Madrid, 21 de Abril de 1979
Querida Quiros:
Voy a cumplir una cantidad suficiente de años como para llamarme a mí mismo mayor, cuando la gente hace tiempo que me trata como a un anciano. Me preguntas en tu última carta muchas cosas sobre mi trabajo periodístico en los años treinta. No puedo negarme a contestarte cada vez que recuerdo como nos conocimos, cuando tú aún eras estudiante de periodismo en aquella Europa que apenas diez años atrás se había inmolado por la barbarie de las ideologías al margen de lo humano. Las fotos que me mandas me hacen ver que sigues siendo tan joven y bella como entonces. Permíteme, eso sí, la licencia de contestarte en varias cartas, pues es mucha la información que me pides y yo sigo tan enamorado de la vida como para no salir a la calle a seguir aprendiendo de ella. Aunque en realidad esto es una débil excusa para mantener esta correspondencia que, de otro modo, sé que no se interrumpirá, pero que me hace imaginarte como sigues atenta a mis historias, como en aquella época, cuando te las contaba en persona mientras tú insistías en mostrarme en tus discos aquella nueva música estadounidense en mi exilio mexicano. ¿Quién iba a decir que el rock iba a ser tan apasionante como las historias que me pides? Ahora me sonrío de mí mismo.
Creo que lo primero que voy a contestarte es acerca de Amelia Earhart y Fred Noonan. Yo no llegué a conocerles en persona, aunque llegué a escribir sobre ella cuando fue la primera persona en volar entre Hawaii y California en 1935, ¿quién diría que décadas después esa hazaña de la aviación serviría para tantos vuelos llenos de turistas que acabarían con parte del encanto de Honolulu?
Earhart fue la segunda persona en sobrevolar el Atlántico Norte sin escalas, y desde luego la primera mujer que lo hizo. Lindberg fue el primero. Ramón Franco sería el primero que volaría sobre el Atlántico Sur. Pero no son los hitos de la aviación los que te interesan. Siempre atraída por los misterios, supongo que en estas épocas llenas de espías de uno y otro bloque lo que deseas recopilar para tu libro, querida Quiros, es sobre el asunto de su desaparición en Junio de 1937.
Como sabrás ocurrió cuando ella se planteó hacer su última proeza antes de retirarse. Quiso ser la primera mujer en sobrevolar todo el planeta, saliendo de Florida para llegar a California con dirección Este. Nunca completó la travesía, pese a que en el intento llegó a lograr ser la primera persona, junto a Noonan, en volar del Mar Rojo a la India. El 29 de Junio, pilotando el Electra, mandó una serie de emisiones de radio al buque norteamericano Itasca hasta que se dejaron de recibir cuando ella sobrevolaba Nukumanu, se cree que en dirección a las islas Howland. El tiempo era malo e interfería la radio, ellos estaban cansados, el combustible les escaseaba… personalmente creo que se hundieron en el mar. Aquellos cuatro millones de dólares que se gastó el presidente Roosevelt en barcos y aeronaves para buscarles no valían de nada, a mi juicio, aunque por entonces pudo haber alguna esperanza.
Claro está que en Junio de 1937 yo estaba ocupado en otras cosas, en Barcelona durante la guerra civil de mi país. Fue en 1948 cuando supe algo de este asunto a través de un marinero australiano que conocí. En contra de mi particular opinión sobre todo esto, él sostenía que Earhart murió, pero no en el mar, sino fusilada por los japoneses tras ser recogida en la isla Gardner. Decía que él mismo lo vio y que incluso llegó a recoger algunos apuntes de ella para George, entre ellos su conmovedora despedida: "Querido George. Te escribo a pocas horas de sobrevolar Nukumanu. El tiempo pasa rápido y la noche lenta, es curioso. Tengo miedo. Pocas sales me quedan ya para mantenerme despierta (...)". Aún tengo el papel donde él dijo escribirme de memoria ese fragmento que tanto le conmovió como para aprendérselo. Al fin y al cabo la había enterrado él.
