Como cada año toca felicitar el nuevo año, 2013, y escribir sobre la cantidad de libros que leí en 2012. Como siempre reseñaré los dos que más me dijeron y emocionaros o hicieron pensar, más la novela gráfica que destacaría por la misma razón. Y como en años anteriors: sobre todos los libros que leí a lo largo de toda mi vida se puede leer en: Noticia 204ª, Noticia 387ª, Noticia 569ª, Noticia 721ª, Noticia 874ª y Noticia 1034ª.
2012: 33 años.
Leí 50 libros, de los cuáles 3 eran novelas gráficas.
De todos los libros que he leído en 2012 hay que añadir que 24 de ellos se recopilaban en un solo volumen: Leopoldo María Panero: Poesía completa (1970-2000), obviamente de Leopoldo María Panero. Que cuatro estaban en inglés, pues he comenzado a ser autodidacta para mejorar y aprender el idioma inglés. Que una de las novelas gráficas estaba dividida en dos volúmenes. Y que ocho de los libros los leí como parte de un pequeño trabajo que realicé a comienzos de año evaluando novelas para su posible publicación, alguna se ha publicado. Y estos son los que destaco:
La Peste, de Albert Camus. El autor era un pies negros francés, o en otras palabras un francés que había nacido en Argelia, cuando Argelia era parte de Francia. Comenzó siendo comunista y terminó siendo un anarquista intelectual muy activo durante la Guerra Fría. Vivió los horrores de la segunda Guerra Mundial, y después los de la Guerra de Independencia de Argelia. Camus, Premio Nobel de Literatura, habla sobre todo de problemas de conciencia. Sus personajes son un problema de conciencia en sí mismos, Pero no son un problema de conciencia inusual, lo son de manera muy común, muy cercanos a las vidas normales de los lectores, a pesar de que los ponga en contextos excepcionales. En La Peste una ciudad argelina francesa sufre una epidemia de peste tras la guerra mundial y la población es aislada del resto del país. La sociedad en ese momento cambia poco a poco pasando por todos los estados humanos posibles y eso lo explica Camus a través de varios personajes y sus casos individuales. Este libro me incitaba a no dejar de leerle, aunque su volumen obliga a darle pausas, y lo que dice y analiza invita a parar para reflexionarlo, para saborearlo, para que quede el sabor en el paladar. Desde el doctor que lucha contra la muerte sabiendo que es una guerra perdida y debe deshumanizarse precisamente para llevar a cabo su labor llena de deseos humanos, al periodista que necesita contar con palabras lo que todos viven con hechos, el asesino que se oculta en buenas acciones, el cura que quiere llevar la paz interior a sus feligreses mientras él mismo sufre dudas ante calles llenas de muertos que no hicieron nada por recibir esa muerte, o políticos que tienen que administrar la ciudad como si fuera una fábrica de muertos en lugar de un lugar de sociedad. Es una lectura muy recomendable, la metáfora de la trama en sí misma hace al mismo tiempo que sea extrapolable a otras situaciones de hoy día, en plena crisis económica. esta novela fue escrita en 1947, pero su lectura, lo que expresa, es atemporal.
