Abril ha venido cargado de fotografías y cuadros en exposiciones gratuitas. ¿Dónde? Pues principalmente en los bares, que son los lugares que desde hace años han cogido el relevo de los muy antiguos mecenas artísticos. Como empieza a hacer tiempo de Primavera nunca viene mal compartir con vosotros esa información para que os animéis a disfrutarlo. Como otras veces, todas las exposiciones que os refiero están en Alcalá de Henares (Madrid)
Empecemos con la obra de Favole Art y Javier Carrera. Ambos son unos fotógrafos de Alcalá de Henares que se dedican al género de la fotografía artística, aunque Javier Carrera también se gana la vida con las labores más crematisticas de un fotógrafo que desea vivir de ello. Si os gusta su trabajo, siempre podéis contratarle por aquí. Una de las series fotográficas que han creado Favole Art y Javier Carrera la podemos ver hasta final de abril en el bar La Chata (calle Cardenal Cisneros). Sus fotografías entran en ese mundo en blanco y negro que nos puede recordar una especie de nuevo gótico un tanto futurista e inquietante, no exento de erotismo. Y es que en su obra se respira un cierto erotismo que en realidad huye de sí mismo para camuflarse en lo asfixiante y terrorífico de un mundo que oscila entre la invitación a lo sensual de la vida y la amenaza de alguna especie de violencia flotando en el ambiente que retratan. Para ello juegan con desnudos femeninos esencialemente, que bien pudieran haber tenido su inspiración en los retratos eróticos que en nuestras épocas otras artistas fotografían en modelos de mujeres fatales y neopunkies o ciberpunkies.
Algunos elementos que usan para lograr esos efectos toman su eje principal en una máscara antigás de las diseñadas para la guerra química o incluso para la guerra nuclear, que es algo que ya habíamos visto por esta bitácora en las fotografías retrofuturistas de Urbandancer. La anterior fotografía que os he puesto de Favole Art y Javier Carrera está perfectamente tal como ellos la han realizado, medido la luz y revelado. En esta otra, sin embargo os pido perdón ya que se cuelan dos focos de luz de mi propia cámara de fotografía, y se pierde una gran cantidad de información de la textura, ya que sabéis que mi pequeña cámara-móvil es antigua y ya algo estropeada. Sin embargo, ahí os dejo la imagen para que os animéis a ir a verlo con vuestros propios ojos y disfrutéis intuitivamente de las historias aparentes que las imágenes nos dejan sugeridas a nuestra imaginación. Los juegos de claroscuros, con un fuerte contraste y marcando venas y poros, refuerzan en nuestra mente ese mundo de un nuevo goticismo, casi hasta de un nuevo barroquismo, sugerente entre, lo dicho, la sensualidad y la amenaza de lo fragilidad de la vida en un mundo tan lleno de peligros que flotan en el ambiente. O bien, dependiendo del retrato, nos puede evocar que precisamente algunos personajes eróticos son en sí mismos todo un peligro, como el de esa mujer cuya visión por la espalda nos hace ver como su cuerpo es el tronco típico de una explosión con un obús de gran calibre o con una bomba nuclear.
Y si tras pasar por La Chata tenéis más ganas de fotografías de artistas locales y a la vez os apetece beberos un vino, hasta el 20 de abril podéis atravesar la calle Cardenal Cisneros a la larga y llegar al otro extremo, donde empieza la Plaza de los Santos Niños, allí os metéis en El Tempranillo Vinacoteca. Allí encontraréis la obra de Miguel Rojo, un fotógrafo que se dedica sobre todo a la fotografía de reportaje de la realidad. Él es partidario de una fotografía expontánea donde se retrate la realidad tal cual es en imagen, siempre en blanco y negro, eso sí. Por eso sus protagonistas no suelen saber qué están siendo parte de una captura de la realidad que percibe Rojo. Pero, para la exposición de la que hablamos, esta vez no es así. Miguel Rojo nos presenta algo no muy habitual en él, que es la fotografía artística mostrándonos una metáfora, un simil, con su concepto sobre la belleza y los cánones sociales actuales a través de maniquíes, que se nos presentan incluso a modo industrial, uno tras otro, en el cartel que diseñó para el evento. Es una innovación en su hacer, eso y que yo mismo llevaba dos años detrás de él tratando de convencerle para que expusiera algo de su obra. Asíque también es importante saber que este es todo un acontecimiento doble por su parte.
De Miguel Rojo yo he podido disfrutar sus reportajes sobre las manifestaciones de diversa índole en Madrid y Alcalá de Henares entre 2011 y 2012, las manifestaciones de la empresa aeronáutica Iberia en este 2013, sus reportajes sobre el proceso creativo (y también sólo de su obra) del otro artista local Raúl Armenteros, o retratos variados de mendigos en la gran ciudad. Por eso, este reportaje sobre la belleza artificial es bien llamativo y nos invita a reflexionar de cómo la sociedad, sin que nos demos cuenta, hemos sido en buena parte tratados y transformados en producto de mercado al invitarnos a participar en un consumismo adorador de perpetuar una belleza que no es de nuestro concepto propio, sino de nuestro concepto una vez que nos han hecho asumir y apropiarnos el concepto de belleza de determinados agentes que se dedican a vender ideas de belleza para vender sus productos para que nos acerquemos a ellas (ropa, maquillaje, gafas, estilos de vida, televisión...). De las fotografías que podemos contemplar en esta exposición hay una de una cabeza de maniquí que Rojo ha sabido colocar y retratar a modo del busto del Antiguo Egipto de Nefertari, que está consideraba como una de las esculturas de mujer más hermosas que se han hecho y que retrata un canon de belleza. Sin duda, genio y figura.
