Un año más esta bitácora quiere conmemorar el aniversario del advenimiento de la II República. Estamos en su 79º aniversario, pero ¿realmente esta celebración entre republicanos y simpatizantes de esta fórmula de gobierno cuenta con la cifra de años transcurridos, o más bien, en el fondo, con lo que debería ser una tercera República? Mucho se ha hablado y reflexionado en este blog, tanto en pasados aniversarios, como en otros momentos que no eran aniversario, sobre el asunto. La I República Española, de 1873-1874, contaba con los mismos colores de la bandera monárquica. Tan sólo eliminaron los símbolos monárquicos del escudo de la nación. Pero aquella se planteó en términos de federación, de reconocimiento de libertades, de educación... Sí, fracasó, pero cuando sus líderes y partidarios continuaron con estas ideas de forma legal durante los reinados de Alfonso XII y Alfonso XIII le fueron dando molde creando nuevos símbolos. Introdujeron la figura de España como una mujer femenina, que ya había usado la monarquía, el cambio de colores en la bandera, adoptando la célebre roja, amarilla y violeta, el escudo coronado de Castilla... Pero sobre todo renovaron, o trataron de renovar, aquello en lo que se fracasó en la I República para poder adaptarlo en aquel 1931 al gusto de la mayor parte de los españoles posibles. No funcionó. La II República, como la I República, acabó destrozada por los militares que se consideraron salvadores de la patria usando las armas por encima de las decisiones electorales del resto de los españoles. Cosa que también intentaron en 1981.
Volver a hablar de una III República, de cómo se debe plantear, sería reescribir lo que ya se dijo en el aniversario de 2006 y en el 2007. Estamos en una Monarquía Parlamentaria que se construyó, salvando mucho las distancias, en una Transición en los años 1970' que se fijó en el modelo de la II República. A nadie se le escapa que nuestra Monarquía actual funciona de modo muy similar al de una República, similar, que no igual. El propio Rey Juan Carlos I declaró en su día que se debía honrar a todos los jefes de Estado y de Gobierno que ha habido en España, pues todos habían intentado servir al bien de los españoles. En este contexto honró a Azaña como el más representativo de aquellos jefes de Estado que no habían sido Reyes. No eligió al dictador general Franco, de quien heredó el poder, o a ningún otro presidente de gobierno republicano, véase Alcalá-Zamora, Negrín, Castelar, Pi i Margall, Salmerón o Figueras. Quizá consciente de que el discurso de Azaña, bien analizado ahora con frialdad, trataba de integrar a todos, y digo todos, los españoles,viéndose en sus escritos más íntimos salidos a la luz que incluso defendió los derechos de sus más encarnizados enemigos, siempre dentro de la lógica de sus ideas de democracía.
Querer retomar una II República sería un error de cálculo, más en estos tiempos de crisis donde no es precisamente el cambio del Rey por un Presidente lo que se debe esperar como reforma para lograr la justicia social, si no que las reformas deben ser para lograr esa reforma social en sí. República, sí, pero con cabeza, no me vale quitar la ropa a un santo para vestir a otro, como dice un dicho castellano. Donde quepamos todos, absolutamente todos, y en paz y hermandad, pero donde haya solidaridad y justicia social auténtica y no el cainismo al que estamos asistiendo estos años de crisis. Da igual que celebremos hoy el 79º aniversario de la II República o que hablemos de los 136 años de la I República, o de los 139 de la Comuna de París. Importa el fondo, lo que uno piensa conscientemente cuando piensa en el aniversario de hoy, pero pensándolo de modo activo, no de ese modo pasivo de mentalidad que se mueve por moda o por lo que hacen sus amistades. Ser consciente de lo que se apoya y porqué. Y sin embargo, tengo la sensación de que estamos tan lejos...
Los símbolos pueden cambiar o adaptarse, bien lo sabían los de la II República, lo que importa es el fondo, la sustancia, la base, la educación democrática.
Feliz Día de la República. Que la cerveza os acompañe.
Yo también pienso que el mero cambio de un rey por un presidente electivo no cambiaría nada. Y hay cuestiones mucho más importantes a modificar. por ejemplo, la legislación electoral.
ResponderEliminarSinceramente, consideraciones emotivas aparte, creo que la República sólo significaría más elecciones, la pérdida de una institución fija más o menos al margen de los partidos y, sobre todo, de la agenda del rey.
Además, la monarquía es la garantía de que Aznar no llegará a jefe del Estado. ;)
Hombre, yo soy republicano, respetando la monarquía parlamentaria presente y reconociendo sus méritos y deméritos. Lo que yo planteé en su día y ayer recordaba era que una III República no debe quedarse en un mero ejercicio de cambio de sistema, si no que esta realmente se construya bajo una educación democrática y ciudadana concienciada de cuestiones cívicas. Una donde quepa todo el mundo y redunde en todas las cuestiones relacionadas con la política social, donde se lime el poder de los ricos no a la fuerza, sino por mera educación en una nueva conciencia donde se entienda que el bien de todos es bueno para todos, por lo que unos no tengan que pisar a otros por dinero, religión, sindicato o lo que sea.
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