Farenheit 451, de Ray Bradbury. A pesar de que soy un forofo de la ciencia ficción y de la distopía, de la que te hace pensar, este clásico del cuarteto iniciador del género no lo había leído hasta este 2012 que terminó ayer. Claro que este año también me acerqué a La Isla, el último libro que escribió Aldous Huxley, el cual me vendieron como distopía. El vendedor delató de ese modo que no había leído el libro ni sabía nada de él, pero que conocía que Huxley era el autor de Un Mundo Feliz. La Isla no es una distopía, es un libro de una utopía que explica precisamente el tipo de sociedad perfecta que consideró ideal Huxley. El autor en sus últimos años había ya experimentado con varias drogas lisérgicas y se había introducido en el budismo y el hinduísmo, y eso es algo muy evidente en esa última obra. Para él la sociedad perfecta se basa en la felicidad, y no en lo material, aunque es precisamente el poder cubrir algunas necesidades materiales lo que permite que la mente se pueda centrar en que uno mismo sea feliz. Rechaza de lleno los dos mundos de la Guerra Fría, el occidental capitalista y el de las dictaduras comunistas, y se posiciona claramente al lado de las naciones No Alineadas y, más en concreto, en la idea de la necesidad de abandonar la política y centrarse, con libertad y sin tabúes, en las cosas básicas y sencillas que a las personas nos hacen o harían sentir bien. Pero volvamos a Farenheit 451, porque el anterior libro citado, aunque muy curioso e interesante, no llegó a llenarme todo lo que prometía hacerlo. Farenheit 451, sí. La historia en bien conocida en nuestros días. Truffaut llegó a llevarla al cine y Tim Hamilton al cómic, pero es en el original, en el libro, donde está la historia en su modo más perfecto. Hay que remitirse al libro, ir al libro, leer el libro. Esta es una distopía donde se plantea una sociedad futura donde se controla a la sociedad sin necesidad de amedrentarla, sino que el gobierno lo logra haciéndo vivir a las personas en una sociedad de consumo y necesidad de consumo de todo tipo de productos materiales que hace que cada individuo crea que vive en una sociedad perfecta y feliz cuando logra sus pequeños obejtivos al comprar algo. Pero para esto el gobierno necesita que las personas no se detengan más que en pensar en sus carencias materiales que les plantean los empresarios productores, en nada más. Esto se logra ocupando las mentes con interminables programas de televisión que contienen informativos que dan la apariencia de una total sociedad de la información, pero que en realidad es todo una maquinaria que usa el gobierno para dar la información que más le interesa a cada momento. Necesita que la gente no piense demasiado en alternativas o en el origen de las cosas, y para eso debe eliminar el que por siglos ha sido el principal método para que la gente empiece a pensar por sí misma: la lectura. Los libros están prohibidos, en esa sociedad los bomberos no apagan incendios, sino que prenden hogueras de libros. Cada cierto tiempo aparecen socialmente algunas personas que se descubre que leen clandestinamente. Con este planteamiento Bradbury nos presenta la historia de un bombero que empieza a dudar de su trabajo censor y comienza a empatizar con los perseguidos lectores. Todo, por otro lado, en un contexto de Guerra Fría y una amenaza de guerra mundial sobre la sociedad para que nadie se atreva a cambiar (por miedo) el orden de estado de la sociedad planteada. Es una lectura que también me resultó muy cercana a estos tiempos de crisis económica y de replanteamiento de la sociedad que vivimos, posterior a la Guerra Fría, donde los grandes empresarios no sólo nos han llevado a esta crisis actual, sino también a una sociedad del consumo y unos miedos no muy lejanos a los que Bradbury nos planteó en 1953. No obstante, es un clásico del género y del siglo XX.
Novela gráfica destacable: Blade Runner (en dos volúmenes), por Tony Parker, basada en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Phillip K. Dick, cuya lectura la hice en 1996 y la destaqué en 2007. Esta novela gráfica fue un regalo de cumpleaños que me hicieron dos de mis amigos más antiguos en 2011, y que completé con la compra del segundo volumen yo mismo en este pasado 2012. Ya hubo una versión en cómic que publicó Marvel en 1982 con motivo de que la novela de 1968 sirvió como base para una película de Ridley Scott ese año. Aquel cómic era más fiel a la película que al libro, y las lineas de los dibujos estaban pensadas con una finalidad más comercial que artística. La novela gráfica de 2011 es todo lo contrario. Nos ha llegado en dos volúmenes a España, pero en Estados Unidos fue publicada originalmente por capítulos en revistas. Su finalidad era doble: destacar un aspecto artístico y ajustado a la novela, y homenajear a Phillip K. Dick, ya que en 2012 se cumplió el treinta aniversario de su muerte, pero también del estreno de aquella película de su libro más conocido. Los dos volúmenes de este cómic incluyen textos tanto de los participantes de la creación del mismo como de personas que conocieron al escritor. Sus aportaciones y análisis de la obra ayudan a ver con otros ojos, con muchos otros ojos, este otro clásico de la literatura estadounidense del siglo XX, que también es una distopía, o mejor dicho no lo es, sino que tiene muchos puntos en común con la distopía. El cómic esta tratado con técnicas informáticas de grafía y coloreado. Es un trabajo donde predomina el color negro y las gamas oscuras de cualquier color, pero de vez en cuando se rompe todo con haces de luminoso blanco y azul eléctrico. El guión usa más de los textos seleccionados de la novela que de los diálogos entre personajes. Es cierto que algunos dibujos no llegan a convencerme del todo, pero también es cierto que para esta edición de lujo hay varios dibujos pintados por renombrados y afamados artistas del Noveno Arte, ya consagrados para la Historia inicial del siglo XX de esta modalidad de arte. Lo mejor de estos dos volúmenes es, insisto, esos textos que acompañan la obra.