Earhart y Noonan aterrizaron de emergencia en aquel atolón. Intentaron buscar soluciones sin arriesgarse a perder el tiempo volando en las condiciones que lo hacían. Sin embargo una fragata japonesa les había visto y se dirigieron a ellos. Este marinero, David Smithers, viajaba con ellos. Me temo, por otros detalles de su vida, que debía tratarse de una especie de mercenario o contrabandista del Pacífico. Los japoneses estaban interesados en Earhart, creían de ella que era una espía norteamericana. Al llegar a la isla ellos se creían salvados cuando fueron en realidad apresados, interrogados, desnudados… Smithers dijo que ambos iban a ser subidos a bordo de la fragata cuando Noonan logró escaparse y montar en el Electra. Despegó pero fue derribado por los disparos de los cañones japoneses. Noonan llegó a planear con serios desperfectos en el avión, pero debió hundirse en el mar. La fragata japonesa fue en su busca, pero igualmente nunca le encontraron.
A bordo del barco viajaba otra chica, de nombre Aloia. Ella era semejante a Earhart físicamente. Los servicios de inteligencia japoneses estaban convencidos de las tareas de espionaje americanas y habían planeado capturar a Amelia e introducir a esta doble como agente suyo para usarla en su favor contra China. Amelia Earhart fue fusilada sobre la cubierta y Smithers fue quien procedió a enterrarla al estilo de la marina, arrojando su cuerpo al mar. Sin embargo la desaparición del Electra fue un gran inconveniente a los planes japoneses. Sin él no podían introducir a su particular espía. Aloia les era inservible. Smithers afirmaba que él mismo fue desembarcado en Manchuria con ella y que le perdió la pista cuando la tuvo que llevar personalmente a la presencia de un alto oficial japonés. Este hombre juraba que la mismísima Rosa de Tokio era aquella Aloia, a juzgar por su voz.
Puede que todo eso no fuera más que cuentos de marinero, o historias para hacerse el interesante aquel individuo. Nunca pude confirmar nada. Sigo creyendo que Earhart y Noonan se hundieron con el Electra en el Pacífico. Espero haberte sido útil, o al menos haberte entretenido, querida Quiros. Ya te mandaré otra carta con el resto de historias que te interesan. Cuídate. Te mando un afectivo abrazo de mi parte.
DLP
[Personajes históricos: Earhart fue efectivamente una piloto pionera de la aviación que desapareció en el Pacífico junto a Noonan en 1937. A pesar de que su carrera abrió nuevas posibilidades en la Historia de la aviación, y por tanto de la Humanidad, actualmente es recordada por aquel misterio final de su vida que movilizó a todo el planeta y especialmente a USA (el presidente Roosevelt tuvo gran interés en su rescate). Se han abierto muchas teorías alternativas a su presunta muerte en el mar. La arqueología actual ha descubierto que el Electra llegó a aterrizar en el atolón de Nikamaroro (antigua isla Gardner), lo que ha abierto más vías hipotéticas de su presunta no muerte por accidente aéreo, entre ellas las de ser espía norteamericana en medio de la guerra chino-japonesa (Japón invadió Manchuria y otros lugares de China antes de la fecha oficial del inicio de la guerra mundial), o la de acabar siendo espía japonesa, incluido el ser ella la histórica Rosa de Tokio que retransmitía como occidental favorable a los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Querida Quiros:
Voy a cumplir una cantidad suficiente de años como para llamarme a mí mismo mayor, cuando la gente hace tiempo que me trata como a un anciano. Me preguntas en tu última carta muchas cosas sobre mi trabajo periodístico en los años treinta. No puedo negarme a contestarte cada vez que recuerdo como nos conocimos, cuando tú aún eras estudiante de periodismo en aquella Europa que apenas diez años atrás se había inmolado por la barbarie de las ideologías al margen de lo humano. Las fotos que me mandas me hacen ver que sigues siendo tan joven y bella como entonces. Permíteme, eso sí, la licencia de contestarte en varias cartas, pues es mucha la información que me pides y yo sigo tan enamorado de la vida como para no salir a la calle a seguir aprendiendo de ella. Aunque en realidad esto es una débil excusa para mantener esta correspondencia que, de otro modo, sé que no se interrumpirá, pero que me hace imaginarte como sigues atenta a mis historias, como en aquella época, cuando te las contaba en persona mientras tú insistías en mostrarme en tus discos aquella nueva música estadounidense en mi exilio mexicano. ¿Quién iba a decir que el rock iba a ser tan apasionante como las historias que me pides? Ahora me sonrío de mí mismo.
