Cuando cogí el libro de la biblioteca a los 19 ó 20 años no imaginé que su contenido me iba a hacer meditar sobre mi propia vida incluso hasta en la actualidad. Es el único libro completo que he leído de Jean Paul Sartre (1905 - 1980), aunque haya leído varios textos suyos y diversas explicaciones de sus ideas y su biografía y trayectoria. Se trata de La Náusea, el primer libro que escribió el filósofo. Sin desvelar nada de su contenido, básicamente la historia narra la vida de un historiador que viaja a un pueblecito para documentarse sobre la vida de alguien que murió hacía siglos. Tal personaje ya era prácticamente un nombre más que nunca existió puesto que su recuerdo histórico se había ido borrando de las gentes del tiempo del protagonista. De este modo los esfuerzos del historiador por desvelar esa vida y sus obras en vida pasan por muchas frustraciones personales que le hacen ver lo vacía que está su vida y la vida de todo el mundo en general. Su vida personal pasa por ser un fracaso a sus ojos, mientras trabaja por dejar memoria viva de alguien cuyo recuerdo no interesaba más que a unos pocos colegas de profesión. Sin contar más de la novela, para mí al final le saqué un mensaje positivo, pese a lo inútil e irónica, vacua superficial y cínica que puede ser la vida. No diré qué mensaje positivo le saqué, pero algo le saqué. Curiosamente yo aún estaba inmerso en mi mal llamado primer año sabático (el segundo es este) y no tenía muy seguro que meses después iba a regresar a la universidad esta vez para estudiar la carrera de historiador. Ahora lo soy, al menos licenciado en Historia, pues ser historiador ya son palabras mayores. No tengo oficio ni beneficio siéndolo, aunque me guste explicar la Historia y la Filosofía e intentar hacer pensar a otros. Y al escribir esto imagino lo que algunos pudieran decir al respecto y me anticipo a ellos aclarando que no sólo de realización personal y espiritual vive el hombre... hasta los que somos llamados idealistas, bohemios o románticos (son cosas que otros diejron de mí en alguna ocasión, no me lo llamo yo) necesitamos comer y tenemos nuestras facturas. Tampoco es que en otros ámbitos más cercanos a lo sentimental me vaya bien, simplemente nunca me fue. Y hoy estuve recordando La Náusea de Sartre, los 30 euros que me quedan en el bolsillo de mis ahorros y que a un antiguo amigo (que dejó de serlo) y a mí nos llamase nihilistas una profesora exasperada de la licenciatura de Historia, tras rebatirle todas sus teorías positivistas de una explicación que daba sobre Comte (filósofo del siglo XIX) acerca de que todo avanza hacia el progreso y la felicidad que este contrae (máximas actuales de los grandes empresarios dedicados a la globalización de sus productos, sin hablar ellos nunca de los daños ambientales, sociales, económicos y culturales que ocasionan en más de una ocasión). Nosotros no afirmamos que fuera lo contrario. Simplemente que las cosas ocurren sin un designio predeterminado, sin distinción de bueno o malo, positivo o negativo, aunque luego se podría valorar así dependiendo de los efectos. Fuímos llamados nihilistas y la clase ese día se dio por terminada diez minutos antes... Entonces se nos acercó una compañera de promoción que era pintora de cuadros y me dijo que nos habíamos ganado el suspenso dos meses antes de los exámenes... Y sin embargo esa profesora me otorgó el sobresaliente que su profesor compañero de asignatura rebajó a un notable alto. Y ahora, aquí escribiendo, digo... sí, puede que tenga algo de nihilista a veces. A veces la vida, da náuseas.
Este es un blog de un escritor cervecero que pretende hablar de él, de Historia, de sus ídolos, de sus paranoias propias, mostrar sus escritos... pero en definitiva son informes de un espia en el bar.