2013 (1 de enero):
2013, 33 años camino de los 34: Estoy leyendo un libro
Mujeres novohispanas e identidad criolla (siglos XVI y XVII), por Alberto Baena Zapatero. En la Primavera de este año fuí a una bolsa de trabajo para dejar mi curriculum laboral y me regalaron este libro. Tiene diecisiete ediciones de parte del ayuntamiento de Alcalá de Henares, y el Premio de Investigación María Isidra de Guzmán 2008. El autor pertenece a esa corriente de historiadores que miden la Historia en la creencia de que son las cuestiones feministas, más en concreto la confrontación entre hombre y mujer, lo que mueve todo. Tiene algunos aciertos documentales muy destacables, y tiene una selección de textos acertada. Sin embargo no comparto la idea central de la investigación. Así por ejemplo el autor se queja de que en determinados documentos no se dice que las mujeres fueron a tal acto y que las ocultan con la palabra "nobleza"... Creo que es un enfoque equivocado. Cuando en el siglo XVII escribieron esos documentos no se decía "estuvieron las mujeres" sino la nobleza en general porque se pensaba en clases sociales, no en géneros sexuales. Del mismo modo cuando el autor se sorprende de que la sociedad española en América tenía las mismas convenciones que en Europa es otra visión no muy acertada... ¿o es que cuando cualquiera de nosotros viaja a otro país que no es España de golpe en el viaje deja y olvida todo su bagaje cultural? Tampoco creo que sea acertado analizar el mundo femenino sólo desde la perspectiva de la Iglesia católica, muchas de las cuestiones que achaca el autor al machismo son en realidad cuestiones de carácter religioso y funcionaba condenatoriamente tanto a mujeres como a hombres por igual. Aparte de que analizar la Historia sólo desde una perspectiva nos lleva a una creencia equivocada o sesgada de lo que se puede aproximar más a la realidad. El hecho de que existan condenaciones nos hace pensar, por ejemplo, que existen porque de hecho está ocurriendo justo lo contrario de lo que la Iglesia hubiera querido que existiera. Pero también está equivocado a mi juicio que sólo se indague en la vida de las mujeres adineradas, pues el mundo femenino es de todas las mujeres, no sólo de las ricas. La Historia no evoluciona sólo con las personas ricas. Aún con todo tiene algunos puntos de vista que sí me parecen muy acertados. Sea como sea, y pese a que el libro usa de muchas fuentes bibliográficas, el autor sólo ha consultado dos archivos y la Biblioteca Nacional de Madrid, y de esos dos archivos, además, ninguno ha sido ni el Archivo General de Simancas ni el Archivo Histórico Nacional, los cuáles hubiera sido deseable que los hubiera pisado junto a los dos que sí pisó, el Archivo General de Indias (Sevilla) y el Archivo General de la Nación (México). Es un libro interesante, no obstante, y nos ilustra en cuestiones no muy trabajadas en la historiografía tanto española como en la americana. Ellos porque prefieren historiar más su Historia precolombina y su Historia desde su independencia, nosotros porque en general nos desentendemos de la Historia de esos lugares de España que se independizaron de España. Es una buena aproximación a conocer la Historia de la América de la Edad Moderna y de la sociedad española en general del mismo periodo, ya que socialmente y legalmente es lo mismo, con matices en cada lado del océano. Pero recomiendo leerlo con espíritu crítico y autorreflexivo, pues ya digo que su óptica es la de la historiografía feminista, y yo al menos creo que contiene partes que no es una visión muy acertada del todo a la realidad de la época.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
