miércoles, agosto 13, 2014

NOTICIA 1375ª DESDE EL BAR: UNOS PASEOS ALCARRIA-LA MANCHA


Unas antiguas amistades catalanas vinieron a visitarme estos días a Alcalá de Henares. De paso me llevaron con ellos de excursión a Guadalajara un día y a Toledo otro. Les hice de guía dentro de mis posibilidades en estas ciudades. No me son ciudades desconocidas. Hace muchos años que las conozco. Guadalajara me es bastante cotidiana, sobre todo gracias al programa de radio que codirijo con tres locutores más en Radio Arrebato. Sin embargo Toledo la había pisado por última vez en 2008 cuando trabajaba de mozo de transporte de obras de Arte para Acruna, a pesar de que en esta bitácora sólo mencioné la vez anterior en 2007 en compañía del  Chico Gris y Barón Kaos. La verdad es que también la había pisado más veces en la infancia y adolescencia, en viajes turísticos familiares. 

Al menos hasta 2007 sé que Toledo tenía varios de sus lugares turísticos de entrada gratuíta. De 2008 no puedo decir gran cosa a este respecto, pues me limité a llevar allí una serie de cuadros para una exposición temporal y a instalarlos en una iglesia que tenía una zona de museo. Como mucho, comí allí en la hora de la comida. Si comento es porque este año 2014 me ha llamado la atención que ahora mismo, salvo determinados días señalados en sus guías, se ha de pagar entrada por visitar prácticamente cualquier sitio, y no precisamente son precios baratos. Es especialmente doliente el caso de la catedral, que cobra ocho euros a pesar de ser un edificio religioso cuyo mantenimiento corre en gran parte a cargo de los impuestos destinados a Cultura. Imagino que dado el caso no se puede decir que sea un edificio religioso, sino un museo, cosa que probablemente molestará a algún católico practicante, pero es que es así, pues no se recuerda que el Nuevo Testamento dijera que JesuCristo al entrar en el Templo viese a los mercaderes y les echara diciendo que no hicieran un mercado de la casa de su Padre salvo si era para cobrar entrada por ver dicha casa. En ese sentido nos podría valer también las parábolas acerca de "dejad que se acerquen a mí", cuando unos niños querían tocarle, o, con más reflexión teológica, aquella frase de "los últimos serán los primeros". No me voy a meter a reflexiones teológicas ahora mismo, puesto que lo de las entradas afectaba a todo tipo de monumentos toledanos, no sólo religiosos, salvo a las termas romanas, que son gratuitas, y afortunadamente entrar por las murallas andando también, aunque es realtivo, pues prácticamente casi toda la ciudad es zona azul para aparcamiento de coches, incluso los lugares no turísticos, lo que demuestra un afán más recaudatorio que acertadamente protector. Claro que en Alcalá de Henares, donde disfrutamos de gratuidad en muchos de nuestros monumentos, ya hace tiempo que empezaron a cobrar un simbólico euro en varios sitios para entrar, dando por resultado el gasto de un billete entero si eres turista y decides entrar a varios sitios. Y peor aún, aunque simbólico, nuestra catedral ahora también cobra cincuenta céntimos por entrar a su recinto sagrado desde el año pasado.

Yo no sé si lo de Toledo este 2014 será una evolución de cómo han tratado ellos de solucionar la crisis económica de 2008, o si bien es una evolución de sus negocios de turismo, o si bien tiene que ver con haber querido aprovechar un mayor flujo de visitantes a costa del cuatrocientos aniversario de la muerte del pintor El Greco que se celebra este año. Quizá de todo esto quepa mejor correr un tupido velo y desviar la atención al lector interesado hacia aquella leyenda que cuestiona determinadas cuestiones medievales entre Toledo y Alcalá de Henares en torno a la Mesa de Salomón. La verdad es que Toledo parece un parque temático más que una ciudad, tiene su personalidad perdida. Yo espero que Alcalá de Henares sea más inteligente que esto y sepa mantener un equilibrio, porque a fin de cuentas, lo que atrae a un turismo de calidad es en realidad la personalidad propia de sus gentes y sus costumbres y formas de vivir. De todo esto, en todo caso, ya hablé algo en la entrada anterior