Creo que lo primero que voy a contestarte es acerca de Amelia Earhart y Fred Noonan. Yo no llegué a conocerles en persona, aunque llegué a escribir sobre ella cuando fue la primera persona en volar entre Hawaii y California en 1935, ¿quién diría que décadas después esa hazaña de la aviación serviría para tantos vuelos llenos de turistas que acabarían con parte del encanto de Honolulu?
Earhart fue la segunda persona en sobrevolar el Atlántico Norte sin escalas, y desde luego la primera mujer que lo hizo. Lindberg fue el primero. Ramón Franco sería el primero que volaría sobre el Atlántico Sur. Pero no son los hitos de la aviación los que te interesan. Siempre atraída por los misterios, supongo que en estas épocas llenas de espías de uno y otro bloque lo que deseas recopilar para tu libro, querida Quiros, es sobre el asunto de su desaparición en Junio de 1937.
Como sabrás ocurrió cuando ella se planteó hacer su última proeza antes de retirarse. Quiso ser la primera mujer en sobrevolar todo el planeta, saliendo de Florida para llegar a California con dirección Este. Nunca completó la travesía, pese a que en el intento llegó a lograr ser la primera persona, junto a Noonan, en volar del Mar Rojo a la India. El 29 de Junio, pilotando el Electra, mandó una serie de emisiones de radio al buque norteamericano Itasca hasta que se dejaron de recibir cuando ella sobrevolaba Nukumanu, se cree que en dirección a las islas Howland. El tiempo era malo e interfería la radio, ellos estaban cansados, el combustible les escaseaba… personalmente creo que se hundieron en el mar. Aquellos cuatro millones de dólares que se gastó el presidente Roosevelt en barcos y aeronaves para buscarles no valían de nada, a mi juicio, aunque por entonces pudo haber alguna esperanza.
Claro está que en Junio de 1937 yo estaba ocupado en otras cosas, en Barcelona durante la guerra civil de mi país. Fue en 1948 cuando supe algo de este asunto a través de un marinero australiano que conocí. En contra de mi particular opinión sobre todo esto, él sostenía que Earhart murió, pero no en el mar, sino fusilada por los japoneses tras ser recogida en la isla Gardner. Decía que él mismo lo vio y que incluso llegó a recoger algunos apuntes de ella para George, entre ellos su conmovedora despedida: "Querido George. Te escribo a pocas horas de sobrevolar Nukumanu. El tiempo pasa rápido y la noche lenta, es curioso. Tengo miedo. Pocas sales me quedan ya para mantenerme despierta (...)". Aún tengo el papel donde él dijo escribirme de memoria ese fragmento que tanto le conmovió como para aprendérselo. Al fin y al cabo la había enterrado él.
Earhart y Noonan aterrizaron de emergencia en aquel atolón. Intentaron buscar soluciones sin arriesgarse a perder el tiempo volando en las condiciones que lo hacían. Sin embargo una fragata japonesa les había visto y se dirigieron a ellos. Este marinero, David Smithers, viajaba con ellos. Me temo, por otros detalles de su vida, que debía tratarse de una especie de mercenario o contrabandista del Pacífico. Los japoneses estaban interesados en Earhart, creían de ella que era una espía norteamericana. Al llegar a la isla ellos se creían salvados cuando fueron en realidad apresados, interrogados, desnudados… Smithers dijo que ambos iban a ser subidos a bordo de la fragata cuando Noonan logró escaparse y montar en el Electra. Despegó pero fue derribado por los disparos de los cañones japoneses. Noonan llegó a planear con serios desperfectos en el avión, pero debió hundirse en el mar. La fragata japonesa fue en su busca, pero igualmente nunca le encontraron.