La Peste, de Albert Camus. El autor era un pies negros francés, o en otras palabras un francés que había nacido en Argelia, cuando Argelia era parte de Francia. Comenzó siendo comunista y terminó siendo un anarquista intelectual muy activo durante la Guerra Fría. Vivió los horrores de la segunda Guerra Mundial, y después los de la Guerra de Independencia de Argelia. Camus, Premio Nobel de Literatura, habla sobre todo de problemas de conciencia. Sus personajes son un problema de conciencia en sí mismos, Pero no son un problema de conciencia inusual, lo son de manera muy común, muy cercanos a las vidas normales de los lectores, a pesar de que los ponga en contextos excepcionales. En La Peste una ciudad argelina francesa sufre una epidemia de peste tras la guerra mundial y la población es aislada del resto del país. La sociedad en ese momento cambia poco a poco pasando por todos los estados humanos posibles y eso lo explica Camus a través de varios personajes y sus casos individuales. Este libro me incitaba a no dejar de leerle, aunque su volumen obliga a darle pausas, y lo que dice y analiza invita a parar para reflexionarlo, para saborearlo, para que quede el sabor en el paladar. Desde el doctor que lucha contra la muerte sabiendo que es una guerra perdida y debe deshumanizarse precisamente para llevar a cabo su labor llena de deseos humanos, al periodista que necesita contar con palabras lo que todos viven con hechos, el asesino que se oculta en buenas acciones, el cura que quiere llevar la paz interior a sus feligreses mientras él mismo sufre dudas ante calles llenas de muertos que no hicieron nada por recibir esa muerte, o políticos que tienen que administrar la ciudad como si fuera una fábrica de muertos en lugar de un lugar de sociedad. Es una lectura muy recomendable, la metáfora de la trama en sí misma hace al mismo tiempo que sea extrapolable a otras situaciones de hoy día, en plena crisis económica. esta novela fue escrita en 1947, pero su lectura, lo que expresa, es atemporal.
Farenheit 451, de Ray Bradbury. A pesar de que soy un forofo de la ciencia ficción y de la distopía, de la que te hace pensar, este clásico del cuarteto iniciador del género no lo había leído hasta este 2012 que terminó ayer. Claro que este año también me acerqué a La Isla, el último libro que escribió Aldous Huxley, el cual me vendieron como distopía. El vendedor delató de ese modo que no había leído el libro ni sabía nada de él, pero que conocía que Huxley era el autor de Un Mundo Feliz. La Isla no es una distopía, es un libro de una utopía que explica precisamente el tipo de sociedad perfecta que consideró ideal Huxley. El autor en sus últimos años había ya experimentado con varias drogas lisérgicas y se había introducido en el budismo y el hinduísmo, y eso es algo muy evidente en esa última obra. Para él la sociedad perfecta se basa en la felicidad, y no en lo material, aunque es precisamente el poder cubrir algunas necesidades materiales lo que permite que la mente se pueda centrar en que uno mismo sea feliz. Rechaza de lleno los dos mundos de la Guerra Fría, el occidental capitalista y el de las dictaduras comunistas, y se posiciona claramente al lado de las naciones No Alineadas y, más en concreto, en la idea de la necesidad de abandonar la política y centrarse, con libertad y sin tabúes, en las cosas básicas y sencillas que a las personas nos hacen o harían sentir bien. Pero volvamos a Farenheit 451, porque el anterior libro citado, aunque muy curioso e interesante, no llegó a llenarme todo lo que prometía hacerlo. Farenheit 451, sí. La historia en bien conocida en nuestros días. Truffaut llegó a llevarla al cine y Tim Hamilton al cómic, pero es en el original, en el libro, donde está la historia en su modo más perfecto. Hay que remitirse al libro, ir al libro, leer el libro. Esta es una distopía donde se plantea una sociedad futura donde se controla a la sociedad sin necesidad de amedrentarla, sino que el gobierno lo logra haciéndo vivir a las personas en una sociedad de consumo y necesidad de consumo de todo tipo de productos materiales que hace que cada individuo crea que vive en una sociedad perfecta y