Parece que me remito mucho hoy a cosas que ya dije, pero es que me parece importante este tema, el cual abre la puerta a muchos otros debates. Por ejemplo, el año pasado se hizo una normativa municipal para que no se concedieran ni se renovaran más licencias de comercios de bazar o de frutos secos en la Calle Mayor de Alcalá de Henares. El objetivo real era eliminar las conocidas como "tiendas de chino", en una hipotética (pero falsa) defensa del comercio tradicional alcalaíno. El asunto nos dio que hablar en la Noticia 1248ª, y ya entonces vimos que todo ese asunto era muy relativo, con sus razonamientos, sus porqués y sus ejemplos prácticos. Va a cumplir la vigencia de esta normativa un año, si no lo ha cumplido ya. Pongamos otro ejemplo práctico a fecha de 2014. En la prensa local y en las redes sociales de Internet no faltaron voces en los comentarios de los lectores que día sí y día también atacaban a una determinada tienda regentada por chinas que se dedicaba a vender ropa interior femenina, para lo cual exponía sus bragas, sujetadores, corpiños y demás. Ese negocio es uno de los que ha desaparecido, sin embargo en la Calle Mayor y en la Plaza de los Irlandeses hay ahora (y antes) dos negocios más que se dedican a exactamente lo mismo poniendo en sus escaparates exactamente lo mismo, no sólo nadie ha dicho nada en su contra, sino que además en la última Noche en Blanco una de estas tiendas incluso estaba entre los establecimientos que el ayuntamiento promovió en su guía como uno de los organizadores de un evento de aquella ocasión, exactamente dedicado al asesoramiento a mujeres sobre ropa interior sensual. Diferencia con el negocio desaparecido: que estos dos que continúan los regentan españolas, no chinas. No hay más diferencia, al margen de precios o calidades en los que ya no entro, pues eso es cosa de políticas empresariales de los dueños de cada negocio. Cuidado, que no estoy diciendo que el negocio de las lencerías, o cualquier otro, sobre del centro de la ciudad, no soy yo quien defiende esas tesis, todo lo contrario, sólo hago constar una cierta hipocresia general que es la que puede hacer que al final Alcalá termine con un tinte, aparte de xenófobo, a merced de terminar cayendo algún día en una política populista y demagógica que determine qué negocios sí y qué negocios no pueden existir. Lo que tarde o temprano podría evolucionar en la transformación del centro de la ciudad hacia algo sin personalidad alguna, insulso y como parque temático. En el centro de la ciudad se ha vendido ropa interior durante varias décadas, defendámoslo entonces, pero no porque deba haberlo sí o sí, como tampoco debe no haberlo sí o sí, sino porque se tenga la libertad de elegir ese negocio en la Calle Mayor del mismo modo que se tenga la libertad de elegir cualquier otro. Eso sí sería tener nuestra personalidad, al margen de supuestos turísticos, no siempre acertados. Porque ¿qué queremos, treinta tiendas seguidas de venta de espadas, como Toledo, o la libertad de que sean los ciudadanos con su demanda los que guien las necesidades de la calle? ¿Queremos pasear por un hipermercado del recuerdo turístico, o queremos simplemente vivir y seguir siendo nosotros? ¿Queremos que los turistas tengan más derechos que los ciudadanos, o queremos que los ciudadanos marquen los ritmos de su propia vida, sin que ello signifique la renuncia al turismo, nada más lejos, si no todo lo contrario? Porque ¿qué gusta más? ¿Pasear por un hipermercado del turismo que es una ciudad, o pasear por una ciudad propiamente dicha?

Y que conste, igualmente, que a mí Toledo me gusta. Hubiera hecho las cosas de otro modo en su política turística, pero es una buena y bonita ciudad llena de Historia y del pasado de la construcción de las Castillas. Si viene a cuento en esta entrada es, simplemente, por mi reciente paso por allí en el día de ayer.

Guadalajara es más modesta y menos pensada para el turismo. Guarda su ser, aunque tanto que tampoco es esto lo que digo. Y sí, a mí Guadalajara me gusta, sobre todo porque sus gentes siguen siendo como siempre, notándose su vida propia de ellos, y no empeñada en los gustos de los autobuses turísticos. En todo caso de Guadalajara os dejo esta imagen de un resto que a mí me gusta mucho desde hace años, lo que sería el abside de lo que fue una iglesia mudejar con algo de toque románico o quizá, más bien, visigótico. Una amistad me dijo por las redes sociales hace poco que es los restos de la iglesia de San Gil. Está al lado de un edificio de Radio Televisión Española y es una gozada encontrarla entre las calles en cada visita que se va allí desahogados de tiempo, sin cosas que hacer.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

2 comentarios:

Canichu, el espía del bar dijo...

La fotografía de Toledo es de ella, Ana:

http://dunaesana.wordpress.com/

La de Guadalajara la hice yo.

Anónimo dijo...

Un apunte geográfico, Toledo capital no está en la comarca de La Mancha.