Pues parece que hoy Blogger no me deja acceder a los comentarios de mi propio blog, sin embargo leí los comentarios en el anterior post en mi correo electrónico, así que incluyo aquí las contestaciones. Lo que además es ventajoso en el sentido de no tener que bajar tanto en la barra de la derecha de la pantalla. Bueno, pues, Harry, Liliana, esto os contesto:
HARRY REDDISH: muy posiblemente tu rectificación es correcta, gracias. Espero que te guste la segunda parte. Es más de espionaje ya. Un día, quizá, no aseguro nada aún, te proponga escribir un post conjunto en mi blog. Combinando visiones. Un saludico.
LILIANA: jeje... de Emilio Sola y Emile Zola ya lo pensé una vez y lo dije a unos amigos que se rieron de mí, pero es que el parecido es enorme. Sobre espías en general habría que hablar un poco más. La verdad es que Simón Bolívar también tiene un capítulo interesante de espionaje en España. No conozco muy bien el caso pero publicaron un libro sobre el asunto en un aniversario del golpe liberal de Riego en España en 1820. Creo que lo comenté de pasada hace tiempo, mucho tiempo. No se trata más que de la acción de espías bolivaristas en Cádiz en 1820 para favorecer a Riego y ganar con ello un gobierno constitucional en España y evitar que mandasen los españoles tropas de refuerzo a las tropas en América. Le salió bien. Morillo no recibió refuerzos y aunque pudo defenderse unos años está claro que Bolívar, Sanmartín, Páez, O'Higgins y demás ganaron la independencia. Me gustaría conocer mejor el asunto de esos espías, pero nunca logro saber el título exacto de aquel libro, en consecuencia nunca lo obtengo. Un saludo.
Por cierto, hay una teoría que dice que el imperialismo español que comenzó a finales del siglo XV y principios del XVI tiene como origen precisamente que se acabe la reconquista en territorio peninsular en 1492, al intentar hacer la guerra a los musulmanes en el norte de África para evitar contraataques, contra el Imperio Turco, al intenatar avanzar sobre Europa, en Europa misma, al defender sus derechos e intereses dinásticos y económicos, así como combatir al protestantismo cristiano, y en América y Asia por cuestiones económicas y de evangelización de paganos (paganos respectos a la religión cristiana, claro está).
Y por lo demás, me ahorro contar mi día en el Archivo General de la Administración, diré de pasada fuí a la Cámara de Comercio de la Comunidad de Madrid (en Alcalá de Henares) y me metieron en un curso intensivo de un mes y medio por las mañanas para ser secretario... O al menos teóricamente. Es un curso para desempleados. El planteamiento del curso no es muy bueno, al menos desde el punto de vista lectivo que hace alguien que pasó el CAP, pero... es un curso. En fin, os dejo la segunda parte el informe sobre los espías españoles en el Imperio Turco en el siglo XVI, la parte más larga de los tres capítulos que son. El próximo día la tercera y última.
EL INFORME ESPÍAS DEL SIGLO XVI (2): INFORMACIONES DE TRES CARTAS DE LA RED DE ESPÍAS DE RENZO Y SANCTA CROCE EN TORNO A PREPARATIVOS MILITARES TURCOS
Hay una carta del 23 de Abril de 1563 (enviada como una sola carta junto a la del 19 de Junio) está escrita por Adam de Franchi y Juan Augusto Gilly desde Constantinopla. Debiendo ser una de las primeras de estos agentes como parte de la red de informadores que Renzo había comenzado a desplegar un año antes.
Se trata de una carta breve donde dan cuenta en un primer lugar de la petición del Rey de Túnez y de Dragut (aún sin ser Rey de Argel) para tomar la posición española de la Goleta con ayuda de la flota turca, del mismo modo que ésta también había sido solicitada por el Rey de Argel (Hasán Baja, hijo de Barbarroja) para tomar Orán. Del mismo modo también refieren la petición de ayuda de un cristiano al emperador turco. Se trata de Sampietro Corso, informador de la Corte española, pero que figura como agente doble aquí al solicitarle a Solimán su flota para liberar Córcega de los genoveses, aliados de los españoles. Solimán, informan los dos agentes en Estambul, dio su negativa a todas las peticiones, aunque en el caso de Corso le otorga una orden al Rey de Argel para que le dé todas sus galeras y galeotas a modo de alquiler para que intente lo de Córcega. Obviamente no era lo mismo que contar con la ayuda de la Armada turca, pero desde luego era una valiosa ayuda contar con la orden de alquiler de los barcos de Argel.
Esto demuestra que los musulmanes estaban interesados en tomar cada vez más posiciones en el Mediterráneo desde antes del choque en Lepanto en 1571. Cuando Selim II sucedió a Solimán en 1566 poco tiempo distaría para que permitiera tomar La Goleta, en 1568, como ya se dijo, al tiempo que Dragut, ya siendo Rey de Argel, invadió Túnez y con ello las posiciones españolas.
