El Festival de Cine de Alcalá de Henares, desde hace varios años: Alcine, ha comenzado en su 43ª edición. Y yo, por decimotercer año consecutivo, soy jurado del público. Muchas cosas he escrito ya en torno a este festival acerca de su importancia europea y española en lo concerniente a los cortometrajes y, a través de ellos y de una sección de pantalla abierta a los nuevos realizadores, de la importancia cultural que tiene para la formación y promoción de los nuevos cineastas y la continuidad de otros cineastas no tan nóveles, pero no precisamente de los mundos más conocidos de la cinematografía. El hecho se demuestra por sí sólo año tras año, cuando cada vez se presentan más y más metrajes no sólo sin interrupción, sino también en aumento, y el público sigue siendo ingente. Esto SÍ es Cultura arraigada y propia de la ciudad y no los chiringuitos del chorizo frito desenfrenado que cada vez más nos quieren imponer desde el ayuntamiento con ayuda de unos pocos, poquitos, empresarios dueños de bares que siempre, misterio de la economía municipal, tienen su puesto garantizado para venderlos. Eso es otra historia, ya comentada, por otro lado. Centrémonos en Alcine 43.
Pasados los tiempos de la sala de cine que desde la Plaza de Santos Niños daba cobertura a la programación del festival, tenemos ya un festival centrado en dos salas emblemáticas, pero no de cine propiamente dicho, a pesar de que a principios del siglo XX acogieran proyecciones. Hablo de ese teatro del siglo XIX, Teatro Salón Cervantes, y de ese teatro Corral de Comedias, del siglo XVII. Si bien el primero tiene mucho aforo, el segundo se queda algo corto, es fácil llenarlo, aunque en alguna proyección no se ha logrado por falta de poco. Es acertada su elección, pero el asunto del aforo hay que remediarlo un poco más. Una tercera pantalla en el centro de la ciudad, como cuando existían los cines de la Plaza de los Santos Niños, podría dar mayores vuelos y oportunidades al festival. Dicho esto, creo que se han hecho muy bien los deberes por parte de la organización este año, aunque dentro de sus posibilidades económicas, recortadas por la partida de Cultura, como toda partida de dotación económica que venga del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, especialmente para el cine. Cosas de Wert, el ministro irredento, que tiene su particular modo de entender el mundo de la Cultura y todo el trabajo que es capaz de dar, así como las necesidades que cubre y el enriquecimiento que da.
También me parece una labor magnífica la de los actos alrededor del festival haciendo ver a todo ciudadano que esté por el distrito centro que el festival lo es de todos, y no sólo de los que van a las salas de proyección. Muy buena la labor de Pedro Toro, no sé si del grupo Cowabunga en general, y la de diversos bares de la ciudad en el mismo sentido que, él o ellos, han logrado traer una serie de eventos interesantes relacionados a la Cultura del cine, aunque sea en forma de concierto, espectáculos de calle, humor, etcétera. Bien por las proyecciones en la calle, y bien por otra serie de actos, como los conciertos en la Plaza e Cervantes o el grupo de percusión, Zacatum, en la Calle Mayor, evitando la apatía desinformada de los peregrinos viandantes y consumidores de terrazas de bar turísticas. Y es loable también la labor de Sara Valbuena y su acompañante varón (del que desconozco el nombre) en la cobertura en imágenes que hace del festival en tiempo real para, precisamente, proyectarlo en el festival. Pero sigue faltando algo, y no por ellos. Siendo nuestro festival uno de los más antiguos en España, y estando muy bien asentado, habiendo dado incluso nacimiento a numerosas carreras profesionales, algunas famosas, dentro del Séptimo Arte, no se entiende porqué el ayuntamiento, tras cuarenta y tres años, no invierte en él en interés, dinero, actos, medios de comunicación y publicidad tanto como lo hacen otras ciudades emblemáticas de los festivales de cine de España. Teniendo además la particularidad de habernos especializado en cortometrajes y jóvenes realizadores, era como para tenerlo como marca de identidad, junto a otras de otra índole, y además no sólo en los días que cada año se celebra, sino durante todo el año, como hacen Sitges o San Sebastián. En lugar de eso, tenemos un festival muy bueno que es ninguneado por sistema cada año institucionalmente salvo cuando toca organizarlo, que entonces sí, se invierte todo tipo de medios, aunque ya quedan insuficientes. Repito, bien por los organizadores, no tan bien por las instituciones. Claro que, por la trayectoria que lleva nuestro gobierno municipal, el día que el ayuntamiento se interese de verdad por revalorizar lo que tiene en cuanto a Cine (y Alcalá tiene Historia cinematográfica), quizá lo haga poniendo barracas de chorizos fritos y morcilla cortando las calles desde la Plaza de los Mártires a la Plaza de los Santos Niños, a fin de cuentas, ¿no ha hecho coincidir este año el evento Alcalow Cost, donde se baja el precio de las bebidas con comida en el centro de la ciudad, con Alcine, repartiendo el programa de los establecimientos que participaban antes que el programa del festival de Cine? Bueno, algunos gobiernos miden su Cultura en Werts.