domingo, septiembre 03, 2006
NOTICIA 143ª DESDE EL BAR: LA NÁUSEA
Cuando cogí el libro de la biblioteca a los 19 ó 20 años no imaginé que su contenido me iba a hacer meditar sobre mi propia vida incluso hasta en la actualidad. Es el único libro completo que he leído de Jean Paul Sartre (1905 - 1980), aunque haya leído varios textos suyos y diversas explicaciones de sus ideas y su biografía y trayectoria. Se trata de La Náusea, el primer libro que escribió el filósofo. Sin desvelar nada de su contenido, básicamente la historia narra la vida de un historiador que viaja a un pueblecito para documentarse sobre la vida de alguien que murió hacía siglos. Tal personaje ya era prácticamente un nombre más que nunca existió puesto que su recuerdo histórico se había ido borrando de las gentes del tiempo del protagonista. De este modo los esfuerzos del historiador por desvelar esa vida y sus obras en vida pasan por muchas frustraciones personales que le hacen ver lo vacía que está su vida y la vida de todo el mundo en general. Su vida personal pasa por ser un fracaso a sus ojos, mientras trabaja por dejar memoria viva de alguien cuyo recuerdo no interesaba más que a unos pocos colegas de profesión. Sin contar más de la novela, para mí al final le saqué un mensaje positivo, pese a lo inútil e irónica, vacua superficial y cínica que puede ser la vida. No diré qué mensaje positivo le saqué, pero algo le saqué. Curiosamente yo aún estaba inmerso en mi mal llamado primer año sabático (el segundo es este) y no tenía muy seguro que meses después iba a regresar a la universidad esta vez para estudiar la carrera de historiador. Ahora lo soy, al menos licenciado en Historia, pues ser historiador ya son palabras mayores. No tengo oficio ni beneficio siéndolo, aunque me guste explicar la Historia y la Filosofía e intentar hacer pensar a otros. Y al escribir esto imagino lo que algunos pudieran decir al respecto y me anticipo a ellos aclarando que no sólo de realización personal y espiritual vive el hombre... hasta los que somos llamados idealistas, bohemios o románticos (son cosas que otros diejron de mí en alguna ocasión, no me lo llamo yo) necesitamos comer y tenemos nuestras facturas. Tampoco es que en otros ámbitos más cercanos a lo sentimental me vaya bien, simplemente nunca me fue. Y hoy estuve recordando La Náusea de Sartre, los 30 euros que me quedan en el bolsillo de mis ahorros y que a un antiguo amigo (que dejó de serlo) y a mí nos llamase nihilistas una profesora exasperada de la licenciatura de Historia, tras rebatirle todas sus teorías positivistas de una explicación que daba sobre Comte (filósofo del siglo XIX) acerca de que todo avanza hacia el progreso y la felicidad que este contrae (máximas actuales de los grandes empresarios dedicados a la globalización de sus productos, sin hablar ellos nunca de los daños ambientales, sociales, económicos y culturales que ocasionan en más de una ocasión). Nosotros no afirmamos que fuera lo contrario. Simplemente que las cosas ocurren sin un designio predeterminado, sin distinción de bueno o malo, positivo o negativo, aunque luego se podría valorar así dependiendo de los efectos. Fuímos llamados nihilistas y la clase ese día se dio por terminada diez minutos antes... Entonces se nos acercó una compañera de promoción que era pintora de cuadros y me dijo que nos habíamos ganado el suspenso dos meses antes de los exámenes... Y sin embargo esa profesora me otorgó el sobresaliente que su profesor compañero de asignatura rebajó a un notable alto. Y ahora, aquí escribiendo, digo... sí, puede que tenga algo de nihilista a veces. A veces la vida, da náuseas.
Pero aún así le tenemos mucho apego. Un abrazo.
ResponderEliminarA veces (muchas) sí da naúseas. Lo único seguro que sé es que las situaciones que vivimos no siempre se mantienen, que hay momentos buenos y malos, que hoy no aprovechan nuestros conocimientos, pero mañana podemos hacer uso de ellos como soñábamos, que hoy estamos solos, mañana o pasado, acompañados.
ResponderEliminarPor suerte la vida es continuo devenir y las épocas malas, depresivas, algún día son un recuerdo.
Y cuando esos momentos buenos son parte del presente, hay que disfrutarlos. Quizá sea conformista, pero tengo años dándome coñazos y años saliendo a flote. Muchas veces me digo que no puede ser que yo haya estado taaaan mal.
Sólo hay que apostar al futuro, sin sacar los pies de la tierra.
sobretodo los viernes y sabados a las 4 de la mañana. :)
ResponderEliminarEl nihilismo no es tan malo como lo pintan, tan sólo produce daños cuando se torna en maximalismo.
ResponderEliminarSalud
Puede que de náuseas, pero a todos nos encanta vivir. Debe ser por las pequeñas genilidades que tiene de tanto en tanto.
ResponderEliminarLa nausea es un libro espantoso aunque bien escrito, claro. Tal vez yo lo leí a destiempo y en un mal momento, pero no pienso repetir.
ResponderEliminarEn cuanto a los profesores, los pobres requieren algún tipo de estímulo intelectual, ¿no?
creo que no habéis entendido lo que he escrito. Pero bueno, vale, cada uno reflexione lo que quiera. saludos
ResponderEliminarSerá... Me parece que tu texto fue provocador de catarsis ajenas. Por mi parte, lo siento.
ResponderEliminarBEA: tomo nueva nota.
ResponderEliminarLILIANA: no hace falta que digas lo siento. Dijiste lo que consideraste, no es malo, está bien. Todo el mundo tiene algo que opinar. En la variedad está el gusto, se suele decir. Si no se me entendió del todo, da igual. Tú has reflexionado el post y lo has comentado según tú lo has entendido, y eso está bien. es bueno. Y está bien escucharte también a ti. De todos modos, sí, creo que se liberaron un par de catarsis agenas. Pues nada, todos a liberarse. Está bien.
¡Viva la liberación!
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