jueves, septiembre 10, 2009

NOTICIA 672ª DESDE EL BAR: UNA PALOMA ENFRENTE MÍA

Estas tres fotografías con sus tres partes escritas las puse hace un par de días en uno de mis álbumes de fotografía de facebook. Hoy hay una novedad más al respecto, y es que esta joven paloma se ha acostumbrado a venir todas las tardes a pasar un rato a mi terraza pequeña. Quien dice todas las tardes dice desde hace unos tres días. La gata la mira y se sienta o se tumba observándola, es más curiosidad que otra cosa. Incluso una vez se cansó de mirarla y se fue a tumbarse al sofá del salón. Ayer descubrí que la paloma había llegado a la terraza cuando la vi caminando delante mía por el pasillo... No sé si ponerla un nombre. Si viene con más frecuencia acabaré poniéndoselo... Cáspita... ¿esto no ocurría con un lobo en "Bailando con Lobos", de Kevin Costner?

Parte 1: En este atardecer de septiembre se me posó un pichón de paloma en el alfeizar de la ventana de mi despacho. Estuvo un largo rato y no la quise espantar, cada uno a lo suyo. Pero cuando la descubrió mi gata se acercó curiosa, que no cazadora, y el pichón voló. Al cabo de casi una hora oí llorar a la gata en la cocina, la joven paloma había volado a la terracilla de la cocina.



Parte 2: Es una paloma joven, por tamaño, porque no ha desarrollado del todo la cola y porque sus vuelos son cortos. De hecho fue a la terracilla de la cocina bordeando en un vuelo corto la fachada principal del edificio. Se paró allí no porque le gustara mi casa, sino porque en las rejas había alpiste de mi canario. No se movió al acercarme, si acaso alguna queja sonora, pero seguía comiendo. No veía, supongo, peligro o temor en mi cercanía... como tampoco la vio en la cercanía de la gata, a la cual terminé apartando por si acaso.




Y parte 3: terminé llamando a mi madre para que viniera de la otra casa. Pese a su esguince están cerca y se pudo acercar, hay una puerta comunicante en uno de los pasillos. Cogimos más alpiste y comió de la mano de mi madre. Estaba realmente hambrienta. Es una ploma blanca, gris y castaña. Muy bonita. Como puede volar, aunque aún un poco mal, y como veo que sabe encontrar comida, creo que sobrevivirá... pero aún le falta una cosa: aprender a desconfiar de los gatos. Mi gata es curiosa, se ha criado con un canario desde pequeña y no le hace nada a los pájaros, ni siquiera a los gorriones del olmo de la ventana de mi despacho, pero... es una felina... Y los de la calle salvajes (no domesticos) no serán tan respetuosos con este pichón si no aprende algunas lecciones de instinto de superviviencia. Bueno, es una bonita ave y un atardecer fresco y con una novedad agradable como esta. A dejarla volar libre tras el buffet libre que le hemos dado.

3 comentarios:

  1. Hola Canichu, hace tiempo que no paso por aquí y mira lo que encuentro... qué civilizada tu gata. Yo he adoptado una gata desde hace dos meses (tengo además un gato) y una tarde de la semana pasada me esperó con un trofeo sobre mi cama: un desparramo de plumas que me asustó bastante, al pensar que tengo una gata asesina en casa ;)
    Temo por las palomas que se asoman a mi patio. El gato no es muy hábil para cazarlas, pero la gata seguro que los espantará.
    Espero que esa paloma sobreviva y aprenda la lección que no le ha querido dar Reina.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Desde luego, que la paloma se ande con ojo. Mis gatos no pasaba verano sin que se comieran una paloma despistada o un vencejo. Además, para recordártelo, luego se pasan varios días regurgitando restos plumíferos.

    ResponderEliminar
  3. Pues la cosa es que la paloma sigue viniendo y voy a tener que hacer algo por espantarla, porque aunque no me importa que venga, la verdad es que se caga en la terracilla y como que no está uno por limpiar todos los días mierda de paloma. Si mi casa no fuera un piso, y la paloma viniera por el jardín o el porche, me daría igual... pero es un piso de un barrio obrero. Saludos.

    ResponderEliminar