Drácula era un muerto no muerto y yo soy un sordo no sordo. ¿Hay algún problema?
Acabo de regresar del otorrino, tal y como comuniqué hace tiempo mi preocupación sorderil... De otro modo no escribiría en este blog mis miserías humanas... pero como cuando me preocupó el asunto lo escribí, pues es justo que diga cómo ha quedado la cosa de cara a los lectores habituales. A ver si retomamos el blog hacia los cauces habituales en los próximos días, que últimamente abuso precisamente de eso: de mis miserias humanas. Pues sí, pues sí... soy un sordo no sordo. Tras varias pruebas esta mañana, qué lejos está el nuevo centro de salud y que mal comunicado desde donde vivo, el otorrino concluye que he perdido algo de audición, sin embargo estoy dentro de la normalidad auditiva... No de toda la normalidad auditiva que debería ser, pero sí de la normalidad. Tras varias preguntas de mi vida y más pruebas, volvió a considerar que probablemente mi perdida de audición se ha estancado, afortunadamente. Asíque estoy en eso: la audición normal, pese a haber perdido algo de oído. Sobre todo la perdida que he sufrido es en la audición de los graves. Asíque, amigos varones (que son los que suelen tener la voz grave), os pido un poco de paciencia si cuando me habléis os oigo pero no distingo lo que decís y os pido que lo repitáis, cosa que me ocurre sobre todo cuando hay más ruídos que vuestras solas voces.
Una amistad me dijo que podía hacer ejercicios para cuidarme y recuperar oído. Hmmm... El escritor Aldous Huxley era míope y, por coquetería y resistencia a la idea de no tener una genética heredada perfecta, no quería llevar gafas. Tanto se imbuyó en esa resistencia que consiguió toda clase de libros de optimetría, hasta que encontró uno que hablaba de corregir la visión precisamente sin usar gafas, mediante unos ejercicios diarios que requerían ciertos esfuerzos, pero válidos sólo para deficiencias menores. Huxley hizo esos ejercicios, al volver a graduarse la vista en uno o dos años, para sorpresa de su médico, había recuperado totalmente la visión. Y esto no es ciencia ficción como sus libros... ni producto del LSD que tomaba para explorar su mente (entre 1920' y 1950', casi hasta mediados de los 1960', era una sustancia legal recetada por psicólogos como hoy recetan Prozac). Bueno, lo mío es un caso de ligera perdida de oído. Sí, estoy en lo normal y está estancado, pero lo dicho, no todo lo normal que debiera... Quizá esa amistad tenga razón y deba ejercitar un poco mi oído, tal vez recupere lo perdido.
Hmmm... En breve prometo recuperar la normalidad del blog combinando toda clase de temáticas... Saludos y que la cerveza os acompañe.
pues a practicar esos ejercicios y a cuidarse
ResponderEliminarsí... creo que voy a tener que oír la tele bajita... pero cuando algún día me toque pinchar de nuevo música en el flamingo los cascos no me los quita nadie, que si no no me aclaro... Abracín.
ResponderEliminarEn el curro tengo un compi, muy majo él, de Salamanca alrededores, que cuando le pedimos que nos repita algo siempre suelta lo mismo :
ResponderEliminarLímpiate el culo que no oyes una mierda!!!
A ver si va a ser eso...
Besotes
Yo vivo desde que era una cría con una deficiencia en uno de mis oídos (hay una intensidad de sonido que no oigo), lo cual en lo que más me ha perjudicado es en no ser entonada para cantar... pero lo sobrellevo.
ResponderEliminarSuerte que no es tan grave y que tiene posible solución. Practica esos ejercicios y cuida el volumen de lo que escuchas.
Un abrazo.
Esta dificultad auditiva para los graves es muy común...con lo desagrable que resultan algunos agudos (voces de pito varias) que se te meten hasta la médula!! Así que se me ocurre lo bueno que sería poder ejercitar no sólo para captar los graves mejor sino para que los agudos pasen desapercibidos...
ResponderEliminarYa me contarás en qué consisten esos ejercicios....
si los agudos me pasasen desapercibidos ¿cómo escucharía a las chavalas?
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