jueves, julio 16, 2009

NOTICIA 651 ª DESDE EL BAR: EL INFORME MAGNICIDIOS (y 3)

El último capítulo de la serie magnicidios:

EL INFORME MAGNICIDIOS (y 3)

Esta fotografía es uno de los acantilados de la Ribera de Navarra, donde el río Arga se junta con el río Aragón. En Peñalén. Yo aún no he estado en ese lugar, lo podéis ver aquí. Realmente cogí la fotografía tras leer uno de los magnicidios más espectaculares sobre los que he leído. Parece ser que el Rey de Navarra, Sancho García IV, iba por estos caminos con su familia y Corte el 4 de Junio de 1076. En todo caso, lo que parecía un viaje normal y corriente de la Corte Navarra pasó a ser un hecho trascendental para este reino medieval. Se encontraban de cacería. Sancho García IV no esperaba que ese día era objeto de una conjura. Hay quien la achacó a un noble de Funes, un pueblo cercano. Pero la cierto es que casi todos los que vivieron en aquella época anotaron para la Historia que fue un asesinato familiar. Sus hermanos y hermanas forzaron que se despeñara por el acantilado que aquí se ve. El golpe de Estado no funcionó muy bien. La hermana mayor y la menor junto a otro hermano menor fueron puestos bajo la custodia de Alfonso VI de León y Castilla, a la sazón su primo. Y el hermano mayor, Ramón, huyó al reino taifa de Zaragoza, por lo que es de suponer que fue Ramón quien urdió el asesinato para quedarse con el reino que nunca pudo quedarse. Alfonso VI corrió a quedarse por herencia con el reino de su primo, pero tenía otro primo reinando en Aragón, por entonces un territorio excesivamente pequeño, Sancho Ramírez I. Así que el Reino de Navarra fue partido en dos mitades entre ambos reinos. Navarra, que por entonces era fuerte, dejó de serlo, y de existir. Tenía posibilidades de expandirse hacia el sur contra la taifa musulmana de Zaragoza, haber atacado a Aragón en su beneficio, pero también, por lenguaje y por fuerza económica y de poder, podía haberse hecho más fuerte frente a Castilla gracias a sus territorios vascongados (de los que no todos estaban en su reino, sino que algunos eran parte del condado de Castilla, en estas épocas: reino de Castilla; por otra parte, los territorios vascos hasta esa fecha y algunas posteriores nunca llegaron a integrarse del todo en los asuntos que movían al resto de territorios cristianos, pese a que de ellos en el siglo XVI y XVII, junto con los catalanes, se deban los primeros textos que empiezan a elaborar ideología nacionalista que consolida el Reino de España y su posición y pureza de sangre en él). Pero el magnicidio sumió a Navarra en 58 años de inexistencia durante los cuales algunos territorios del reino de Navarra quedarían para siempre en terreno castellano o aragonés. Cuando el reino resurgió en 1134 ni siquiera se podía expandir por el sur, ya que la taifa de Zaragoza había sido absorbida por Aragón, que cobró tanto poder peninsular como Castilla gracias a su gran expansión territorial a costa de las tierras de Navarra, lo que atrajo en parte a cruzados franceses en busca de asentarse y combatir contra los musulmanes. Navarra en esa época sólo tenía el camino de enraizarse con noblezas francesas, igualmente, para sobrevivir, como así lo hizo hasta 1512, año en que el Reino fue conquistado por el relativamente recién fundado Reino Hispánico (España) por los Reyes Católicos.

Un magnicidio realmente curioso, despeñando al hermano. Hemos de suponer que el autor de la muerte de Sancho García IV fue el hermano que huyó a la taifa de Zaragoza, Ramón. Obviamente las posibles intenciones de querer quedarse el reino fueron frustradas. Posiblemente nadie de la Corte o los vasallos le apoyaban, o quizá era claro que si se mantenía en el trono podría encontrar la guerra con su primo Alfonso VI, aunque esto lo veo muy peregrino, Alfonso tenía otros intereses bélicos en la taifa de Toledo en esos momentos. Lo más seguro es que no encontró apoyos tras su crimen y prefirió huir y refugiarse entre los musulmanes, entre los cuales reaparece más tarde combatiendo a su lado. Sin embargo, se hace raro que los propios navarros prefieran ver partido el reino en dos mitades repartidas entre Castilla y Aragón, a que le gobierne algún noble. Sin embargo así fue. No hay nada que apunte a una conspiración internacional. Aragón era aún muy pequeño, enclaustrado entre montañas, sólo creció en tamaño e importancia tras estos sucesos, no tenía pues capacidad de hacer algo así a riesgo de desaparecer en una reacción bélica navarra. Los castellano-leoneses estaban inmersos en los proyectos de Alfonso VI contra las taifas musulmanas, si fue a Navarra tras el suceso fue para reclamar su parte hereditaria de la monarquía navarra. Así como para dar protección y custodiar a los hermanos de su difunto primo. Hemos de suponer que veían en Ramón un auténtico peligro para estos. Alfonso de hecho distrajo tropas que ese año necesitaba cubriendo posiciones más decisivas frente a las taifas y a la llegada del Imperio Almorávide al mando de Yusuf. Ninguna fuente de la época culpa a otros que no sean del entorno de los hermanos. Ramón es el principal sospechoso, y obviamente todo apunta que fue él quien hizo despeñarse a su hermano por el acantilado. Ahora podemos pensar que lo hizo por querer el reino, cosa que no pudo hacer, o quizá el magnicidio se deba a otras razones más, digamos, de rencillas familiares. No lo sabremos, sólo podemos sospechar.

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