Ahora bien, que si es por acercarse a Egipto siempre se puede uno ir a un fragmento de él a través de los ojos y la cámara de Jordi Esteva. Esteva es un fotógrafo y escritor español que ha vivido cinco años allí, por una parte ejerciendo de fotógrafo y por otra parte ejerciendo el periodismo en una radio y una revista. Su obra estará expuesta por Alcalá de Henares hasta el 12 de julio en la Sala de San José de Caracciolos de la Universidad de Alcalá de Henares -UAH- (calle Trinidad). Esteva nos muestra su visión de esa zona del mundo a través de la exposicón "Arcadia Arábiga, Socotra y otros Oasis". Aunque bien es cierto que la UAH también está exponiendo este mes otras exposiciones de fotografía en otros edificios como puedan ser el edificio de Filología, al lado de esta misma sala, sobre paisajes urbanos del norte de África, o en la Facultad de Arquitectura (calle Santa Úrsula), sobre África, creo, o bien en el Colegio de los Basilios (callejón del Pozo), donde ahí se expondrá una retrospectiva de la obra de Fernando Arranz entre 1988 y 1990. Centrándonos en la que nos ocupa de Jordi Esteva podríamos decir que, una vez más en blanco y negro, nos muestra un África Noroccidental que siendo real nos resulta idílica y casi salido de esos reportajes gráficos que suelen acompañar las novelas gráficas de Hugo Pratt. Casi parecen salir de otros mundos pasados, de algún momento del siglo XX inicial, quizá hasta del XIX, pero son nuestras épocas. Es la realidad de un África rural que, probablemente, se confronta de manera exagerada con la realidad de un África urbana, por ejemplo, sin cambiarse de país, la que se pueda vivir en los barrios de El Cairo. Sea como sea, Esteva nos invita a viajar no sólo geográficamente, sino también en el tiempo, y nos abre una mirada a un mundo que se anhela y que nos hace pensar en la idea siempre constante de que la vida es más sencilla e inocente de lo que a menudo nosotros la vamos formando.
Pero si os cansáis de visitar tantas fotografías os podéis acercar al Perro Verde (calle san Felipe Neri con Calle Mayor y Plaza de los Santos Niñso). Allí hace una semana que se inauguró una exposición de dibujo y pintura del artista local Lacabezacaliente. Yo, si digo la verdad, estos retratos me parece que ya los he visto por Internet, pero todo pueda ser que lo haya hecho porque el propio artista haya puesto alguno por alguna red social común. De hecho, su cartel está por Internet. Se trata de una colección amplia de dibujos de trazos simples y repetitivos como si de un modelo industrial se tratara, sobre los que va pintando diversos rasgos que nos dan la clave de que se trata del cráneo de personas y personajes popularmente muy conocidos. Se da la mano con el Arte Pop y con el Noveno Arte (el cómic). Es una visión humorística y reflexiva sobre la vida y la muerte y las diferentes posturas ante la vida de cada uno cuando, en definitiva, todos somos del mismo material.
Si volvemos hacia atrás un poco en nuestros pasos, hacia la calle Postigo, que es la calle que da continuación a la calle Victoria, llegaremos al bar de ese artista local mencionado antes, Raúl Armenteros, La Vaca Flaca. Allí se inaugura hoy una exposición nueva de cuadros de una artista alcalaína de la que sólo sé dos cosas, que se llama María Chávez y que es una chica muy joven que ha expuesto ya previamente con Otra Forma de Moverte. En esta fotografía de uno de sus cuadros se ven los reflejos de las luces de las lámparas creadas por Raúl (la fotografía es suya y la realizó así a drede para anunciar el evento), pero se puede apreciar muy nitidamente lo prometedora que puede ser esta pintora. Sus trazos, que apenas dejan rastro de las pinceladas dadas, tienden al hiperrealismo, pero no sobre objetos, como tantos hiperrealistas de nuestros días, sino sobre personas. En concreto ella está motivada en esta exposición por la vitalidad de las bailadoras femeninas de flamenco. Algunas de las caras que se pueden ver nos resultarán familiares, pero las claves están en los campos de profundidad que ha logrado alcanzar con los pinceles y el dominio de la representación de las manos. Son a la vez unos cuadros que no se despegan aún del retrato puro y duro, sin embargo, dada la juventud de la autora, es más que probable que si perdura en su Arte logre un camino propio y bien diferenciado que nos dé más de un buen momento.
Una vez más mi propia cámara fotográfica no hace justicia a la fuerza, color y precisión descriptiva del retrato, pero aquí os dejo otra imagen de otro de sus cuadros. Ese baile flamenco donde las manos van tejiendo la historia que cuenta la música nos llena de la vitalidad pasional y sentida con que la propia bailadora la vive y nos muestra con sus ojos cerrados. La geometría del cuadro se combina con su juego de colores y luces, y empalma de algún modo, con esos cuadros renacentistas cuyos fondos nunca mostraban lo que pasaba detrás del protagonista del retrato. Pero es precisamente este retrato uno de los que más me llaman la atención, quizá precisamente porque no se retrata tanto a la persona como a otra cosa.
La exposición se inaugurará hoy por la noche en La Vaca Flaca, como he dicho, mientras se realiza un concierto de música espiritual budista. Estuve ayer en el ensayo y ciertamente curioso el sonido armónico que se puede alcanzar con los cuencos de cuarzo.
Espero que disfrutéis de todas estas propuestas de abril y que la cerveza os acompañe. Un saludo, lectores; un saludo, cibernautas.
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