feliz cuando logra sus pequeños obejtivos al comprar algo. Pero para esto el gobierno necesita que las personas no se detengan más que en pensar en sus carencias materiales que les plantean los empresarios productores, en nada más. Esto se logra ocupando las mentes con interminables programas de televisión que contienen informativos que dan la apariencia de una total sociedad de la información, pero que en realidad es todo una maquinaria que usa el gobierno para dar la información que más le interesa a cada momento. Necesita que la gente no piense demasiado en alternativas o en el origen de las cosas, y para eso debe eliminar el que por siglos ha sido el principal método para que la gente empiece a pensar por sí misma: la lectura. Los libros están prohibidos, en esa sociedad los bomberos no apagan incendios, sino que prenden hogueras de libros. Cada cierto tiempo aparecen socialmente algunas personas que se descubre que leen clandestinamente. Con este planteamiento Bradbury nos presenta la historia de un bombero que empieza a dudar de su trabajo censor y comienza a empatizar con los perseguidos lectores. Todo, por otro lado, en un contexto de Guerra Fría y una amenaza de guerra mundial sobre la sociedad para que nadie se atreva a cambiar (por miedo) el orden de estado de la sociedad planteada. Es una lectura que también me resultó muy cercana a estos tiempos de crisis económica y de replanteamiento de la sociedad que vivimos, posterior a la Guerra Fría, donde los grandes empresarios no sólo nos han llevado a esta crisis actual, sino también a una sociedad del consumo y unos miedos no muy lejanos a los que Bradbury nos planteó en 1953. No obstante, es un clásico del género y del siglo XX.
Novela gráfica destacable: Blade Runner (en dos volúmenes), por Tony Parker, basada en la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Phillip K. Dick, cuya lectura la hice en 1996 y la destaqué en 2007. Esta novela gráfica fue un regalo de cumpleaños que me hicieron dos de mis amigos más antiguos en 2011, y que completé con la compra del segundo volumen yo mismo en este pasado 2012. Ya hubo una versión en cómic que publicó Marvel en 1982 con motivo de que la novela de 1968 sirvió como base para una película de Ridley Scott ese año. Aquel cómic era más fiel a la película que al libro, y las lineas de los dibujos estaban pensadas con una finalidad más comercial que artística. La novela gráfica de 2011 es todo lo contrario. Nos ha llegado en dos volúmenes a España, pero en Estados Unidos fue publicada originalmente por capítulos en revistas. Su finalidad era doble: destacar un aspecto artístico y ajustado a la novela, y homenajear a Phillip K. Dick, ya que en 2012 se cumplió el treinta aniversario de su muerte, pero también del estreno de aquella película de su libro más conocido. Los dos volúmenes de este cómic incluyen textos tanto de los participantes de la creación del mismo como de personas que conocieron al escritor. Sus aportaciones y análisis de la obra ayudan a ver con otros ojos, con muchos otros ojos, este otro clásico de la literatura estadounidense del siglo XX, que también es una distopía, o mejor dicho no lo es, sino que tiene muchos puntos en común con la distopía. El cómic esta tratado con técnicas informáticas de grafía y coloreado. Es un trabajo donde predomina el color negro y las gamas oscuras de cualquier color, pero de vez en cuando se rompe todo con haces de luminoso blanco y azul eléctrico. El guión usa más de los textos seleccionados de la novela que de los diálogos entre personajes. Es cierto que algunos dibujos no llegan a convencerme del todo, pero también es cierto que para esta edición de lujo hay varios dibujos pintados por renombrados y afamados artistas del Noveno Arte, ya consagrados para la Historia inicial del siglo XX de esta modalidad de arte. Lo mejor de estos dos volúmenes es, insisto, esos textos que acompañan la obra.