Estos tres primeros días de festival se han producido las proyecciones de cortometrajes dentro de concurso tanto europeos como españoles. He dejado los españoles para verlos por otras vías y para verlos en la sesión final del palmarés. He decidido, como otros años, juzgar los cortometrajes europeos. Me parece una forma de ver qué se hace en otros países europeos de los que lo normal es que no se suela proyectar ningún tipo de metrajes suyos en otros ámbitos. También es otra forma de acercarte de un modo diferente a cómo es la vida y cuáles las inquietudes de esos otros habitantes de la Unión Europea, y de lo que no es la Unión, que suele ser lo que no te cuentan en informativos convencionales. De hecho este año, en ese sentido, ha sido muy llamativo el cortometraje Rakastan sinua kyyneliin, de J. Kokko, que ha mostrado de modo crítico, documental y con sentido de humor sutil, cómo son las juventudes rusas del partido político que sigue al presidente Putin, y puedo asegurar que si esas son las juventudes del partido más votado, aunque me hicieron sonreir algunas escenas, dejan un poso de inquietud sobre un hipotético futuro que le espera a Europa.
Voy a escribir un primer balance personal de esos cortometrajes europeos. No voy a hablar de todos. Sólo de los que destacaría (autoponiéndome un máximo de dos) por bloque proyectado. Sí que hay que empezar felicitando por la mejora que se ha producido en los subtítulos. Que es muy de agradecer, aunque algunas traducciones no eran exactas, en ocasiones ni siquiera decían lo que decía el cortometraje, un ejemplo: en el cortometraje A comunidade, de S.
Lamas, se escucha en perfecto portugués entendible a un castellano hablante "¿una samba?", y se tradujo en subtítulo "¿un rock?". Sobran las palabras de indicar lo evidente. Y esto quizá sí hay que cuidarlo. Cuando un cortometraje está en otro idioma diferente al natal, pero es un idioma que más o menos conocemos, podemos darnos cuenta de estos enormes errores que cambian el sentido de lo que vemos, pero cuando son idiomas que desconocemos, en mi caso por ejemplo el ruso o el rumano o el polaco, ¿quién me asegura a mí que el guión que rodó el director es realmente el que yo recibo en el subtítulo? Hay que pedirles a los cineastas cuando presentan sus copias, o a quien corresponda, que cuiden este aspecto más. Otra cosa que se podría criticar de modo constructivo y a modo de aportación para la mejora, es que habiendo habido seiscientos candidatos a presentarse este año, y en otros años otras tantas centenas de cortometrajistas, no me puedo explicar cómo es posible que nunca haya habido ningún metraje italiano. He repasado esta mañana anteriores programas y es cierto. No los recordaba y era porque simplemente no los ha habido. No me puedo creer que siendo Italia tan cercana a nuestro idioma, y siendo su cine tan parecido al nuestro en muchos aspectos, ningún cineasta italiano tenga interés en mandar algo a Alcine. Todos los años hay decenas y decenas de cortometrajes franceses seleccionados, decenas y decenas de metrajes daneses en francés, holandeses, alemanes, noruegos, abundan y mucho los rumanos, polacos, húngaros, búlgaros, austriacos, griegos, hay un porcentaje no tan grande pero sí significativo de rusos, turcos, bosnios, croatas, macedonios, eslovenos, eslovacos, una vez hubo uno israelí, siempre hay alguno británico, este año es la primera vez que abundaron los portugueses... pero italiano no hay nada. Me parece un tanto extraño. O hay que hacer mayor publicidad por Italia para que lleguemos también hasta allá, o habría que saber porqué nunca pasan las selecciones si es que se han presentado. A mí, sinceramente, me parece extraño, ¿hacen tan mal cine, no se presentan, o es que no les gusta el cine italiano a los que se dedican a seleccionar?