Solimán en 1563 no parece aún decidido a dar ese salto, pero sí en estorbar en todo lo posible a los españoles y genoveses, permitiéndoles un frente de entretenimiento en Córcega que le pudiera dejar hacer a él en otros lugares, pues no hay que olvidar que entretanto preparaba su fallida invasión sobre Malta en 1565, isla clave para el paso al Mediterráneo occidental. Por todo ello da facilidades a Sampietro Corso, agente doble, para que disponga de barcos de guerra, aunque sea bajo alquiler.
La carta del 19 de Junio, de los mismos autores y desde Estambul también, informaba en un muy primer lugar que la tregua entre el Imperio Turco y Persia parecía que se iba a romper de modo inminente. El asunto no parece de poca importancia, puesto que eso podía alejar por un tiempo a Solimán de crear acciones bélicas en el Mediterráneo. Sin embargo, el asunto era más delicado. Habían desembarcado en el Cairo unos embajadores de un país de la Baja India con la intención de ofrecer tributos a Solimán y al visir Alí Baja, con la finalidad de solicitarles ayuda militar contra los portugueses en los territorios y mares del Océano Índico. Los indios principalmente solicitaban armas, pólvora y asesores militares para manejarlas, pues eran armas más modernas que las indias. Solimán no respondió a la petición, pero los informadores creen recomendable que el Rey de España, Felipe II, informara de tal hecho al Rey de Portugal. A la postre, los intereses de Portugal y los de España iban en cierto modo unidos de cara al comercio asiático. Tampoco hay que olvidar que Portugal quedará anexionada a España en la década de 1580'.
Pero los asuntos del Mediterráneo siguen siendo de gran interés en los informes. Los turcos habían colocado una avanzadilla militar a cincuenta millas de la isla de Chipre, en otra pequeña isla, y los venecianos habían intentado estorbarlo usando del tráfico de influencias por medio de dinero ofrecido al visir Alí Baja, pero no lo lograron. Chipre era territorio veneciano y esa avanzadilla turca hacía presagiar un futuro intento de invasión de sus territorios. Lo confirmaba el hecho de que Solimán había otorgado ya el título de Capitán General de Todos los Corsarios a uno de sus militares, lo que hacía suponer que al año siguiente, en 1564, la flota turca pudiera ponerse en marcha a Chipre, por lo que se debía informar a Nápoles y Sicilia. Pero la previsión era equivocada. La isla de Chipre no sería atacada hasta el periodo 1568 - 1570, lo que dio pie a la creación de la Santa Liga por parte de españoles, venecianos, genoveses y el Papado. Lo que Solimán estaba preparando era el asalto de Malta en 1565, como ya se ha dicho.
Cierra la carta de Junio una petición a Felipe II de dinero para sustentar a los miembros de la red de espionaje, lo que puede hacer pensar que este a veces escaseaba para lo que imponían las tareas de su trabajo. O bien que el secreto de su pago impusiera pocas manos que pudieran acabar siendo manos corruptas y se perdieran por el camino parte de los fondos. Sea como sea, la falta de dinero viene señalada.
La siguiente carta está escrita desde Constantinopla el 2 de Julio de 1563. Las envía el secretario hispano en la embajada de Venecia, Garci Hernández, aunque son una relación de cartas entre Adam de Franchi al Rey.
El primer asunto a tratar vuelve a ser las relaciones entre el Imperio Turco y Persia. Se informa que en Constantinopla se confirmaban los rumores de que el emperador de Persia iba a mandar una embajada al emperador turco, siendo así falsos las informaciones anteriores de una posible guerra entre ellos. Los rumores de escarnios contra los embajadores turcos en Persia, a costa de su tardanza, podían haberse debido a un intento del gobernante de Transilvania, el Transilvano, a mantener viva la enemistad entre el Imperio Turco y Persia. Ello le era ventajoso, pues un entretenimiento militar de los turcos en su extremo oriental evitaba el interés por seguir empujando en su extremo occidental, esto es: Transilvania, en Europa. Se llega a indicar que el 11 de Junio se llegó a pregonar la guerra contra los turcos, temerosos de que Solimán realmente quisiera reactivar el frente europeo. Incluso se habla del envío de caballería a Grecia por parte turca, pero los informadores de Felipe II tienen constancia de que ésta está mal avituallada y por tanto sólo es una demostración de fuerza y poder que no llevaba a guerra alguna.