A bordo del barco viajaba otra chica, de nombre Aloia. Ella era semejante a Earhart físicamente. Los servicios de inteligencia japoneses estaban convencidos de las tareas de espionaje americanas y habían planeado capturar a Amelia e introducir a esta doble como agente suyo para usarla en su favor contra China. Amelia Earhart fue fusilada sobre la cubierta y Smithers fue quien procedió a enterrarla al estilo de la marina, arrojando su cuerpo al mar. Sin embargo la desaparición del Electra fue un gran inconveniente a los planes japoneses. Sin él no podían introducir a su particular espía. Aloia les era inservible. Smithers afirmaba que él mismo fue desembarcado en Manchuria con ella y que le perdió la pista cuando la tuvo que llevar personalmente a la presencia de un alto oficial japonés. Este hombre juraba que la mismísima Rosa de Tokio era aquella Aloia, a juzgar por su voz.
Puede que todo eso no fuera más que cuentos de marinero, o historias para hacerse el interesante aquel individuo. Nunca pude confirmar nada. Sigo creyendo que Earhart y Noonan se hundieron con el Electra en el Pacífico. Espero haberte sido útil, o al menos haberte entretenido, querida Quiros. Ya te mandaré otra carta con el resto de historias que te interesan. Cuídate. Te mando un afectivo abrazo de mi parte.
DLP
[Personajes históricos: Earhart fue efectivamente una piloto pionera de la aviación que desapareció en el Pacífico junto a Noonan en 1937. A pesar de que su carrera abrió nuevas posibilidades en la Historia de la aviación, y por tanto de la Humanidad, actualmente es recordada por aquel misterio final de su vida que movilizó a todo el planeta y especialmente a USA (el presidente Roosevelt tuvo gran interés en su rescate). Se han abierto muchas teorías alternativas a su presunta muerte en el mar. La arqueología actual ha descubierto que el Electra llegó a aterrizar en el atolón de Nikamaroro (antigua isla Gardner), lo que ha abierto más vías hipotéticas de su presunta no muerte por accidente aéreo, entre ellas las de ser espía norteamericana en medio de la guerra chino-japonesa (Japón invadió Manchuria y otros lugares de China antes de la fecha oficial del inicio de la guerra mundial), o la de acabar siendo espía japonesa, incluido el ser ella la histórica Rosa de Tokio que retransmitía como occidental favorable a los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
nunca lo sabremos, o quizás sí
ResponderEliminarsaludos
Me ha encantado, ha sido emocionante. No he podido leerlo hasta hoy y creo que hasta hoy he soñado con ello. Y verme a mí dentro de la historia, ha sido como vivirla!!!...como "japonesa"..increíble. Esperaré impaciente por el resto de entregas. ¿Para cunándo la película?
ResponderEliminarBiquiños
Que divertido, ahora lo entiendo todo, ha sido vibrante leerlo y estoy deseando ver mi adaptacion. Besos, Anna
ResponderEliminarPromete la cosa. Recuerda: joven y apuesto. xDDD
ResponderEliminarla madre que te trajo. Después de toda la tarde creando mi nuevo blog, por que el viejo ha muerto, y leyendo los blogs de la gente, entro en el tuyo y tienes uno de esos posts enormes. Tío, son las nueve de la noche y llevo desde las cinco en el ordenador, así que ya me lo leo otro día. Al menos así te saludo. Un abrazo!
ResponderEliminares un serial que he iniciado, y en principio tiene acogida... de todas forams después de tantas llamadas sin contestar en los últimos meses creía que no sólo había muerto tu blog sino que además tú habías entrado en estado de coma o que habías ido a Mordor... bufff... saludos después de tanto tiempo.
ResponderEliminarSiempre me atrapas con tus historias. Las disfruto enormemente, y aprendo mucho más.
ResponderEliminarGracias por estas entregas, Canichu.
Pues estaba difícil (Aloia, en menudo lío lo metías), pero lo has sacado, sí señor. Mujeres inquietantes. La historia, por otra parte,e stá llena de enigmas. Parece que hoy está todo más claro, pero ¡de cuántos acontecimientos tenemos una imagen mermada, manipulada, reconstruida por intereses! madre mía, canichu ¿es posible la verdad? -pregunto-
ResponderEliminarBeso meditabundo