El espía del bar Canichu le presenta al Alto Mando hoy el caso real de un español que estuvo en la banda de Al Capone como uno de sus matones más peligrosos. Apenas se recuerda hoy día sobre él. El diario "Aranda Hoy" publicó la única entrevista que concedió en su vida sobre los 1970'-1980' , ya octogenario. Por esa época, donde la banda del mafioso neoyorkino Al Capone ya era algo más para el romanticismo que para temer, el grupo de rock español La Frontera le dedicó una canción. Y definitivamente, era recordado en 1995 en el periódico "Diario 16" en un reportaje de una hoja, con fotografía y dibujo.
Se llamaba Sebastián Martín, más conocido como "Tony" Martin, o como "El Diablo" Martin, o como "El Español". Había emigrado a Estados Unidos en Junio de 1925, siendo muy joven. Era un español de Aranda, y su familia era extremadamente pobre. La Ley Seca estaba vigente en Norteamérica y los nuevos inmigrantes que llegaban montones cada día no encontraban trabajo. New York se hayaba dividida en sectores dominados por grupos mafiosos y bandas, igual que Chicago y otras ciudades estadounidenses. Sebastián Martín formó una banda en Brooklyn a la que llamó "Los Diablos", de ahí que le llamaran "Diablo" Tony. Intentaban ganar dinero vendiendo droga, sobre todo marihuana, a la que con frecuencia mezclaban con té para abaratar su coste de compra y revenderla por mayores beneficios al parecer que había más cantidad.
Hasta aquí sólo es la historia de un joven y corpulento inmigrante español en New York que se había entregado al tráfico de drogas menores mediante una banda juvenil. Le fue más o menos bien con su banda de poca monta, con lo que se mudó a Harlem. Se aficionó a jugar al pócker y apostar cantidades de dinero en las timbas clandestinas de los clubes ilegales con alcohol. Unos amigos le llevaron a la calle Colombia, donde tantos mafiosos famosos estaban por entonces allí. De ese modo un día le presentaron a Luís Capone y a Alfonso Capone (Al Capone). Por cuestiones de la vida, una noche unos matones de Luís Capone fueron a buscarle para que hiciera un trabajo para su jefe. Le llevaron ante Capone y le dijo que sus chicos le acompañarían hasta la noche. No fue hasta ese momento que le vistieron de policía y le hicieron ir a una peletería recién cerrada. El sereno le abrió el local convencido de que era un policía de verdad. Los hombres de Capone se avalanzaron rápidos a la gente de allí y realizaron un atraco a mano armada. Por aquel trabajo Tony Martin recibió 100 dólares de la época, y lo que fue decisivo en su vida: el visto bueno para formar parte de la banda de Al Capone. Uno más de sus asesinos a sueldo. Este mismo modus operandi fue usado para realizar La Matanza del día de San Valentín. Efectivamente era él quien también en aquella ocasión iba vestido de policía para que le abrieran la puerta por la que habrían de entrar los que ametrallaron a los competidores mafiosos de Al Capone. Tenía entonces 21 años.
Sombrero, gabán largo, puro en boca, anillo de acero para peleas y, otra característica de él hasta su muerte de anciano en España, siempre llevaba pistola disponible para su mano izquierda (era zurdo). Decían de él que no hablaba mucho. Le metieron en el Síndicato del Acero, controlado por los Capone en los muelles de New York. Allí se dedicó a cobrar dinero por "protección", dar palizas, e incluso llegó a tirar gente al mar con los pies envueltos en cemento. Regresó a España con 63 años en 1969, con su esposa norteamericana, una mujer con la que se casó para obtener la nacionalidad norteamericana. Huía de Estados Unidos. Tenía miedo a volver, quizá por ello siempre llevaba pistola hasta el día que murió. Hasta que llegó un tiempo que sus vecinos de Aranda del Duero recuerdan que tenía miedo a morir.