2013 (1 de enero):
2013, 33 años camino de los 34: Estoy leyendo un libro
Mujeres novohispanas e identidad criolla (siglos XVI y XVII), por Alberto Baena Zapatero. En la Primavera de este año fuí a una bolsa de trabajo para dejar mi curriculum laboral y me regalaron este libro. Tiene diecisiete ediciones de parte del ayuntamiento de Alcalá de Henares, y el Premio de Investigación María Isidra de Guzmán 2008. El autor pertenece a esa corriente de historiadores que miden la Historia en la creencia de que son las cuestiones feministas, más en concreto la confrontación entre hombre y mujer, lo que mueve todo. Tiene algunos aciertos documentales muy destacables, y tiene una selección de textos acertada. Sin embargo no comparto la idea central de la investigación. Así por ejemplo el autor se queja de que en determinados documentos no se dice que las mujeres fueron a tal acto y que las ocultan con la palabra "nobleza"... Creo que es un enfoque equivocado. Cuando en el siglo XVII escribieron esos documentos no se decía "estuvieron las mujeres" sino la nobleza en general porque se pensaba en clases sociales, no en géneros sexuales. Del mismo modo cuando el autor se sorprende de que la sociedad española en América tenía las mismas convenciones que en Europa es otra visión no muy acertada... ¿o es que cuando cualquiera de nosotros viaja a otro país que no es España de golpe en el viaje deja y olvida todo su bagaje cultural? Tampoco creo que sea acertado analizar el mundo femenino sólo desde la perspectiva de la Iglesia católica, muchas de las cuestiones que achaca el autor al machismo son en realidad cuestiones de carácter religioso y funcionaba condenatoriamente tanto a mujeres como a hombres por igual. Aparte de que analizar la Historia sólo desde una perspectiva nos lleva a una creencia equivocada o sesgada de lo que se puede aproximar más a la realidad. El hecho de que existan condenaciones nos hace pensar, por ejemplo, que existen porque de hecho está ocurriendo justo lo contrario de lo que la Iglesia hubiera querido que existiera. Pero también está equivocado a mi juicio que sólo se indague en la vida de las mujeres adineradas, pues el mundo femenino es de todas las mujeres, no sólo de las ricas. La Historia no evoluciona sólo con las personas ricas. Aún con todo tiene algunos puntos de vista que sí me parecen muy acertados. Sea como sea, y pese a que el libro usa de muchas fuentes bibliográficas, el autor sólo ha consultado dos archivos y la Biblioteca Nacional de Madrid, y de esos dos archivos, además, ninguno ha sido ni el Archivo General de Simancas ni el Archivo Histórico Nacional, los cuáles hubiera sido deseable que los hubiera pisado junto a los dos que sí pisó, el Archivo General de Indias (Sevilla) y el Archivo General de la Nación (México). Es un libro interesante, no obstante, y nos ilustra en cuestiones no muy trabajadas en la historiografía tanto española como en la americana. Ellos porque prefieren historiar más su Historia precolombina y su Historia desde su independencia, nosotros porque en general nos desentendemos de la Historia de esos lugares de España que se independizaron de España. Es una buena aproximación a conocer la Historia de la América de la Edad Moderna y de la sociedad española en general del mismo periodo, ya que socialmente y legalmente es lo mismo, con matices en cada lado del océano. Pero recomiendo leerlo con espíritu crítico y autorreflexivo, pues ya digo que su óptica es la de la historiografía feminista, y yo al menos creo que contiene partes que no es una visión muy acertada del todo a la realidad de la época.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
Y por lo que releo, este año es el año que más libros he leído en mi vida hasta la presente fecha.
ResponderEliminarQuien como tu que has leido tanto libros en el 2012 y que puedas dedicarle tiempo a la lectura,yo lamentablemente no puedo decir eso,espero que en este 2013 pueda leer un poquito màs.Besos
ResponderEliminarBueno, bien vale a menudo más la calidad que la cantidad, con que le saques algo de tiempo bien puede valerte. Feliz año nuevo.
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