El ser extraño surgió de las profundidades del río. Ella se estaba bañando. Él la vio desnuda. Se avalanzó a ella. De un arrebatado golpe de desdicha, ella, bella de piel germanamente blanca, ojos claros y pelo claro, fue atrapada entre sus brazos y raptada. Él pudo llevarla a las profundidades del agua que corría por el río, nadando con su fuerte cola en lugar de piernas o patas, una cola entre pez y reptil. Estaba barbado como una persona, pero tenía cuernos y vivía bajo el agua. también pudo, quizá, llevarla a las profundidades del bosque, reptando. Fuera lo que fuera, ella jamás volvería al pueblo al que pertenecía.
Esta historia de ficción que he recreado fue una historia que pasó a los mitos de un pueblo alemán del siglo XV. Se basaba en unos hechos reales. Durante un tiempo varias jóvenes que se habían acercado a su río a bañarse o a lavar ropa desaparecieron misteriosamente sin dejar ningún rastro ni pista de qué pudo ser de ellas. Tampoco había rastro alguno de haber habido presencia de alguna otra persona en el lugar. La explicación popular que se extendió fue la de la existencia de un monstruo marino, un monstruo del pantano, que raptaba a las jóvenes solitarias y desprevenidas para llevárselas como concubinas o esposas. Ese pueblecito era uno de los lugares donde vivió el artista alemán de más éxito en el Renacimiento, Alberto Durero.
Durero grabó la imagen del secuestro de una de aquellas jóvenes alrededor de 1498. En él vemos al fondo a un hombre armado y un grupo de jóvenes bañistas muy preocupadas y alarmadas ante el secuestro de una de sus compañeras, que aparece en primer plano siendo raptada por el monstruo marino. No dudo de que los rumores sobre los hechos habrían hecho aflorar presuntos testigos de esos monstruos. Aunque lo más probable es que en realidad, a pesar de la creencia popular, es que se tratara de un violador y asesino cuyos crímenes debían ser perfectos, ya que nunca se le encontró ni a él ni a sus víctimas. Pudo haberlas matado y enterrado o quemado, o bien haberlas encerrado en alguna casa, como ciertos psicópatas que se han hecho célebres en nuestros telediarios en los últimos años. Podríamos descartar el ataque de un animal ya que no hubo ni sangre ni restos humanos, como ya se ha dicho. Las jóvenes desaparecían y poco más. Las personas menos supersticiosas, sobre todo las más formadas intelectualmente, probablemente no creían en esa versión popular sobre el monstruo de río o pantano, pero tampoco parece que lograran haber hecho algo al respecto. Durero, haciendo uso del arte, nos deja insinuar el origen sexual de las desapariciones, y al crear al monstruo con medio cuerpo humano, nos deja entrever su versión de los hechos. No rompe el mito, del que se sirve, pero le da otra dimensión humana. La misma postura de la raptada nos habla más de sexo que de violencia. El acto violento del rapto está en las figuras del fondo y en la cara de la raptada.
A comienzos de este año la Biblioteca Nacional realizó una exposición extensa sobre grabados de Alberto Durero, que hoy día se puede consultar en un catálogo que editaron, el cual venden en su tienda. Los grabados no son dibujos sobre papel, lo que vemos en papel son sus impresiones, los grabados son, como indica su nombre, grabados sobre planchas de metal, extrañamente en otros soportes. Pero el cómo se elaboran y el porqué de la excelencia de este Arte lo expliqué ya en la Noticia 957ª, referente a los grabados de Goya sobre la guerra. Tened en cuenta siempre que en un grabado el grabador graba la imagen a modo de negativo para que cuando se imprima en papel la imagen salga en positivo, o sea, tal como vemos un dibujo normal dibujado directamente sobre papel. Yo fui a ver la exposición a comienzos de año, a raiz de unas conferencias a las que estaba llamado a ir en ese mismo lugar. Merecen la pena. Además me descubrieron una faceta como grabador renacentista en Durero, ya que yo estaba más acostumbrado a su faceta como pintor. Varios de esos grabados nos los muestra Javier Fuentes en La Voz del Animal Invisible.
El mito escogido se afianzó en Europa. La Cosa del Pantano, o Monstruo del Pantano, siguió como leyenda a través de los siglos hasta el punto que desde los años 1930 se han creado ya varias películas, series de televisión, cómics y libros sobre ese ser. Lo tratan desde el terror, pero siempre es un ser romántico enamorado de mujeres humanas. Claro que en cómic es un héroe, no un villano. Curioso giro. Claro que vivimos en un siglo donde hay gente e industrias del entretenimiento infantil que se empeñan en que brujas, piratas, monstruos, vampiros, etcétera, sean seres buenos, incluso simpáticos. Rompen una tradición cultural. No niego que en algunas ocasiones hayan dado buenas historias a la literatura, cine y cómic, pero en general no lo han hecho tantas veces, y en ocasiones hasta han confundido el mensaje original de este tipo de historias, que en definitiva tenían la función en cierto modo de prevenirnos ante la realidad del mundo.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
El blog citado donde podéis ver grabados de Durero, usó de fuente esta otra entrada de otro blog: http://elhurgador.blogspot.com.es/2012/12/albrecht-durer-durero-animales-en.html
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