En cuanto a las fronteras orientales, pese a la negación de que fuese a romperse la tregua entre Persia y el Imperio Turco, se informa que el Bajá di Semer, que confinaba con los indios, por tanto: persa, estaba en campaña militar con los turcos que por esa zona se encontraban. El hecho es que el 22 de Junio Solimán había vuelto a recibir embajadores indios solicitándole su ayuda en el Índico, estaba vez para el Reino de Escir, una isla grande cercana a India (¿Basora?). Su intención era lograr navíos de guerra que poder colocar en el Mar de Suez y atacar desde ese lugar estratégico a los barcos portugueses. Con todo, el emperador turco tan sólo prometió mandar estrategas militares para reconocer Escir. Tal vez esto indique que Solimán no estaba interesado en los asuntos de los reinos indios con los portugueses en 1563. Por lo que estos informes, si podían tener algún interés, pudieron ser exagerados por los informantes o bien le dieron más importancia de la que tuvo al final.
Solimán parecía más interesado en sus preparativos militares en el Mediterráneo, pues reforzaba su arsenal bélico. Pese a que el pueblo pasaba penurias económicas, se hacían grandes gastos en esto y en la comodidad de la Corte turca. Se comenta que Renzo tiene todos estos movimientos bien controlados con su red de espionaje.
La carta se cierra con un post data donde parece ser que realmente se estaban levantando ciertas inquietudes en Europa. Se dice que los alemanes mandaron embajadores (un obispo y un caballero) que fueron bien recibidos y que fueron causa de que se alargase la prisión del Embajador Cesáreo (del Imperio Austríaco, retenido en Estambul con la finalidad de que se confirmase una tregua en la Europa oriental y se enviase dinero por ella, por aquello llegaron los embajadores alemanes). También llegó una carta del Bajá de Buda. Así mismo, los embajadores de Venecia, temerosos probablemente de un ataque a Chipre, habían dado al Primer Bajá 12.000 escudos de oro. Parece que Solimán buscaba liberarse de sus frentes de combate con vistas a su proyecto de Malta, del mismo modo que los venecianos intentaban impedir la agresión sobre Chipre. Por todo ello se retenía al embajador del emperador austríaco, se daba largas a los embajadores indios, o se daban facilidades a Sampietro Corso para intentar liberar Córcega de los genoveses. Todo aderezado con el reforzamiento de los preparativos militares en la Armada turca.
Finalmente se informaba acerca del apresamiento de diez galeras que volvían de Argel con el hijo de Barbarroja, Hasán Baja, Rey de Argel. El logro había sido por parte de cuarenta galeras españolas. Tal asunto podía evitar en parte la gran actividad de corsarismo en el Mediterráneo.
La última carta a analizar aquí fue escrita también en Constantinopla, ya el 21 de Julio de 1563. Se trata de un informe de uno de los agentes al Rey, probablemente de Adam de Franchi también.
El primer asunto a tratar es acerca de los tratos entre los reyes indios y el emperador turco. Parece ser que el 6 de Julio un embajador de la India fue a besar las manos al emperador turco, signo de vasallaje, pero también de respuesta de agradecimiento ya que Solimán habría aceptado mandarles ayuda. En concreto mandó hombres a investigar sobre esos reinos, como ya se dijo. Ahora se completa con cierto interés en la Corte turca por saber cómo se podría mandar una flota sin levantar sospechas entre los portugueses y, posiblemente el resto de sus aliados cristianos. Pero también le envía a veinticinco hombres que instruyan a los indios en los métodos para crear armas y municiones. Remata aquello con la entrega de diez galeras para que vayan allá, pero a condición de que se confirme la amistad con ese Rey.
El 10 de Julio el embajador indio va al Cairo con la idea de partir a dar estas noticias a su Rey en Balsavan (¿Basora?). Parece que Solimán se comienza a interesar por los asuntos del Índico. Sin embargo, en realidad se comporta con las reservas ya dichas, pues su ayuda no es inmediata y en principio se limita a mandar personal turco que le pueda informar de la situación de esos lugares para saber si es conveniente la ayuda militar. Pero también es cierto que se interesa por saber cómo hacer llegar una flota en secreto, parte de darles asesores militares. Estorbar los intereses de la Europa occidental en el Índico podía serle útil, pero también tomar posiciones en ese lugar frente a Persia y frente al control del comercio más rico del momento. Pero, dadas las circunstancias que más de lleno movilizaron al Imperio Turco en esos años, que ya hemos comentado, queda la pregunta ya formulada de si estos informes a Felipe II no serían exagerados o los propios espías no le habrían dado demasiada importancia respecto a los verdaderos intereses el emperador turco.