Y por lo demás, todo muy bien. Este año creo que se ha elevado mucho la calidad de los cortometrajes, aunque algunos bloques se hicieron especialmente duros de ver, cansados, poco comprensibles, depresivos... por ejemplo los proyectados el sábado 9. Pero en realidad, en general, la calidad está más alta que otros años y yo creo que su interés era mayor. Ha abundado la técnica del Stop Motion para filmar, y se notaba entre los realizadores un ambiente positivista en general. Dicho esto, pasemos a esas valoraciones por bloque que he dicho:
Certamen
Europeo 1
Cortometrajes proyectados: Lágy esó (D. Nagy), Lettres de femmes (A. Zanovello),
O canto do rocha (H. Marins Jr.), Á vokte fjellet (I. Aliu), Ce
n’est pas un film de cowboys (B. Parent).
De este pase todos los cortometrajes tenían su atractivo. Ahora bien destacaré dos, pues ya he dicho que me he impuesto a mí mismo ese tope máximo para escribiros. Yo destacaría Lettres de femmes, de A. Zanovello, de hecho, la daría por ganadora del certamen europeo si por mí fuera. Se trata de un cortometraje corto, lo que es lo suyo (muchos otros abusaron hasta caer en el mediometraje y por lo que me han dicho de la proyección de los nacionales, uno alcanzó casi los sesenta minutos, lo que es ya un largometraje, eso es jugar con trampa en buena parte). Se trata de una historia basada en un relato escrito por un soldado de la I Guerra Mundial, el cual murió en Verdún en 1914. Está rodado con muñecos y decorados realizados en papel maché, lo que impone el stop motion para realizar el movimiento. Es una historia muy poética que nos habla de los horrores de la guerra a nivel psicológico y emocional del individuo que combate, muy intimista, en tonos sepias, melancólico, idioma francés precioso, y lo dicho, muy poético. Una preciosidad de verdad. El segundo que destaco es Á vokte fjellet, de I. Aliu. Se trata de la historia de una familia aparentemente monoparental, aunque al final del metraje aparecen dos mujeres en el interior de la casa familiar atendiendo al niño pequeño de dos hermanos. El padre es un pastor de ovejas macedonio que parece tener especial cariño por su hijo menor, mientras que trata al hijo mayor muy duramente como si fuese adulto. Ambos niños no llegan a los diez años, si acaso el mayor puede que tenga precisamente esa edad. La pérdida de un cordero iniciará el nudo de la trama, nos mostrará el conflicto emocional de un niño obligado a ser adulto, o a demostrarlo, forzado por la dureza del padre. Destacaría a modo de humor el último cortometraje, pero no mucho más.
Certamen Europeo 2
Cortometrajes proyectados: The fall (K. Hoornaert), Maman (U. Bienvenu
y K. Manach), Od do (M. Herceg), A comunidade (S. Lamas), Tokio
Giants (N. Provost), Les Lézards (V. Mariette).
