jueves, enero 17, 2013

NOTICIA 1180ª DESDE EL BAR: LUCES QUE NOS DEJAN A OSCURAS

La Plaza de Callao de Madrid es de comienzos del siglo XX. Una de sus características son sus cines, como el Callao o el Capitol, que datan de los mismos comienzos de la construcción de esta plaza encuadrada en el diseño mismo del trazo de la Gran Vía. Estos cines, de los que había muchos en la avenida citada y esta plaza, abrieron entre finales de los años 1920 y la década de 1930. El Callao es de estilo Art Decó, quizá algo tardío, no mucho, quizá algo germanizante, es de 1927. Los carteles de cine que siempre hubo aquí cubrían grandes fachadas, o espacios más pequeños. Parte de ellos se guardan en la Filmoteca Española, donde estoy trabajando por ahora, de momento, como archivero. Quizá sea porque no me fijé la última vez que paseé por aquí, pero esos carteles ahora son un poco más del siglo XXI, ya no son de papel ni de lienzo. Son luminosos, pantallas de alta tecnología que proyectan vídeos promocionales de las películas y anuncios de productos diversos. El signo de los tiempos. Los dueños de las salas han encontrado en la nueva tecnología este apaño para sacar algún beneficio para compensar la pérdida de espectadores. Quizá debieran explorar más caminos posibles con las nuevas tecnologías más llamativos y posiblemente jugosos de cara a los espectadores, pero este panorama, entre el metraje futurista de Blade Runner y la realidad desde hace décadas de Piccadilly Circus en Londres, es el actual: un Madrid que aspira al siglo XXI (saltándose las políticas de ecología y ahorro energético que fomenta el gobierno), y que sin embargo no puede ocultar que su esencia es nuestro castizo siglo XX.

Por otra parte, cada vez van aumentando más los temores entre historiadores y archiveros sobre la conservación de nuesta memoria. A este paso, entre correos electrónicos, bitácoras, periódicos digitales, BOE en Internet, mensajes de telefonía, conversaciones telemáticas, fotografía digital, libros digitales, películas rodadas digitalmente, etcétera, y ahora cartelería digital, es posible que a finales del siglo XXI, si no a mediados, sea más difícil saber qué pasó en el paso del siglo XX al XXI, que lo que pasó de mediados del siglo XX para atrás. Este es un debate abierto muy extenso y complejo que lleva años en marcha, y que sin embargo parece que realmente hay muchos testimonios recientes que ya han desaparecido y con ellos muchas posibles explicaciones y razones para determinados sucesos, sobre todo en las razones sociales para un determinado comportamiento de la sociedad ante algún suceso concreto.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

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