El 12 de Julio las maniobras turcas para reforzar su Armada continuaban. El informante avisaba acerca de una flota turca de tres galeras y cuarenta capitanes, al mando del general de la mar Piali Aga, con rumbo al Mar Negro. Su objetivo era recoger madera suficiente para construir treinta galeras y un serraglio. La madera fue recogida, pero una parte se perdió en el mar, ya que Piali Aga fue llamado por su mujer a punto de dar a luz y hubo de embarcarse apresuradamente. Una tempestad acabó con el barco donde él regresaba, pero sin que ocurriera su muerte (aunque se informó de ella en Turquía). La mujer, una sultana, se decía, dio a luz el 15 de Julio.
Respecto a barcos, también se informa que se había ralentizado las labores de creación de nuevas galeras. Se estaban reparando las que estaban en buen estado, y se deshacían las que se habían quedado viejas. Sin contar las que estaban de servicio por el mar Mediterráneo, el informante avisaba de que en los astilleros (arsenales dice él) había al menos 150 galeras.
Pero Solimán no sólo hizo estos preparativos de guerra en esos días. Desde el 4 de Julio, se informa, renovó y creó nuevos cargos militares, sobre todo entre genízaros. Estaba cada vez más claro que algo se estaba preparando.
El 14 de Julio visitó a Solimán un embajador de Francia, Virlacio Justiniano. Su misión era altamente secreta y no se conocía gran cosa. Además, aún no había logrado hablar con el emperador turco. Se sospechaba que iba a pedir dinero para el Rey francés, aunque no se sabía con qué motivo. Este no podía ser de gran preocupación para Felipe II, que gozaba de una época de paz con Francia, más ocupada en sus problemas político religiosos internos. Sin embargo, siempre estaba bien controlar lo que los franceses pudieran hacer, pues es cierto que Francia y España eran enemigas tradicionales.
Se informaba que Ali Portuc había tomado unas fragatas de poniente. Además, un musulmán venido de Modón había avisado de que el hijo de Barbarroja, Hasán Baja, Rey de Argel, estaba cercando Orán y que ya se sabía allí que Felipe II había mandado galeras para socorrer aquel puerto. Por ello, los turcos querían construir galeras para socorrerles, aunque no tenían ninguna preparada para hacerlo en el momento (se sobreentiende que equipadas).
La última parte del informe es sin duda una referencia a otro de los ataques musulmanes con apoyo turco en el Mediterráneo. En ese mismo 1563 Hasán Baja intentaba expulsar a los españoles del último enclave que controlaban en Berbería, Orán. El gobernador español allí era Martín de Córdoba, ex cautivo de Argel. El asedio fue por mar y tierra y de una gran dureza. Los berberiscos desistieron al final con la llegada de la ayuda genovesa de manos de Andrea Doria.
Tal asalto fallido a Orán fue el precedente del ataque que planeaba Solimán sobre Malta, vigilado por estos espías aunque no sospechado pues no relacionaron todos los movimientos militares con que se pudiese estar preparando un ataque en Malta, pues erróneamente pensaron que el objetivo era Chipre. Es posible que en correos posteriores esté reflejada la corrección del objetivo según se acercó la fecha clave de 1565, pero estas cartas son de 1563. La ofensiva de 1565 fue llevada a cabo por el general turco de la mar Piali Aga, con ayuda berberisca por parte de Dragut y sus corsarios desde Trípoli, y por Hasán Baja desde Argel. El combate fue entre 150 galeras y múltiples barcos pequeños. La defensa de Malta por parte de Juan de Valette Parissot, gran Maestre de la Orden de Malta, y la ayuda del Virrey español García de Toledo provocaron treinta mil muertes turco berberiscas, entre ellas la de Dragut. Los turcos se retiraron y la victoria cristiana en Malta fue la primera con gran importancia desde hacía años.
Parecía que se sentaban las bases de cierto equilibrio turco-hispano en el Mediterráneo. Solimán moría en 1566, un año después. Su sucesor, Selim II, ya se dijo que continuó su política más belicosa y fomentó la idea de la unidad de los musulmanes frente a los infieles a su religión por el control total del Mediterráneo. Ello provocó en parte la rebelión de las Alpujarras, como se dijo, la cual tuvo relaciones secretas con el mundo berberisco y turco por medio de un hombre llamado Euch Ali. En 1570 moría Hasán Baja. Pero eso no impedía a Selim II la invasión de Chipre y, al año siguiente, enfrentarse a la gran batalla de Lepanto, que significó una derrota tal que manifestaría la necesidad de un status quo en el mar entre hispanos y turcos. Es cierto que Selim II contraatacó años después, pero su principal enemigo cambió a Portugal en Marruecos, lo que en cierto modo inquietaba también a España. A finales de la década de 1570', como ya se dijo, hispanos y turcos acuerdan una serie de treguas que les permitían encargarse de otros asuntos más importantes para ellos, unos en Europa y otros en Asia. El control del Mediterráneo ya no era vital, se sostuvo un status quo de zonas de influencia
HARRY REDDISH: muy posiblemente tu rectificación es correcta, gracias. Espero que te guste la segunda parte. Es más de espionaje ya. Un día, quizá, no aseguro nada aún, te proponga escribir un post conjunto en mi blog. Combinando visiones. Un saludico.
