Pues hasta los cojones... de planchar ropa, entre otras cosas.
El informe hasta los cojones: Me gusta ser consecuente con aquello que pienso. Así que en las tareas del hogar no soy menos. Creo que las tareas deben ser compartidas, en este caso con mi madre, y las trato de compartir. Pero claro, también creo que compartir tareas no es limpiar los platos que uno mismo ensucia, el suelo que uno mismo ensucia, planchar lo que uno arruga, limpiar su propia ropa o hacerse la cama que uno mismo deshace. No, eso es vivir en tu mundo particular en una casa compartida. Compartir las tareas del hogar, a mi entender, es hacer todo eso pero no a nivel de uno mismo sino al nivel del total de los que viven en ese hogar. En este caso: mi abuela (imposibilitada por senil), mi madre (que tengo que reconocer que aún lleva el mayor peso de las tareas), mi hermano y yo.
Pues hasta ahora yo he compartido tareas con mi madre limpiando la casa, una de las dos unidas pues vivo en dos casas unidas entre sí, limpiando los platos y demás útiles de comer y cocinar, haciendo mi habitación, limpiando la ropa, tendiendo la ropa, a veces haciendo la comida (aún no alcanzo a hacer platos complejos), y otras cosas. Hasta hace unas semanas no planchaba, pero me dije: "venga, joder, algún día hay que empezar a hacerlo y así la descargo de esa tarea los días que me toque". Así que empecé a mirar el significado de los dibujitos de las etiquetas y a controlar las temperaturas para cada ropa. Pero, ¡oh, traición!, ¿dónde está el Capitán Paco cuando nos ataca el Monstruo Coladaagena? Me tiro el tiempo perdido planchando la ropa de mi hermano. Él es el responsable de la subida del precio de los tomates en años de sequía, por ejemplo este año. El problema no son los campos de golf, es él. Un tipo que se baña dos veces al día y en verano hasta tres cuando está inspirado (o traspirado), dicho con cariñoso sentido del humor. Me cago en la leche revenida, hoy he planchado cuatro camisetas de él, con sus respectivos pantalones, jerseys, calcetines y lo que es peor... cazoncillos. Entre el ochenta y el noventa por ciento de la colada es suyo. Ya lo veía yo cuando sólo lavaba y tendía, pero ahora es una tortura de las peores lavanderías de la China cantonesa.
Ay, almas de cantaro... si convivís con vuestra pareja, si es que tenéis, compartid las tareas y sed consecuentes con la cantidad de ropa que usáis, y si no lo sois no le echéis cara al asunto y haced vuestra propia colada. Coño, hay que ser consecuentes... y recordad: España está en sequía y esta es periódica cada unos diez años, más o menos. No queremos que vuelvan a subir el precio de los tomates.
Colada endiablada. Será por eso que ya trato de no planchar. Que la cerveza os acompañe.
El informe hasta los cojones: Me gusta ser consecuente con aquello que pienso. Así que en las tareas del hogar no soy menos. Creo que las tareas deben ser compartidas, en este caso con mi madre, y las trato de compartir. Pero claro, también creo que compartir tareas no es limpiar los platos que uno mismo ensucia, el suelo que uno mismo ensucia, planchar lo que uno arruga, limpiar su propia ropa o hacerse la cama que uno mismo deshace. No, eso es vivir en tu mundo particular en una casa compartida. Compartir las tareas del hogar, a mi entender, es hacer todo eso pero no a nivel de uno mismo sino al nivel del total de los que viven en ese hogar. En este caso: mi abuela (imposibilitada por senil), mi madre (que tengo que reconocer que aún lleva el mayor peso de las tareas), mi hermano y yo.
Pues hasta ahora yo he compartido tareas con mi madre limpiando la casa, una de las dos unidas pues vivo en dos casas unidas entre sí, limpiando los platos y demás útiles de comer y cocinar, haciendo mi habitación, limpiando la ropa, tendiendo la ropa, a veces haciendo la comida (aún no alcanzo a hacer platos complejos), y otras cosas. Hasta hace unas semanas no planchaba, pero me dije: "venga, joder, algún día hay que empezar a hacerlo y así la descargo de esa tarea los días que me toque". Así que empecé a mirar el significado de los dibujitos de las etiquetas y a controlar las temperaturas para cada ropa. Pero, ¡oh, traición!, ¿dónde está el Capitán Paco cuando nos ataca el Monstruo Coladaagena? Me tiro el tiempo perdido planchando la ropa de mi hermano. Él es el responsable de la subida del precio de los tomates en años de sequía, por ejemplo este año. El problema no son los campos de golf, es él. Un tipo que se baña dos veces al día y en verano hasta tres cuando está inspirado (o traspirado), dicho con cariñoso sentido del humor. Me cago en la leche revenida, hoy he planchado cuatro camisetas de él, con sus respectivos pantalones, jerseys, calcetines y lo que es peor... cazoncillos. Entre el ochenta y el noventa por ciento de la colada es suyo. Ya lo veía yo cuando sólo lavaba y tendía, pero ahora es una tortura de las peores lavanderías de la China cantonesa.
Ay, almas de cantaro... si convivís con vuestra pareja, si es que tenéis, compartid las tareas y sed consecuentes con la cantidad de ropa que usáis, y si no lo sois no le echéis cara al asunto y haced vuestra propia colada. Coño, hay que ser consecuentes... y recordad: España está en sequía y esta es periódica cada unos diez años, más o menos. No queremos que vuelvan a subir el precio de los tomates.
Colada endiablada. Será por eso que ya trato de no planchar. Que la cerveza os acompañe.
Pienso igual. Sigue espiando, te seguiré.
ResponderEliminarSé de lo que habla. He compartido cuarto con mi hermana hasta hace poco y era peor porque ella limpiaba Su parte del cuarto.
ResponderEliminarAdemás de cosas comunes no hace nada salvo planchar y poner la lavadora, yo friego, me ocupo del orden general de la casa, de atender a mi gata, de limpiar el polvo, los cristales... asi que imagínate
Ánimo con las tareas compartidas que creo que es una actitud muy positiva