su desacuerdo con las decisiones de gobierno contrarias a sus intereses y la no resignación ya de ser reprimidos. Organismos internacionales ya han dado la voz de alarma de algunos comportamientos irregulares de las fuerzas de seguridad española durante las protestas vividas desde 2011. No es difícil encontrar en videos aquellas imágenes que a lo lago de estos años muestran policías infiltrados entre los de los disturbios, el video de aquel chico que no saben si es pasajero de tren o manifestante y terminan golpeándole con una porra a pesar de no saber nada y de que él no hace nada, del video de las chicas que se están yendo ante la orden de un policía y vienen varios a pegarlas, ante lo cual un joven interpone una bicicleta, del video del chico que pide el número de placa de un policía que le pega cuando iba andando normal y por pedirlo le golpean más, etcétera. Todo esto son abusos de autoridad, y todo esto ayuda a un divorcio con la sociedad ya no sólo con sus políticos, también con su policía. Sin ir tan lejos ni tan extremo, voy a contar lo que a mí mismo me ocurrió este viernes 11 pasado. Volvía yo a mi casa en bicicleta tras el reparto del periódico quincenal Diagonal y vi una calle con un carril cortado. La calle Gallo, de Alcalá de Henares. Le pregunté a un policía municipal si se
podía pasar por el otro carril y me dijo que sí. Pasé y al llegar al otro extremo de la calle estaba todo cortado menos un trozo a la derecha que daba acceso a
la calle que quería, aunque sólo si bajaba de la bicicleta y pasaba como peatón con ella.
Para no entrar en conflicto con los agentes de policía de allí, y creyendo que no habría
problema ya que el primero me dio permiso, volví a repetir la pregunta a un policía nacional. Me llamó ciego, me dijo que
si le estaba vacilando y que me había saltado el control de policía del comienzo de la calle... Le contesté que
no me lo salté, que me habian dado permiso, me llamó cuentista, me trató
de mentiroso, me dijo que me largara... En fin, me di la vuelta para irme sin decir nada, pero un coche
aparcado iba a salir por un lado de la carretera, yo me iba a ir por el
otro lado, me volvió a parar el nacional y vuelta al maltrato verbal en sus modos. Que si yo no sabía lo de las
preferencias y tal. Ante esto ya, le dije que no me tratara así porque no le había
hecho nada, cosa que le molestó más. Cuando llegué al otro lado de la calle de nuevo, el policía municipal se extrañó,
le expliqué lo sucedido, y me dio la razón a mí, y reiteró que podía haber
pasado sin problema. Nos reimos del otro agente diciendo que tendría un mal día y me
fui despidiéndome de este otro hombre cordialmente. Los malos modos del policía nacional fueron bastante desagradables y sin justificación. Sinceramente creo
que era el mismo agente que siempre trata mal a los dueños de bares cuando va a
cerrarlos un nacional y el mismo que siempre va a ver si los manifestantes de la ciudad saltan cuando hay manifestación adquiriendo actitudes bastante intimidatorias, o al menos eso me ha parecido siempre cuando le he visto actuar. La cara creo que era la misma, asíque no es una actitud general de toda la policía nacional, es de determinados agentes con los que cuenta, de determinadas personas que tienen ese oficio. No se dan cuenta de que la ley es más efectiva siendo generosos, proporcionales y justos en su aplicación que cerrados, desagradables, desproporcionados y, en algunos casos, injustos. El divorcio general de la sociedad viene por cuestiones como esta. Y debieran darse cuenta.
A nadie se le escapa que en este 2014 hay más simpatizantes con la venida de una nueva República que en años anteriores. Las razones son muchas, no sólo algunas de las citadas. Otra cosa es si la gente sabe que hay diferentes clases de modelos republicanos, como ya dije y expliqué en otros años anteriores, ni si la gente es consciente de verdad de qué es y cómo funciona una República. Como historiador por mi parte uno puede analizar el pasado, como persona, pensar el presente y el futuro ucrónico. Este año tenemos planteado un interesante conflicto y debate entorno a la autonomía de Cataluña. Algunos sectores catalanes y el PSOE plantean algo del pasado: el federalismo. Pero un federalismo curiosamente monárquico, cuando en España ha sido tradicionalmente republicano. No sabemos cómo se va a resolver hasta el otoño, a pesar de que el asunto está caliente desde el año pasado y antes. Y desde luego quien gobierna no es el PSOE, sino el PP. Ahora bien, entrando en el debate ideológico que contiene, ¿quién les dice que el resto de ciudadanos, incluso los republicanos, ya no los monárquicos, quieren ser federales? ¿Y si hay quien desea ser confederal, por ejemplo? Estos son asuntos que también atañen a la propia constitución, formación y funcionamiento de la Unión Europea, pero por hoy quizá sea mejor daros un saludo a todos y dejarlo aquí abierto a vuestras propias reflexiones sobre todos estos temas.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
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ResponderEliminarhttp://www.diagonalperiodico.net/saberes/22582-conquista-y-esperanzas-la-segunda-republica-espanola.html
En un análisis general de los hechos históricos, podemos leer como el periódico anarquista, Solidaridad Obrera, y el anarquista Joan Peiró, el 15 de abril de 1931 publicaban a favor de apoyar la República como camino para mayores libertades de los trabajadores. Los anarquistas se desilusionarían con el gobierno, pero ayudaron a mantenerlo también en 1936.