LILIANA: jeje... de Emilio Sola y Emile Zola ya lo pensé una vez y lo dije a unos amigos que se rieron de mí, pero es que el parecido es enorme. Sobre espías en general habría que hablar un poco más. La verdad es que Simón Bolívar también tiene un capítulo interesante de espionaje en España. No conozco muy bien el caso pero publicaron un libro sobre el asunto en un aniversario del golpe liberal de Riego en España en 1820. Creo que lo comenté de pasada hace tiempo, mucho tiempo. No se trata más que de la acción de espías bolivaristas en Cádiz en 1820 para favorecer a Riego y ganar con ello un gobierno constitucional en España y evitar que mandasen los españoles tropas de refuerzo a las tropas en América. Le salió bien. Morillo no recibió refuerzos y aunque pudo defenderse unos años está claro que Bolívar, Sanmartín, Páez, O'Higgins y demás ganaron la independencia. Me gustaría conocer mejor el asunto de esos espías, pero nunca logro saber el título exacto de aquel libro, en consecuencia nunca lo obtengo. Un saludo.
Por cierto, hay una teoría que dice que el imperialismo español que comenzó a finales del siglo XV y principios del XVI tiene como origen precisamente que se acabe la reconquista en territorio peninsular en 1492, al intentar hacer la guerra a los musulmanes en el norte de África para evitar contraataques, contra el Imperio Turco, al intenatar avanzar sobre Europa, en Europa misma, al defender sus derechos e intereses dinásticos y económicos, así como combatir al protestantismo cristiano, y en América y Asia por cuestiones económicas y de evangelización de paganos (paganos respectos a la religión cristiana, claro está).
Y por lo demás, me ahorro contar mi día en el Archivo General de la Administración, diré de pasada fuí a la Cámara de Comercio de la Comunidad de Madrid (en Alcalá de Henares) y me metieron en un curso intensivo de un mes y medio por las mañanas para ser secretario... O al menos teóricamente. Es un curso para desempleados. El planteamiento del curso no es muy bueno, al menos desde el punto de vista lectivo que hace alguien que pasó el CAP, pero... es un curso. En fin, os dejo la segunda parte el informe sobre los espías españoles en el Imperio Turco en el siglo XVI, la parte más larga de los tres capítulos que son. El próximo día la tercera y última.
EL INFORME ESPÍAS DEL SIGLO XVI (2): INFORMACIONES DE TRES CARTAS DE LA RED DE ESPÍAS DE RENZO Y SANCTA CROCE EN TORNO A PREPARATIVOS MILITARES TURCOS
Hay una carta del 23 de Abril de 1563 (enviada como una sola carta junto a la del 19 de Junio) está escrita por Adam de Franchi y Juan Augusto Gilly desde Constantinopla. Debiendo ser una de las primeras de estos agentes como parte de la red de informadores que Renzo había comenzado a desplegar un año antes.
Se trata de una carta breve donde dan cuenta en un primer lugar de la petición del Rey de Túnez y de Dragut (aún sin ser Rey de Argel) para tomar la posición española de la Goleta con ayuda de la flota turca, del mismo modo que ésta también había sido solicitada por el Rey de Argel (Hasán Baja, hijo de Barbarroja) para tomar Orán. Del mismo modo también refieren la petición de ayuda de un cristiano al emperador turco. Se trata de Sampietro Corso, informador de la Corte española, pero que figura como agente doble aquí al solicitarle a Solimán su flota para liberar Córcega de los genoveses, aliados de los españoles. Solimán, informan los dos agentes en Estambul, dio su negativa a todas las peticiones, aunque en el caso de Corso le otorga una orden al Rey de Argel para que le dé todas sus galeras y galeotas a modo de alquiler para que intente lo de Córcega. Obviamente no era lo mismo que contar con la ayuda de la Armada turca, pero desde luego era una valiosa ayuda contar con la orden de alquiler de los barcos de Argel.
Esto demuestra que los musulmanes estaban interesados en tomar cada vez más posiciones en el Mediterráneo desde antes del choque en Lepanto en 1571. Cuando Selim II sucedió a Solimán en 1566 poco tiempo distaría para que permitiera tomar La Goleta, en 1568, como ya se dijo, al tiempo que Dragut, ya siendo Rey de Argel, invadió Túnez y con ello las posiciones españolas.
