Ayer hubo reunión en el bar central de las actividades de espionaje, La Vaca Flaca. El Vaquero de la Vaca nos invitó a comer cocido hecho por el Cocinero de La Vaca, Julio. Aparte de ellos y yo, también estaba Hugo, el director de cortos cinematográficos, y Alejandrina, una mujer de unos cincuenta años militante feminista y activista, cliente habitual. Faltó la camarera del lugar, La Psicóloga del Bar, pero estando yo invitado supongo que era difícil que ella apareciera. No creo ni que el Vaquero de la Vaca ni El Cocinero la avisaran. Es normal, o eso me digo para que parezca normal. No debiera ser normal, no es normal esta situación, quiza esa es la frase.
La comida tuvo lugar a puerta cerrada dentro del bar. Se prolongó hasta muy entrada la noche. Duró nueve horas. Toda una maratón. La comida estuvo muy bien, el cocido estaba hecho a fuego lento y servido a la antigua. Además El Cocinero nos enseñó una forma nueva de hacer una salsa para los garbanzos con la carne. Cocina fantástico, la verdad. Pero la prolongación fue culpa de las damas chinas para seis personas que trajo Alejandrina, los cafés y demás, que se mezclaron hasta con la hora de apertura del bar y el resto de clientes hasta más allá de la media noche.
El grupo lo completó un amigo mío, Luís Martín, a la noche ya, y un amigo de cuarenta años del Vaquero de la Vaca. Se trataba de un motorista portugés que vivía y trabajaba en Barcelona para un banco. Venía desde Lisboa de pasar allí las Navidades con la familia, al pasar por Alcalá de Henares paró sólo para visitar al Vaquero, porque La Vaca Flaca es un lugar acogedor. Pasó toda la tarde con nosotros. Me llamó la atención este individuo llamado Dino. Era un portugués atípico para los pocos portugueses que yo conocí algún día. en realidad había nacido en Angola cuando esta era aún colonia portuguesa. Su padre estuvo destinado allí como militar en los años de 1970' y el nació allí y tuvo su infancia hasta los 6 años, edad en la que Angola logró su independencia tras una guerra civil de descolonización, en 1974 si no recuerdo mal. El tipo era alto, fornido, pelo rasurado para que no se evidenciara la calvicie de un pelo extremadamente rubio. Vestía ropa negra, y gabardina con unas solapas levantadas como si de una película de los 1940' hubiera salido, como un agente oscuro. Pensé que era un tipo realmente elegante y con estilo. Incluso bebiendo y hablando con nosotros. Me llamó la atención. Pensé que ese hombre era de los que enamoraban a las mujeres de cualquier edad. Además, se le notaba un bagage en la vida que le había curtido. Pero, jugando a las damas chinas, era el más penoso de los estrategas.
Una despedida con pacharán y Dino nos invitó a ir a Barcelona asilados por él. Me encanta La Vaca Flaca por esto, siempre encuentras historias interesantes de personas a las que conoces en una noche, y algunas reaparecen y otras no. Y ya he contado unas cuantas desde que abrí este blog. Enriquece...
La comida tuvo lugar a puerta cerrada dentro del bar. Se prolongó hasta muy entrada la noche. Duró nueve horas. Toda una maratón. La comida estuvo muy bien, el cocido estaba hecho a fuego lento y servido a la antigua. Además El Cocinero nos enseñó una forma nueva de hacer una salsa para los garbanzos con la carne. Cocina fantástico, la verdad. Pero la prolongación fue culpa de las damas chinas para seis personas que trajo Alejandrina, los cafés y demás, que se mezclaron hasta con la hora de apertura del bar y el resto de clientes hasta más allá de la media noche.
