Que mi religión es el trabajo,
y mis rezos son las manos.
Que el Infierno son las empresas,
y el Diablo los contratos.
Que mi pan es la cerveza,
que no está a precio barato,
y en mi mesa, que no falta,
se sostiene sobre deudas.
(Por Canichu, el espía del bar: Daniel L.-Serrano)
Y que se perdonen nuestras deudas
ResponderEliminarasí como nosotros no guillotinamos
a los endeudadores...
Aver.
;)
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