Solimán en 1563 no parece aún decidido a dar ese salto, pero sí en estorbar en todo lo posible a los españoles y genoveses, permitiéndoles un frente de entretenimiento en Córcega que le pudiera dejar hacer a él en otros lugares, pues no hay que olvidar que entretanto preparaba su fallida invasión sobre Malta en 1565, isla clave para el paso al Mediterráneo occidental. Por todo ello da facilidades a Sampietro Corso, agente doble, para que disponga de barcos de guerra, aunque sea bajo alquiler.
La carta del 19 de Junio, de los mismos autores y desde Estambul también, informaba en un muy primer lugar que la tregua entre el Imperio Turco y Persia parecía que se iba a romper de modo inminente. El asunto no parece de poca importancia, puesto que eso podía alejar por un tiempo a Solimán de crear acciones bélicas en el Mediterráneo. Sin embargo, el asunto era más delicado. Habían desembarcado en el Cairo unos embajadores de un país de la Baja India con la intención de ofrecer tributos a Solimán y al visir Alí Baja, con la finalidad de solicitarles ayuda militar contra los portugueses en los territorios y mares del Océano Índico. Los indios principalmente solicitaban armas, pólvora y asesores militares para manejarlas, pues eran armas más modernas que las indias. Solimán no respondió a la petición, pero los informadores creen recomendable que el Rey de España, Felipe II, informara de tal hecho al Rey de Portugal. A la postre, los intereses de Portugal y los de España iban en cierto modo unidos de cara al comercio asiático. Tampoco hay que olvidar que Portugal quedará anexionada a España en la década de 1580'.
Pero los asuntos del Mediterráneo siguen siendo de gran interés en los informes. Los turcos habían colocado una avanzadilla militar a cincuenta millas de la isla de Chipre, en otra pequeña isla, y los venecianos habían intentado estorbarlo usando del tráfico de influencias por medio de dinero ofrecido al visir Alí Baja, pero no lo lograron. Chipre era territorio veneciano y esa avanzadilla turca hacía presagiar un futuro intento de invasión de sus territorios. Lo confirmaba el hecho de que Solimán había otorgado ya el título de Capitán General de Todos los Corsarios a uno de sus militares, lo que hacía suponer que al año siguiente, en 1564, la flota turca pudiera ponerse en marcha a Chipre, por lo que se debía informar a Nápoles y Sicilia. Pero la previsión era equivocada. La isla de Chipre no sería atacada hasta el periodo 1568 - 1570, lo que dio pie a la creación de la Santa Liga por parte de españoles, venecianos, genoveses y el Papado. Lo que Solimán estaba preparando era el asalto de Malta en 1565, como ya se ha dicho.
Cierra la carta de Junio una petición a Felipe II de dinero para sustentar a los miembros de la red de espionaje, lo que puede hacer pensar que este a veces escaseaba para lo que imponían las tareas de su trabajo. O bien que el secreto de su pago impusiera pocas manos que pudieran acabar siendo manos corruptas y se perdieran por el camino parte de los fondos. Sea como sea, la falta de dinero viene señalada.
La siguiente carta está escrita desde Constantinopla el 2 de Julio de 1563. Las envía el secretario hispano en la embajada de Venecia, Garci Hernández, aunque son una relación de cartas entre Adam de Franchi al Rey.
El primer asunto a tratar vuelve a ser las relaciones entre el Imperio Turco y Persia. Se informa que en Constantinopla se confirmaban los rumores de que el emperador de Persia iba a mandar una embajada al emperador turco, siendo así falsos las informaciones anteriores de una posible guerra entre ellos. Los rumores de escarnios contra los embajadores turcos en Persia, a costa de su tardanza, podían haberse debido a un intento del gobernante de Transilvania, el Transilvano, a mantener viva la enemistad entre el Imperio Turco y Persia. Ello le era ventajoso, pues un entretenimiento militar de los turcos en su extremo oriental evitaba el interés por seguir empujando en su extremo occidental, esto es: Transilvania, en Europa. Se llega a indicar que el 11 de Junio se llegó a pregonar la guerra contra los turcos, temerosos de que Solimán realmente quisiera reactivar el frente europeo. Incluso se habla del envío de caballería a Grecia por parte turca, pero los informadores de Felipe II tienen constancia de que ésta está mal avituallada y por tanto sólo es una demostración de fuerza y poder que no llevaba a guerra alguna.
En cuanto a las fronteras orientales, pese a la negación de que fuese a romperse la tregua entre Persia y el Imperio Turco, se informa que el Bajá di Semer, que confinaba con los indios, por tanto: persa, estaba en campaña militar con los turcos que por esa zona se encontraban. El hecho es que el 22 de Junio Solimán había vuelto a recibir embajadores indios solicitándole su ayuda en el Índico, estaba vez para el Reino de Escir, una isla grande cercana a India (¿Basora?). Su intención era lograr navíos de guerra que poder colocar en el Mar de Suez y atacar desde ese lugar estratégico a los barcos portugueses. Con todo, el emperador turco tan sólo prometió mandar estrategas militares para reconocer Escir. Tal vez esto indique que Solimán no estaba interesado en los asuntos de los reinos indios con los portugueses en 1563. Por lo que estos informes, si podían tener algún interés, pudieron ser exagerados por los informantes o bien le dieron más importancia de la que tuvo al final.