El grupo lo completó un amigo mío, Luís Martín, a la noche ya, y un amigo de cuarenta años del Vaquero de la Vaca. Se trataba de un motorista portugés que vivía y trabajaba en Barcelona para un banco. Venía desde Lisboa de pasar allí las Navidades con la familia, al pasar por Alcalá de Henares paró sólo para visitar al Vaquero, porque La Vaca Flaca es un lugar acogedor. Pasó toda la tarde con nosotros. Me llamó la atención este individuo llamado Dino. Era un portugués atípico para los pocos portugueses que yo conocí algún día. en realidad había nacido en Angola cuando esta era aún colonia portuguesa. Su padre estuvo destinado allí como militar en los años de 1970' y el nació allí y tuvo su infancia hasta los 6 años, edad en la que Angola logró su independencia tras una guerra civil de descolonización, en 1974 si no recuerdo mal. El tipo era alto, fornido, pelo rasurado para que no se evidenciara la calvicie de un pelo extremadamente rubio. Vestía ropa negra, y gabardina con unas solapas levantadas como si de una película de los 1940' hubiera salido, como un agente oscuro. Pensé que era un tipo realmente elegante y con estilo. Incluso bebiendo y hablando con nosotros. Me llamó la atención. Pensé que ese hombre era de los que enamoraban a las mujeres de cualquier edad. Además, se le notaba un bagage en la vida que le había curtido. Pero, jugando a las damas chinas, era el más penoso de los estrategas.
Una despedida con pacharán y Dino nos invitó a ir a Barcelona asilados por él. Me encanta La Vaca Flaca por esto, siempre encuentras historias interesantes de personas a las que conoces en una noche, y algunas reaparecen y otras no. Y ya he contado unas cuantas desde que abrí este blog. Enriquece...
Conocer gente, en el sentido de escuchar sus historias...es una de las cosas más enriquecedoras que podemos encontrar, después de nuestras propias vivencias.
ResponderEliminarEs lo que tiene ser bohemio...
ResponderEliminarEn fin la navidad me da asco...
ResponderEliminarLo unico ver a mis primas borrachas, huelga decir lo buenas que estan y aun huelga mas decir que no pretendo nada con ellas...
Pero que buenas estan...
Deberiamos hacer un comite de primas Alfa y ya que para el disfrute personal no valen, intercambiarlas y evitar un sesgo genetico deforme que, desgraciadamente, aun asi seria mas inteligente que la actual camada de niñatos inberves y odiosos que tenemos por las calles...
Historias y alcohol, no hay mejor combinacion, y si es con un pedazo de carne aun mejor.
ResponderEliminarDamian
Es lo mejor, conocer gente y sus historias. Sí que enriquece.
ResponderEliminarpues tu bar me hace recordar a mi bar en lima, Patagonia, cómo lo extraño...
ResponderEliminarpor favor, el truco de los garbanzos para el cocido, que tengo invitados...
ResponderEliminarMONOLOGUISTA: Pues no te digo que no, es lo que siempre digo.
ResponderEliminarSR: GUTIÉRREZ: usted tampco se puede quejar, caballero, también tiene una vida de dar tumbos... impresiona.
LUÍS EL DEPRIMIDO: no tengo muchas primas que ofrecerte, pero si eso ves pasandote las tuyas. ;P
DAMIAN: pues la verdad es que sí, y lo del pedazo de carne me ha llegado. Gracias por pasarte por aquí, un saludo cervecil.
LILIANA: sí, la de cosas que nmos aportan. En el mundo del blog igual, pero es diferente.
MARI: yo no soy dueño de bar alguno, ni trabajo en bar alguno... tengo bares muy frecuentados, eso sí. Pues nada, si vienes a españa ya sabes donde encontrar mi email, en el perfil, y contactar, en caso contrario, si me paso por new york (económicamente para mí un tanto ficción hoy día) pues te dejo un mensaje. Saludin
EL FANTÁSTICFO AMANTE DE PLÁSTICO: ¿el del cocido o el de la salsa? en todo caso te diré que yo no hice el cocido, lo hizo Julio, y la salsa era suya, nos la enseñó pero aún estoy sólo en la teoría, me falta la práctica, no sé si arriesgarme a decirte algo del cómo y equivocarme. Un saludo.