Mi favorito de este bloque es Les Lézards, de V. Mariette, de manera clara y rotunda. Está rodado en blanco y negro dentro de una sauna mixta, lenguaje francés, el del amor (dicen) y muy apropiado para la historia que se relata. Dos amigos, que se intuye que los son de hace muchos años y muchas historias juntos, acuden a la citada sauna mixta porque uno de ellos ha concertado una cita allí con una desconocida que desde el anonimato en Internet le citó allí para conocerse en persona. Él ha sufrido una ruptura sentimental con su pareja, y se intuye también que es ella la que rompió la relación y no él. Desde entonces parece ser que no le ha sido fácil superarlo y que buscó algo de cariño ocultandose en cierto modo en la red cibernética, la que es bastante positiva en ese sentido para deshinibir a los tímidos. Su amigo le acompaña por apoyarle en la ocasión por si se trata de un engaño o ella le rechaza al verle, ya que se ha abandonado físicamente y los años, además, han hecho algo de estrago en su físico. El cortometraje hará sudar la gota gorda a los personajes al ritmo de mostrarnos todas las inseguridades que se viven en un "primer" amor ansiado y lleno de miedos ante el rechazo o la burla, pero a la vez lleno de esperanza. Divertido, además. Después, aunque no muy convencido, recomendaría Maman, de U. Bienvenu
y K. Manach, de dibujos animados. Con el acierto de ser corto el cortometraje, habla de una familia a punto de estallar en su convivencia. Y desde luego no recomiendo para nada, absolutamente para nada, Tokio
Giants, de N. Provost.
Certamen Europeo 3
Cortometrajes proyectados: Avant que de tout perdre (X. Legrand), Hollow Land (M. Kranot y U. Kranot), Sinais de
serenidade por coisas sem sentido (S. Aguilar), Orfej (T. Smalcelj),
Hypnosia – A Dreamlike Movie (H. Schleider).
Mi favorito en este bloque sería Hollow Land, de M. Kranot y U. Kranot, un cortometraje de dibujos animados que nos muestra un matrimonio que espera un hijo y llegan en barco a un país que se les prometía como una tierra de esperanzas nuevas, un país donde la utopía era real. Sin embargo, al llegar no se vive una utopía, sino una distopía. Es un análisis y una crítica claro y evidente, con humor también, pero a la vez serio, de lo que millones de personas vivieron en los países de la Europa del Este entre 1946 y 1991, periódo clásico de la Guerra Fría y del Pacto de Varsovia que ataba a sus gobiernos a la Unión Soviética. El final, a la deriva, es un final abierto sobre el futuro muy interesante sólo si se acepta el reto de reflexionarlo. Y el segundo favorito de este bloque sería para mí Orfej, de T. Smalcelj. Una breve y sencilla historia de unos niños que juegan a cruzar un puente corriendo para burlarse de un francotirador que nunca llega a acertarles. Es una especie de juego de la ruleta rusa que de manera indirecta, por medio de un cartel de callejero, nos indica que la escena tiene lugar durante las revoluciones de la Primavera Árabe de 2011. De fondo hay que tener en cuenta la metáfora de la inocencia de los niños, que bien pudiera ser la sociedad en sí cuando quiere cambiar el orden de las cosas al enfrentarse a gobiernos que cuentan con todo tipo de medios y métodos represores. El final, también queda abierto a la reflexión del espectador.
Certamen Europeo 4
Cortometrajes proyectados: Zar (B. Kruhlik), Lay Bare (P. Bush), Buenos
días, resistencia (A. Orr Serrano), Good Night (M. D’Ansembourg),
Mademoiselle Kiki et les Montparnos (A. Harrault).
De este bloque el que realmente más me gusto con diferencia fue Lay Bare, de P. Bush. Un cortometraje musicado cuya gracia está en su montaje. Tiene un montaje impecable, y una coreografía envidiable. Muestra la belleza de la vida a través de fugaces imágenes de primerísimos planos de multitud de zonas del cuerpo humano, de una gran cantidad de hombres y mujeres de todas las edades. Es tremendamente vitalista. Muy animador, y muy bonito en su realización y la sencillez del mensaje que nos lanza. Muy recomendable. Del resto del bloque podría pasar casi sin pena ni gloria. Buenos
días, resistencia, de A. Orr Serrano, es otra idea sencilla y todo homenaje a los padres y madres que en soledad se enfrentan a la vida cotidiana con sus hijos desde el primer momento del día. Good Night, de M. D’Ansembourg, es la historia de dos adolescentes británicas de 14 años que quieren tener sexo y se comportan como hombres, aunque se atemorizan como niñas cuando las cosas pueden ocurrir de verdad, y se rompe un tópico de relaciones hombre-mujer cuando de verdad una de ellas pudiera alcanzar lo que buscaban.