Solimán parecía más interesado en sus preparativos militares en el Mediterráneo, pues reforzaba su arsenal bélico. Pese a que el pueblo pasaba penurias económicas, se hacían grandes gastos en esto y en la comodidad de la Corte turca. Se comenta que Renzo tiene todos estos movimientos bien controlados con su red de espionaje.
La carta se cierra con un post data donde parece ser que realmente se estaban levantando ciertas inquietudes en Europa. Se dice que los alemanes mandaron embajadores (un obispo y un caballero) que fueron bien recibidos y que fueron causa de que se alargase la prisión del Embajador Cesáreo (del Imperio Austríaco, retenido en Estambul con la finalidad de que se confirmase una tregua en la Europa oriental y se enviase dinero por ella, por aquello llegaron los embajadores alemanes). También llegó una carta del Bajá de Buda. Así mismo, los embajadores de Venecia, temerosos probablemente de un ataque a Chipre, habían dado al Primer Bajá 12.000 escudos de oro. Parece que Solimán buscaba liberarse de sus frentes de combate con vistas a su proyecto de Malta, del mismo modo que los venecianos intentaban impedir la agresión sobre Chipre. Por todo ello se retenía al embajador del emperador austríaco, se daba largas a los embajadores indios, o se daban facilidades a Sampietro Corso para intentar liberar Córcega de los genoveses. Todo aderezado con el reforzamiento de los preparativos militares en la Armada turca.
Finalmente se informaba acerca del apresamiento de diez galeras que volvían de Argel con el hijo de Barbarroja, Hasán Baja, Rey de Argel. El logro había sido por parte de cuarenta galeras españolas. Tal asunto podía evitar en parte la gran actividad de corsarismo en el Mediterráneo.
La última carta a analizar aquí fue escrita también en Constantinopla, ya el 21 de Julio de 1563. Se trata de un informe de uno de los agentes al Rey, probablemente de Adam de Franchi también.
El primer asunto a tratar es acerca de los tratos entre los reyes indios y el emperador turco. Parece ser que el 6 de Julio un embajador de la India fue a besar las manos al emperador turco, signo de vasallaje, pero también de respuesta de agradecimiento ya que Solimán habría aceptado mandarles ayuda. En concreto mandó hombres a investigar sobre esos reinos, como ya se dijo. Ahora se completa con cierto interés en la Corte turca por saber cómo se podría mandar una flota sin levantar sospechas entre los portugueses y, posiblemente el resto de sus aliados cristianos. Pero también le envía a veinticinco hombres que instruyan a los indios en los métodos para crear armas y municiones. Remata aquello con la entrega de diez galeras para que vayan allá, pero a condición de que se confirme la amistad con ese Rey.
El 10 de Julio el embajador indio va al Cairo con la idea de partir a dar estas noticias a su Rey en Balsavan (¿Basora?). Parece que Solimán se comienza a interesar por los asuntos del Índico. Sin embargo, en realidad se comporta con las reservas ya dichas, pues su ayuda no es inmediata y en principio se limita a mandar personal turco que le pueda informar de la situación de esos lugares para saber si es conveniente la ayuda militar. Pero también es cierto que se interesa por saber cómo hacer llegar una flota en secreto, parte de darles asesores militares. Estorbar los intereses de la Europa occidental en el Índico podía serle útil, pero también tomar posiciones en ese lugar frente a Persia y frente al control del comercio más rico del momento. Pero, dadas las circunstancias que más de lleno movilizaron al Imperio Turco en esos años, que ya hemos comentado, queda la pregunta ya formulada de si estos informes a Felipe II no serían exagerados o los propios espías no le habrían dado demasiada importancia respecto a los verdaderos intereses el emperador turco.
El 12 de Julio las maniobras turcas para reforzar su Armada continuaban. El informante avisaba acerca de una flota turca de tres galeras y cuarenta capitanes, al mando del general de la mar Piali Aga, con rumbo al Mar Negro. Su objetivo era recoger madera suficiente para construir treinta galeras y un serraglio. La madera fue recogida, pero una parte se perdió en el mar, ya que Piali Aga fue llamado por su mujer a punto de dar a luz y hubo de embarcarse apresuradamente. Una tempestad acabó con el barco donde él regresaba, pero sin que ocurriera su muerte (aunque se informó de ella en Turquía). La mujer, una sultana, se decía, dio a luz el 15 de Julio.
