Que no estaba muerto, que no, que estaba de parranda. Y desmentidos los rumores, pues eso, que vamos ya por el octavo día de ferias y fiestas de Alcalá de Henares. Quedan dos días más y hoy se mezcla viernes noche en fiestas con el mega cumpleaños de Barón Kaos (felididades) y, al igual que el año pasado, unos 5 a 10 litros de mojito entre otros litros para esa honomástica. El espía del bar le informa al alto mando que concierto tras concierto de rock en las murallas medievales, batucada tras batucada, peña de ferias tras peña de ferias, concursos de trivial, ventas benéficas contra el cáncer, desfiles, cerveza tras cerveza, striptease integral femenino, titeres, viejas caras conocidas y otros asuntos, que no, que no estaba muerto, que estaba de parranda... y así hasta el domingo. Vamos, que se pide disculpas al Alto Mando del Servicio de Espionaje de Bares por el retraso en actualizaciones de este blog. El cumpleaños previsiblemente culminará rozando la madrugada en la Peña de Los Presidiarios, como no podía ser menos, si alguien quiere encontrarnos allí andaremos. Saludos y que la cerveza os acompañe.
Bueno, aunque se merecería un post en realidad, quiero recordar a una persona que hizo grandes esfuerzos por la Transición democrática y que murió el día 27, con 96 años de edad. Uno de los grandes olvidados, tanto que nadie le ha rendido los honores que se le han rendido a otras grandes personalidades. Aún más la televisión no para de dar noticias de la muerte de Ted Kennedy en Estados Unidos y prácticamente no dedicarle espacios a este otro personaje. Personalmente hubiera discrepado con él en varias cosas de su vida, pero he de reconocer que hizo grandes esfuerzos y sacrificios en su vida personal en un viraje trascendental.
ResponderEliminarSe trata de Joaquín Ruiz-Jiménez. Este hombre era un cristiano católico practicante que apoyó en la guerra civil a los alzados golpistas de Franco. Fue alcalde de Madrid en cuatro ocasiones, y embajador de España en el Vaticano. Tanto es así que es él quien logró la firma de Concordato con la Santa Sede en 1953. Un concordato que hoy día es muy discutible, pero que fue un logro de la dictadura para lograr una apertura internacional tras un largo aislamiento desde 1939. Tras aquello, y aún apoyando la dictadura, Franco le nombró ministro de educación. En esta etapa Ruíz-Jiménez comprendió que la dictadura debía acabar por el bien de todos los españoles, y que el cambio no debía ser mediante la violencia, sino mediante un proceso interno y pacífico que se debía dar desde el gobierno.
Por ello, en 1956 intentó cierto aperturismo homenajeando al exiliado fallecido Ortega y Gasset. Esto provocó unas revueltas estudiantiles en las universidades pidiendo democracia y amnistía. Aquello le costó a Ruiz-Jiménez ser destituido como ministro. Franco le otorgó otro cargo en 1961, pero en 1962 Ruiz-Jiménez ya estaba en el punto de mira del régimen cuando participó, desde una postura democristiana, en el IV Congreso del Movimiento Europeo, o lo que es lo mismo: el llamado Contubernio de Munich, donde se reunió gran número de tendencias opuestas a la dictadura, desde la izquierda a la derecha, tanto exiliadas como gente que estaba en España, pese a que faltaron algunas tendencias en el acto.
Fundó la revista Cuadernos para el Diálogo, la cual en aquellos años reunía en sí las opiniones de todas las tendencias hacia el fin de la dictadura. Sin embargo, no fue él en quien se fijó el Rey Juan Carlos I tras la muerte de Franco en 1975 para conducir la transición a su monarquía parlamentaria y democrática desde las tendencias de derechas, sino en otro ex ministro, Fraga, y otro más, Suárez. Quizá Ruiz-Jiménez era muy incómodo para los militares del gobierno desde lo de Munich.
En su viraje personal fundo un partido de izquierda democristiana que no logró ningún diputado en 1977. Cuando el Partido Socialista alcanzó el gobierno en 1982, Felipe González le nombró Defensor del Pueblo, siendo la primera persona en ejercer ese cargo en España.
Su aparente silencio en todos estos años desde entonces me hizo creer que estaría muerto, fue mi sorpresa descubrir que murió ayer con 96 años. Hubiese discrepado con él en varias etapas de su vida, pero hay que reconocerle que es una figura trascendental en la transición de la derecha política española, y un ejemplo democristiano de convivencia democrática, a pesar de su pasado franquista. Una postura democristiana realmente con ideas tan claras de la democracia que incluso él mismo criticó el mantenimiento del Concordato de 1953 que él logró que se firmara, ya que con la monarquía parlamentaria, y tras el Concilio Vaticano II de 1962 – 1965, ese concordato lo juzgaba en detrimento de los derechos de todos los españoles, y desfasado, siendo defensor de la idea de que España era plural en iglesias y creencias por lo que no se debía primar a los católicos pese a ser mayoría, y él mismo ser practicante.
Injustamente muy olvidado en la memoria colectiva que nos han ido vendiendo, le rindo homenaje con este texto. Descanse en paz.