Mademoiselle Kiki et les Montparnos, de A. Harrault, es la historia real de esta musa de los artistas que vivían en París entre los años de las décadas 1900 y 1920. Una vida que rompía estereotipos. En general todo el bloque era de cortometrajes con historias que rompían tópicos de un modo u otro. Por eso, tras Lay Bare, quizá el que más recomendaría sería Zar, de B. Kruhlik, la historia de una violación masculina.
Certamen Europeo 5
Cortometrajes proyectados: La fugue (J-B Marlin), Hotzanak, for your
own Safety (I. Oñarreta), Rakastan sinua kyyneliin (J. Kokko),
Land of my Dreams (Y. Gonzalez), Nashorn im galopp (E. Schmitt).
Este bloque, junto con el primero, el cual era recomendable entero , es recomendable en buena parte. Destacaría Land of my Dreams, de Y. Gonzalez, a pesar de que sé que a mucha gente no le gustó o no lo entendió. Es una historia portuguesa muy onírica y a la vez, realista. Como toda historia onírica es surrealista, pero su surrealismo está sujeto a las normas parciales de la realidad, tal como hiciera Luis Buñuel en muchos de sus largometrajes de la década de 1950. Una chica joven preciosa viaja por el norte de Portugal con su madre en una caravana. Se ganan la vida organizando bailes eróticos que terminan en desnudos cuyo grado determina el dinero que les dan los hombres que van a verla. Es su madre quien la lleva por esa vida. La muestra bailando en trajes orientales a los hombres cada atardecer. Ella viste de domadora y usa el látigo para hacerla bailar y para mantener a raya a los espectadores. Un recurso que en 1936 ya se usó en un largometraje español llamado Carne de Fieras, de Armand Guerra, cuyo título nos desvela mucho de lo que se nos quiere decir con la historia narrada, por cierto que este metraje, malogrado por la guerra civil española es considerado por algunos estudiosos del cine como antecedente del neorrealismo que inventaron los italianos a partir de 1944 y que hubiera podido tener su cuna en España si el conflicto bélico y la posterior dictadura no lo hubieran impedido. La hija, que tiene también lazos de unión eróticos con la madre, quiere abandonar ese mundillo, de hecho en el comienzo del metraje intenta que su madre no la encuentra ("¿Cómo me has encontrado?", le pregunta cuando lo hace). La madre la hace caer cada vez más. Ella quiere aliviar y aprovecharse de los más pobres y perdidos del mundo, a los olvidados, como diría Luis Buñuel, es por eso que la historía va transformando su mundo de sueño a un mundo de pesadilla con bajada a los infiernos y redención posterior incluido, pasando por la posible metáfora de la visión del espectro del amado que se va. Puede ser duro de ver para algunas personas por su aparente falta de argumento, pero de verdad que lo tiene, y muy bien estructurado. Interesante. Y su lenguaje es de cortometraje, no de largometraje, lo que es aún otro punto a favor en un festival de cortometrajes. Quizá para redimirme a mí mismo ante mis lectores y amigos tras recomendar el anterior, el segundo que elijo es Nashorn im galopp, de E. Schmitt. Un cortometraje simpático que se trata ni más ni menos que de una comedia romántica cuya principal baza son los efectos visuales sacados de técnicas que ya se usaban en la década de 1900 cuando Segundo Chomón y Meliès inventaron los efectos especiales. Su sencillez en medios que aparentan más, su inocencia, su pureza de un mensaje de amor romántico, unos protagonistas que nos caen bien, y en mi caso, que me cautive la actriz pelirroja, hace de este cortometraje algo amable recomendable.
Certamen Europeo 6
Cortometrajes proyectados: The Mass of Men (G. Gauchet), Rogalik (P.
Ziemilski), La gallina (M. Raga), Anna et Jerôme (M. Delloye), Palim
Palim (P. Hellenthal y M. Kaluser).