Respecto a barcos, también se informa que se había ralentizado las labores de creación de nuevas galeras. Se estaban reparando las que estaban en buen estado, y se deshacían las que se habían quedado viejas. Sin contar las que estaban de servicio por el mar Mediterráneo, el informante avisaba de que en los astilleros (arsenales dice él) había al menos 150 galeras.
Pero Solimán no sólo hizo estos preparativos de guerra en esos días. Desde el 4 de Julio, se informa, renovó y creó nuevos cargos militares, sobre todo entre genízaros. Estaba cada vez más claro que algo se estaba preparando.
El 14 de Julio visitó a Solimán un embajador de Francia, Virlacio Justiniano. Su misión era altamente secreta y no se conocía gran cosa. Además, aún no había logrado hablar con el emperador turco. Se sospechaba que iba a pedir dinero para el Rey francés, aunque no se sabía con qué motivo. Este no podía ser de gran preocupación para Felipe II, que gozaba de una época de paz con Francia, más ocupada en sus problemas político religiosos internos. Sin embargo, siempre estaba bien controlar lo que los franceses pudieran hacer, pues es cierto que Francia y España eran enemigas tradicionales.
Se informaba que Ali Portuc había tomado unas fragatas de poniente. Además, un musulmán venido de Modón había avisado de que el hijo de Barbarroja, Hasán Baja, Rey de Argel, estaba cercando Orán y que ya se sabía allí que Felipe II había mandado galeras para socorrer aquel puerto. Por ello, los turcos querían construir galeras para socorrerles, aunque no tenían ninguna preparada para hacerlo en el momento (se sobreentiende que equipadas).
La última parte del informe es sin duda una referencia a otro de los ataques musulmanes con apoyo turco en el Mediterráneo. En ese mismo 1563 Hasán Baja intentaba expulsar a los españoles del último enclave que controlaban en Berbería, Orán. El gobernador español allí era Martín de Córdoba, ex cautivo de Argel. El asedio fue por mar y tierra y de una gran dureza. Los berberiscos desistieron al final con la llegada de la ayuda genovesa de manos de Andrea Doria.
Tal asalto fallido a Orán fue el precedente del ataque que planeaba Solimán sobre Malta, vigilado por estos espías aunque no sospechado pues no relacionaron todos los movimientos militares con que se pudiese estar preparando un ataque en Malta, pues erróneamente pensaron que el objetivo era Chipre. Es posible que en correos posteriores esté reflejada la corrección del objetivo según se acercó la fecha clave de 1565, pero estas cartas son de 1563. La ofensiva de 1565 fue llevada a cabo por el general turco de la mar Piali Aga, con ayuda berberisca por parte de Dragut y sus corsarios desde Trípoli, y por Hasán Baja desde Argel. El combate fue entre 150 galeras y múltiples barcos pequeños. La defensa de Malta por parte de Juan de Valette Parissot, gran Maestre de la Orden de Malta, y la ayuda del Virrey español García de Toledo provocaron treinta mil muertes turco berberiscas, entre ellas la de Dragut. Los turcos se retiraron y la victoria cristiana en Malta fue la primera con gran importancia desde hacía años.
Parecía que se sentaban las bases de cierto equilibrio turco-hispano en el Mediterráneo. Solimán moría en 1566, un año después. Su sucesor, Selim II, ya se dijo que continuó su política más belicosa y fomentó la idea de la unidad de los musulmanes frente a los infieles a su religión por el control total del Mediterráneo. Ello provocó en parte la rebelión de las Alpujarras, como se dijo, la cual tuvo relaciones secretas con el mundo berberisco y turco por medio de un hombre llamado Euch Ali. En 1570 moría Hasán Baja. Pero eso no impedía a Selim II la invasión de Chipre y, al año siguiente, enfrentarse a la gran batalla de Lepanto, que significó una derrota tal que manifestaría la necesidad de un status quo en el mar entre hispanos y turcos. Es cierto que Selim II contraatacó años después, pero su principal enemigo cambió a Portugal en Marruecos, lo que en cierto modo inquietaba también a España. A finales de la década de 1570', como ya se dijo, hispanos y turcos acuerdan una serie de treguas que les permitían encargarse de otros asuntos más importantes para ellos, unos en Europa y otros en Asia. El control del Mediterráneo ya no era vital, se sostuvo un status quo de zonas de influencia
¡Qué buen informe, canichu! La figura de Soliman sobresale de manera sorprendente.
ResponderEliminarYo me pregunto cómo hacía España para cuidar tantos frentes a la vez. No hay que olvidar que aparte de cuidar el avance de los musulmanes sobre el Mediterráneo, por otra parte, y muy lejos, mantenía las colonias americanas. ¡Qué interesante sería leer algo del espionaje en las Indias!