De mayor le gustaba recordar brabuconamente su pasado mafioso, a la par que gastaba en cervezas y tapas para sus vecinos y amigos grandes cantidades de dinero en los bares, a pesar de que debía cobrar una pensión del Sindicato del Acero norteamericano (sorprendentemente tenía derecho a ella). Son sus biógrfos, y los de los Capone, los que hablan de sus actos más oscuros, ya que él solía contar sólo las partes que más le interesaban para ser admirado. Le gustaba ser admirado. Así por ejemplo, al dueño del café Iris llegó a decirle: "Sólo conocí a una persona con más cojones que yo". Se refería a un tipo que se le acercó una noche en los muelles de New York. Le pidió fuego para un cigarrillo, pero Tony Martin, nervioso, sacó su pistola y le encañonó a la boca diciéndole "toma fuego de aquí". A lo que el otro tranquilamente le respondió: "No, yo sólo le he pedido fuego para mi cigarrillo". Son historias de la mafia en su etapa "romántica".
Murió con 91 años, de cáncer.
Que la cerveza os acompañe
hummm... y la canción de La Frontera es de 1995, se llama "La Balada de Toni Martín", y dice así:
ResponderEliminarHoy llegó alguien de otro lugar,
y perdió algo que borró
la sonrisa de su corazón.
Nadie más pudo adivinar
la razón por la que dejó atrás
Chicago en San Valentín.
Hey, oh, América tembló.
Bebedor, también gran jugador,
un señor que en el barrio italiano
fue llamado el “español”.
Le llamó una noche el “Don”,
le encargó un maldito trabajo
que no pudo rechazar.
Hey, oh, América tembló.
Hey, oh, América tembló.
Hey, oh, América tembló.
Le miró a los ojos pistola en mano
el encargo era eliminarlo,
desde el coche una voz le gritaba
¡¡Dispara Tony Martín, mátalo ya ! !
Sabe que no puede olvidar
y jamás deja de recordar
las calles de aquella ciudad.
Hey, oh, América tembló.
Hey, oh, América tembló.
Hey, oh, América tembló.
Le miró a los ojos pistola en mano
el encargo era eliminarlo,
desde el coche una voz le gritaba
¡¡Dispara Tony Martín, mátalo ya ! !
Esta canción es debida a que Tony Marmota (la frontera) es sobrino del citado Toni Martin, asi todo queda en casa.
ResponderEliminarsaludos!
mira ese dato no le conocía, pero si lo hubiera hecho, el día que conocí a Tony Marmota por medio de Jimmi Rizos (única vez que he hablado con él, por otra parte) le hubiera preguntado. Un saludo, gracias por la información.
ResponderEliminarEs decir, que mientras el muchacho ya era todo un mafioso, yo, con la misma edad, todavía estoy intentando encarrilar mi vida... Mmmm nunca es tarde para corregir el rumbo... ¿Hay alguna academia para que me enseñen a ser una mafiosa, o tengo que buscarme la vida? ¿Y no podré llevar la pistola en una mochila? Esque en verano, con menos ropa encima, igual llamo la atención, ¿no? En fin, iré comentando mis progresos.
ResponderEliminarMuy interesante la entrada, de verdad (palabra de mafiosa) ;-)
podrías usar un cuchillo en una liga...
ResponderEliminarBuenísima história. No sabemos quienes son nuestros vecinos...
ResponderEliminarMuy bueno el dato y las coincidencias de Toni Martin, estupendo.
ResponderEliminarPara ser mafioso ha vivido bastante. Yo conozco a bastantes aprendices de mafiosos, unos con más cojones que otros, pero no me los imagino peinando canas y apoyados en el bastón, más bien muchos de ellos se beneficiarán de esa vaca de da leche llamada servicios sociales...Besos
ResponderEliminarCopialo allí íntegro si quieres con el enlace y cita a este. Gracias por leer por aquí. Me pasaré por tu blog, personalmente soy seguidor de las historias de mafia. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias por la amabilidad, te avisare cuando ya este publicado, a ver como que parece que quedo.
ResponderEliminarUn saludo Canichu
Canichu, ya lo publique en este enlace: http://www.teinteresasaber.com/2013/06/sebastian-martin-el-espanol-que-estuvo.html, espero te guste.
ResponderEliminarUn saludo
Ha quedado muy bien. Muchas gracias por compartirlo.
ResponderEliminarHola, pues aquí sigo publicando. Gracias por pasarte a saludar. Un abrazo cibernético.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir esta información!. Soy una estudiante de Animación 2D y actualmente estoy haciendo unas ilustraciones interpretando la canción Balada de Toni Martín, de La Frontera. Este post me ha sido muy útil para entender el contexto del tema :D
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