Indudablemente el mejor de este bloque, y quizá un firme candidato a ganar el festival, es The Mass of Men, de G. Gauchet. Un cortometraje en inglés con un claro mensaje que denuncia lo atroz de un sistema social y político que nos ha llevado a la crisis económica y que ha comenzado a radicalizar las posturas de personas conservadoras en contra de los desempleados como si los desempleados fueran culpables de su situación y de la crisis económica. Un hombre sin ingresos, aparentemente ya casi sin ahorros, acude a una cita de entrevista de trabajo en su oficina pública de empleo y trata de ser amable pidiendo perdón por llegar tres minutos tarde. Esos tres minutos se transforman en su perdición ya que la funcionaria quiere cumplir a rajatabla sus normas y leyes, por lo que sin darle oportunidad a nada, pretende suspenderle su pensión de desempleado durante dos semanas, y amenaza con cuatro, aparte de no querer ayudarle con el abono del transporte que, según sus leyes, el gobierno le pagaría por haber ido a la oficina de empleo llamado por ella. El drama tremendo de este hombre empatiza rápido y fácil con el público, más en una ciudad como la nuestra donde hay entre 20.000 y 22.000 parados. La víctima del sistema, el desempleado, se transforma en testigo del asesinato de esta funcionaria. Todo el argumento se presenta al espectador en una trama argumental y en un montaje muy inteligentemente planteado que hace que quien ve el cortometraje cambie sus puntos de vista al menos de una a dos veces ante cómo se le presentan los hechos. Es de siginificativa llamada de atención que al final se nos escribe en la pantalla una frase del anarquista estadounidense Thoreau, del siglo XIX, lo que deja bastante clara cuál es la visión de los realizadores. Por último, recomendaría un cortometraje muy tontorrón, pero que precisamente por eso lo recomiendo. Quizá no vaya muy lejos, pero a mí me ha hecho sonreir y a otros también, y eso me es muy valioso. Hablo de Palim
Palim, de P. Hellenthal y M. Kaluser. Se trata de otra historia surrealista y onírica. Hay un aviso previo que se nos da por medio de una noticia radiofónica, se nos dice que va a haber una tormenta solar que pudiera dar alucinaciones. A partir de ahí, un equipo femenino de natación sincronizada olímpico, un vendedor de mantequilla a puerta fría, un ladrón profesional, una busca hombres, dos suicidas fracasadas y un dueño de motel arruinado, son historias de personajes fracasados que nos son simpáticos. Hay mucho humor, y me atrevería a decir que cierta influencia de los hermanos Coen. La solución final del cortometraje en un baile a coro al modo como se hacía en los musicales de Hollywood de finales de 1920 y 1930, que enlaza con algunos de los números musicales de El Gran Lebowski, de los Coen, para mí es el punto final con gran humor ideal en este Alcine 43 en su sección de cortometrajes europeos.
Sin más, hasta la próxima, que la cerveza os acompañe.
Una meritoria mención al corto húngaro sin actores reales, sobre un Romeo y Julieta bifurcado en desamor.http://www.alcine.org/programa/ficha.php?id_pelicula=16921&id_bloque=265&lugar=4&fecha=8&buscar=1
ResponderEliminarSí, creo que te refieres a este (que la direccion de url no me funciona): Lágy esó (D. Nagy)
ResponderEliminarPor red social se me dice que a Sara Valbuena le acompaña en su quehacer, Efrén.
ResponderEliminarA mi me gustaría destacar "La Fugue", de Jean-Bernard Marlin, por tratar el tema de los menores en riesgo de exclusión social. Conozco a mucha gente que se dedica con verdadero interés a esta labor (yo misma tuve la oportunidad de hacerlo hace algunos años),y últimamente es un sector muy dañado por los recortes, por eso creo que es importante que alguien se acuerde de ellos y de a conocer un poco la labor que se realiza.
ResponderEliminarMGG: En años anteriores se llegaron a presentar algunos cortometrajes y creo recordar que hasta algún largometraje sobre el tema. Y ya aprovecho para hacerte partícipe a ti y a otros lectores que la Asociación de Amigos del pueblo Saharaui de Alcalá de Henares a veces da una documental llamado "El compás de una lucha", de María Guibert y Ana Huertas, cuando en determinados momentos del año ponen su mesa en la Calle Mayor de Alcalá de Henares pidiendo un kilo de comida para llevarlo a los campamentos de refugiados saharauis.
ResponderEliminarPor otro lado voy a matizar mi propio escrito diciendo que la falta de cortometrajes italianos se da en los certámenes europeos que optan a concurso, no en secciones fuera de concurso. Este año hay cortometrajes italianos, pero fuera de concurso.
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